Por Pedro Méndez.
Caminé hasta el escenario para escuchar sus maravillosas voces llenas de alegría y emoción. Me di cuenta que estaba a punto de llorar y tuve que hacer un esfuerzo para mantener la compostura y así poder cantar la primera nota. Yo usualmente no soy así pero algo vino a mí al comienzo del show. Creo que es una especie de sentimiento, como el de volver a casa después de estar lejos por mucho tiempo. Siempre me siento tan bienvenida cuando vengo a Argentina. Es esta parte del mundo en general que tiene tanta pasión y aprecio que nos hace querer regresar pronto. Creo que como he estado tocando pequeños shows en bares y cafés, a veces en pequeños salones para gente que quizás nunca escuchó mi música o música soul y eso se volvió la norma. Hemos tocado para audiencias pequeñas, como de 50 personas incluso a veces para menos gente. Por eso es siempre una gran experiencia llevar música a lugares donde nadie esperaría que toques y creo que en cierta forma me acostumbre y olvidé como es mi trabajo normal. Anoche me recordaron cuál es mi trabajo. Y es profundo.
El Teatro Colón estaba maravillosamente bello, pero el policía del sonido estaba demasiado presente. Para decirlo de manera cortés, no nos vimos cara a cara, pero ellos no son fans de ´demasiado ruido´ así que eso nos causó un poco de drama durante la noche. Pero nos divertimos, al menos, e ignoramos la protesta lo mejor que pudimos. Vinimos a hacer ruido y es lo que hicimos. Espero que todos ustedes hayan pasado un momento agradable. Ustedes hicieron de nuestra experiencia algo que no olvidaremos”. Esto escribió Joss Stone a sus fans, el 4 de diciembre en su cuenta de instagram. El lunes 3 de diciembre por la noche se había presentado con su banda de soul en la máxima sala de la Argentina: El Teatro Colón.
Joss Stone vino cuatro veces a Argentina y tocó seis shows y cada uno de ellos ha sido absolutamente inolvidable. Esta era una ocasión sin comparación las presentaciones anteriores que habían sido en el Luna Park. Esta vez era en el Colón y todo artista sabe el significado y el privilegio que es estar en ese escenario fabuloso.
La apertura del show fue un verdadero shock emotivo. Christian Lohr disparó desde su teclado el acorde de si bemol que quedó flotado en el recinto como una alfombra mágica e invisible. De pronto el seguidor se posó sobre el centro del escenario y apreció ella, con su imagen etérea, para dar inicio a un concierto que fue una fiesta de principio a fin. Hubo música para todos los gustos. Soul, Blues, Jazz, Country, Bossa Nova. Para quienes seguimos a Joss Stone desde Soul Session, su primer disco editado hace 15 años atrás, y grabado cuando Joss tenía 16 años, poder escuchar The Chokin’ Kind, el tema que abre ese disco fue un dulce beso de reencuentro.
Muchas canciones sonaron durante la noche. Desde las más famosas como The Chokin’ Kind, Big Ol’ Game, hasta nuevas aventuras como The Look of Love, canción de jazz versionada por Diana Krall, entre otras. En el set list hubo lugar para Drive All Night y Understand.
También sonó un poco de reggae con Love Me y Harry’s Symphony, hubo acústicos infaltables como Landlord y Then You Can Tell Me Goodbye. Cantó Sensimilia un tema de su disco Water for your Soul. A pesar del policía del sonido la canción Karma sonó fuerte y también (For God’s Sake) Give More Power to the People. Esta última canción dedicada a los presidentes del G20 que habían estado en el Teatro Colón en días previos. La canción final siempre es Right to wrong, para una larga despedida. Cantó con la banda, con sus coristas, cantó a Capella, cantó sin micrófono, cantó en el pasillo central y entre la gente y se fue tirando flores. Joss Stone no se lleva bien con la industria de la música que intentó convertirla en un producto. Ahora, más afianzada como outsider de la industria musical viaja con su Total World Tour, llevando música a las almas de todo el mundo.
Por Pedro Méndez.
Caminé hasta el escenario para escuchar sus maravillosas voces llenas de alegría y emoción. Me di cuenta que estaba a punto de llorar y tuve que hacer un esfuerzo para mantener la compostura y así poder cantar la primera nota. Yo usualmente no soy así pero algo vino a mí al comienzo del show. Creo que es una especie de sentimiento, como el de volver a casa después de estar lejos por mucho tiempo. Siempre me siento tan bienvenida cuando vengo a Argentina. Es esta parte del mundo en general que tiene tanta pasión y aprecio que nos hace querer regresar pronto. Creo que como he estado tocando pequeños shows en bares y cafés, a veces en pequeños salones para gente que quizás nunca escuchó mi música o música soul y eso se volvió la norma. Hemos tocado para audiencias pequeñas, como de 50 personas incluso a veces para menos gente. Por eso es siempre una gran experiencia llevar música a lugares donde nadie esperaría que toques y creo que en cierta forma me acostumbre y olvidé como es mi trabajo normal. Anoche me recordaron cuál es mi trabajo. Y es profundo.
El Teatro Colón estaba maravillosamente bello, pero el policía del sonido estaba demasiado presente. Para decirlo de manera cortés, no nos vimos cara a cara, pero ellos no son fans de ´demasiado ruido´ así que eso nos causó un poco de drama durante la noche. Pero nos divertimos, al menos, e ignoramos la protesta lo mejor que pudimos. Vinimos a hacer ruido y es lo que hicimos. Espero que todos ustedes hayan pasado un momento agradable. Ustedes hicieron de nuestra experiencia algo que no olvidaremos”. Esto escribió Joss Stone a sus fans, el 4 de diciembre en su cuenta de instagram. El lunes 3 de diciembre por la noche se había presentado con su banda de soul en la máxima sala de la Argentina: El Teatro Colón.
Joss Stone vino cuatro veces a Argentina y tocó seis shows y cada uno de ellos ha sido absolutamente inolvidable. Esta era una ocasión sin comparación las presentaciones anteriores que habían sido en el Luna Park. Esta vez era en el Colón y todo artista sabe el significado y el privilegio que es estar en ese escenario fabuloso.
La apertura del show fue un verdadero shock emotivo. Christian Lohr disparó desde su teclado el acorde de si bemol que quedó flotado en el recinto como una alfombra mágica e invisible. De pronto el seguidor se posó sobre el centro del escenario y apreció ella, con su imagen etérea, para dar inicio a un concierto que fue una fiesta de principio a fin. Hubo música para todos los gustos. Soul, Blues, Jazz, Country, Bossa Nova. Para quienes seguimos a Joss Stone desde Soul Session, su primer disco editado hace 15 años atrás, y grabado cuando Joss tenía 16 años, poder escuchar The Chokin’ Kind, el tema que abre ese disco fue un dulce beso de reencuentro.
Muchas canciones sonaron durante la noche. Desde las más famosas como The Chokin’ Kind, Big Ol’ Game, hasta nuevas aventuras como The Look of Love, canción de jazz versionada por Diana Krall, entre otras. En el set list hubo lugar para Drive All Night y Understand.
También sonó un poco de reggae con Love Me y Harry’s Symphony, hubo acústicos infaltables como Landlord y Then You Can Tell Me Goodbye. Cantó Sensimilia un tema de su disco Water for your Soul. A pesar del policía del sonido la canción Karma sonó fuerte y también (For God’s Sake) Give More Power to the People. Esta última canción dedicada a los presidentes del G20 que habían estado en el Teatro Colón en días previos. La canción final siempre es Right to wrong, para una larga despedida. Cantó con la banda, con sus coristas, cantó a Capella, cantó sin micrófono, cantó en el pasillo central y entre la gente y se fue tirando flores. Joss Stone no se lleva bien con la industria de la música que intentó convertirla en un producto. Ahora, más afianzada como outsider de la industria musical viaja con su Total World Tour, llevando música a las almas de todo el mundo.