Demolieron el histórico Hotel Playa de Puerto Madryn

Avanzan los trabajos con máquinas y sólo queda la fachada del emblemático establecimiento de Puerto Madryn, testigo de miles de historias.

25 ABR 2020 - 21:29 | Actualizado

La historia viva de Puerto Madryn va desapareciendo ante cada movimiento que la máquina retroexcavadora realiza en lo que queda de la estructura del hotel Playa. Las tares de demolición se acentuaron en los últimos días y tan solo queda la fachada de la tradicional esquina de 28 de Julio y avenida Roca.

Se trata de un lugar emblemático en la historia en general de la ciudad del Golfo. La confitería del hotel fue el espacio elegido por varias generaciones para reunirse alrededor de una mesa de café junto a amigos para departir la vida.

La esquina observó el paso de los años y cómo el Puerto Madryn de un puñado de miles de habitantes dejaba su lugar para convertirse en una ciudad con un desarrollo industrial y turístico sin igual en la región patagónica.

El hotel Playa y su confitería cerraron su atención el 31 de octubre del año pasado para dejar paso a un emprendimiento comercial de alta categoría que se emplazará en dicho terreno.

Las obras en cuestión están a cargo del Grupo Caleta que tiene proyectada la construcción de un edificio cinco estrellas, con locales comerciales propios de la moderna fisonomía que se dotará a esa histórica esquina madrynense.

En el libro “Cuando hablan los recuerdos” Pancho Sanabra se hace referencia a quienes conoció como propietarios del hote , entre los que se menciona a Manuel Gustavo Pose que en marzo de 1944 se lo vendió a Aldo Aquiles Santiago Faccioli.

En 1948 lo adquirió Ángel Margusino, traspasándolo en 1966 a Mario Rapoport.

En uno de sus párrafos sintetiza el sentir madrynense al describir que “aún vemos, El Playa Hotel, cargado de pergaminos como símbolo de un pasado; pudieron modernizar su fachada y tapar las inmensas letras de su nombre… pero nosotros, vecinos de aquella época, descorriendo la bruma imaginaria, lo vemos como seguro vos, si pertenecés de aquellos tiempos lo deseas. ...y al pasar caminando lentamente por la vereda, algo me obliga a detenerme y me doy cuenta que las paredes hablan y por momentos me quieren contar una historia, por eso siempre la transito, como dije, muy despaciosamente con los ojos entrecerrados esperando escuchar “esa” voz, que ha ido enhebrando memorias”.

“Aunque la realidad me vence y la imagen que memorizo no es la misma porque el tiempo borró de la panorámica las casillas, los árboles crecieron, las calles tienen asfalto, no corren los dados por el estaño del bar; falta “Candelario” recorriendo las mesas con el cajoncito de lustrar zapatos destacándose los logos de pomada “Cobra” y tinta “Somerset”; no se escucha el griterío de los pibes en los juegos de enfrente que ya no están... tampoco se ven surtos los barcos de la Armada, y la Fragata Sarmiento con sus blancas velas desplegadas nunca más volvió. Pero sí tengo la seguridad que permanentemente deambulan las sombras de la familias de Posse, Faccioli, Margusino y Rapoport” se puede leer en el libro Cuando hablan los recuerdos.

Son esos recuerdos que van desapareciendo en cada movimiento que la máquina realiza sobre esa estructura que albergó la historia viva de generaciones de madrynenses.#

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25 ABR 2020 - 21:29

La historia viva de Puerto Madryn va desapareciendo ante cada movimiento que la máquina retroexcavadora realiza en lo que queda de la estructura del hotel Playa. Las tares de demolición se acentuaron en los últimos días y tan solo queda la fachada de la tradicional esquina de 28 de Julio y avenida Roca.

Se trata de un lugar emblemático en la historia en general de la ciudad del Golfo. La confitería del hotel fue el espacio elegido por varias generaciones para reunirse alrededor de una mesa de café junto a amigos para departir la vida.

La esquina observó el paso de los años y cómo el Puerto Madryn de un puñado de miles de habitantes dejaba su lugar para convertirse en una ciudad con un desarrollo industrial y turístico sin igual en la región patagónica.

El hotel Playa y su confitería cerraron su atención el 31 de octubre del año pasado para dejar paso a un emprendimiento comercial de alta categoría que se emplazará en dicho terreno.

Las obras en cuestión están a cargo del Grupo Caleta que tiene proyectada la construcción de un edificio cinco estrellas, con locales comerciales propios de la moderna fisonomía que se dotará a esa histórica esquina madrynense.

En el libro “Cuando hablan los recuerdos” Pancho Sanabra se hace referencia a quienes conoció como propietarios del hote , entre los que se menciona a Manuel Gustavo Pose que en marzo de 1944 se lo vendió a Aldo Aquiles Santiago Faccioli.

En 1948 lo adquirió Ángel Margusino, traspasándolo en 1966 a Mario Rapoport.

En uno de sus párrafos sintetiza el sentir madrynense al describir que “aún vemos, El Playa Hotel, cargado de pergaminos como símbolo de un pasado; pudieron modernizar su fachada y tapar las inmensas letras de su nombre… pero nosotros, vecinos de aquella época, descorriendo la bruma imaginaria, lo vemos como seguro vos, si pertenecés de aquellos tiempos lo deseas. ...y al pasar caminando lentamente por la vereda, algo me obliga a detenerme y me doy cuenta que las paredes hablan y por momentos me quieren contar una historia, por eso siempre la transito, como dije, muy despaciosamente con los ojos entrecerrados esperando escuchar “esa” voz, que ha ido enhebrando memorias”.

“Aunque la realidad me vence y la imagen que memorizo no es la misma porque el tiempo borró de la panorámica las casillas, los árboles crecieron, las calles tienen asfalto, no corren los dados por el estaño del bar; falta “Candelario” recorriendo las mesas con el cajoncito de lustrar zapatos destacándose los logos de pomada “Cobra” y tinta “Somerset”; no se escucha el griterío de los pibes en los juegos de enfrente que ya no están... tampoco se ven surtos los barcos de la Armada, y la Fragata Sarmiento con sus blancas velas desplegadas nunca más volvió. Pero sí tengo la seguridad que permanentemente deambulan las sombras de la familias de Posse, Faccioli, Margusino y Rapoport” se puede leer en el libro Cuando hablan los recuerdos.

Son esos recuerdos que van desapareciendo en cada movimiento que la máquina realiza sobre esa estructura que albergó la historia viva de generaciones de madrynenses.#


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