Editorial / El hantavirus persiste y los incendios se amontonan, ante la ausencia de Nación

Leé La Columna del Domingo, la tradicional editorial de la edición dominical de Jornada, con la mejor información política de Chubut.

En carrera. Mariano Arcioni y Ricardo Sastre pusieron primera en Puerto Madryn, mientras el resto discute.
09 FEB 2019 - 20:50 | Actualizado

No hay solución posible sin decisiones severas. La crisis de los servicios públicos en Chubut está otra vez en un pico de difícil resolución. Las cooperativas eléctricas no sólo se encuentran  dramáticamente endeudadas sino que, además, se sostienen sobre una cadencia que engrosa hora a hora sus déficit. Tiene muchas explicaciones y muchos por qué, pero básicamente se trata de un Estado al que la situación le ha resultado un nudo gordiano hasta aquí, impotente para determinar medidas de fondo. Y no se trata de una problemática achacable a las gestiones actuales en estamentos provinciales o municipales, ya que acumula lustros, pero más temprano que tarde se pagará el costo del desdén con el que se ha manejado la situación y de la siempre seductora política de tapar baches con tierra, tirando la pelota lo más adelante posible.
Tampoco resulta exclusivo. A lo largo y ancho de toda la geografía nacional la problemática se replica y tiene su epicentro más calamitoso en Buenos Aires, el ombligo del país, que todos los años cuando llega esta época vive el drama de la falta de energía en millones de hogares. Y allí se desnuda brutalmente la variante con la que la administración Macri sustenta el negocio de las grandes empresas en detrimento de quienes las sostienen, sus usuarios. Según datos del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), en los primeros 9 meses de 2018 las empresas Edenor y Edesur, que brindan el servicio, tuvieron ganancias por 5.195 millones de pesos no obstante el promedio diario de usuarios con cortes de luz subió un 59 % en diciembre pasado.
Esos números, en esa zona del país, destruyen el argumento que otorgaba al problema de los cortes la falta de actualización de tarifas que imposibilitaba a las “alicaídas” empresas realizar inversiones. En buen romance, ganaron un fangote y se la guardaron toda.
En el caso de Chubut las causas son distintas: aquí no se trata de empresas con pocos propietarios, que hacen pingües negocios, sino de sociedades cooperativas cuya pertenencia está en los usuarios. Y la falta de actualización de tarifas explica sí su creciente endeudamiento: lo que se recauda no alcanza para cubrir los costos operativos del servicio.
El Estado debe decidir entonces si avanza sobre una modalidad que implique actualizar tarifas a valores que hoy son complejos de afrontar por la mayoría de los socios de esas cooperativas, con una economía nacional totalmente destruida y sin ningún destino esperanzador, o hacerse cargo de la sangría diaria de dinero que las entidades tienen. Ninguna alternativa, claro, resulta sencilla, ni simpática, pero es el costo de la displicencia de décadas.
El año electoral, está claro, le agrega una complicación extra a un combo ya de por sí extremadamente complejo.

Cordillera olvidada

Este viernes por la tarde el parte diario del Ministerio de Salud de la provincia elaborado en base a la contingencia del hantavirus dio cuenta de la confirmación de dos casos más de contagio, elevando el número a 34. Fue pocos minutos antes que se conociera la existencia de un nuevo foco de incendio en la zona de El Turbio, complicado por su muy difícil acceso. Son dos problemáticas que han hecho estragos esta temporada en la cordillera chubutense, con saldo claramente negativo por la pérdida de vidas -y de naturaleza que tarda décadas en recuperarse-, y también para la economía de la región que siempre espera la temporada de verano para absorber las ganancias de un turismo que, por estas razones, resultó esquivo.
En esa línea, impactó que esta semana el ministro de Salud de provincia, Adrián Pizzi, revelara que los equipos de la cartera nacional negaron acompañamiento porque –se excusaron- “tenía orden de no hacerlo”. Impactó pero no llamó la atención. Desde que se inició la contingencia en diciembre, al igual que ante los llamativamente numerosos focos de incendios desatados días tras días, el gobierno de Macri fue como mínimo desatento con la región. Sólo un paso fugaz de Adolfo Rubinstein (el mismo que antes había desaconsejado a la gente viajar a la zona) rompió ese comportamiento pero en líneas generales los funcionarios que podían darle soluciones a una y otra temática brillaron por su ausencia. El caso del rabino Bergman resulta penoso, en ese marco: ni siquiera se expidió por los incendios, acaso sabiéndose culpable de no haber dotado a la región de infraestructura para su combate, como había prometido él y también su jefe, el Presidente de la Nación.

Tribunales, tribuna política

En 2010 el entonces gobernador Mario Das Neves tomó la decisión de adelantar las elecciones del año siguiente en la provincia, y decretó la fecha del 20 de marzo de 2011, siete meses antes que las nacionales. Eran épocas de pésimas relaciones con el kirchnerismo, del que ya se había distanciado visiblemente. No encontró mayores reparos, menos aun dentro de aquel peronismo que aglutinaba a casi todos los que hoy están sino enfrentados por lo menos alejados entre sí. No eran épocas doradas para las arcas provinciales tampoco, pero hubo silencio ante esa por lo menos polémica decisión.
Muchos de aquellos que no vieron inconvenientes esa vez alzaron la voz –y lo hacen aun- ante una decisión similar del actual gobernador Mariano Arcioni, aunque ninguno desconozca que está entre sus prerrogativas hacerlo. El argumento de la situación económica es como mínimo forzado, recordándose aquel antecedente.
Clausurada la posibilidad, con un cierre de 2018 complicado en la Legislatura, de dar la batalla allí se acudió entonces a la Justicia, siempre con mirada crítica desde la política hasta que se necesita llevar la batalla a los estrados. Tampoco resultó, pero se insiste, ahora desde el costado del Tribunal Electoral Provincial.
La sociedad, mientras tanto, asiste a este espectáculo –pobre, por cierto- con cierto hartazgo toda vez que ve repetir estrategias perimidas que nunca llegaron a buen puerto.
Mientras tanto los tiempos de definiciones se acortan, tanto que ya Arcioni  y Sastre lanzaron su campaña este sábado desde Puerto Madryn, el feudo del mellizo, mientras el PJ sigue en veremos tratando de completar fórmulas y de evitar una interna que, saben, podría dejar demasiados heridos. La definición de Maderna, apostando por “Chubut al Frente”, generó ruido puertas adentro del peronismo provincial y le sacó una alternativa poderosa para dar la pelea en el Valle.#

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En carrera. Mariano Arcioni y Ricardo Sastre pusieron primera en Puerto Madryn, mientras el resto discute.
09 FEB 2019 - 20:50

No hay solución posible sin decisiones severas. La crisis de los servicios públicos en Chubut está otra vez en un pico de difícil resolución. Las cooperativas eléctricas no sólo se encuentran  dramáticamente endeudadas sino que, además, se sostienen sobre una cadencia que engrosa hora a hora sus déficit. Tiene muchas explicaciones y muchos por qué, pero básicamente se trata de un Estado al que la situación le ha resultado un nudo gordiano hasta aquí, impotente para determinar medidas de fondo. Y no se trata de una problemática achacable a las gestiones actuales en estamentos provinciales o municipales, ya que acumula lustros, pero más temprano que tarde se pagará el costo del desdén con el que se ha manejado la situación y de la siempre seductora política de tapar baches con tierra, tirando la pelota lo más adelante posible.
Tampoco resulta exclusivo. A lo largo y ancho de toda la geografía nacional la problemática se replica y tiene su epicentro más calamitoso en Buenos Aires, el ombligo del país, que todos los años cuando llega esta época vive el drama de la falta de energía en millones de hogares. Y allí se desnuda brutalmente la variante con la que la administración Macri sustenta el negocio de las grandes empresas en detrimento de quienes las sostienen, sus usuarios. Según datos del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), en los primeros 9 meses de 2018 las empresas Edenor y Edesur, que brindan el servicio, tuvieron ganancias por 5.195 millones de pesos no obstante el promedio diario de usuarios con cortes de luz subió un 59 % en diciembre pasado.
Esos números, en esa zona del país, destruyen el argumento que otorgaba al problema de los cortes la falta de actualización de tarifas que imposibilitaba a las “alicaídas” empresas realizar inversiones. En buen romance, ganaron un fangote y se la guardaron toda.
En el caso de Chubut las causas son distintas: aquí no se trata de empresas con pocos propietarios, que hacen pingües negocios, sino de sociedades cooperativas cuya pertenencia está en los usuarios. Y la falta de actualización de tarifas explica sí su creciente endeudamiento: lo que se recauda no alcanza para cubrir los costos operativos del servicio.
El Estado debe decidir entonces si avanza sobre una modalidad que implique actualizar tarifas a valores que hoy son complejos de afrontar por la mayoría de los socios de esas cooperativas, con una economía nacional totalmente destruida y sin ningún destino esperanzador, o hacerse cargo de la sangría diaria de dinero que las entidades tienen. Ninguna alternativa, claro, resulta sencilla, ni simpática, pero es el costo de la displicencia de décadas.
El año electoral, está claro, le agrega una complicación extra a un combo ya de por sí extremadamente complejo.

Cordillera olvidada

Este viernes por la tarde el parte diario del Ministerio de Salud de la provincia elaborado en base a la contingencia del hantavirus dio cuenta de la confirmación de dos casos más de contagio, elevando el número a 34. Fue pocos minutos antes que se conociera la existencia de un nuevo foco de incendio en la zona de El Turbio, complicado por su muy difícil acceso. Son dos problemáticas que han hecho estragos esta temporada en la cordillera chubutense, con saldo claramente negativo por la pérdida de vidas -y de naturaleza que tarda décadas en recuperarse-, y también para la economía de la región que siempre espera la temporada de verano para absorber las ganancias de un turismo que, por estas razones, resultó esquivo.
En esa línea, impactó que esta semana el ministro de Salud de provincia, Adrián Pizzi, revelara que los equipos de la cartera nacional negaron acompañamiento porque –se excusaron- “tenía orden de no hacerlo”. Impactó pero no llamó la atención. Desde que se inició la contingencia en diciembre, al igual que ante los llamativamente numerosos focos de incendios desatados días tras días, el gobierno de Macri fue como mínimo desatento con la región. Sólo un paso fugaz de Adolfo Rubinstein (el mismo que antes había desaconsejado a la gente viajar a la zona) rompió ese comportamiento pero en líneas generales los funcionarios que podían darle soluciones a una y otra temática brillaron por su ausencia. El caso del rabino Bergman resulta penoso, en ese marco: ni siquiera se expidió por los incendios, acaso sabiéndose culpable de no haber dotado a la región de infraestructura para su combate, como había prometido él y también su jefe, el Presidente de la Nación.

Tribunales, tribuna política

En 2010 el entonces gobernador Mario Das Neves tomó la decisión de adelantar las elecciones del año siguiente en la provincia, y decretó la fecha del 20 de marzo de 2011, siete meses antes que las nacionales. Eran épocas de pésimas relaciones con el kirchnerismo, del que ya se había distanciado visiblemente. No encontró mayores reparos, menos aun dentro de aquel peronismo que aglutinaba a casi todos los que hoy están sino enfrentados por lo menos alejados entre sí. No eran épocas doradas para las arcas provinciales tampoco, pero hubo silencio ante esa por lo menos polémica decisión.
Muchos de aquellos que no vieron inconvenientes esa vez alzaron la voz –y lo hacen aun- ante una decisión similar del actual gobernador Mariano Arcioni, aunque ninguno desconozca que está entre sus prerrogativas hacerlo. El argumento de la situación económica es como mínimo forzado, recordándose aquel antecedente.
Clausurada la posibilidad, con un cierre de 2018 complicado en la Legislatura, de dar la batalla allí se acudió entonces a la Justicia, siempre con mirada crítica desde la política hasta que se necesita llevar la batalla a los estrados. Tampoco resultó, pero se insiste, ahora desde el costado del Tribunal Electoral Provincial.
La sociedad, mientras tanto, asiste a este espectáculo –pobre, por cierto- con cierto hartazgo toda vez que ve repetir estrategias perimidas que nunca llegaron a buen puerto.
Mientras tanto los tiempos de definiciones se acortan, tanto que ya Arcioni  y Sastre lanzaron su campaña este sábado desde Puerto Madryn, el feudo del mellizo, mientras el PJ sigue en veremos tratando de completar fórmulas y de evitar una interna que, saben, podría dejar demasiados heridos. La definición de Maderna, apostando por “Chubut al Frente”, generó ruido puertas adentro del peronismo provincial y le sacó una alternativa poderosa para dar la pelea en el Valle.#


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