La columna de Elio Rossi / En clave argenta, a Julen Lopetegui le hicieron la cama

La más sencilla expliqueta para el paso de la gloria a Devoto del ex entrenador del seleccionado español de fútbol y exentrenador del equipo más importante de España (el Real Madrid), es bien “argenta”: los futbolistas fueron para atrás en el 1-5 sin Messi en el Camp Nou el último domingo.

Lopetegui no renunció a un centavo del contrato: se lleva 18 millones de euros.
29 OCT 2018 - 20:53 | Actualizado

Cuando los Macanas brothers fueron liquidados por el Muñeco Gallardo en los ahora llamados “mata-mata” (me gusta más mano a mano o sigue el que gana), lo primero a lo que echó mano el Planeta Boca fue que al mellizo le habían soltado la mano –valga la redundancia- sus propios dirigidos.

Desde Gago, enojado y huyendo de la concentración hasta Carlitos Tévez, pasando por el propio Angelici (harto ya de estar harto de tirar dólares a la basura para tener 3 jugadores por puesto), todos han contribuido para la explicación más sencilla: no pusieron todo porque lo querían afuera al técnico.

Soslayan en Madrid –ya que estamos paraleleando- que se fue del equipo uno de los máximos goleadores de todos los tiempos que se puso esa camiseta, CR7.

Y aquí es donde se renueva como cada vez la cuestión hamletiano-futbolera: ¿Lopetegui fue (porque, señores, aunque haya dirigido la práctica del lunes como si nada, la Fiera es historia), más importante que Cristiano, o el portugués, es, por lejos, un millón de veces más decisivo que el ya extinto Julen en la historia del Madrid?

Tanto el bilardismo como el menottismo tienen la misma respuesta: el entrenador es más importante.

Aunque Bilardo y Menotti (y Bianchi), hayan hecho sapo mal por fuera de circunstancias muy específicas.

Digamos contrafácticamente que el seleccionado del 86 sin Maradona no hubiera ganado jamás el Mundial de México. Digamos no contrafácticamente que Menotti sin el arreglo de los 6 goles contra Perú, jamás hubiera ganado el Mundial del 78.

Menotti fracasó en todos los equipos que dirigió después del Mundial argentino. Estrepitosamente.

Bianchi lo mismo. Hasta hizo un papelón el pobre, no ya como entrenador, sino como “think-thank” del Club cuando trajo a Le Cocó y ambos (Bianchi y Basile), terminaron mal. A Bianchi como Mánager y a Basile como DT. Ambos corroboraron largamente aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas”.

Pero no nos vayamos por las ramas.

¿El técnico o el jugador, como decisivos?

Ambos. O ninguno. Y depende de cada circunstancia. “Qué plomo Rossi, no me la haga difícil”.

Si lo prefiere fácil, se lo damos digerido. Acaba de pasar en Brasil. Le dan digerida la solución al electorado y el electorado compra porque en el fondo no deja de ser (nunca mejor dicho que en el caso brasileño), una cuestión religiosa. Una cuestión de creencias por encima de todas las cosas. Y una cuestión emotiva.

Veamos: Benedetto tenía un promedio como el de Cristiano Ronaldo antes de quedar afuera de las canchas por más de seis meses.

Entra y le cambia la vida a Boca y puede cambiar el destino de los Macanas Brothers.

¿Es un acierto del DT o cualquier pibe de 10 años que le presta atención al equipo lo hubiera puesto los últimos 20 minutos si el goleador está recuperado?

Mañana Boca tendrá claro quién será su rival en una eventual final cuando entre a jugar el partido de vuelta contra los dirigidos por Scolari, alias “no sé cuál es la fórmula para ganarle a Boca”.

Guillermo tiene que decidir dejar a Abila aguantando todo y esperando un buen centro a la olla o si apuesta por el Pipa de entrada como para aprovechar la inercia de su fenomenal e inesperado retorno a las pistas.

Todo dependerá de si gana o pierde. Habrá disponible para los Macanas Brothers toda una Biblioteca si pone a Abila y Boca empata. Y otra igualmente importante si pone a Benedetto y Boca empata. Si por el contrario el que pasa es Palmeiras ambas Bibliotecas harán sus comentarios a pié de página explicando que cometió el error de no poner de entrada a Benedetto o de no sostener a Abila hasta el final.

En el medio, se juega. Con Felipe Melo que pasará a la historia como uno de los necios o como héroe, depende.

Y ni hablar de Gallardo, cuyo sistema ha estado más cerca del “catenaccio” que de la escuela holandesa que vive en Catalunya desde hace unos 30 años.

Si lo da vuela será Napoleón. Y si no, siempre estarán a mano para el buen recuerdo todas las veces que dejó afuera a Boquita. Es solo fútbol. Todo lo demás es negocio.

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Lopetegui no renunció a un centavo del contrato: se lleva 18 millones de euros.
29 OCT 2018 - 20:53

Cuando los Macanas brothers fueron liquidados por el Muñeco Gallardo en los ahora llamados “mata-mata” (me gusta más mano a mano o sigue el que gana), lo primero a lo que echó mano el Planeta Boca fue que al mellizo le habían soltado la mano –valga la redundancia- sus propios dirigidos.

Desde Gago, enojado y huyendo de la concentración hasta Carlitos Tévez, pasando por el propio Angelici (harto ya de estar harto de tirar dólares a la basura para tener 3 jugadores por puesto), todos han contribuido para la explicación más sencilla: no pusieron todo porque lo querían afuera al técnico.

Soslayan en Madrid –ya que estamos paraleleando- que se fue del equipo uno de los máximos goleadores de todos los tiempos que se puso esa camiseta, CR7.

Y aquí es donde se renueva como cada vez la cuestión hamletiano-futbolera: ¿Lopetegui fue (porque, señores, aunque haya dirigido la práctica del lunes como si nada, la Fiera es historia), más importante que Cristiano, o el portugués, es, por lejos, un millón de veces más decisivo que el ya extinto Julen en la historia del Madrid?

Tanto el bilardismo como el menottismo tienen la misma respuesta: el entrenador es más importante.

Aunque Bilardo y Menotti (y Bianchi), hayan hecho sapo mal por fuera de circunstancias muy específicas.

Digamos contrafácticamente que el seleccionado del 86 sin Maradona no hubiera ganado jamás el Mundial de México. Digamos no contrafácticamente que Menotti sin el arreglo de los 6 goles contra Perú, jamás hubiera ganado el Mundial del 78.

Menotti fracasó en todos los equipos que dirigió después del Mundial argentino. Estrepitosamente.

Bianchi lo mismo. Hasta hizo un papelón el pobre, no ya como entrenador, sino como “think-thank” del Club cuando trajo a Le Cocó y ambos (Bianchi y Basile), terminaron mal. A Bianchi como Mánager y a Basile como DT. Ambos corroboraron largamente aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas”.

Pero no nos vayamos por las ramas.

¿El técnico o el jugador, como decisivos?

Ambos. O ninguno. Y depende de cada circunstancia. “Qué plomo Rossi, no me la haga difícil”.

Si lo prefiere fácil, se lo damos digerido. Acaba de pasar en Brasil. Le dan digerida la solución al electorado y el electorado compra porque en el fondo no deja de ser (nunca mejor dicho que en el caso brasileño), una cuestión religiosa. Una cuestión de creencias por encima de todas las cosas. Y una cuestión emotiva.

Veamos: Benedetto tenía un promedio como el de Cristiano Ronaldo antes de quedar afuera de las canchas por más de seis meses.

Entra y le cambia la vida a Boca y puede cambiar el destino de los Macanas Brothers.

¿Es un acierto del DT o cualquier pibe de 10 años que le presta atención al equipo lo hubiera puesto los últimos 20 minutos si el goleador está recuperado?

Mañana Boca tendrá claro quién será su rival en una eventual final cuando entre a jugar el partido de vuelta contra los dirigidos por Scolari, alias “no sé cuál es la fórmula para ganarle a Boca”.

Guillermo tiene que decidir dejar a Abila aguantando todo y esperando un buen centro a la olla o si apuesta por el Pipa de entrada como para aprovechar la inercia de su fenomenal e inesperado retorno a las pistas.

Todo dependerá de si gana o pierde. Habrá disponible para los Macanas Brothers toda una Biblioteca si pone a Abila y Boca empata. Y otra igualmente importante si pone a Benedetto y Boca empata. Si por el contrario el que pasa es Palmeiras ambas Bibliotecas harán sus comentarios a pié de página explicando que cometió el error de no poner de entrada a Benedetto o de no sostener a Abila hasta el final.

En el medio, se juega. Con Felipe Melo que pasará a la historia como uno de los necios o como héroe, depende.

Y ni hablar de Gallardo, cuyo sistema ha estado más cerca del “catenaccio” que de la escuela holandesa que vive en Catalunya desde hace unos 30 años.

Si lo da vuela será Napoleón. Y si no, siempre estarán a mano para el buen recuerdo todas las veces que dejó afuera a Boquita. Es solo fútbol. Todo lo demás es negocio.


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