Madryn: murales e identidad

El próximo miércoles se inaugurará un nuevo mural del programa “Ciencia al Viento”. En este caso rendirá homenaje a los veteranos y su regreso al continente.

Una imagen para resumir la historia. Los murales también comunican identidad.
15 JUN 2019 - 21:07 | Actualizado

Hay paredes que hablan y hay otras que son testigos silenciosas, hay paredes pintadas de todos los colores y las hay impolutamente blancas; y en Puerto Madryn hay paredes fundamentales que comenzaron a comunicar la identidad de la ciudad. El proyecto “Ciencia al viento, Paseo de Murales” es una propuesta de turismo científico que busca articular el conocimiento generado y validado por investigadores de distintas disciplinas y saberes propios de diversos actores sociales y ponerlos a disposición de la sociedad.

“El mural combina ciencia y arte de una manera casi perfecta, convirtiéndose en un vehículo de divulgación científica para hacer visible distintos aspectos de la identidad de la ciudad, de la fauna que la circunda y de la historia de distintos colectivos sociales que han dejado huella”, indica Diego González Zevallos, investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET).

Desde que se inició este vínculo entre la ciencia y el arte a instancias de una de las líneas de trabajo del investigador independiente del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET) se han pintado dos murales y otros se encuentran en proceso de realización. “De las patas a las aletas” se encuentra en el predio del CCT CENPAT-CONICET y cuenta la evolución de los cetáceos en Patagonia a través del tiempo y “Vida Portuaria” que retrata el trabajo portuario y está instalado en el Muelle Storni, ya pueden apreciarse. El próximo 19 de junio inaugura “El regreso”, que homenajea a los soldados de Malvinas que trasladados por diferentes embarcaciones llegaron a la ciudad de Puerto Madryn en 1982.

Este proyecto de turismo científico invita al público a iniciar un intercambio de experiencias, porque de ellas se nutre. Los saberes de diferentes colectivos sociales, o sus pasiones, o sus dolores, o sus modos de vida.

Experiencia movilizadora

Para el técnico principal del CONICET, Juan Carlos Berón, pararse frente a el mural El regreso, será una experiencia movilizadora, un viaje hacia su pasado. “El 19 de junio de 1982, desembarcaron 4100 soldados argentinos del Buque británico Canberra. Yo presencié desde el mar, esa llegada. Estaba tomando muestras para el CONICET y pude ver como una multitud de personas emocionadas se abalanzaban en el puerto para recibir a los soldados. Al otro día, cuando bajé del barco fui a la casa de mi madre. A la vuelta había un almacén. Ella me contó que el día anterior había ido a comprar pan, mayonesa y mermelada. Al regresar, a la entrada de su hogar, había cinco soldados recién llegados pidiéndole algo de comer. Solo uno de ellos tenía rango. Era cabo. Mi madre, los hizo pasar. Les dio pan con mermelada, pero como seguían hambrientos, también les preparó pan con mayonesa. El cabo, el único con ginetas, no comió nada y no paraba de llorar. Lloraba, lloraba y lloraba. Le pedía disculpas a mi madre por no haber ganado la guerra”, rememora.

“Ciencia al Viento, Paseo de murales” apuesta a generar un recorrido que pueda ensamblarse al turismo que habitualmente se realiza en Puerto Madryn. A la posibilidad de reposar en la playa, nadar en el mar, avistar ballenas imponentes o visitar colonias de pingüinos, se le suma la opción de realizar un turismo de conocimiento, de saberes que son propios de una comunidad y conforman su identidad.

Para llevarlo adelante, el equipo de trabajo que conduce González Zevallos, está integrado de manera transdisciplinaria por artistas, investigadores, comunicadores, diseñadores, becarios de distintas carreras, técnicos especializados en el montaje y mantenimiento de piezas de arte y documentalistas.

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15 JUN 2019 - 21:07

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“El mural combina ciencia y arte de una manera casi perfecta, convirtiéndose en un vehículo de divulgación científica para hacer visible distintos aspectos de la identidad de la ciudad, de la fauna que la circunda y de la historia de distintos colectivos sociales que han dejado huella”, indica Diego González Zevallos, investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET).

Desde que se inició este vínculo entre la ciencia y el arte a instancias de una de las líneas de trabajo del investigador independiente del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET) se han pintado dos murales y otros se encuentran en proceso de realización. “De las patas a las aletas” se encuentra en el predio del CCT CENPAT-CONICET y cuenta la evolución de los cetáceos en Patagonia a través del tiempo y “Vida Portuaria” que retrata el trabajo portuario y está instalado en el Muelle Storni, ya pueden apreciarse. El próximo 19 de junio inaugura “El regreso”, que homenajea a los soldados de Malvinas que trasladados por diferentes embarcaciones llegaron a la ciudad de Puerto Madryn en 1982.

Este proyecto de turismo científico invita al público a iniciar un intercambio de experiencias, porque de ellas se nutre. Los saberes de diferentes colectivos sociales, o sus pasiones, o sus dolores, o sus modos de vida.

Experiencia movilizadora

Para el técnico principal del CONICET, Juan Carlos Berón, pararse frente a el mural El regreso, será una experiencia movilizadora, un viaje hacia su pasado. “El 19 de junio de 1982, desembarcaron 4100 soldados argentinos del Buque británico Canberra. Yo presencié desde el mar, esa llegada. Estaba tomando muestras para el CONICET y pude ver como una multitud de personas emocionadas se abalanzaban en el puerto para recibir a los soldados. Al otro día, cuando bajé del barco fui a la casa de mi madre. A la vuelta había un almacén. Ella me contó que el día anterior había ido a comprar pan, mayonesa y mermelada. Al regresar, a la entrada de su hogar, había cinco soldados recién llegados pidiéndole algo de comer. Solo uno de ellos tenía rango. Era cabo. Mi madre, los hizo pasar. Les dio pan con mermelada, pero como seguían hambrientos, también les preparó pan con mayonesa. El cabo, el único con ginetas, no comió nada y no paraba de llorar. Lloraba, lloraba y lloraba. Le pedía disculpas a mi madre por no haber ganado la guerra”, rememora.

“Ciencia al Viento, Paseo de murales” apuesta a generar un recorrido que pueda ensamblarse al turismo que habitualmente se realiza en Puerto Madryn. A la posibilidad de reposar en la playa, nadar en el mar, avistar ballenas imponentes o visitar colonias de pingüinos, se le suma la opción de realizar un turismo de conocimiento, de saberes que son propios de una comunidad y conforman su identidad.

Para llevarlo adelante, el equipo de trabajo que conduce González Zevallos, está integrado de manera transdisciplinaria por artistas, investigadores, comunicadores, diseñadores, becarios de distintas carreras, técnicos especializados en el montaje y mantenimiento de piezas de arte y documentalistas.


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