Diseñan en Comodoro respiradores con elementos reciclados

Un grupo de desarrolladores avanza en el diseño y la elaboración de respiradores de bajo costo, un insumo difícil de conseguir en tiempos de pandemia. Se podrían realizar entre uno y tres días con el asesoramiento de profesionales de la Salud; mano de obra local y bolsillo propio.

Ellos son los desarrolladores que trabajan en este proyecto.
25 ABR 2020 - 20:23 | Actualizado

Por Ismael Tebes / Redacción Jornada

Un grupo de desarrolladores avanza en el diseño y la elaboración de respiradores de bajo costo, un insumo difícil de conseguir en tiempos de pandemia. Se podrían realizar entre uno y tres días con el asesoramiento de profesionales de la Salud; mano de obra local y bolsillo propio.

“Lo estamos haciendo en caso de que sea necesario por lo que estamos esperando la habilitación de la ANMAT para que se pueda utilizar. Este es un emprendimiento que se hizo gracias al apoyo de muchas personas y lo pudimos desarrollar desde el inicio a partir de un prototipo”, explicó Pablo Heredia, profesor del Colegio Dean Funes y parte del equipo multidisciplinario.

Explicó que luego de comprobar el funcionamiento conceptual, se avanzó con un modelo portátil inclusive con la finalidad de que se pueda utilizar en las ambulancias durante el transporte de pacientes. “El primer ensayo fue con un prototipo de bomba A y B (de uso petrolero) para utilizar el sistema de movimiento, con una caja de engranajes y motores paso a paso. Controlamos la electrónica que teníamos disponible hasta que pasamos a algo más complejo utilizando impresoras 3D con motores para control y una caja reductora en base a material plástico”.

Los responsables del modelo de prueba reconocen que el modelo resultó operativo y que en el segundo, se adaptaron elementos que se habían utilizado en otros lugares y en una tercera instancia luego de contactarse con médicos y terapistas. “Nos plantearon la necesidad de que sea robusto, mediano y otras condiciones además de la condición como respirador del 'ambu'. Con esa consigna, logramos un equipo más compacto y que además tiene portabilidad y hasta un sistema de baterías que podría activarse en caso de un corte de energía permitiendo que el respirador continúe activo por un tiempo más prolongado” agregó Francisco Márquez, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.

La consigna del respirador es que sea económico y rápido. “Teniendo todos los elementos podríamos armarlo en dos o tres días”, explicaron con el agregado de que se utilizan elementos reutilizando motores de fotocopiadoras o impresoras. El equipo es un accionamiento mecánico al equipo médico denominado “ambu” que regula desde el ángulo de compresión en que se utilice, la cantidad de oxígeno que se le insufla al paciente. La regulación, de acuerdo a volúmen y velocidad da el caudal que se le da al paciente y a la vez, determina la cantidad de compresiones en casos específicos y según los parámetros establecidos por el terapista médico.

“Ellos saben la cantidad de aire como los tiempos de inspiración y expiración porque los médicos configurarán el aparato. La matemática está puesta en el mecanismo como la cantidad de respiraciones por minuto que serán entre veinte y treinta”. El equipo tiene dos modos de funcionamiento: un sistema mandatorio que funciona al mismo ritmo que determina el profesional y un asistido, a través del cual un sensor de presión determina cuándo inspira el paciente para enviarle el aire que requiera.

“Somos trece personas las que estamos trabajando en esto entre ellos personal médico y profesionales de Salud incluídos pediatras, anestesiólogos y neumonólogos. Todos nos aportan conocimiento para conocer el proceso de respiración asistida”.

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Ellos son los desarrolladores que trabajan en este proyecto.
25 ABR 2020 - 20:23

Por Ismael Tebes / Redacción Jornada

Un grupo de desarrolladores avanza en el diseño y la elaboración de respiradores de bajo costo, un insumo difícil de conseguir en tiempos de pandemia. Se podrían realizar entre uno y tres días con el asesoramiento de profesionales de la Salud; mano de obra local y bolsillo propio.

“Lo estamos haciendo en caso de que sea necesario por lo que estamos esperando la habilitación de la ANMAT para que se pueda utilizar. Este es un emprendimiento que se hizo gracias al apoyo de muchas personas y lo pudimos desarrollar desde el inicio a partir de un prototipo”, explicó Pablo Heredia, profesor del Colegio Dean Funes y parte del equipo multidisciplinario.

Explicó que luego de comprobar el funcionamiento conceptual, se avanzó con un modelo portátil inclusive con la finalidad de que se pueda utilizar en las ambulancias durante el transporte de pacientes. “El primer ensayo fue con un prototipo de bomba A y B (de uso petrolero) para utilizar el sistema de movimiento, con una caja de engranajes y motores paso a paso. Controlamos la electrónica que teníamos disponible hasta que pasamos a algo más complejo utilizando impresoras 3D con motores para control y una caja reductora en base a material plástico”.

Los responsables del modelo de prueba reconocen que el modelo resultó operativo y que en el segundo, se adaptaron elementos que se habían utilizado en otros lugares y en una tercera instancia luego de contactarse con médicos y terapistas. “Nos plantearon la necesidad de que sea robusto, mediano y otras condiciones además de la condición como respirador del 'ambu'. Con esa consigna, logramos un equipo más compacto y que además tiene portabilidad y hasta un sistema de baterías que podría activarse en caso de un corte de energía permitiendo que el respirador continúe activo por un tiempo más prolongado” agregó Francisco Márquez, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.

La consigna del respirador es que sea económico y rápido. “Teniendo todos los elementos podríamos armarlo en dos o tres días”, explicaron con el agregado de que se utilizan elementos reutilizando motores de fotocopiadoras o impresoras. El equipo es un accionamiento mecánico al equipo médico denominado “ambu” que regula desde el ángulo de compresión en que se utilice, la cantidad de oxígeno que se le insufla al paciente. La regulación, de acuerdo a volúmen y velocidad da el caudal que se le da al paciente y a la vez, determina la cantidad de compresiones en casos específicos y según los parámetros establecidos por el terapista médico.

“Ellos saben la cantidad de aire como los tiempos de inspiración y expiración porque los médicos configurarán el aparato. La matemática está puesta en el mecanismo como la cantidad de respiraciones por minuto que serán entre veinte y treinta”. El equipo tiene dos modos de funcionamiento: un sistema mandatorio que funciona al mismo ritmo que determina el profesional y un asistido, a través del cual un sensor de presión determina cuándo inspira el paciente para enviarle el aire que requiera.

“Somos trece personas las que estamos trabajando en esto entre ellos personal médico y profesionales de Salud incluídos pediatras, anestesiólogos y neumonólogos. Todos nos aportan conocimiento para conocer el proceso de respiración asistida”.


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