Juicio por Ángel Bel: ¿Una venganza policial?

Dos exjefes de la Policía dijeron que Tito Nichols es víctima de una vieja interna en la fuerza. Abrirán el Archivo de la Memoria para buscar más datos sobre Bel.

14 NOV 2019 - 21:01 | Actualizado

Dos exjefes de la Policía le dijeron al Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que Tito Nichols es víctima de una vieja interna de la fuerza, y que una venganza personal lo involucró en el secuestro y la desaparición de Elvio Ángel Bel, el 5 de noviembre de 1976.

Julio Leske fue jefe de la fuerza de 1985 a 1991 y compañero de promoción de Nichols. Recordó a un agente retirado de apellido Riera, dueño de una agencia de seguridad privada. “Denunció que el comisario general Mariano Iralde tenía una agencia clandestina y que era competencia desleal”. También que usaba policías en horas de servicio para construir casas en Playa Unión. Involucró a Ovidio Coustet. Ambos fueron procesados. En el sumario actuaron Nichols y Alberto Bastida. Según Leske, “había enemistad manifiesta y resentimiento de Iralde”.

“Siento vergüenza ajena porque una cosa es Bel, un caso atroz que lamentablemente sigue impune y otra involucrar a Nichols y Bastida por complicidad”, describió. “Coustet decía abierta y públicamente que era tal su resentimiento, que cuando tuviera oportunidad de hacer mierda a Nichols y Bastida, lo iba a hacer”.

Según el testigo, “un caso gravísimo se usó para ensuciar con anónimos y desquitarse del accionar de esos policías entre policías. Es un manual no escrito”. Leske concluyó que el operativo lo ejecutó un grupo de tareas militar sin apoyo policial. “Las FF.AA. no confiaban en Policía y también teníamos reparos con ellos. Presumir que Nichols fue a señalar a una persona conocida no tiene sentido”.

“Que personas de reconocida trayectoria hagan un cónclave para accionar contra Bel es insólito, bajo ningún punto de vista. Fue una interna policial trasladada a un caso atroz y sin justificación y yo ato cabos ante tanta bronca contenida”.

Memoró una charla callejera con Coustet. “Su bronca era genuina. Había declarado en el Juzgado Federal por la causa Bel. ´A Nichols lo hice repelota, lo hice mierda´, me dijo”. Coustet estuvo detenido por la causa de Iralde. Cuando lo notificaron dijo: “Menos mal que no vino Nichols porque lo iba a cagar a tiros”.

“Tengo una tremenda indignación por lo que se hizo con la institución”, concluyó el testigo.

Manuel García Vázquez fue colega de los protagonistas y coincidió con la hipótesis de la interna policial. Aportó el dato inédito de que en la agencia de seguridad cuestionada –que aún trabaja-, Iralde se asoció con el teniente coronel Barbot para desplazar a Riera. “Usaban elementos del Estado para su provecho”.

Durante años se distanció de Iralde. Cuando por fin retomaron diálogo “me dijo ´Nichols y Bastida me perjudicaron y me hicieron muchísimo daño pero voy a buscar la manera porque me la van a pagar como sea´”.

Vázquez tuvo una charla similar con Coustet, que le advirtió: “Soy capaz de cualquier cosa y el daño que me hicieron tus compañeros me la van a pagar”. En otra ocasión le admitió: “Amplié mi declaración en el sumario de Bel y esta vez Nichols no se salva”.

Para Vázquez, al secuestro lo ejecutó un grupo de tareas sin apoyo policial. “En ese momento no avisaban a la Policía sino que levantaban gente y la llevaban a la Base”.

El TOF autorizó ayer a Fiscalía y a la Defensa a revisar el Archivo Provincial de la Memoria, en el Centro Cultural de la Memoria de Trelew. Podrán incorporar al juicio cualquier documento vinculado a Bel. Juan Arcuri, exsubsecretario de Derechos Humanos, declaró que ese material no está digitalizado completo y que sólo se revisó “un cuarto de lo que podría haber sobre Bel”.

El archivo se halló cuando se reformó Casa de Gobierno: fichas de inteligencia con seguimientos, perfiles y antecedentes de personas, gremios y grupos sociales y educativos de la zona. Los papeles incluyen firmas y sellos de Nichols, según reconoció Arcuri. Marcó tres episodios: Nichols detuvo en Rawson a un cabo de apellido Onzari, de la Banda de Música, acusado de integrar la organización que encabezaba Bel.

Ya en la Comisaría de Trevelin, en el 74 Nichols recomendó infiltrar a policías de civil en la empresa que construía la presa de Futaleufú para un seguimiento ideológico de la actividad de la UOCRA y evitar conflictos gremiales. Por último, material de seguimientos que clasifican al maestro de Trelew como “el jefe de la banda”. Arcuri consideró que la familia Maida y Bel eran “los blancos móviles” que le quedaban a la represión.

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14 NOV 2019 - 21:01

Dos exjefes de la Policía le dijeron al Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que Tito Nichols es víctima de una vieja interna de la fuerza, y que una venganza personal lo involucró en el secuestro y la desaparición de Elvio Ángel Bel, el 5 de noviembre de 1976.

Julio Leske fue jefe de la fuerza de 1985 a 1991 y compañero de promoción de Nichols. Recordó a un agente retirado de apellido Riera, dueño de una agencia de seguridad privada. “Denunció que el comisario general Mariano Iralde tenía una agencia clandestina y que era competencia desleal”. También que usaba policías en horas de servicio para construir casas en Playa Unión. Involucró a Ovidio Coustet. Ambos fueron procesados. En el sumario actuaron Nichols y Alberto Bastida. Según Leske, “había enemistad manifiesta y resentimiento de Iralde”.

“Siento vergüenza ajena porque una cosa es Bel, un caso atroz que lamentablemente sigue impune y otra involucrar a Nichols y Bastida por complicidad”, describió. “Coustet decía abierta y públicamente que era tal su resentimiento, que cuando tuviera oportunidad de hacer mierda a Nichols y Bastida, lo iba a hacer”.

Según el testigo, “un caso gravísimo se usó para ensuciar con anónimos y desquitarse del accionar de esos policías entre policías. Es un manual no escrito”. Leske concluyó que el operativo lo ejecutó un grupo de tareas militar sin apoyo policial. “Las FF.AA. no confiaban en Policía y también teníamos reparos con ellos. Presumir que Nichols fue a señalar a una persona conocida no tiene sentido”.

“Que personas de reconocida trayectoria hagan un cónclave para accionar contra Bel es insólito, bajo ningún punto de vista. Fue una interna policial trasladada a un caso atroz y sin justificación y yo ato cabos ante tanta bronca contenida”.

Memoró una charla callejera con Coustet. “Su bronca era genuina. Había declarado en el Juzgado Federal por la causa Bel. ´A Nichols lo hice repelota, lo hice mierda´, me dijo”. Coustet estuvo detenido por la causa de Iralde. Cuando lo notificaron dijo: “Menos mal que no vino Nichols porque lo iba a cagar a tiros”.

“Tengo una tremenda indignación por lo que se hizo con la institución”, concluyó el testigo.

Manuel García Vázquez fue colega de los protagonistas y coincidió con la hipótesis de la interna policial. Aportó el dato inédito de que en la agencia de seguridad cuestionada –que aún trabaja-, Iralde se asoció con el teniente coronel Barbot para desplazar a Riera. “Usaban elementos del Estado para su provecho”.

Durante años se distanció de Iralde. Cuando por fin retomaron diálogo “me dijo ´Nichols y Bastida me perjudicaron y me hicieron muchísimo daño pero voy a buscar la manera porque me la van a pagar como sea´”.

Vázquez tuvo una charla similar con Coustet, que le advirtió: “Soy capaz de cualquier cosa y el daño que me hicieron tus compañeros me la van a pagar”. En otra ocasión le admitió: “Amplié mi declaración en el sumario de Bel y esta vez Nichols no se salva”.

Para Vázquez, al secuestro lo ejecutó un grupo de tareas sin apoyo policial. “En ese momento no avisaban a la Policía sino que levantaban gente y la llevaban a la Base”.

El TOF autorizó ayer a Fiscalía y a la Defensa a revisar el Archivo Provincial de la Memoria, en el Centro Cultural de la Memoria de Trelew. Podrán incorporar al juicio cualquier documento vinculado a Bel. Juan Arcuri, exsubsecretario de Derechos Humanos, declaró que ese material no está digitalizado completo y que sólo se revisó “un cuarto de lo que podría haber sobre Bel”.

El archivo se halló cuando se reformó Casa de Gobierno: fichas de inteligencia con seguimientos, perfiles y antecedentes de personas, gremios y grupos sociales y educativos de la zona. Los papeles incluyen firmas y sellos de Nichols, según reconoció Arcuri. Marcó tres episodios: Nichols detuvo en Rawson a un cabo de apellido Onzari, de la Banda de Música, acusado de integrar la organización que encabezaba Bel.

Ya en la Comisaría de Trevelin, en el 74 Nichols recomendó infiltrar a policías de civil en la empresa que construía la presa de Futaleufú para un seguimiento ideológico de la actividad de la UOCRA y evitar conflictos gremiales. Por último, material de seguimientos que clasifican al maestro de Trelew como “el jefe de la banda”. Arcuri consideró que la familia Maida y Bel eran “los blancos móviles” que le quedaban a la represión.


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