Cuestionan a Larreta por demoler un paredón en el que había un homenaje a víctimas de la Masacre de Trelew

Ocurrió en la plazoleta Rodolfo Walsh, en pleno corazón de San Telmo. Arrasarpm con dos murales y una escultura en homenaje al escritor y a los fusilados de la Base "Almirante Zar", en 1972.

02 MAR 2020 - 19:55 | Actualizado

Sin ningún tipo de aviso y con la venia del gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una empresa constructora abrió un enorme hueco en la pared que marcaba el límite de la plazoleta Rodolfo Walsh y arrasó con dos murales y una escultura en homenaje al escritor y a los fusilados de Trelew, que recuerda la masacre de dieciséis presos políticos en los calabozos de la Base “Almirante Zar” pocos días después de un fuga de presos políticos de la Cárcel de Rawson.

Ni siquiera se tomaron la molestia de hablar en nombre del progreso. Simplemente arremetieron con mazas y martillos neumáticos para avanzar en lo que será una suerte de paseo comercial con oficinas, informó el portal de noticias El Cohete a la Luna.

Organizaciones del barrio como la Asamblea Popular Plaza Dorrego alertaron acerca de la situación y la CTERA, que tiene su sede a cincuenta metros, formó parte de la denuncia. “Acá lo que pasó es que Larreta sacó los murales para hacer negocios inmobiliarios. Los docentes apoyamos a las organizaciones que reclaman la restitución de los murales y la escultura porque son parte de la Memoria que enseñamos en las escuelas”, declaró su secretario gremial, Eduardo López.

A su lado estaba Charly Pisoni. El militante de H.I.J.O.S. participó en 1997 de la pintura colectiva, hoy convertida en escombros. “Somos una gran cantidad de organizaciones las que vamos a exigirle a Larreta que reponga la pared y los murales. La memoria de las compañeros no va a ser pisoteada por ningún gobierno negacionista”, expresó.

Pisoni explicó que el mural está incluido en el registro de murales patrimoniados de la Ciudad, lo que muestra el desprecio por el arte y la historia local por parte de un gobierno que debería haberlo protegido y sin embargo autorizó su destrucción.

En mayo de 2005 se reinauguró la plazoleta Rodolfo Walsh en la esquina de Chile y Perú, corazón de San Telmo. La obra se desarrolló en el tramo final de la gestión de Aníbal Ibarra y fue el entonces secretario de Cultura Gustavo López quien convocó a una serie de artistas para poner en valor ese espacio. Paula Franzi, María Inés Tapia Vera y Eduardo Brickles fueron los encargados de realizar las obras plásticas que perduraron hasta que los martillos neumáticos hicieron el trabajo sucio.

La tarea incluyó la restauración del mural de la agrupación H.I.J.O.S. realizado a 25 años de la masacre de Trelew, la limpieza y fijación de las placas que recordaban a los vecinos de San Telmo desaparecidos. La novedad fue la instalación de un balcón en el que asomaba Rodolfo Walsh, representado en una escultura. A su derecha estaba el mural que incluía los lentes del escritor, piezas de ajedrez, y una máquina de escribir.

“Lo hicimos en mi casa con mi marido, Eduardo Iglesias Brickles”, contó María Inés Tapia Vera el miércoles pasado en la plazoleta. “En la parte inferior –recordó— el de H.I.J.O.S. estaba muy deteriorado y yo lo restauré a nuevo. En la parte superior se instaló el nuestro que incluía el retrato de Walsh, y la escena de un fusilamiento inspirado en Goya, pero que remitía a Operación Masacre”.

Tapia Vera no puede ni quiere disimular su enojo: “Tenía entendido que en ese lugar había funcionado la primera imprenta de la Ciudad y que por tratarse de un edificio histórico iba a ser recuperado como parte del patrimonio de CABA. Primero tiraron abajo el mural de Trelew y después desaparecieron la figura de Walsh de Paula Francis y nuestro mural”.

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02 MAR 2020 - 19:55

Sin ningún tipo de aviso y con la venia del gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una empresa constructora abrió un enorme hueco en la pared que marcaba el límite de la plazoleta Rodolfo Walsh y arrasó con dos murales y una escultura en homenaje al escritor y a los fusilados de Trelew, que recuerda la masacre de dieciséis presos políticos en los calabozos de la Base “Almirante Zar” pocos días después de un fuga de presos políticos de la Cárcel de Rawson.

Ni siquiera se tomaron la molestia de hablar en nombre del progreso. Simplemente arremetieron con mazas y martillos neumáticos para avanzar en lo que será una suerte de paseo comercial con oficinas, informó el portal de noticias El Cohete a la Luna.

Organizaciones del barrio como la Asamblea Popular Plaza Dorrego alertaron acerca de la situación y la CTERA, que tiene su sede a cincuenta metros, formó parte de la denuncia. “Acá lo que pasó es que Larreta sacó los murales para hacer negocios inmobiliarios. Los docentes apoyamos a las organizaciones que reclaman la restitución de los murales y la escultura porque son parte de la Memoria que enseñamos en las escuelas”, declaró su secretario gremial, Eduardo López.

A su lado estaba Charly Pisoni. El militante de H.I.J.O.S. participó en 1997 de la pintura colectiva, hoy convertida en escombros. “Somos una gran cantidad de organizaciones las que vamos a exigirle a Larreta que reponga la pared y los murales. La memoria de las compañeros no va a ser pisoteada por ningún gobierno negacionista”, expresó.

Pisoni explicó que el mural está incluido en el registro de murales patrimoniados de la Ciudad, lo que muestra el desprecio por el arte y la historia local por parte de un gobierno que debería haberlo protegido y sin embargo autorizó su destrucción.

En mayo de 2005 se reinauguró la plazoleta Rodolfo Walsh en la esquina de Chile y Perú, corazón de San Telmo. La obra se desarrolló en el tramo final de la gestión de Aníbal Ibarra y fue el entonces secretario de Cultura Gustavo López quien convocó a una serie de artistas para poner en valor ese espacio. Paula Franzi, María Inés Tapia Vera y Eduardo Brickles fueron los encargados de realizar las obras plásticas que perduraron hasta que los martillos neumáticos hicieron el trabajo sucio.

La tarea incluyó la restauración del mural de la agrupación H.I.J.O.S. realizado a 25 años de la masacre de Trelew, la limpieza y fijación de las placas que recordaban a los vecinos de San Telmo desaparecidos. La novedad fue la instalación de un balcón en el que asomaba Rodolfo Walsh, representado en una escultura. A su derecha estaba el mural que incluía los lentes del escritor, piezas de ajedrez, y una máquina de escribir.

“Lo hicimos en mi casa con mi marido, Eduardo Iglesias Brickles”, contó María Inés Tapia Vera el miércoles pasado en la plazoleta. “En la parte inferior –recordó— el de H.I.J.O.S. estaba muy deteriorado y yo lo restauré a nuevo. En la parte superior se instaló el nuestro que incluía el retrato de Walsh, y la escena de un fusilamiento inspirado en Goya, pero que remitía a Operación Masacre”.

Tapia Vera no puede ni quiere disimular su enojo: “Tenía entendido que en ese lugar había funcionado la primera imprenta de la Ciudad y que por tratarse de un edificio histórico iba a ser recuperado como parte del patrimonio de CABA. Primero tiraron abajo el mural de Trelew y después desaparecieron la figura de Walsh de Paula Francis y nuestro mural”.


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