Virginia y las ballenas: la historia de la nena que se negó a ir a un acuario y conoció Península Valdés

Tiene 11 años y se hizo conocida cuando se negó a participar de un viaje de egresados a un acuario. La invitaron a conocer las ballenas junto al mar.

30 OCT 2018 - 20:42 | Actualizado

Por Dario Roberts

Una nota fue el disparador. Antes del final de la temporada de ballenas en Península Valdés, una niña vivió la experiencia de observar en su medio natural a las ballenas, y también a otras especies de la fauna marina de Chubut.

Hasta allí parecería un episodio común, sino fuera porque “Chula”, la protagonista de esta historia, era una invitada especial para la tripulación del Yellow Submarine, quienes un par de semanas antes se habían conmovido al leer un reportaje en el cual la pequeña contaba que había decidido no ser parte del viaje de egresados de su escuela porque una de las actividades previstas era visitar un acuario donde los animales se encuentran en cautiverio.

Chula y su familia viven en Castelar (Buenos Aires) y en los últimos días llegaron a Península Valdés movidos por la decisión de capitanes, guías, empleados y directivos de la empresa Southern Spirit, quienes tienen a su cargo la operación del crucero Yellow Submarine y también de prestadores de Puerto Pirámides que se unieron a la iniciativa.

Todo empezó cuando Juan Pablo Martorell, el capitán del buque, quien vio una nota en el sitio de noticias Infobae que reflejaba la historia de Chula, una niña que decidió perderse el viaje de egresados junto a sus compañeros de la escuela porque el programa de actividades contemplaba una visita a un acuario de la costa bonaerense.

En esa nota, realizada durante una marcha el pasado 23 de septiembre en contra del mal trato animal en la que Chula participó junto a su mamá Claudia, contó que decidió no ser parte del viaje de egresados “porque eligieron ir a Mundo Marino. Un día llegó del colegio y le cuento a mi mamá: ‘”Mami, mis compañeras estaban diciendo que vamos de viaje de egresados a Mundo Marino y si va a ser así no voy a ir porque va a ser horrible porque maltratan animales”. Yo ya vi todo lo que tenía que ver y para mí es suficiente como para saber que no tengo que ir. Los acuarios me parecen horribles. Vi a la orca (Kshamenk) en un video donde se la veía mal y eso me pareció muy triste; así que no quiero ir y no quiero que las personas vayan a ver cómo sufren los animales. Es muy malo eso por parte de los humanos… La verdad es que ¡no sé a quién se le ocurrió la genial idea de hacer eso!”

La decisión de la pequeña y su convicción para con la defensa de la naturaleza conmovieron a Juampi Martorell y el episodio rápidamente fue comentado en la empresa, según contó a Jornada Julitte Decré, una de las responsables de la firma Southern Spirit.

“Me contó la historia y me dijo: la tenemos que invitar. Entre todos nos pusimos a buscar los datos, alguien consiguió el dato de la mamá y la llamamos, le preguntamos cuándo iban a hacer ese viaje para que ella tuviera la posibilidad de tener su experiencia y no se quede sin hacer y que la invitábamos a navegar con ballenas” dijo Julitte.

En principio la familia de Chula agradeció la invitación, pero dijeron que no tenían pensado en el corto plazo concretar vacaciones, pero con la ayuda de otra prestadora aportaron el alojamiento para la familia, y de esa manera se pudo concretar el viaje.

“Se vinieron ahora, antes de que termine la temporada, y la chica es una divina total, la pasó muy lindo, y se llevó una foto de una cola de ballena, pero sobre todo nos gustó que sea familiar”, dijo Decré y sostuvo que “fue un viaje de agradecimiento para esa familia por los valores transmitidos a esa niña, una familia muy normal, que disfrutó la experiencia con las ballenas, y también en El Pedral donde pasaron un día de campo y además fue un gran cierre para el final de temporada”.

“Ella es muy espontánea, muy natural, muy cariñosa”, dijo Julitte, y contó que Chula tiene 11 años, estudia y “está totalmente enamorada de los animales, de querer defenderlos y transmitir eso al resto”, dijo la prestadora turística, quien aseguró que la invitación fue en parte para recompensar ese mensaje que la niña dio en cuanto a valorar a la naturaleza en su medio y no en cautiverio.

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30 OCT 2018 - 20:42

Por Dario Roberts

Una nota fue el disparador. Antes del final de la temporada de ballenas en Península Valdés, una niña vivió la experiencia de observar en su medio natural a las ballenas, y también a otras especies de la fauna marina de Chubut.

Hasta allí parecería un episodio común, sino fuera porque “Chula”, la protagonista de esta historia, era una invitada especial para la tripulación del Yellow Submarine, quienes un par de semanas antes se habían conmovido al leer un reportaje en el cual la pequeña contaba que había decidido no ser parte del viaje de egresados de su escuela porque una de las actividades previstas era visitar un acuario donde los animales se encuentran en cautiverio.

Chula y su familia viven en Castelar (Buenos Aires) y en los últimos días llegaron a Península Valdés movidos por la decisión de capitanes, guías, empleados y directivos de la empresa Southern Spirit, quienes tienen a su cargo la operación del crucero Yellow Submarine y también de prestadores de Puerto Pirámides que se unieron a la iniciativa.

Todo empezó cuando Juan Pablo Martorell, el capitán del buque, quien vio una nota en el sitio de noticias Infobae que reflejaba la historia de Chula, una niña que decidió perderse el viaje de egresados junto a sus compañeros de la escuela porque el programa de actividades contemplaba una visita a un acuario de la costa bonaerense.

En esa nota, realizada durante una marcha el pasado 23 de septiembre en contra del mal trato animal en la que Chula participó junto a su mamá Claudia, contó que decidió no ser parte del viaje de egresados “porque eligieron ir a Mundo Marino. Un día llegó del colegio y le cuento a mi mamá: ‘”Mami, mis compañeras estaban diciendo que vamos de viaje de egresados a Mundo Marino y si va a ser así no voy a ir porque va a ser horrible porque maltratan animales”. Yo ya vi todo lo que tenía que ver y para mí es suficiente como para saber que no tengo que ir. Los acuarios me parecen horribles. Vi a la orca (Kshamenk) en un video donde se la veía mal y eso me pareció muy triste; así que no quiero ir y no quiero que las personas vayan a ver cómo sufren los animales. Es muy malo eso por parte de los humanos… La verdad es que ¡no sé a quién se le ocurrió la genial idea de hacer eso!”

La decisión de la pequeña y su convicción para con la defensa de la naturaleza conmovieron a Juampi Martorell y el episodio rápidamente fue comentado en la empresa, según contó a Jornada Julitte Decré, una de las responsables de la firma Southern Spirit.

“Me contó la historia y me dijo: la tenemos que invitar. Entre todos nos pusimos a buscar los datos, alguien consiguió el dato de la mamá y la llamamos, le preguntamos cuándo iban a hacer ese viaje para que ella tuviera la posibilidad de tener su experiencia y no se quede sin hacer y que la invitábamos a navegar con ballenas” dijo Julitte.

En principio la familia de Chula agradeció la invitación, pero dijeron que no tenían pensado en el corto plazo concretar vacaciones, pero con la ayuda de otra prestadora aportaron el alojamiento para la familia, y de esa manera se pudo concretar el viaje.

“Se vinieron ahora, antes de que termine la temporada, y la chica es una divina total, la pasó muy lindo, y se llevó una foto de una cola de ballena, pero sobre todo nos gustó que sea familiar”, dijo Decré y sostuvo que “fue un viaje de agradecimiento para esa familia por los valores transmitidos a esa niña, una familia muy normal, que disfrutó la experiencia con las ballenas, y también en El Pedral donde pasaron un día de campo y además fue un gran cierre para el final de temporada”.

“Ella es muy espontánea, muy natural, muy cariñosa”, dijo Julitte, y contó que Chula tiene 11 años, estudia y “está totalmente enamorada de los animales, de querer defenderlos y transmitir eso al resto”, dijo la prestadora turística, quien aseguró que la invitación fue en parte para recompensar ese mensaje que la niña dio en cuanto a valorar a la naturaleza en su medio y no en cautiverio.


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