Si nombro el “juego de la copa”, seguro sabe de qué estoy hablando y es muy probable que lo haya practicado en la adolescencia, en reuniones con amigos o en la casa de algún primo. Era una fija que se hablara de espíritus y cosas raras durante la tertulia y que alguien propusiese llevarlo a cabo.
La sola posibilidad de invocar un espíritu a la reunión y de que contestara preguntas o ver cómo se movía el vaso, podía más que el miedo colectivo y finalmente se realizaba el ritual. El “experto” del grupo tomaba la iniciativa, porque había escuchado alguna vez cómo se hacia, y luego de varios minutos de intentos, un ruido extraño o una respuesta nefasta de la copa ponía fin súbitamente al juego en medio del temor del grupo, que dejaba todo como estaba y se retiraba entre carcajadas y burlas.
Pero, ¿era un juego inofensivo lo que se practicó? ¿Se sabe con qué fuerzas se está tratando? Los estudiosos en la materia aseguran que cuando se invoca una entidad, se abre una puerta que la mayoría (inexpertos) se olvida de cerrar y que puede ser aprovechada por el mundo espiritual para ingresar al nuestro.
Pero lo que hoy se conoce como el “juego de la copa” ya se practicaba en tiempos inmemorables y recibió variados nombres pero uno de los más populares fue Ouija.
Origen de la Ouija
Posiblemente, el mayor peligro que entraña la práctica de la Ouija, es lo sencillo que resulta acceder a ella. Cualquiera puede hacerlo. Por tal motivo, potencialmente todos podemos convertirnos en “practicantes” de este popular juego.
Aunque rudimentaria, esta forma de comunicarse con los muertos era conocida desde la antigüedad. No es ningún invento moderno. Pitágoras ya la había descrito en el siglo VI a.C.
En general la ouija se practica sobre una mesa redonda, de madera pulida, sobre la cual pueda deslizarse sin problemas una copa de cristal invertida. En el borde de la mesa se ponen cartulinas con todas las letras del alfabeto y los números. Una vez lograda la concentración adecuada, todos colocan un índice sobre la copa que, de haber suerte, se moverá de una letra a otra formando las palabras que constituirán el mensaje del más allá. Pero fue en la segunda mitad del siglo XIX que la tabla adquirió la forma conocida, con la plancheta a modo de corazón apoyado sobre tres patas.
Incluso el nombre de ouija le fue concedido entonces, por Williams Fuld, que declaró haberla inventado y se atrevió a patentarla.
Este nombre de ouija deriva del francés oui y del alemán ja, dos palabras que significan lo mismo: sí. La tabla está formada por dos partes: la tabla propiamente dicha, donde están estampadas las letras del abecedario, los números 0 al 9 y dos palabras: SI y NO, y a veces ADIÓS para avisar que el espíritu presente da por terminada la entrevista.
Hay una segunda pieza, movible, que puede deslizarse sobre el tablero y sobre la cual apoya muy levemente los dedos la persona que espera recibir un mensaje. La pieza, llamada, a veces panchette, que suele tener forma de corazón, como antes se dijo, va deteniéndose en las letras o los números, uno después de otro, para formar un mensaje. La tabla fue utilizada con gran entusiasmo a fines del siglo pasado por algunos miles de aficionados de todo el mundo y ha vuelto a convertirse en un artículo de moda entre los jóvenes, o de diversión, por quienes desean pasar un rato agradable, sin saber que se trata de un objeto peligroso y de mucho respeto.
Por supuesto que este juego, si así se le puede llamar, no es personal, sino que ha de ser colectivo. Mientras el actor principal deja que se deslice la plancha por la ligera presión de sus dedos, otra persona escribe en un papel todo lo que vaya resultando. En cuanto el espíritu visitante indica que debe abandonar el juego, recién puede leerse el mensaje.
¿Recibe el practicante de la ouija verdaderos mensajes del más allá, como suponen quienes creen en esto, o se trata de mensajes emitidos por el subconsciente de quien utiliza la plancheta? Por lo que sea, los psicólogos opinan que este juego es peligroso y puede causar severos daños a la mente, e incluso conducir al protagonista a la locura.
Explican que, por lo general, el subconsciente se manifiesta a través de los sueños o por hipnosis. Jamás deben manifestarse consciente y subconsciente al mismo tiempo encontrándose el sujeto consciente. Puede sufrir por ello fuertes traumas.
Además, ¿es posible que el mensaje recibido a través de la tabla ouija influya en los actos que realizará más tarde una persona?
Caso trágico e increíble
La tabla ouija no es precisamente uno de esos artículos esotéricos que debe consultarse con ligereza y, menos aún, cuando se es algo impresionable y no se domina su uso. A veces, su práctica es objeto de bromas, pero otras han tenido consecuencias nefastas para aquellos que han creído interpretar los mensajes que puede transmitir. Aquí tenemos el caso de Jennifer Lynn Sprigman, de 14 años vecina de Downers Grove, Illinois. La joven había sido siempre una muchacha nerviosa e impresionable. En diciembre de 1972 se encontraba con una compañera de la escuela, cuando a ésta se le ocurrió jugar un rato con la tabla ouija. Jennifer preguntó por curiosidad, a qué edad moriría.
Podía haber preguntado cuál sería el nombre de su futuro novio, o a qué edad se casaría y cuántos hijos tendrían, pero no fue casual que su pregunta se relacionara con su oculto desequilibrio nervioso. La plancheta dio una cifra, 18, y siguió con una palabra: ASESINADA. Las dos amigas rieron con la respuesta. Les parecía muy graciosa. Siguieron preguntando cosas relacionadas con la muerte de Jennifer: de qué forma moriría. La tabla contestó de inmediato; ESTRANGULADA.
Increíblemente la joven murió estrangulada, como anunció la tabla, el 3 de octubre de 1976 faltando dos semanas para sus 18 años. Jamás atraparon al asesino. La amiga de Jennifer consultó con la ouija, pero ésta no volvió a citar su nombre, ni dio el de su asesino.
Fraudes, también
Resulta sumamente sencillo cometer fraudes con la tabla ouija. Fue lo que le sucedió a Clara Hoover, rica heredera que había sido invitada a tener una experiencia por su amiga Margaret Faulkner, amiga de toda la vida. El New York Time del 6 de marzo de 1970 dio a conocer lo sucedido. La persona que se ocupó de manejar la tabla fue, lógicamente, la amiga, quien obtuvo “un mensaje del más allá” que resultó, oh maravilla, francamente favorable para ella: un ser venido del otro mundo ordenó a la joven heredera hacer entrega a la querida amiga de una abultada suma de dinero.
Una entrada al mal
Según los expertos en la materia, usar la ouija puede abrir las puertas a los demonios tanto exteriores como interiores de una persona y por lo tanto no lo recomiendan a nadie como juego. Para el espiritismo, el mal usa como puerta de entrada este medio de invocación y también es posible que algunas entidades se hagan pasar por familiares o amigos para poder ingresar a este mundo.
Tenga relación o no con el mundo de los muertos, el “juego de la copa” o la Ouija, no deberían ser practicados a la ligera por personas con un alto grado de sugestión ya que podrían llegar a creer que su estado anímico es producto de las confesiones del juego. Por un miedo retroalimentado, el sujeto puede llegar a cometer acciones que pongan en riesgo su salud.
Ceer o no creer, esta sería la cuestión, pero ante la duda sería mejor dejar tranquilo un tema que trata con fuerzas desconocidas y que de inmiscuirnos en ellas podría quitarnos el sueño por el resto de nuestras vidas.#
Si nombro el “juego de la copa”, seguro sabe de qué estoy hablando y es muy probable que lo haya practicado en la adolescencia, en reuniones con amigos o en la casa de algún primo. Era una fija que se hablara de espíritus y cosas raras durante la tertulia y que alguien propusiese llevarlo a cabo.
La sola posibilidad de invocar un espíritu a la reunión y de que contestara preguntas o ver cómo se movía el vaso, podía más que el miedo colectivo y finalmente se realizaba el ritual. El “experto” del grupo tomaba la iniciativa, porque había escuchado alguna vez cómo se hacia, y luego de varios minutos de intentos, un ruido extraño o una respuesta nefasta de la copa ponía fin súbitamente al juego en medio del temor del grupo, que dejaba todo como estaba y se retiraba entre carcajadas y burlas.
Pero, ¿era un juego inofensivo lo que se practicó? ¿Se sabe con qué fuerzas se está tratando? Los estudiosos en la materia aseguran que cuando se invoca una entidad, se abre una puerta que la mayoría (inexpertos) se olvida de cerrar y que puede ser aprovechada por el mundo espiritual para ingresar al nuestro.
Pero lo que hoy se conoce como el “juego de la copa” ya se practicaba en tiempos inmemorables y recibió variados nombres pero uno de los más populares fue Ouija.
Origen de la Ouija
Posiblemente, el mayor peligro que entraña la práctica de la Ouija, es lo sencillo que resulta acceder a ella. Cualquiera puede hacerlo. Por tal motivo, potencialmente todos podemos convertirnos en “practicantes” de este popular juego.
Aunque rudimentaria, esta forma de comunicarse con los muertos era conocida desde la antigüedad. No es ningún invento moderno. Pitágoras ya la había descrito en el siglo VI a.C.
En general la ouija se practica sobre una mesa redonda, de madera pulida, sobre la cual pueda deslizarse sin problemas una copa de cristal invertida. En el borde de la mesa se ponen cartulinas con todas las letras del alfabeto y los números. Una vez lograda la concentración adecuada, todos colocan un índice sobre la copa que, de haber suerte, se moverá de una letra a otra formando las palabras que constituirán el mensaje del más allá. Pero fue en la segunda mitad del siglo XIX que la tabla adquirió la forma conocida, con la plancheta a modo de corazón apoyado sobre tres patas.
Incluso el nombre de ouija le fue concedido entonces, por Williams Fuld, que declaró haberla inventado y se atrevió a patentarla.
Este nombre de ouija deriva del francés oui y del alemán ja, dos palabras que significan lo mismo: sí. La tabla está formada por dos partes: la tabla propiamente dicha, donde están estampadas las letras del abecedario, los números 0 al 9 y dos palabras: SI y NO, y a veces ADIÓS para avisar que el espíritu presente da por terminada la entrevista.
Hay una segunda pieza, movible, que puede deslizarse sobre el tablero y sobre la cual apoya muy levemente los dedos la persona que espera recibir un mensaje. La pieza, llamada, a veces panchette, que suele tener forma de corazón, como antes se dijo, va deteniéndose en las letras o los números, uno después de otro, para formar un mensaje. La tabla fue utilizada con gran entusiasmo a fines del siglo pasado por algunos miles de aficionados de todo el mundo y ha vuelto a convertirse en un artículo de moda entre los jóvenes, o de diversión, por quienes desean pasar un rato agradable, sin saber que se trata de un objeto peligroso y de mucho respeto.
Por supuesto que este juego, si así se le puede llamar, no es personal, sino que ha de ser colectivo. Mientras el actor principal deja que se deslice la plancha por la ligera presión de sus dedos, otra persona escribe en un papel todo lo que vaya resultando. En cuanto el espíritu visitante indica que debe abandonar el juego, recién puede leerse el mensaje.
¿Recibe el practicante de la ouija verdaderos mensajes del más allá, como suponen quienes creen en esto, o se trata de mensajes emitidos por el subconsciente de quien utiliza la plancheta? Por lo que sea, los psicólogos opinan que este juego es peligroso y puede causar severos daños a la mente, e incluso conducir al protagonista a la locura.
Explican que, por lo general, el subconsciente se manifiesta a través de los sueños o por hipnosis. Jamás deben manifestarse consciente y subconsciente al mismo tiempo encontrándose el sujeto consciente. Puede sufrir por ello fuertes traumas.
Además, ¿es posible que el mensaje recibido a través de la tabla ouija influya en los actos que realizará más tarde una persona?
Caso trágico e increíble
La tabla ouija no es precisamente uno de esos artículos esotéricos que debe consultarse con ligereza y, menos aún, cuando se es algo impresionable y no se domina su uso. A veces, su práctica es objeto de bromas, pero otras han tenido consecuencias nefastas para aquellos que han creído interpretar los mensajes que puede transmitir. Aquí tenemos el caso de Jennifer Lynn Sprigman, de 14 años vecina de Downers Grove, Illinois. La joven había sido siempre una muchacha nerviosa e impresionable. En diciembre de 1972 se encontraba con una compañera de la escuela, cuando a ésta se le ocurrió jugar un rato con la tabla ouija. Jennifer preguntó por curiosidad, a qué edad moriría.
Podía haber preguntado cuál sería el nombre de su futuro novio, o a qué edad se casaría y cuántos hijos tendrían, pero no fue casual que su pregunta se relacionara con su oculto desequilibrio nervioso. La plancheta dio una cifra, 18, y siguió con una palabra: ASESINADA. Las dos amigas rieron con la respuesta. Les parecía muy graciosa. Siguieron preguntando cosas relacionadas con la muerte de Jennifer: de qué forma moriría. La tabla contestó de inmediato; ESTRANGULADA.
Increíblemente la joven murió estrangulada, como anunció la tabla, el 3 de octubre de 1976 faltando dos semanas para sus 18 años. Jamás atraparon al asesino. La amiga de Jennifer consultó con la ouija, pero ésta no volvió a citar su nombre, ni dio el de su asesino.
Fraudes, también
Resulta sumamente sencillo cometer fraudes con la tabla ouija. Fue lo que le sucedió a Clara Hoover, rica heredera que había sido invitada a tener una experiencia por su amiga Margaret Faulkner, amiga de toda la vida. El New York Time del 6 de marzo de 1970 dio a conocer lo sucedido. La persona que se ocupó de manejar la tabla fue, lógicamente, la amiga, quien obtuvo “un mensaje del más allá” que resultó, oh maravilla, francamente favorable para ella: un ser venido del otro mundo ordenó a la joven heredera hacer entrega a la querida amiga de una abultada suma de dinero.
Una entrada al mal
Según los expertos en la materia, usar la ouija puede abrir las puertas a los demonios tanto exteriores como interiores de una persona y por lo tanto no lo recomiendan a nadie como juego. Para el espiritismo, el mal usa como puerta de entrada este medio de invocación y también es posible que algunas entidades se hagan pasar por familiares o amigos para poder ingresar a este mundo.
Tenga relación o no con el mundo de los muertos, el “juego de la copa” o la Ouija, no deberían ser practicados a la ligera por personas con un alto grado de sugestión ya que podrían llegar a creer que su estado anímico es producto de las confesiones del juego. Por un miedo retroalimentado, el sujeto puede llegar a cometer acciones que pongan en riesgo su salud.
Ceer o no creer, esta sería la cuestión, pero ante la duda sería mejor dejar tranquilo un tema que trata con fuerzas desconocidas y que de inmiscuirnos en ellas podría quitarnos el sueño por el resto de nuestras vidas.#