Roy Harley, sobreviviente de los Andes: "No fue un milagro"

Uno de los sobrevivientes de la caída de un avión uruguayo en la Cordillera de los Andes en 1972, Roy Harley, aseguró que la dura lucha por la supervivencia en condiciones extremas "no fue un milagro, fue una pelea que la peleamos nosotros".

Se cumplen 47 años de la tragedia de los Andes. El avión colisionó y se salvaron 16 de los 45 ocupantes. Estuvieron 72 días en la Cordillera.
12 OCT 2019 - 14:06 | Actualizado

El accidente del cual mañana se cumplirá un nuevo aniversario es recordado desde aquel 13 de octubre de 1972 como la "Tragedia de los Andes" o el "Milagro de los Andes", pero Roy Harley, uno de los 16 sobrevivientes, no está muy de acuerdo con ninguna de ambas denominaciones.

"Para mí fue la historia de los Andes, la odisea. Yo no lo veo como una tragedia, pese a que se me murieron amigos. Y entiendo que desde afuera se lo vea como un milagro, porque se cayó un avión con unos pibes que a los 72 días aparecieron vivos.

¡Milagro!. Pero para los que estuvimos minuto a minuto peleándola, no fue un milagro. Sí creo que ‘el de arriba’ nos dio una mano y fue quien decidió que algunos se fueran y otros se quedaran. Pero fue una pelea que la peleamos nosotros", afirmó.

Harley no duda en afirmar que "si existe el infierno, eso fue la primera noche en la Cordillera", horas después del accidente, rodeado de restos metálicos, personas muertas, sangre y una enorme desesperación entre los sobrevivientes, varios de ellos heridos de suma gravedad o directamente agonizantes.

"Fue terrible, terrible. No entendíamos lo que nos había pasado", señaló en una nota con el programa "Mucho Por Hacer", que sale al aire por FM UB 90.9, la radio de la Universidad de Belgrano, y de aquella noche trágica dijo que recuerda ante todo "el frío, la desesperación, los muertos…" .

"Yo nunca había visto a un tipo muerto. Tenía 20 años y nunca había visto a alguien muerto. Esa noche yo dormí con un tipo al lado que se quejaba a los gritos todo el tiempo. Y no se veía nada. La noche era noche totalmente cerrada, oscura. Estábamos todos ahí, apretados, algunos arriba de gente muerta. Era el infierno", afirmó.

Harley, como sus compañeros, sabe que "el morbo existe" y su historia de supervivencia está muy asociada en la memoria colectiva al hecho de haber llegado a alimentarse con los cuerpos de las victimas fatales, pero para él eso "no tiene trascendencia".

"Lo importante fue el ser humano, el abrazar a otro, el llorar juntos, el sentirte perdido. Hay que dimensionar qué es estar perdido en el mundo. Hoy en día, con los celulares y la tecnología, es muy difícil estar perdidos, pero en aquel momento yo estaba perdido en el mundo", resaltó.

Y agregó: "Cuando me preguntan qué fue lo peor de aquellos días en la Cordillera, yo digo que fue la incertidumbre, no saber si mañana iba a estar vivo. Eso fue lo peor, peor que el hambre, peor que el frío, peor que la sed".

Sobre el momento en que decidieron comenzar a alimentarse con los restos de sus compañeros muertos, Harley señaló que para entonces los sobrevivientes "habíamos llegado al fondo del ser humano, de lo primitivo".

"Habíamos pasado diez, doce días sin comer. Nos estábamos muriendo, nos estábamos consumiendo. Acá, vos te levantás en tu casa, te tomás un buen desayuno, sabés que al mediodía parás a comer algo y que si no a la noche te clavás una milanesa, así que yo entiendo que de afuera cueste entenderlo, pero allá no teníamos nada y nos moríamos. Y yo no me quería morir", enfatizó.

Hace unos días, Harley dio una charla para jóvenes-adultos detenidos en la cárcel de Marcos Paz, donde lo preguntaron cómo era comer carne humana: "No sé, ni me acuerdo, no es lo importante de la historia".

Como persona que protagonizó una larga odisea luchando por la supervivencia en condiciones extremas, Roy Harley es palabra autorizada a la hora de hablar del miedo en un ser humano: "El miedo es lo desconocido. La incertidumbre. No saber qué te puede pasar. Ver que van pasando los días, van cayendo los que estaban con vos y no sabés qué te va a pasar. Eso es el miedo".

Desde el 2016, este ingeniero uruguayo ya retirado de 67 años se dedica a dar charlas motivacionales que tienen como slogan "Todos tenemos nuestra Cordillera" y en las que narra detalles del accidente por el cual murieron 29 personas, en su mayoría jóvenes integrantes de un equipo de rugby y sus familiares.

"Hay mucha gente que tiene problemas, que tiene Cordilleras grandes, gente con enfermedades, drogas, hijos con problemas, y problemas para toda la vida, cuando al fin y al cabo lo mío fueron solo 72 días. Yo trato de darle a esa gente un mensaje de esperanza", concluyó.

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12 OCT 2019 - 14:06

El accidente del cual mañana se cumplirá un nuevo aniversario es recordado desde aquel 13 de octubre de 1972 como la "Tragedia de los Andes" o el "Milagro de los Andes", pero Roy Harley, uno de los 16 sobrevivientes, no está muy de acuerdo con ninguna de ambas denominaciones.

"Para mí fue la historia de los Andes, la odisea. Yo no lo veo como una tragedia, pese a que se me murieron amigos. Y entiendo que desde afuera se lo vea como un milagro, porque se cayó un avión con unos pibes que a los 72 días aparecieron vivos.

¡Milagro!. Pero para los que estuvimos minuto a minuto peleándola, no fue un milagro. Sí creo que ‘el de arriba’ nos dio una mano y fue quien decidió que algunos se fueran y otros se quedaran. Pero fue una pelea que la peleamos nosotros", afirmó.

Harley no duda en afirmar que "si existe el infierno, eso fue la primera noche en la Cordillera", horas después del accidente, rodeado de restos metálicos, personas muertas, sangre y una enorme desesperación entre los sobrevivientes, varios de ellos heridos de suma gravedad o directamente agonizantes.

"Fue terrible, terrible. No entendíamos lo que nos había pasado", señaló en una nota con el programa "Mucho Por Hacer", que sale al aire por FM UB 90.9, la radio de la Universidad de Belgrano, y de aquella noche trágica dijo que recuerda ante todo "el frío, la desesperación, los muertos…" .

"Yo nunca había visto a un tipo muerto. Tenía 20 años y nunca había visto a alguien muerto. Esa noche yo dormí con un tipo al lado que se quejaba a los gritos todo el tiempo. Y no se veía nada. La noche era noche totalmente cerrada, oscura. Estábamos todos ahí, apretados, algunos arriba de gente muerta. Era el infierno", afirmó.

Harley, como sus compañeros, sabe que "el morbo existe" y su historia de supervivencia está muy asociada en la memoria colectiva al hecho de haber llegado a alimentarse con los cuerpos de las victimas fatales, pero para él eso "no tiene trascendencia".

"Lo importante fue el ser humano, el abrazar a otro, el llorar juntos, el sentirte perdido. Hay que dimensionar qué es estar perdido en el mundo. Hoy en día, con los celulares y la tecnología, es muy difícil estar perdidos, pero en aquel momento yo estaba perdido en el mundo", resaltó.

Y agregó: "Cuando me preguntan qué fue lo peor de aquellos días en la Cordillera, yo digo que fue la incertidumbre, no saber si mañana iba a estar vivo. Eso fue lo peor, peor que el hambre, peor que el frío, peor que la sed".

Sobre el momento en que decidieron comenzar a alimentarse con los restos de sus compañeros muertos, Harley señaló que para entonces los sobrevivientes "habíamos llegado al fondo del ser humano, de lo primitivo".

"Habíamos pasado diez, doce días sin comer. Nos estábamos muriendo, nos estábamos consumiendo. Acá, vos te levantás en tu casa, te tomás un buen desayuno, sabés que al mediodía parás a comer algo y que si no a la noche te clavás una milanesa, así que yo entiendo que de afuera cueste entenderlo, pero allá no teníamos nada y nos moríamos. Y yo no me quería morir", enfatizó.

Hace unos días, Harley dio una charla para jóvenes-adultos detenidos en la cárcel de Marcos Paz, donde lo preguntaron cómo era comer carne humana: "No sé, ni me acuerdo, no es lo importante de la historia".

Como persona que protagonizó una larga odisea luchando por la supervivencia en condiciones extremas, Roy Harley es palabra autorizada a la hora de hablar del miedo en un ser humano: "El miedo es lo desconocido. La incertidumbre. No saber qué te puede pasar. Ver que van pasando los días, van cayendo los que estaban con vos y no sabés qué te va a pasar. Eso es el miedo".

Desde el 2016, este ingeniero uruguayo ya retirado de 67 años se dedica a dar charlas motivacionales que tienen como slogan "Todos tenemos nuestra Cordillera" y en las que narra detalles del accidente por el cual murieron 29 personas, en su mayoría jóvenes integrantes de un equipo de rugby y sus familiares.

"Hay mucha gente que tiene problemas, que tiene Cordilleras grandes, gente con enfermedades, drogas, hijos con problemas, y problemas para toda la vida, cuando al fin y al cabo lo mío fueron solo 72 días. Yo trato de darle a esa gente un mensaje de esperanza", concluyó.


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