Escuela Especial 522: Padres y docentes cocinan para los chicos más necesitados

En acción. Padres y personal de la Escuela Especial 522 cocinan para los chicos con capacidades diferentes.
12 AGO 2019 - 21:04 | Actualizado

Unos pelan papas y otros acomodan chorizos en una bandeja para ponerlos al horno y esperar la llegada de los chicos para almorzar. Son docentes, porteros y padres de la Escuela Especial 522 de Las Golondrinas que ayer tomaron la decisión de cocinar para los 50 estudiantes que llegan desde las localidades de Lago Puelo, El Bolsón, El Hoyo y Epuyén, además de los parajes circundantes, muchos de los cuales no tendrán otra comida durante la jornada.

“Estamos en medio de una medida de fuerza, pero en una asamblea decidimos la apertura del comedor escolar sabiendo que hay escolares que están pasando muchas necesidades por la crisis económica que están viviendo sus familias”, adelantó Marina, una de las maestras, dejando de lado el delantal para explicar la iniciativa.

“Establecimos un cronograma –agregó- y nos organizamos para cocinar todos los días en apoyo a los chicos que llegan desde los distintos pueblos y quizás esta sea su única comida del día. Hay testimonios de algunos que reflejan que no comen durante todo el fin de semana o que priorizan a sus hermanitos más pequeños”.

A su lado, Elizabeth agregó que “también pedimos la colaboración de los padres y de los auxiliares. La idea es hacer guardias para garantizar que el comedor funcione y sostenerlo en el tiempo. Lo cierto es que no podemos venir todos los días porque no cobramos nuestros sueldos y la mayoría vive lejos, lo que implica gastos en combustible o en transporte público”.

A su turno, Gustavo Bonansea, uno de los padres que llegó para sumarse a la cocina solidaria, coincidió con que “es de gran ayuda para las familias más vulnerables. Estamos en un momento en que un plato de comida muchas veces no es fácil de obtener, es digno de valorar este trabajo de los maestros y de los auxiliares de la escuela”.

A su criterio, “desde hace un par de años notamos que el Estado no cumple con su rol de garantizar la educación especial y los derechos de los niños y jóvenes con capacidades diferentes. Día a día se van deteriorando los servicios, donde las familias necesitadas están cada vez más olvidadas. Es muy triste lo que está pasando”.

“Cuando hacemos este tipo de acciones entramos en contradicción con lo dispuesto a nivel provincial como medidas de lucha, las retenciones o los paros. Lo cierto es que nos gustaría tener nuestros proyectos de trabajo con los chicos, nutrirlos y desarrollarlos, pero cuando retornan al aula es como volver a empezar de cero”, reconoció Elizabeth.

Otro tema que les preocupa es el transporte escolar. “Son pequeños empresarios que están reclamando que no les pagan desde hace varios meses. Sin embargo, se sumaron a este proyecto y están haciendo los recorridos para traer a los chicos hasta la escuela para que almuercen”, detallaron.

Asimismo, las docentes recordaron que “tenemos un recorrido son aprobar, lo que implica que un estudiante del paraje El Desemboque no pudo asistir a clase este año, por cuanto se está vulnerando su derecho a la educación. Se han hecho todos los reclamos posibles, pero sigue sin resolverse aun cuando hay una empresa interesada en hacerlo. Pareciera una cuestión presupuestaria, ya que en la educación especial el transporte es puerta a puerta, a diferencia del recorrido habitual de una escuela común”.

De igual modo, “hay chicos que caminan unos cuantos kilómetros para llegar hasta la ruta o esperan que algún vecino los alcance”, confirmaron. “Hay pilas de reclamos, incluso a través de la Oficina de Protección de Derechos, que nunca se han resuelto”, insistieron.

Sumaron “los serios problemas edilicios que persisten. Algunos arreglos se han hecho, pero otras obras no se finalizaron: hay canaletas abiertas, escombros por todos lados que son peligrosos para los chicos”.

Finalmente, padres y docentes rechazaron la posibilidad “de acostumbrarnos a estas carencias y falencias. Hubo un cuatrimestre donde se trabajó con bastante normalidad, pero las situaciones se van sumando y llegó el momento de decir basta. La escuela juega un papel muy importante, de contención y formación básica e imprescindible para la comunidad de nuestros chicos con capacidades especiales. Ahora esperamos que algún funcionario se ilumine y aparezca algún cambio”.

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En acción. Padres y personal de la Escuela Especial 522 cocinan para los chicos con capacidades diferentes.
12 AGO 2019 - 21:04

Unos pelan papas y otros acomodan chorizos en una bandeja para ponerlos al horno y esperar la llegada de los chicos para almorzar. Son docentes, porteros y padres de la Escuela Especial 522 de Las Golondrinas que ayer tomaron la decisión de cocinar para los 50 estudiantes que llegan desde las localidades de Lago Puelo, El Bolsón, El Hoyo y Epuyén, además de los parajes circundantes, muchos de los cuales no tendrán otra comida durante la jornada.

“Estamos en medio de una medida de fuerza, pero en una asamblea decidimos la apertura del comedor escolar sabiendo que hay escolares que están pasando muchas necesidades por la crisis económica que están viviendo sus familias”, adelantó Marina, una de las maestras, dejando de lado el delantal para explicar la iniciativa.

“Establecimos un cronograma –agregó- y nos organizamos para cocinar todos los días en apoyo a los chicos que llegan desde los distintos pueblos y quizás esta sea su única comida del día. Hay testimonios de algunos que reflejan que no comen durante todo el fin de semana o que priorizan a sus hermanitos más pequeños”.

A su lado, Elizabeth agregó que “también pedimos la colaboración de los padres y de los auxiliares. La idea es hacer guardias para garantizar que el comedor funcione y sostenerlo en el tiempo. Lo cierto es que no podemos venir todos los días porque no cobramos nuestros sueldos y la mayoría vive lejos, lo que implica gastos en combustible o en transporte público”.

A su turno, Gustavo Bonansea, uno de los padres que llegó para sumarse a la cocina solidaria, coincidió con que “es de gran ayuda para las familias más vulnerables. Estamos en un momento en que un plato de comida muchas veces no es fácil de obtener, es digno de valorar este trabajo de los maestros y de los auxiliares de la escuela”.

A su criterio, “desde hace un par de años notamos que el Estado no cumple con su rol de garantizar la educación especial y los derechos de los niños y jóvenes con capacidades diferentes. Día a día se van deteriorando los servicios, donde las familias necesitadas están cada vez más olvidadas. Es muy triste lo que está pasando”.

“Cuando hacemos este tipo de acciones entramos en contradicción con lo dispuesto a nivel provincial como medidas de lucha, las retenciones o los paros. Lo cierto es que nos gustaría tener nuestros proyectos de trabajo con los chicos, nutrirlos y desarrollarlos, pero cuando retornan al aula es como volver a empezar de cero”, reconoció Elizabeth.

Otro tema que les preocupa es el transporte escolar. “Son pequeños empresarios que están reclamando que no les pagan desde hace varios meses. Sin embargo, se sumaron a este proyecto y están haciendo los recorridos para traer a los chicos hasta la escuela para que almuercen”, detallaron.

Asimismo, las docentes recordaron que “tenemos un recorrido son aprobar, lo que implica que un estudiante del paraje El Desemboque no pudo asistir a clase este año, por cuanto se está vulnerando su derecho a la educación. Se han hecho todos los reclamos posibles, pero sigue sin resolverse aun cuando hay una empresa interesada en hacerlo. Pareciera una cuestión presupuestaria, ya que en la educación especial el transporte es puerta a puerta, a diferencia del recorrido habitual de una escuela común”.

De igual modo, “hay chicos que caminan unos cuantos kilómetros para llegar hasta la ruta o esperan que algún vecino los alcance”, confirmaron. “Hay pilas de reclamos, incluso a través de la Oficina de Protección de Derechos, que nunca se han resuelto”, insistieron.

Sumaron “los serios problemas edilicios que persisten. Algunos arreglos se han hecho, pero otras obras no se finalizaron: hay canaletas abiertas, escombros por todos lados que son peligrosos para los chicos”.

Finalmente, padres y docentes rechazaron la posibilidad “de acostumbrarnos a estas carencias y falencias. Hubo un cuatrimestre donde se trabajó con bastante normalidad, pero las situaciones se van sumando y llegó el momento de decir basta. La escuela juega un papel muy importante, de contención y formación básica e imprescindible para la comunidad de nuestros chicos con capacidades especiales. Ahora esperamos que algún funcionario se ilumine y aparezca algún cambio”.


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