Editorial / La irracionalidad al palo

Leé el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

28 SEP 2019 - 20:51 | Actualizado

De la legitimidad a la irracionalidad hay bastantes pasos pero en el caso del conflicto en Chubut ya se caminaron. Inclusive, varias veces y de ida y vuelta.

Con los más de 61 mil salarios de empleados públicos de los tres poderes del Estado pagados –que demandan la friolera de $ 3.400 millones por mes-, es absolutamente irracional que mañana arranque la decimoprimera semana de paro docente, que buena parte de la Administración Central esté paralizada y que el Poder Judicial, en donde la gran mayoría de los empleados cobra salarios por encima de los $ 100 mil, sea un laberinto en donde es casi imposible hacer un trámite.

Por primera vez en muchas semanas los prestadores de la salud no le cortarán el servicio a Seros, lo cual hace caer –al menos por estos días- el argumento de la falta de una obra social.

Hace días que la irracionalidad le ganó a la razón. La legitimidad que tuvo la lucha en sus comienzos comenzó a resquebrajarse cuando la intransigencia de algunos dirigentes gremiales comenzó a hacer recapacitar a muchos trabajadores que luchaban con razón, que ahora se dan cuenta que los intereses de algunos dirigentes no tienen nada que ver con los suyos.

Santiago Goodman, Guillermo Quiroga, Edgardo Hompanera o Carlos Milani, por poner algunos nombres de los que encabezaron este conflicto, parecen haber perdido las riendas. En algunos casos, las bases se les fueron de las manos y ahora en vez de apaciguar suben la apuesta sin argumentos. Caminan por un sendero peligroso para sus carreras como dirigentes porque el resto de la sociedad, que ya empieza a hartarse de la irracionalidad, personifica en ellos todas sus críticas.

Cualquiera que conozca un poco de la historia reciente de la ATECh sabe que el sector de Goodman y Marcela Capón, por ejemplo, está enfrentado duramente al de Daniel Murphy y Carlos Magno, dos dirigentes de izquierda que protagonizaron los paros docentes más duros en la zona sur.

La interna de Quiroga y Hompanera en ATE ya lleva cinco años y es una vergüenza que nadie sepa quién manda.

La ferocidad de Milani desde el Sitravich tiene que ver con un enfrentamiento personal con Nicolás Cittadini, el titular de Vialidad Provincial, que acusa al gremio de hacer paros porque les desbarató algunos negocios. Parece más un tema que debe resolverse en la Justicia que en las rutas, con trabajadores quemando gomas sin explicar bien por qué.

El uso de la tragedia

Por si fuera poco, una tragedia automovilística les sirvió a algunos dirigentes inescrupulosos para tratar de insuflar al conflicto una “mística” que nunca tuvo. Por supuesto que María Cristina y Jorgelina, las dos docentes de Comodoro Rivadavia a las que se la llevó la muerte en un accidente rutero, serán recordadas por siempre como heroínas que murieron mientras luchaban por sus derechos.

Sus memorias deberían ser honradas colocando sus nombres a dos escuelas de Comodoro Rivadavia, por ejemplo. Y los miles y miles de chicos que pasen por las aulas chubutenses deberían saber quiénes fueron, qué les pasó y por qué luchaban. Saber de ellas tanto como de nuestra historia, nuestra geografía, sumar, restar, dividir, multiplicar o sacar una raíz cuadrada.

Da pena que cierta dirigencia gremial siga utilizando sus imágenes para justificar un conflicto gremial que hace semanas debería estar en caja, con todos los docentes reclamando se cumplan sus derechos pero, primero que nada, defendiendo los derechos de los cientos de miles de estudiantes que hace casi 80 días miran sin entender por qué hay tanta irracionalidad.

Como la de los docentes de la zona sur, o al menos el grupo que maneja Murphy, que se sentó a las puertas de la Playa de Tanques en Comodoro y dejó sin combustibles a buena parte de las estaciones de servicio de Chubut y del norte de Santa Cruz. ¿Explicaciones? Ninguna. Al menos, racional. Porque empiezan a utilizar una dialéctica que se parece más un discurso de campaña del Frente de Izquierda que a las consignas que deberían embanderar una lucha docente.

El costo del fuego

Un párrafo aparte para la lucha sin cuartel de grupos autoconvocados que hace dos semanas causaron graves destrozos en edificios públicos. Van a ser necesarios unos 25 millones de pesos para arreglar la Legislatura y la Casa de Gobierno. Como si sobrara la plata, el Estado deberá gastar una fortuna para subsanar esos daños.

También en estas cosas hay mucha irracionalidad y un mensaje peligroso. Como el que dio la concejal electa de Trelew, Mariela Flores Torres (Por Trelew), que se vanaglorió en las redes sociales por las fotos en las que aparece tirando gomas al fuego la noche del caos en la Legislatura. Es una representante de la presunta nueva política que viene a arreglar los “desastres” que hicieron los partidos tradicionales, como el peronismo y el radicalismo.

Para cualquier ideología política con cierta representatividad social debería ser vergonzante quemar una casa de las leyes, a pesar de lo malos legisladores que pueda haber dentro.

No se puede naturalizar la irracionalidad, sea cual fuere el conflicto, la lucha, la idea o la consigna que se defienda. Pero eso, peligrosamente, es lo que ha empezado a suceder en Chubut.

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28 SEP 2019 - 20:51

De la legitimidad a la irracionalidad hay bastantes pasos pero en el caso del conflicto en Chubut ya se caminaron. Inclusive, varias veces y de ida y vuelta.

Con los más de 61 mil salarios de empleados públicos de los tres poderes del Estado pagados –que demandan la friolera de $ 3.400 millones por mes-, es absolutamente irracional que mañana arranque la decimoprimera semana de paro docente, que buena parte de la Administración Central esté paralizada y que el Poder Judicial, en donde la gran mayoría de los empleados cobra salarios por encima de los $ 100 mil, sea un laberinto en donde es casi imposible hacer un trámite.

Por primera vez en muchas semanas los prestadores de la salud no le cortarán el servicio a Seros, lo cual hace caer –al menos por estos días- el argumento de la falta de una obra social.

Hace días que la irracionalidad le ganó a la razón. La legitimidad que tuvo la lucha en sus comienzos comenzó a resquebrajarse cuando la intransigencia de algunos dirigentes gremiales comenzó a hacer recapacitar a muchos trabajadores que luchaban con razón, que ahora se dan cuenta que los intereses de algunos dirigentes no tienen nada que ver con los suyos.

Santiago Goodman, Guillermo Quiroga, Edgardo Hompanera o Carlos Milani, por poner algunos nombres de los que encabezaron este conflicto, parecen haber perdido las riendas. En algunos casos, las bases se les fueron de las manos y ahora en vez de apaciguar suben la apuesta sin argumentos. Caminan por un sendero peligroso para sus carreras como dirigentes porque el resto de la sociedad, que ya empieza a hartarse de la irracionalidad, personifica en ellos todas sus críticas.

Cualquiera que conozca un poco de la historia reciente de la ATECh sabe que el sector de Goodman y Marcela Capón, por ejemplo, está enfrentado duramente al de Daniel Murphy y Carlos Magno, dos dirigentes de izquierda que protagonizaron los paros docentes más duros en la zona sur.

La interna de Quiroga y Hompanera en ATE ya lleva cinco años y es una vergüenza que nadie sepa quién manda.

La ferocidad de Milani desde el Sitravich tiene que ver con un enfrentamiento personal con Nicolás Cittadini, el titular de Vialidad Provincial, que acusa al gremio de hacer paros porque les desbarató algunos negocios. Parece más un tema que debe resolverse en la Justicia que en las rutas, con trabajadores quemando gomas sin explicar bien por qué.

El uso de la tragedia

Por si fuera poco, una tragedia automovilística les sirvió a algunos dirigentes inescrupulosos para tratar de insuflar al conflicto una “mística” que nunca tuvo. Por supuesto que María Cristina y Jorgelina, las dos docentes de Comodoro Rivadavia a las que se la llevó la muerte en un accidente rutero, serán recordadas por siempre como heroínas que murieron mientras luchaban por sus derechos.

Sus memorias deberían ser honradas colocando sus nombres a dos escuelas de Comodoro Rivadavia, por ejemplo. Y los miles y miles de chicos que pasen por las aulas chubutenses deberían saber quiénes fueron, qué les pasó y por qué luchaban. Saber de ellas tanto como de nuestra historia, nuestra geografía, sumar, restar, dividir, multiplicar o sacar una raíz cuadrada.

Da pena que cierta dirigencia gremial siga utilizando sus imágenes para justificar un conflicto gremial que hace semanas debería estar en caja, con todos los docentes reclamando se cumplan sus derechos pero, primero que nada, defendiendo los derechos de los cientos de miles de estudiantes que hace casi 80 días miran sin entender por qué hay tanta irracionalidad.

Como la de los docentes de la zona sur, o al menos el grupo que maneja Murphy, que se sentó a las puertas de la Playa de Tanques en Comodoro y dejó sin combustibles a buena parte de las estaciones de servicio de Chubut y del norte de Santa Cruz. ¿Explicaciones? Ninguna. Al menos, racional. Porque empiezan a utilizar una dialéctica que se parece más un discurso de campaña del Frente de Izquierda que a las consignas que deberían embanderar una lucha docente.

El costo del fuego

Un párrafo aparte para la lucha sin cuartel de grupos autoconvocados que hace dos semanas causaron graves destrozos en edificios públicos. Van a ser necesarios unos 25 millones de pesos para arreglar la Legislatura y la Casa de Gobierno. Como si sobrara la plata, el Estado deberá gastar una fortuna para subsanar esos daños.

También en estas cosas hay mucha irracionalidad y un mensaje peligroso. Como el que dio la concejal electa de Trelew, Mariela Flores Torres (Por Trelew), que se vanaglorió en las redes sociales por las fotos en las que aparece tirando gomas al fuego la noche del caos en la Legislatura. Es una representante de la presunta nueva política que viene a arreglar los “desastres” que hicieron los partidos tradicionales, como el peronismo y el radicalismo.

Para cualquier ideología política con cierta representatividad social debería ser vergonzante quemar una casa de las leyes, a pesar de lo malos legisladores que pueda haber dentro.

No se puede naturalizar la irracionalidad, sea cual fuere el conflicto, la lucha, la idea o la consigna que se defienda. Pero eso, peligrosamente, es lo que ha empezado a suceder en Chubut.


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