La columna de Elio Rossi / Boca-River o la ilusión del fin de la historia

El temor a perder esta Final de Todos los Tiempos, como la han señalado muchos medios y escribas en el mundo, es más fuerte que la esperanza de ganarla, ni qué hablar de la alegría de jugarla.

05 NOV 2018 - 20:09 | Actualizado

Han comenzado, los médicos generalistas, a hacer recomendaciones como si todos fueran cardiólogos, ¡voto al eterno Doctorazo Favaloro!.

Gallardo, alias “sé perfectamente que rompo las reglas pero me importa un bledo” (por no decir un joraca), intenta poner un poco de raciocinio cuando dice “somos privilegiados por estar ante esta posibilidad”.

Es verdad.

Resulta todo un privilegio estar en el grupete que saltará a la cancha, primero en la Bombonera y después en el Monumental cuando las naftas han acumulado una suba de 65% en lo que va del año y se pagan tasas de 74% anual. Ni hablar de los fideos y el pan.

¿Con qué hecho futbolero podría compararse la final Boca-River?.

Con un Barcelona-Real Madrid en una final de Copa de Europa. La Champions.

Con una final Inglaterra-Alemania (por los tiempos imperiales anque de antigüos conflictos bélicos y aquello de la sublimación, en el sentido que el juego del fútbol reemplaza de algún modo al conflicto).

Pudo serlo un Argentina-Brasil, en la final del 2014.

Lo fue en los 50, aquel Uruguay-Brasil y el inolvidable “maracanazo”.

En los momentos previos tiene uno la sensación de que no existe mañana para una confrontación como la que tendremos de aquí a fin de mes.

De ahí las recomendaciones médicas. Respeto profundamente a alguien cuyo idealismo-fanatismo lo puede llevar –perdonen- a la muerte.

Eso sí, no me pidan que lo entienda.

Una de las tantas muy buenas películas que hay que ver de Robert De Niro se llama A Bronx Tale. Aquí se tradujo como Una luz en el Infierno.

En ella (la peli es autobiográfica), el joven De Niro, con alrededor de 16 años, se debate entre dos modelos tan antagónicos como fascinantes: el respeto y amor por su padre colectivero (Lorenzo Anello, interpretado por el propio Robert), y el respeto (y el amor fraternal también) por el jefe mafioso Sonny Lospecchio (llevado adelante por un magistral Chazz Palminteri).

En uno de los tantos momentos gloriosos que tiene ese guión (véanla), Calogero (De Niro pibe interpretado por Lillo Brancato) intenta defender ante Sonny su frustración porque a Joe Di Maggio (el Messi del momento en Béisbol), le va mal en los resultados. Sonny le pregunta: “¿Joe Di Maggio paga tus cuentas?” y lo mete en un soberano brete al joven De Niro.

Demás está decirles que Calógero nunca más vuelve a sufrir por las cuitas de Joe Di Maggio (y eso que ni siquiera se pone a consideración que la Fiera Di Maggio dormía con Marilyn Monroe con quién se casó para durar 9 meses en matrimonio).

Algo así podría uno decirle a cualquiera de los hinchas de Boca o River que corre riesgo cardíaco de cara a los partidos que se vienen.

¿El Pity Martínez paga tu factura de luz?

¿El Pipa Benedetto se hace cargo del gas y la pre-paga?

No habría que hacerse tantos problemas en cambio con relación a quién pagará las cuentas del Presidente Mauricio Macri.

Sabemos que sobre nosotros caerá todo el peso de la deuda…en dólares para colmo.

Acaso podríamos solidarizarnos con sus dificultades para dormir en las noches que faltan hasta que todo concluya en el Monumental en el hoy lejano sábado 24 (medido en horas/sufrimiento de los hinchas que creen morir por lo que se viene).

Sí está en juego (me parece), aquella supuesta infalibilidad “de la suerte” de Macri.

Muchos analistas considerados serios por nuestra gente (todos nosotros, en tanto lectores), han venido reiterando que “igual que le sucedió en Boca, al Presidente le irá bien con relación al futuro de Argentina porque es –dicen- un hombre de suerte”.

¿Será?

Gallardo supo ganarle a Boca jugando “a lo Boca”, es decir, metiendo palo y palo en todos los sectores del campo y apostando a ataques aislados o a mano a mano exitosos entre –por ejemplo- elPityMartínezquelocoqueestá y el inexplicableJara.

En esos duelos ganó Gallardo. Y pegando patadas a mansalva sin que se le caiga un solo anillo.

Tomó nota, según creo, el Mellizo Guillermo con relación a la “belleza y al tiki-tiki menottista” que lo llevará directo a Devoto si no gana. Aplicará “Bianchismo explícito” en éstas dos finales.

Brinda por los derechos ganados (con coimas) y ríe apostando por su River Alejandro Burzaco en la fría Nueva York. Será por su Fox-Torneos la Final de Todos los Tiempos.#

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05 NOV 2018 - 20:09

Han comenzado, los médicos generalistas, a hacer recomendaciones como si todos fueran cardiólogos, ¡voto al eterno Doctorazo Favaloro!.

Gallardo, alias “sé perfectamente que rompo las reglas pero me importa un bledo” (por no decir un joraca), intenta poner un poco de raciocinio cuando dice “somos privilegiados por estar ante esta posibilidad”.

Es verdad.

Resulta todo un privilegio estar en el grupete que saltará a la cancha, primero en la Bombonera y después en el Monumental cuando las naftas han acumulado una suba de 65% en lo que va del año y se pagan tasas de 74% anual. Ni hablar de los fideos y el pan.

¿Con qué hecho futbolero podría compararse la final Boca-River?.

Con un Barcelona-Real Madrid en una final de Copa de Europa. La Champions.

Con una final Inglaterra-Alemania (por los tiempos imperiales anque de antigüos conflictos bélicos y aquello de la sublimación, en el sentido que el juego del fútbol reemplaza de algún modo al conflicto).

Pudo serlo un Argentina-Brasil, en la final del 2014.

Lo fue en los 50, aquel Uruguay-Brasil y el inolvidable “maracanazo”.

En los momentos previos tiene uno la sensación de que no existe mañana para una confrontación como la que tendremos de aquí a fin de mes.

De ahí las recomendaciones médicas. Respeto profundamente a alguien cuyo idealismo-fanatismo lo puede llevar –perdonen- a la muerte.

Eso sí, no me pidan que lo entienda.

Una de las tantas muy buenas películas que hay que ver de Robert De Niro se llama A Bronx Tale. Aquí se tradujo como Una luz en el Infierno.

En ella (la peli es autobiográfica), el joven De Niro, con alrededor de 16 años, se debate entre dos modelos tan antagónicos como fascinantes: el respeto y amor por su padre colectivero (Lorenzo Anello, interpretado por el propio Robert), y el respeto (y el amor fraternal también) por el jefe mafioso Sonny Lospecchio (llevado adelante por un magistral Chazz Palminteri).

En uno de los tantos momentos gloriosos que tiene ese guión (véanla), Calogero (De Niro pibe interpretado por Lillo Brancato) intenta defender ante Sonny su frustración porque a Joe Di Maggio (el Messi del momento en Béisbol), le va mal en los resultados. Sonny le pregunta: “¿Joe Di Maggio paga tus cuentas?” y lo mete en un soberano brete al joven De Niro.

Demás está decirles que Calógero nunca más vuelve a sufrir por las cuitas de Joe Di Maggio (y eso que ni siquiera se pone a consideración que la Fiera Di Maggio dormía con Marilyn Monroe con quién se casó para durar 9 meses en matrimonio).

Algo así podría uno decirle a cualquiera de los hinchas de Boca o River que corre riesgo cardíaco de cara a los partidos que se vienen.

¿El Pity Martínez paga tu factura de luz?

¿El Pipa Benedetto se hace cargo del gas y la pre-paga?

No habría que hacerse tantos problemas en cambio con relación a quién pagará las cuentas del Presidente Mauricio Macri.

Sabemos que sobre nosotros caerá todo el peso de la deuda…en dólares para colmo.

Acaso podríamos solidarizarnos con sus dificultades para dormir en las noches que faltan hasta que todo concluya en el Monumental en el hoy lejano sábado 24 (medido en horas/sufrimiento de los hinchas que creen morir por lo que se viene).

Sí está en juego (me parece), aquella supuesta infalibilidad “de la suerte” de Macri.

Muchos analistas considerados serios por nuestra gente (todos nosotros, en tanto lectores), han venido reiterando que “igual que le sucedió en Boca, al Presidente le irá bien con relación al futuro de Argentina porque es –dicen- un hombre de suerte”.

¿Será?

Gallardo supo ganarle a Boca jugando “a lo Boca”, es decir, metiendo palo y palo en todos los sectores del campo y apostando a ataques aislados o a mano a mano exitosos entre –por ejemplo- elPityMartínezquelocoqueestá y el inexplicableJara.

En esos duelos ganó Gallardo. Y pegando patadas a mansalva sin que se le caiga un solo anillo.

Tomó nota, según creo, el Mellizo Guillermo con relación a la “belleza y al tiki-tiki menottista” que lo llevará directo a Devoto si no gana. Aplicará “Bianchismo explícito” en éstas dos finales.

Brinda por los derechos ganados (con coimas) y ríe apostando por su River Alejandro Burzaco en la fría Nueva York. Será por su Fox-Torneos la Final de Todos los Tiempos.#


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