De Rada Tilly hasta Alaska: una aventura en etapas

El reconocido empresario y piloto Sergio Larreguy emprendió junto a amigos de su infancia un viaje por el continente con un Ford Falcon del año 1.965. El primero objetivo es llegar al otro extremo del continente en varias etapas. El último tramo terminó hace semanas en Lima (Perú)

01 DIC 2018 - 21:24 | Actualizado

Siempre tuvo esa idea de subirme a un auto, acelerar e ir hasta donde se termine la ruta” cuenta Sergio Larreguy, a la hora de explicar cuando surgió la idea de recorrer todo el continente americano en auto.

El empresario y deportista chubutense es el impulsor de una aventura que comparte con amigos de toda la vida, afincados en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. “Esto arrancó como un sueño, y una locura, de poner un auto en la ruta para ir de Ushuaia a Alaska. Yo toda la vida soñé con hacer eso, pero es muy difícil encontrar una manera y tener la posibilidad de hacerlo porque implica mucho tiempo y uno a esta altura tiene muchas más obligaciones que el hecho de decir cuelgo los guantes y hago una aventura”.

Sin embargo un hecho despertó las ganas de concretar ahora y no en otro momento ese viaje, con la modalidad de armar un itinerario por etapas “y hasta ahora nos está dando buen resultado, ahora venimos de hacer la tercera etapa entre Jujuy y Lima (Perú); la verdad es muy lindo”.

“Yo toda la vida tuve esa locura, de agarrar un auto, ponerlo a fondo e ir hasta la otra punta del continente, hasta donde se termine la carretera. En realidad siempre me gustó viajar, manejar, pero primero por la familia, después por las obligaciones laborales, todo eso te va a limitando a ser un aventurero, sobre todo si uno no elije ese estilo de vida” contó Larreguy y dijo que en principio lo tomaba con un plan a futuro.

Sin embargo hace un par de años conoció de primera mano la experiencia de un grupo de amigos bonaerenses que habían unido el continente en auto y eso lo impulsó a concretar su sueño. El chubutense narró que “un buen día por casualidad en un hotel de Espartillar, en la provincia de Buenos Aires, el dueño del lugar me cuenta que se iba a acompañar a un amigo a Alaska para traer desde allá un Torino. Él era amigo del dueño del auto y nos contaba que habían llegado hasta Alaska cambiando de compañero y habían hecho el viaje en tres años. En esa oportunidad iban a buscar el auto y lo estaban trayendo, tenían como objetivo visitar todos los países de América, por eso habían ido por el lado del Pacífico y estaban volviendo por la costa este”.

“Yo estaba con un amigo y le dije automáticamente esta es la manera que lo tengo que hacer; salí entusiasmado y también le conté a mi familia” dijo Larreguy y contó que desde ese momento comenzó la planificación del viaje.

Lo primero fue elegir el auto. “Hacerlo en un auto moderno no tiene gracia y en uno demasiado antiguo, no tenía ganas de sufrir demasiado. Por empatía con la marca, porque corro con Ford y me gusta, elegí hacerlo en un Falcon y al principio buscamos un modelo `61 o `62, de los importados pero no conseguimos en buen estado así que armamos un Futura modelo 1.965, así que compré el auto y lo restauramos a pleno en los talleres nuestros y en noviembre del año pasado empezamos la travesía”.

Larreguy contó que “la reconstrucción del auto fue desde cero y el auto es espectacular, viene andando sin problemas, lo venimos disfrutando a la velocidad que permite el auto, entre 80 y 100 km/h y el viaje pasa por otro lado”

El primer tramo fue una especie de “enlace” hasta Ushuaia, el punto cero del viaje y desde allí se ha desarrollado, hasta ahora, en tres etapas. “Para estos viajes tenes que hacer una planificación. En principio la salida y la llegada tiene que ser en lugares que tengan aeropuerto y que permitan el retorno. La segunda etapa terminó en Jujuy, que era el último punto al norte que teníamos para dejar el auto y volver a Comodoro. Ahora volvimos y retomamos desde ahí con la idea de ir hasta La Paz (Bolivia) que era cerca o bien Lima (Perú), y bueno lo estiramos hasta ese punto cruzando los dos países”.

Compañeros de ruta

“Hasta el momento he viajado con Juan Gabriel Seleme, que es un hermano de la vida y el me iba a acompañar en la primera etapa y ahora no se baja hasta Alaska, está enchufado con el viaje. Y después vamos cambiando el tercer pasajero, hemos ido con amigos de la infancia, del colegio y da para eso, dar para llevar un par de amigos y es muy lindo porque te encontras con muchas situaciones en tantas horas de viajes, charlas de distintos temas, recordas vivencias, más allá de las propias anécdotas del viaje, resultó ser apasionante”.

El piloto comodorense, bicampeón de la categoría regional TC Austral, contó que “no hay tiempos, las actividades por ahí complican, entre la segunda y la tercera etapa pasaron seis meses. No tenemos apuro, no sabemos cuándo vamos a llegar” y agregó que más allá de la planificación, en cada tramo se dejan llevar por la ruta ya que “eso de levantarse, no saber que te vas a encontrar en el camino, te permite encontrar una importante cantidad de cosas, pormenores en el día a día que le van dando condimento al viaje”.

El tránsito por diferentes países permite conocer los principales atractivos que tiene Sudámerica aunque la premisa es no desviarse mucho de la ruta original de la travesía para no perder tiempo. “No te podes desviar mucho sino no avanzas. En esta última etapa pasamos por el Salar de Uyuni, también dormimos en una isla flotante en el lago Titicaca y volamos sobre las Líneas de Nazca, que son las cosas más significativas”.

El viaje ya tiene definidas las próximas dos etapas. La primera será corta “porque tenemos que sacar el auto de Perú, donde son intransigentes en cuanto a la permanencia del vehículo por un plazo de 90 días, así que antes del 28 de enero lo tenemos que sacar y vamos a ir a Ecuador, todavía no sabemos si a Guayaquil o Quito. Después tenemos que ir hasta Cartagena (Colombia) donde hay que embarcarlo para llevarlo a Panamá y ahí tenemos que hacer varios trámites”.

El viaje continua, la aventura etapa a etapa se va cumpliendo y se van preparando nuevos compañeros para un viaje que tiene como objetivo llegar a Alaska desde el sur del continente, tras recorrer miles de kilómetros para unir entre amigos la distancia entre los dos círculos polares.

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01 DIC 2018 - 21:24

Siempre tuvo esa idea de subirme a un auto, acelerar e ir hasta donde se termine la ruta” cuenta Sergio Larreguy, a la hora de explicar cuando surgió la idea de recorrer todo el continente americano en auto.

El empresario y deportista chubutense es el impulsor de una aventura que comparte con amigos de toda la vida, afincados en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. “Esto arrancó como un sueño, y una locura, de poner un auto en la ruta para ir de Ushuaia a Alaska. Yo toda la vida soñé con hacer eso, pero es muy difícil encontrar una manera y tener la posibilidad de hacerlo porque implica mucho tiempo y uno a esta altura tiene muchas más obligaciones que el hecho de decir cuelgo los guantes y hago una aventura”.

Sin embargo un hecho despertó las ganas de concretar ahora y no en otro momento ese viaje, con la modalidad de armar un itinerario por etapas “y hasta ahora nos está dando buen resultado, ahora venimos de hacer la tercera etapa entre Jujuy y Lima (Perú); la verdad es muy lindo”.

“Yo toda la vida tuve esa locura, de agarrar un auto, ponerlo a fondo e ir hasta la otra punta del continente, hasta donde se termine la carretera. En realidad siempre me gustó viajar, manejar, pero primero por la familia, después por las obligaciones laborales, todo eso te va a limitando a ser un aventurero, sobre todo si uno no elije ese estilo de vida” contó Larreguy y dijo que en principio lo tomaba con un plan a futuro.

Sin embargo hace un par de años conoció de primera mano la experiencia de un grupo de amigos bonaerenses que habían unido el continente en auto y eso lo impulsó a concretar su sueño. El chubutense narró que “un buen día por casualidad en un hotel de Espartillar, en la provincia de Buenos Aires, el dueño del lugar me cuenta que se iba a acompañar a un amigo a Alaska para traer desde allá un Torino. Él era amigo del dueño del auto y nos contaba que habían llegado hasta Alaska cambiando de compañero y habían hecho el viaje en tres años. En esa oportunidad iban a buscar el auto y lo estaban trayendo, tenían como objetivo visitar todos los países de América, por eso habían ido por el lado del Pacífico y estaban volviendo por la costa este”.

“Yo estaba con un amigo y le dije automáticamente esta es la manera que lo tengo que hacer; salí entusiasmado y también le conté a mi familia” dijo Larreguy y contó que desde ese momento comenzó la planificación del viaje.

Lo primero fue elegir el auto. “Hacerlo en un auto moderno no tiene gracia y en uno demasiado antiguo, no tenía ganas de sufrir demasiado. Por empatía con la marca, porque corro con Ford y me gusta, elegí hacerlo en un Falcon y al principio buscamos un modelo `61 o `62, de los importados pero no conseguimos en buen estado así que armamos un Futura modelo 1.965, así que compré el auto y lo restauramos a pleno en los talleres nuestros y en noviembre del año pasado empezamos la travesía”.

Larreguy contó que “la reconstrucción del auto fue desde cero y el auto es espectacular, viene andando sin problemas, lo venimos disfrutando a la velocidad que permite el auto, entre 80 y 100 km/h y el viaje pasa por otro lado”

El primer tramo fue una especie de “enlace” hasta Ushuaia, el punto cero del viaje y desde allí se ha desarrollado, hasta ahora, en tres etapas. “Para estos viajes tenes que hacer una planificación. En principio la salida y la llegada tiene que ser en lugares que tengan aeropuerto y que permitan el retorno. La segunda etapa terminó en Jujuy, que era el último punto al norte que teníamos para dejar el auto y volver a Comodoro. Ahora volvimos y retomamos desde ahí con la idea de ir hasta La Paz (Bolivia) que era cerca o bien Lima (Perú), y bueno lo estiramos hasta ese punto cruzando los dos países”.

Compañeros de ruta

“Hasta el momento he viajado con Juan Gabriel Seleme, que es un hermano de la vida y el me iba a acompañar en la primera etapa y ahora no se baja hasta Alaska, está enchufado con el viaje. Y después vamos cambiando el tercer pasajero, hemos ido con amigos de la infancia, del colegio y da para eso, dar para llevar un par de amigos y es muy lindo porque te encontras con muchas situaciones en tantas horas de viajes, charlas de distintos temas, recordas vivencias, más allá de las propias anécdotas del viaje, resultó ser apasionante”.

El piloto comodorense, bicampeón de la categoría regional TC Austral, contó que “no hay tiempos, las actividades por ahí complican, entre la segunda y la tercera etapa pasaron seis meses. No tenemos apuro, no sabemos cuándo vamos a llegar” y agregó que más allá de la planificación, en cada tramo se dejan llevar por la ruta ya que “eso de levantarse, no saber que te vas a encontrar en el camino, te permite encontrar una importante cantidad de cosas, pormenores en el día a día que le van dando condimento al viaje”.

El tránsito por diferentes países permite conocer los principales atractivos que tiene Sudámerica aunque la premisa es no desviarse mucho de la ruta original de la travesía para no perder tiempo. “No te podes desviar mucho sino no avanzas. En esta última etapa pasamos por el Salar de Uyuni, también dormimos en una isla flotante en el lago Titicaca y volamos sobre las Líneas de Nazca, que son las cosas más significativas”.

El viaje ya tiene definidas las próximas dos etapas. La primera será corta “porque tenemos que sacar el auto de Perú, donde son intransigentes en cuanto a la permanencia del vehículo por un plazo de 90 días, así que antes del 28 de enero lo tenemos que sacar y vamos a ir a Ecuador, todavía no sabemos si a Guayaquil o Quito. Después tenemos que ir hasta Cartagena (Colombia) donde hay que embarcarlo para llevarlo a Panamá y ahí tenemos que hacer varios trámites”.

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