El Bolsón: cocinar para sus vecinos “es cosa de hombres” en el barrio Almafuerte

10 NOV 2020 - 22:51 | Actualizado

Desde temprano, “El Chavo” y “Pachu” van arrimando sus ollas y los utensilios de cocina a la biblioteca popular Jésica “Coco” Campos del barrio Almafuerte, en Loma del Medio, para preparar el almuerzo que un rato más tarde pasarán a buscar unos 70/80 vecinos “complicados porque la pandemia nos dejó sin trabajo en marzo. La mayoría somos artesanos, productores o laburantes independientes”, detallaron.

“Hoy toca arroz con pollo, el famoso rissoto”, confirma “Pachu” con los primeros olores de la cebolla dorándose. “Para que salga rico, a esto hay que ponerle mucho amor. Cocinar también es cosa de hombres”, se ríe.

Sobre la logística que se despliega en cada jornada, explicó que “la gente viene con su recipiente y se lleva las porciones que necesita. Hace dos días que no tenemos harina para hacer pan, se usan unos 10 kilos por día”, señaló.

“Acá estamos de lunes a viernes, nos turnamos entre nosotros y otros compañeros del MTE, una organización que también está trabajando en el barrio. A partir de esta crisis sanitaria, fueron apareciendo un montón de necesidades. En mi caso, soy un artesano que no junta un mango desde hace 9 meses y no tuve más alternativa que llegar a este comedor para poder alimentarme”, reflejó “El Chavo”.

“Desde entonces, nos comenzamos a involucrar en la organización comunitaria, con tareas que van desde mantener con vida este espacio, activar la biblioteca y luchar por otras cuestiones como los caminos de acceso y los reservorios de agua para combatir los incendios forestales, porque este verano será muy seco”, agregó.

Vecinos

Al respecto, precisó que “los mismos vecinos le ponemos el pecho a la mano de obra, pero nos están faltando materiales para construir los tanques australianos. Ojalá que el gobierno atienda este reclamo porque estamos hablando de una zona de bosques nativos donde viven cientos de familias”, recordó.

En referencia a la preparación de los alimentos, “Pachu” aseveró que “nunca alcanzan los insumos y todos los días hay que hacer una vaquita para comprar lo indispensable. Al principio de la pandemia, acá se cocinaba lunes, miércoles y viernes, pero la gente necesita comer todos los días. Para muchos, esta es su única ración diaria. Nos ayuda la Secretaría de Desarrollo Social del municipio, pero no damos abasto porque la necesidad es muy grande. Por ejemplo, hoy tuvimos que comprar casi todo”.

“Juntamos las cacerolas que tenemos en cada casa, todos los días hay que traer y llevar todo porque no se puede dejar nada por los robos. Acá se han llevado hasta las garrafas, hay que apelar a la responsabilidad de cada vecino porque no contamos con un lugar seguro”, remarcó.

“Han pasado cosas que nos han llevado a echar del barrio a más de uno, venían a delinquir o a meterse a la casa de alguien que no estaba. Somos un grupo bastante consolidado, estoy desde que comenzó, hace 12 años, y nos conocemos todos”, indicó “El Chavo”.

Sin servicios

En Loma del Medio viven alrededor de 500 familias, diseminadas en distintos barrios como Almafuerte, Mirador del Azul, Renoval, Los Ñires y Amancay, entre otros, aunque siguen en situación de precariedad por tratarse de una toma irregular de tierras.

En consecuencia, las empresas concesionarias del agua potable y energía se niegan a instalar los servicios básicos. El agua debe ser transportada a diario por cada vecino desde un centro comunitario ubicado a varios kilómetros y la luz llega a través de precarios cables conectados de forma clandestina.

Hace poco se instaló un puesto sanitario en el acceso a la urbanización y un destacamento policial. Ahora los residentes insisten con la construcción de una escuela primaria, además de un sistema de transporte público que los acerque al centro de El Bolsón.

Con todo, la realidad social de desocupación y carencias atraviesa a toda la comunidad de Loma del Medio: “Venimos de una buena temporada que nos permitió algún ahorro para pasar el invierno. También logramos sobrevivir a Macri, pero ahora no vamos a tener verano. Por más que vengan algunos turistas, somos 500 artesanos en la feria, más los productores, los hoteles, los restaurantes, no hay plata para cubrir tantos sectores”, se sincera “El Chavo”, quien reconoce que “vivía del IFE, pero ya le debo $500 a uno, mil a otro, cuando lo vuelva a cobrar ya estoy en bolas”.

“Soy electricista, la pandemia me dejó sin trabajo y encima no puedo cruzar a Chubut donde siempre tenía algún laburo en El Hoyo o Lago Puelo”, agregó “Pachu” por su lado.

10 NOV 2020 - 22:51

Desde temprano, “El Chavo” y “Pachu” van arrimando sus ollas y los utensilios de cocina a la biblioteca popular Jésica “Coco” Campos del barrio Almafuerte, en Loma del Medio, para preparar el almuerzo que un rato más tarde pasarán a buscar unos 70/80 vecinos “complicados porque la pandemia nos dejó sin trabajo en marzo. La mayoría somos artesanos, productores o laburantes independientes”, detallaron.

“Hoy toca arroz con pollo, el famoso rissoto”, confirma “Pachu” con los primeros olores de la cebolla dorándose. “Para que salga rico, a esto hay que ponerle mucho amor. Cocinar también es cosa de hombres”, se ríe.

Sobre la logística que se despliega en cada jornada, explicó que “la gente viene con su recipiente y se lleva las porciones que necesita. Hace dos días que no tenemos harina para hacer pan, se usan unos 10 kilos por día”, señaló.

“Acá estamos de lunes a viernes, nos turnamos entre nosotros y otros compañeros del MTE, una organización que también está trabajando en el barrio. A partir de esta crisis sanitaria, fueron apareciendo un montón de necesidades. En mi caso, soy un artesano que no junta un mango desde hace 9 meses y no tuve más alternativa que llegar a este comedor para poder alimentarme”, reflejó “El Chavo”.

“Desde entonces, nos comenzamos a involucrar en la organización comunitaria, con tareas que van desde mantener con vida este espacio, activar la biblioteca y luchar por otras cuestiones como los caminos de acceso y los reservorios de agua para combatir los incendios forestales, porque este verano será muy seco”, agregó.

Vecinos

Al respecto, precisó que “los mismos vecinos le ponemos el pecho a la mano de obra, pero nos están faltando materiales para construir los tanques australianos. Ojalá que el gobierno atienda este reclamo porque estamos hablando de una zona de bosques nativos donde viven cientos de familias”, recordó.

En referencia a la preparación de los alimentos, “Pachu” aseveró que “nunca alcanzan los insumos y todos los días hay que hacer una vaquita para comprar lo indispensable. Al principio de la pandemia, acá se cocinaba lunes, miércoles y viernes, pero la gente necesita comer todos los días. Para muchos, esta es su única ración diaria. Nos ayuda la Secretaría de Desarrollo Social del municipio, pero no damos abasto porque la necesidad es muy grande. Por ejemplo, hoy tuvimos que comprar casi todo”.

“Juntamos las cacerolas que tenemos en cada casa, todos los días hay que traer y llevar todo porque no se puede dejar nada por los robos. Acá se han llevado hasta las garrafas, hay que apelar a la responsabilidad de cada vecino porque no contamos con un lugar seguro”, remarcó.

“Han pasado cosas que nos han llevado a echar del barrio a más de uno, venían a delinquir o a meterse a la casa de alguien que no estaba. Somos un grupo bastante consolidado, estoy desde que comenzó, hace 12 años, y nos conocemos todos”, indicó “El Chavo”.

Sin servicios

En Loma del Medio viven alrededor de 500 familias, diseminadas en distintos barrios como Almafuerte, Mirador del Azul, Renoval, Los Ñires y Amancay, entre otros, aunque siguen en situación de precariedad por tratarse de una toma irregular de tierras.

En consecuencia, las empresas concesionarias del agua potable y energía se niegan a instalar los servicios básicos. El agua debe ser transportada a diario por cada vecino desde un centro comunitario ubicado a varios kilómetros y la luz llega a través de precarios cables conectados de forma clandestina.

Hace poco se instaló un puesto sanitario en el acceso a la urbanización y un destacamento policial. Ahora los residentes insisten con la construcción de una escuela primaria, además de un sistema de transporte público que los acerque al centro de El Bolsón.

Con todo, la realidad social de desocupación y carencias atraviesa a toda la comunidad de Loma del Medio: “Venimos de una buena temporada que nos permitió algún ahorro para pasar el invierno. También logramos sobrevivir a Macri, pero ahora no vamos a tener verano. Por más que vengan algunos turistas, somos 500 artesanos en la feria, más los productores, los hoteles, los restaurantes, no hay plata para cubrir tantos sectores”, se sincera “El Chavo”, quien reconoce que “vivía del IFE, pero ya le debo $500 a uno, mil a otro, cuando lo vuelva a cobrar ya estoy en bolas”.

“Soy electricista, la pandemia me dejó sin trabajo y encima no puedo cruzar a Chubut donde siempre tenía algún laburo en El Hoyo o Lago Puelo”, agregó “Pachu” por su lado.