Cientificos del Conicet aportan novedades sobre púlsares que sólo se ven en el hemisferio sur

Un grupo de jóvenes expertos del Conicet que analizan púlsares, estrellas muy compactas que giran sobre sí mismas a una velocidad altísima del orden de una a mil veces por segundo, avanzaron en el estudio de distintos tipos de fenómenos, “abriendo camino” en el país con relación a esta temática.

22 DIC 2020 - 10:00 | Actualizado

Según informaron fuentes académicas, se trata de investigadores del grupo PuMA (Pulsar Monitoring in Argentina) que observaron y monitorearon casi a diario uno de los púlsares más brillantes y cercanos (500 años luz de la Tierra), que solo es visible desde el hemisferio Sur (denominado J0437−4715).

El trabajo, por publicarse en The Astrophysical Journal, fue posible gracias a la utilización de los dos radiotelescopios de 30 metros de diámetro que funcionan en el predio del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), ubicado en el Parque Pereyra Iraola a la altura de Berazategui.

Según las fuentes, estos instrumentos fueron reparados en 2017 tras casi dos décadas en desuso, en un proceso que incluyó la mejora electrónica, la instalación de nuevos receptores y la capacitación del personal encargado de su manejo.

Entre los eventos astronómicos que pueden investigarse a partir de la actividad de los púlsares están las ondas gravitacionales, unas perturbaciones en el espacio-tiempo provocadas, por ejemplo, por la fusión de agujeros negros supermasivos: si bien son invisibles al ojo humano, su presencia puede inferirse de acuerdo a las alteraciones que provocan en los tiempos de arribo de los pulsos provenientes de estas estrellas.

“Son muchos equipos a nivel mundial dedicados al estudio de las ondas gravitacionales. Pero muchos ubicados en el hemisferio Norte y sus observaciones tienen un punto ciego al que no pueden acceder. Nuestra idea es usar la posición privilegiada que tenemos para proveer de observaciones de alta precisión temporal sobre estos púlsares que solo pueden verse desde el hemisferio Sur”, explicó Valentina Sosa Fiscella, becaria del Conicet en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata.

En base a más de 700 horas de observación, el estudio permitió analizar en detalle la precisión temporal que se puede alcanzar actualmente con la tecnología disponible en el IAR, que es de de 0,5 microsegundos y dar una primera aproximación para cuantificar hasta qué sensibilidad se podría llegar para detectar ondas gravitacionales.

“Estas son motivo de interés para la comunidad científica internacional, el Premio Nobel de Física en 2017 fue para un equipo de investigadores norteamericanos que pudieron constatar su existencia”, dijo Santiago del Palacio, autor y becario del Conicet en el IAR.

Por otra parte, Luciano Combi, otro autor de la investigación, dijo que desde su nacimiento, el grupo PuMA está “abriendo camino” en el país con relación al estudio de los púlsares. “A fines del año pasado se publicó un trabajo más técnico en la revista Astronomy & Astrophysics, y ahora esta publicación, realizada en base a la primera tesis de licenciatura sobre el tema con observaciones propias que se hizo en Sudamérica”.

22 DIC 2020 - 10:00

Según informaron fuentes académicas, se trata de investigadores del grupo PuMA (Pulsar Monitoring in Argentina) que observaron y monitorearon casi a diario uno de los púlsares más brillantes y cercanos (500 años luz de la Tierra), que solo es visible desde el hemisferio Sur (denominado J0437−4715).

El trabajo, por publicarse en The Astrophysical Journal, fue posible gracias a la utilización de los dos radiotelescopios de 30 metros de diámetro que funcionan en el predio del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), ubicado en el Parque Pereyra Iraola a la altura de Berazategui.

Según las fuentes, estos instrumentos fueron reparados en 2017 tras casi dos décadas en desuso, en un proceso que incluyó la mejora electrónica, la instalación de nuevos receptores y la capacitación del personal encargado de su manejo.

Entre los eventos astronómicos que pueden investigarse a partir de la actividad de los púlsares están las ondas gravitacionales, unas perturbaciones en el espacio-tiempo provocadas, por ejemplo, por la fusión de agujeros negros supermasivos: si bien son invisibles al ojo humano, su presencia puede inferirse de acuerdo a las alteraciones que provocan en los tiempos de arribo de los pulsos provenientes de estas estrellas.

“Son muchos equipos a nivel mundial dedicados al estudio de las ondas gravitacionales. Pero muchos ubicados en el hemisferio Norte y sus observaciones tienen un punto ciego al que no pueden acceder. Nuestra idea es usar la posición privilegiada que tenemos para proveer de observaciones de alta precisión temporal sobre estos púlsares que solo pueden verse desde el hemisferio Sur”, explicó Valentina Sosa Fiscella, becaria del Conicet en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata.

En base a más de 700 horas de observación, el estudio permitió analizar en detalle la precisión temporal que se puede alcanzar actualmente con la tecnología disponible en el IAR, que es de de 0,5 microsegundos y dar una primera aproximación para cuantificar hasta qué sensibilidad se podría llegar para detectar ondas gravitacionales.

“Estas son motivo de interés para la comunidad científica internacional, el Premio Nobel de Física en 2017 fue para un equipo de investigadores norteamericanos que pudieron constatar su existencia”, dijo Santiago del Palacio, autor y becario del Conicet en el IAR.

Por otra parte, Luciano Combi, otro autor de la investigación, dijo que desde su nacimiento, el grupo PuMA está “abriendo camino” en el país con relación al estudio de los púlsares. “A fines del año pasado se publicó un trabajo más técnico en la revista Astronomy & Astrophysics, y ahora esta publicación, realizada en base a la primera tesis de licenciatura sobre el tema con observaciones propias que se hizo en Sudamérica”.


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