El burdel más grande de Europa se declaró en quiebra por la pandemia

El "Pascha", el burdel más grande de Europa, ubicado en la ciudad alemana de Colonia, se vio obligado a declararse en quiebra en las últimas horas tras cinco meses sin actividad debido a la prohibición del ejercicio de la prostitución como consecuencia del coronavirus.

03 SEP 2020 - 9:35 | Actualizado

"En cierta manera es inimaginable, pero tuve que presentar la solicitud de suspensión de pagos ante el Tribunal Administrativo. Estamos acabados", confirmó el gerente Armin Lobscheid, en declaraciones al diario local Express.

El "Pascha", en el que trabajaban 120 prostitutas, se quedó sin reservas para afrontar los gastos del edificio de diez plantas y pagar a sus 60 empleados entre operarios, cocineros, peluqueros, electricistas, masajistas, personal de limpieza y de seguridad.

Lobscheid criticó a las autoridades por la falta de claridad respecto a una posible reactivación de la actividad.

"Quizás podríamos haber evitado la insolvencia con ayuda de los bancos si nos hubieran confirmado que a principios del año que viene podemos retomar la actividad", dijo en declaraciones que reprodujo la agencia EFE.

Advirtió, asimismo, que "todos en el sector saben que el negocio del sexo sigue activo, pero de una manera que nadie realmente celebrará; es decir, en el anonimato y sin contribuir a Hacienda".

Agregó que esta situación pone en peligro a las mujeres ya que, como la demanda se mantiene, ahora se reúnen con los clientes en hoteles, apartamentos, vehículos y caravanas.

"Ya no tienen protección y se ven expuestas a la indefensión frente a proxenetas y clientes, ya que difícilmente pueden acudir a la policía si ocurre algo. Eso lo saben los clientes y las obligan, por ejemplo, a practicar sexo sin preservativo", dijo.

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03 SEP 2020 - 9:35

"En cierta manera es inimaginable, pero tuve que presentar la solicitud de suspensión de pagos ante el Tribunal Administrativo. Estamos acabados", confirmó el gerente Armin Lobscheid, en declaraciones al diario local Express.

El "Pascha", en el que trabajaban 120 prostitutas, se quedó sin reservas para afrontar los gastos del edificio de diez plantas y pagar a sus 60 empleados entre operarios, cocineros, peluqueros, electricistas, masajistas, personal de limpieza y de seguridad.

Lobscheid criticó a las autoridades por la falta de claridad respecto a una posible reactivación de la actividad.

"Quizás podríamos haber evitado la insolvencia con ayuda de los bancos si nos hubieran confirmado que a principios del año que viene podemos retomar la actividad", dijo en declaraciones que reprodujo la agencia EFE.

Advirtió, asimismo, que "todos en el sector saben que el negocio del sexo sigue activo, pero de una manera que nadie realmente celebrará; es decir, en el anonimato y sin contribuir a Hacienda".

Agregó que esta situación pone en peligro a las mujeres ya que, como la demanda se mantiene, ahora se reúnen con los clientes en hoteles, apartamentos, vehículos y caravanas.

"Ya no tienen protección y se ven expuestas a la indefensión frente a proxenetas y clientes, ya que difícilmente pueden acudir a la policía si ocurre algo. Eso lo saben los clientes y las obligan, por ejemplo, a practicar sexo sin preservativo", dijo.


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