Anuario 2020: “seguramente habrá segunda ola porque la gente se cansó y se relajó demasiado con los cuidados”

Fabián Puratich recuerda la primera advertencia de Nación sobre la llegada del Covid. La urgencia de tener camas de Terapia y los empresarios que “aprovecharon muchísimo” para subir precios. Su autocrítica y el pedido a los vecinos. Espera un escenario controlado recién a fines de 2021.

30 DIC 2020 - 18:31 | Actualizado

¿En qué momento el Ministerio de Salud de la Nación les anticipó lo que se venía?

-En febrero tuvimos un Consejo Federal de Salud en Córdoba. Estaba el primer crucero de Ushuaia con gente con fiebre y revuelo. Esos dieron todos negativos. En ese mismo Consejo Nación nos baja la línea y nos dice: “Se viene esto, empiecen a prepararse y reorganicen los hospitales”. Como habíamos vivido la experiencia del hantavirus en cordillera, un gran aprendizaje, nos juntamos con el ministro de Seguridad y hablamos de cómo hacer. Por eso la Provincia antes que Nación arranca la cuarentena, el 13 de marzo suspendimos todos los eventos públicos masivos.

-¿Sospechaban la gravedad?

-Es muy difícil medir eso. Los virus respiratorios son imposibles de detener cuando arrancan. Lo que no se sabía era el impacto en la mortalidad que iba a tener. Yo viví el H1N1, la Gripe A, también fue una pandemia pero con una mortalidad mucho menor y mucho más acotada en el tiempo. Con esto aprendimos todos porque fue un virus nuevo, todos los días nos daba una lección nueva. Todavía no se sabe bien cómo es el comportamiento. La segunda ola que se vive ahora en el hemisferio norte es peor que la primera, es un virus muy complejo.

-¿Entonces con ese primer aviso ya sabían que iban a tener que restringir actividades?

-Exacto. Nos sirvió mucho la experiencia del hanta, fue más corto y menos intenso pero muy fuerte y con riesgos muy importantes para el resto de la sociedad, porque si salía de la cordillera e iba a otro lado iba a ser una catástrofe, es la realidad. Soy un defensor del Ministerio de Salud de la Nación porque el mensaje fue muy claro siempre a los que debíamos implementar las medidas: empiecen a trabajar, organícense y qué necesitan. La medida que se tomó con los respiradores fue brillante porque si no, no hubiésemos tenido uno. Las provincias más poderosas siempre son las que más acaparan. Son decisiones de alto impacto que nos sirvieron mucho.

-¿Qué fue lo primero a resolver?

-Faltaban camas de Terapia Intensiva. En febrero iniciamos un proceso de compra de camas, respiradores, monitores y bombas. El gobernador nos puso $ 100 millones a disposición. Todas las provincias hicieron lo mismo, entonces se armó el cuello de botella y no había respiradores para nadie. Ahí se decidió y fue muy rápido porque Nación al decirle a la fábrica “Vos producí y nosotros repartimos”, nos llegaron rápido. Estábamos preocupados. El ejemplo más claro es Puerto Madryn: había sólo cinco camas de Terapia y en el pico de la pandemia tuvimos 23 pacientes respirados, o sea teníamos 23 unidades de Terapia para dar respuesta; Trelew tenía una sola, hoy tiene dos Terapias o tres, porque la intermedia pasó a ser Terapia. Se armaron terapias en la guardia. Es un déficit real, las terapias se calculan de acuerdo a la población y nunca habíamos tenido problema con las camas. Nos va a quedar una capacidad instalada muy buena.

-¿Cuánto costó enfrentar la pandemia?

-Muchos millones. El gobernador nunca me dijo que no. Invertimos mucha plata, equipos para hacer PCR en toda la provincia, reactivos, insumos de laboratorio que valen fortunas, equipos de protección personal. Incorporamos 350 agentes de salud en la pandemia, que igual siguen faltando porque con las licencias Covid perdimos 600 personas de un día para el otro. Fuimos reponiendo. Las personas de riesgo sabemos que iban a estar expuestos, no se puede jugar con eso y debimos reorganizar los servicios y cerrar algunos centros de salud para redistribuir personal dentro del Hospital. El esfuerzo estaba ahí dentro.

-¿Qué pasó con la parte empresarial?

-Los empresarios aprovecharon muchísimo la situación: ampollas de drogas para dormir a los pacientes pasaron de $ 187 pesos a $ 1.200 la última vez que quisimos comprar. Hicimos una movida todos los ministros y Nación sacó una resolución para poner precios máximos y ahí se acomodó.

-¿Hubo picardía?

-Sí. Nos pasó muchísimo. Los barbijos los comprábamos a $ 9 antes de la pandemia y llegaron a cotizar $ 250 cada uno. Hubo mucha picardía…no sé si es la palabra, casi delincuencia diría yo. Sacamos una ley y declaramos de utilidad pública todos los insumos de salud. Se acomodó porque nos permitía expropiar las cosas. Me querés cobrar una barbaridad, bueno, listo, te lo saco y te lo pago lo que yo creo.

-¿Empresarios fuera y dentro de Chubut?

-En todos lados. Uno entiende lo que es el comercio, pero el aprovechamiento de la situación no lo comparto. Nadie vende sin ganar, pero si ya estás ganando no aumentes el mil por ciento los precios para ganar más, porque está ocurriendo algo grave. No fue un año fácil en un montón de sentidos. Los mismos que critican al Estado porque incumple su obligación son los que se aprovechan de él para llenarse los bolsillos. Lo tenemos que cuidar entre todos, funcionarios, proveedores, comunidad. El Estado debe ser fuerte y que nadie se aproveche. Hay que pelear y defenderlo.

-El sistema público suele ser cuestionado…

-Somos recontracriticados pero se demostró que si no teníamos un sistema de salud fuerte esto hubiera sido una catástrofe como fue en Estados Unidos, supuestamente los mejores del mundo. Uno ve Nueva York con freezers conservando los cadáveres; España, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, son muy fuertes pero lo público es una parte muy pequeña y lo privado es muy grande. En Argentina tenemos un sistema público muy fuerte y en Chubut tenemos muchísimos lugares que somos prestadores únicos, sirvió para posicionarnos y se termine de entender la importancia del sistema público.

-¿Cómo es estudiar en Medicina qué es una pandemia y luego vivirla en carne propia?

-Lo único que sabíamos era la definición (risas) Uno estudia la historia de la medicina, ve la peste, enfermedades terribles, pero una pandemia de un virus respiratorio desconocido fue un gran aprendizaje. Fue un año muy complejo, pero importante para crecer en lo profesional y personal, y entender muchas cosas que uno necesita un cachetazo para entender. Fue vivir lo que habíamos leído y ver que lo que está escrito en los libros es real.

-¿Tuvo síntomas de coronavirus alguna vez?

-El día que me anunciaron como ministro venía de Madryn y asistí a una persona en un vuelco. La pasó mal. Estuvo internado en Terapia en Buenos Aires, lo operaron, nos hicimos amigos. Me llama un día en pandemia y me invita a comer. Lo pensé pero uno tiene la carga de ser ejemplo. No fui. Al otro día me avisa que tenía 38.5° de fiebre y era positivo. Me cuidé mucho, me pasó cerca el virus. En el gabinete, pese a la exposición, no hubo tantos casos. No tuve ni un síntoma, sólo cansancio, pero no del virus. Al principio llegaba a la noche y me dolía un poco la garganta. Pero era la cabeza o el cansancio. Sólo quería sacarme los zapatos y tirarme en la cama. Pero no tuve fiebre en todo el año. En el gabinete los reto a todos para que se cuiden.

-Cuando el ministro Federico Massoni advirtió que habría muertos en Chubut, no lo debe haber sorprendido…

-No porque lo veníamos hablando. Reivindico su trabajo. Si no hubiéramos tenido una figura fuerte como él, todo hubiera sido más difícil. Pudo haber cometido errores como yo y muchos, pero estuvo siempre a disposición. Cuando dijo eso, era real, alguien lo tenía que decir y no era yo. Federico bancó siempre todas las decisiones, nos ayudó mucho. Hice amigos en el gabinete y si tengo que resaltar dos figuras son él y Pepe Grazzini. Andrés Meiszner también bancó mucho. Todos los días yo traía a las reuniones lo que pasaba en otros lugares, y realmente era preocupante. Federico dio el impacto en la gente. Sus formas pueden gustar o no pero son efectivas. El gobernador puso a disposición a todo el mundo. Eso no era algo que se veía mucho.

-Hubo mano dura para el control de la cuarentena y generó hábeas corpus, ¿era necesaria?

-Massoni tomó decisiones muy difíciles y se hizo cargo. Eso está muy bien. La Justicia se podría haber manejado de otra forma, sin tanto de lo mediático. Las discusiones se dan en otros lugares. Eso hizo perder mucho del respeto que se tenía a lo que se estaba llevando adelante. Correr actores de un lugar importante no está bueno. En ese momento fue un antes y un después. Fue muy difícil todo.

-Entonces no le parecía tan mal…

-Hubo cosas que no tenían que hacerse pero si uno ve todo el trabajo que se hizo, las cosas que se hicieron que no se tenían que hacer son el 1%. No tendrían que haber pasado ni una vez y lo entiendo, pero se le dio mucha más importancia a eso que a todo el trabajo del Ministerio de Seguridad y Policía, que está desde el primer día en la calle, enfermándose y no viendo a su familia. Porque algunos hacen mal las cosas no hay que estigmatizar a gente que se rompió el lomo laburando. Fue un momento complicado porque estaba volviendo mucha gente. La pandemia la vamos a evaluar fines del año que viene y decir qué hicimos bien y qué mal. Está mal evaluar sobre la marcha.

-No le gustó que se meta la justicia...

-Lo mediático, esas cosas tienen que ir por otro lugar. Las discusiones son hacia adentro y hacia afuera caminar juntos Gabinete, Justicia y Legislativo, si no llegamos con un mal mensaje a la sociedad. La gente común se confunde y fracasan las políticas.

-¿Le quedó alguna estrategia sin concretar?

-Me quedó como deuda que nos dedicamos de lleno a la pandemia y otras cosas importantes en Salud pasaron a otro nivel y eso no está bueno. Pero fue muy complejo porque no teníamos las suficientes personas para hacer todo lo que queríamos. Tener que cerrar centros de salud es malo porque limitás el acceso, se vacunó mucho menos gente que otros años, menos controles de embarazos y de enfermedades crónicas como diabéticos e hipertensos. Al poner toda la energía en un lugar, pasaron varios meses para redirigir. No es un error, pero viendo para atrás lo hubiéramos rediseñado de otra forma porque muchas personas necesitaban el sistema y no fue tan accesible como debería.

-¿Esperan la segunda ola en la provincia?

-Sí, seguramente, son muchos meses, la gente se cansó y lleva a relajarse demasiado con los cuidados básicos para evitar una segunda ola. Lamentablemente uno ve que no se cumplen. La vacuna no corta la pandemia, es una herramienta para contener. Me preocupa que se le perdió el miedo a la enfermedad y se vuelven a ver las estadísticas como números; se olvidan que los fallecidos son personas que dejaron mal a las familias, sin siquiera despedirse. Mucha gente la pasó muy mal en Terapia, las internaciones son extensas, quedan muchas secuelas. Perdemos el eje de que los números son personas. Eso predispone a una nueva ola seguramente.

-¿Será luego del verano?

-Me da bronca que vemos lo que pasa y no tomamos conciencia. Vamos una estación detrás de Europa, y lo que pasa allá es porque pasó el verano y empezó la segunda ola. Soy muy defensor de los medios provinciales, los nacionales mostraban que en Europa disfrutaban, hacían fiesta, vivían relajados y que eso lo teníamos que vivir acá. Fue el peor mensaje que podían mandar. La gente consume mucho esos medios y confunden; no tenía que pasar pero se vendía como la vuelta a la libertad y no está bueno. Ahora los medios nacionales no te dicen por qué está pasando esta segunda ola: es por lo que ellos informaban como algo fantástico. Vamos a insistir con la comunicación y las redes para fortalecer el cuidado, y que la indefectible segunda ola no tenga la intensidad que tiene en el Hemisferio Norte. Lo que pasó con algunos medios nacionales fue un error gravísimo, se politizó la pandemia. Los ministros de Salud hemos trabajado todos alineados, todas las semanas tenemos una reunión con Nación. Quedó claro en la carta que escribimos en apoyo al Ministerio, que firmaron distritos opositores. Si Salud pudo sacar el partidismo del medio, desde otros lugares también se tiene que lograr.

-¿Cómo define la relación con el sector comercial?

-Fue complejo porque quedé como el malo de la película muchas veces. Pero siempre fueron respetuosos. Incluso cuando se complicó se planteó el cierre pero no era necesario porque cumplen los protocolos. El problema que hay que disminuir es la gente que anda en la calle, no los comercios, que hay que darles la posibilidad.

-¿Y con el sector turístico?

-Realmente me pasó una situación muy desagradable. Personalizaron decisiones, fueron muy violentos y muy agresivos. Tuvimos muchas reuniones, por zoom y presenciales, y siempre di la cara como para que saquen solicitadas con información que no sé quién les había dado. Se demostró que era todo por cosas que suponían que iban a pasar. El plan del turismo se cumplió exactamente como se los anunciamos en un primer momento. Como Ministerio no merecíamos esa falta de respeto, agresividad y violencia. En mi vida pensé que iba a tener que opinar de pesca, petróleo, turismo, educación. Son decisiones difíciles pero siempre escuchando a todos. No es que me senté y dije “Esto no” porque se me ocurre. No me banco la falta de respeto, me pone una traba, me nubla y me hace ruido.

-¿Y con los gremios?

-Me senté a hablar millones de veces. El día que sentí que me faltaron el respeto, listo, pará viejo. También soy un trabajador de Salud. Con turismo ese día que se generó esa confusión tuve mensajes y llamados muy violentos. Se pasaron mi teléfono todos; yo estaba en la oficina de Grazzini y el teléfono me lo llenaron de insultos. No entendía nada. La solicitada que sacaron fue una vergüenza porque que alguien externo al sistema le pida la renuncia al ministro de Salud es una pavada total, una falta de respeto absoluta. Espero en algún momento sentarnos y pedirnos disculpas mutuamente. Fueron los prestadores privados los que se volvieron un poquito locos, fue totalmente injustificado. No volvimos a hablar, nunca me pidieron disculpas. Sé que la pasaron muy mal, como todos. Viven de eso y no dejo de sentir empatía, pero debe ser recíproca. No salimos a hacer una contra solicitada. La gente común se acuerda de esas cosas y pone en la balanza quién tenía razón: el Ministerio o los que porque se sentían perjudicados y querían que se vaya alguien que laburó 9 meses sin dormir. La sociedad es muy inteligente y sacará su conclusión cuando todo pase.

-¿Casi renuncia?

-No, sí estuve muy cansado y con situaciones que viví que me desbordaron por las formas. Me bloquearon la entrada al Ministerio y yo iba a entrar igual, no tengo miedo, son mis compañeros de laburo. Cuando deje este cargo voy a ir a trabajar a un Hospital. Los choferes y gente de mantenimiento me decían que no entre. Estaban agresivos y violentos. La segunda vez que bloquearon todo, un circo absoluto y fuera de lugar, lo denuncié. No me pueden negar el derecho de trabajar, yo no me iba a bancar que se queden un mes adentro. Fueron situaciones difíciles, pero ¿qué pasa si uno se va? Tenés que poner el cuero duro y seguir. Dejar el Ministerio en medio de una pandemia era una irresponsabilidad absoluta. El gobernador y el gabinete siempre me respaldaron. Pasé momentos difíciles…las veces que me habré ido del Ministerio llorando a mi casa por la bronca. Se está en deuda en muchas cosas, pero se hicieron muchísimas otras: regularizamos a la gente, recategorizamos, reconocimos títulos. Es justo el reclamo de los salarios pero no comparto las formas. Me dicen que no doy la cara, ¿alguna vez me vieron irme a las apuradas en un auto? Ando caminando todo el día, quizás me falta armar más circo e irme con los periodistas pero no va con mi personalidad. Yo voy a los hospitales, no voy a armar circo para crear conflicto, no va con mi forma de ser. Pero que digan que no doy la cara y que no recibo o que no hablo, eso sí no me lo banco. Es todo mentira. Cuando lanzamos el Detectar en Rawson me dijeron que no los recibía, ¿por qué mentís para afuera? Si estuve hablando con vos hace 10 minutos, ¿para qué hacés circo? Sirve laburar y discutir, no el circo.

-¿Llegó a las lágrimas?

-Sí. El peor momento fue el día que salí de Casa de Gobierno y me agarraron en la esquina. Fue feo porque me dio miedo, no eran todos trabajadores de Salud, había gente que me tocaba la espalda como apoyándome algo. Fue muy difícil, me insultaron, me siguieron a los gritos. Paré a explicar todo, me fui y me siguieron. Se metieron adentro del Ministerio, eran 20. Ese día me hizo quebrar un poco en lo personal. Sentí miedo. Mis compañeros me decían “¿Cómo andás caminando en la calle?” El día que no pueda caminar en la calle me tengo que ir.

-¿Pero renunció o no?

-No. Sí el día que asumí dejé mi renuncia a disposición, es lo que corresponde. Si algún día el gobernador necesita que dé un paso al costado no voy a poner traba porque no quiero que le vaya mal. Cada vez que fui a hablar por estas circunstancias, me dice “Flaquito, no pasa nada, seguí”.

-¿Lo sondearon para una candidatura?

-Nadie me habló. Soy un soldado, donde me necesiten voy a estar, pero no me parece el momento para hablarlo ni pensarlo. Está bueno que uno labure y se vea el trabajo. Me siento respetado por el arco político. Hubo discusiones, pero con todos los intendentes tengo trato cordial. Ya sé en cada Intendencia con quién tengo el diálogo más fluido para ir comunicando porque a los intendentes muchas veces no los puedo molestar. Pero entendieron el mensaje. La pandemia afectó más a las ciudades grandes. Muchas veces con intendentes de pequeñas localidades o comunas devuelvo las llamadas a la noche o fines de semana. Hay que tratar de estar presentes, una palabra de alguien que sepa les transmite tranquilidad para orientar decisiones. Con diputados y concejales también. Hoy hablar de una candidatura es muy temprano, hay muchas cosas que resolver en Salud, veremos el año que viene.

-Pero es un soldado…

-Siempre fue así. No empecé a hacer política hace mucho tiempo, fue en 2012 cuando la gente que armaba para Mario nos fue a visitar a El Maitén y empezamos a militar. Lo mío era más social, no tan político. Me tocó ser concejal y me llamó Ignacio “Turi” Hernández. Me necesitaba acá, dejé todo y me vine. Siempre que me sienta capacitado, no tengo problemas, voy a defender lo que deba defender.

-¿La curva en Comodoro Rivadavia fue el momento más duro?

-Fue complicado y el lugar más crítico y muy complejo porque es una ciudad muy grande y es el único lugar de Chubut donde el sistema de salud privado es muy fuerte. Nos costó mucho integrarlo en un primer momento y fue fundamental la intervención del intendente Juan Pablo Luque. Se trabajó muy fuerte, tuve mucha presencia con dueños de clínicas y hoy es la ciudad más ordenada en salud. Fue la primera que armó todo con la vacunación. En Puerto Madryn el sistema fue más organizado y estructurado, pasó algo complejo pero no tuvo la repercusión de Comodoro. En Trelew también, hubo un momento que los chicos del Hospital venían y se llevaban respiradores y camas pero se acomodó la situación. Vamos a ver cómo nos va ahora en la cordillera.

-¿Cuál es su autocrítica?

-Soy muy destructivo conmigo. Siempre tengo esa sensación de que no hago todo lo que tengo que hacer. Es mi personalidad, creo que puedo hacer más cosas, eso me critico. Tengo que desligarme un poco de la situación, abrir más el juego. Me puse demasiado peso sobre mí y no quiere exponer a mis compañeros, quiero cuidarlos y eso está mal porque son excelentes, pero tengo esa actitud sobreprotectora. Es un error que el responsable deba ser yo. Por más que delegue algo, si sale mal me hago cargo yo, para proteger. Tenía un cuaderno al lado de la mesita de luz, me dormía pensando y por ahí me despertaba con algo que se me ocurría, lo escribía y seguía durmiendo, pero me retaron en el Ministerio y lo guardé. Una locura.

-¿Qué hay que esperar en 2021?

-Va a ser muy complejo el primer trimestre porque van a aumentar los casos, y tenemos la vacunación, el Detectar y los hospitales que van a volver a tener pacientes. Con la vacunación bajarán los fallecidos y las formas graves del Covid, pero la enfermedad va a seguir estando. A fin de 2021 se puede tener la situación más controlada, pero será un año difícil de sostener en una sociedad que está cansada.

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30 DIC 2020 - 18:31

¿En qué momento el Ministerio de Salud de la Nación les anticipó lo que se venía?

-En febrero tuvimos un Consejo Federal de Salud en Córdoba. Estaba el primer crucero de Ushuaia con gente con fiebre y revuelo. Esos dieron todos negativos. En ese mismo Consejo Nación nos baja la línea y nos dice: “Se viene esto, empiecen a prepararse y reorganicen los hospitales”. Como habíamos vivido la experiencia del hantavirus en cordillera, un gran aprendizaje, nos juntamos con el ministro de Seguridad y hablamos de cómo hacer. Por eso la Provincia antes que Nación arranca la cuarentena, el 13 de marzo suspendimos todos los eventos públicos masivos.

-¿Sospechaban la gravedad?

-Es muy difícil medir eso. Los virus respiratorios son imposibles de detener cuando arrancan. Lo que no se sabía era el impacto en la mortalidad que iba a tener. Yo viví el H1N1, la Gripe A, también fue una pandemia pero con una mortalidad mucho menor y mucho más acotada en el tiempo. Con esto aprendimos todos porque fue un virus nuevo, todos los días nos daba una lección nueva. Todavía no se sabe bien cómo es el comportamiento. La segunda ola que se vive ahora en el hemisferio norte es peor que la primera, es un virus muy complejo.

-¿Entonces con ese primer aviso ya sabían que iban a tener que restringir actividades?

-Exacto. Nos sirvió mucho la experiencia del hanta, fue más corto y menos intenso pero muy fuerte y con riesgos muy importantes para el resto de la sociedad, porque si salía de la cordillera e iba a otro lado iba a ser una catástrofe, es la realidad. Soy un defensor del Ministerio de Salud de la Nación porque el mensaje fue muy claro siempre a los que debíamos implementar las medidas: empiecen a trabajar, organícense y qué necesitan. La medida que se tomó con los respiradores fue brillante porque si no, no hubiésemos tenido uno. Las provincias más poderosas siempre son las que más acaparan. Son decisiones de alto impacto que nos sirvieron mucho.

-¿Qué fue lo primero a resolver?

-Faltaban camas de Terapia Intensiva. En febrero iniciamos un proceso de compra de camas, respiradores, monitores y bombas. El gobernador nos puso $ 100 millones a disposición. Todas las provincias hicieron lo mismo, entonces se armó el cuello de botella y no había respiradores para nadie. Ahí se decidió y fue muy rápido porque Nación al decirle a la fábrica “Vos producí y nosotros repartimos”, nos llegaron rápido. Estábamos preocupados. El ejemplo más claro es Puerto Madryn: había sólo cinco camas de Terapia y en el pico de la pandemia tuvimos 23 pacientes respirados, o sea teníamos 23 unidades de Terapia para dar respuesta; Trelew tenía una sola, hoy tiene dos Terapias o tres, porque la intermedia pasó a ser Terapia. Se armaron terapias en la guardia. Es un déficit real, las terapias se calculan de acuerdo a la población y nunca habíamos tenido problema con las camas. Nos va a quedar una capacidad instalada muy buena.

-¿Cuánto costó enfrentar la pandemia?

-Muchos millones. El gobernador nunca me dijo que no. Invertimos mucha plata, equipos para hacer PCR en toda la provincia, reactivos, insumos de laboratorio que valen fortunas, equipos de protección personal. Incorporamos 350 agentes de salud en la pandemia, que igual siguen faltando porque con las licencias Covid perdimos 600 personas de un día para el otro. Fuimos reponiendo. Las personas de riesgo sabemos que iban a estar expuestos, no se puede jugar con eso y debimos reorganizar los servicios y cerrar algunos centros de salud para redistribuir personal dentro del Hospital. El esfuerzo estaba ahí dentro.

-¿Qué pasó con la parte empresarial?

-Los empresarios aprovecharon muchísimo la situación: ampollas de drogas para dormir a los pacientes pasaron de $ 187 pesos a $ 1.200 la última vez que quisimos comprar. Hicimos una movida todos los ministros y Nación sacó una resolución para poner precios máximos y ahí se acomodó.

-¿Hubo picardía?

-Sí. Nos pasó muchísimo. Los barbijos los comprábamos a $ 9 antes de la pandemia y llegaron a cotizar $ 250 cada uno. Hubo mucha picardía…no sé si es la palabra, casi delincuencia diría yo. Sacamos una ley y declaramos de utilidad pública todos los insumos de salud. Se acomodó porque nos permitía expropiar las cosas. Me querés cobrar una barbaridad, bueno, listo, te lo saco y te lo pago lo que yo creo.

-¿Empresarios fuera y dentro de Chubut?

-En todos lados. Uno entiende lo que es el comercio, pero el aprovechamiento de la situación no lo comparto. Nadie vende sin ganar, pero si ya estás ganando no aumentes el mil por ciento los precios para ganar más, porque está ocurriendo algo grave. No fue un año fácil en un montón de sentidos. Los mismos que critican al Estado porque incumple su obligación son los que se aprovechan de él para llenarse los bolsillos. Lo tenemos que cuidar entre todos, funcionarios, proveedores, comunidad. El Estado debe ser fuerte y que nadie se aproveche. Hay que pelear y defenderlo.

-El sistema público suele ser cuestionado…

-Somos recontracriticados pero se demostró que si no teníamos un sistema de salud fuerte esto hubiera sido una catástrofe como fue en Estados Unidos, supuestamente los mejores del mundo. Uno ve Nueva York con freezers conservando los cadáveres; España, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, son muy fuertes pero lo público es una parte muy pequeña y lo privado es muy grande. En Argentina tenemos un sistema público muy fuerte y en Chubut tenemos muchísimos lugares que somos prestadores únicos, sirvió para posicionarnos y se termine de entender la importancia del sistema público.

-¿Cómo es estudiar en Medicina qué es una pandemia y luego vivirla en carne propia?

-Lo único que sabíamos era la definición (risas) Uno estudia la historia de la medicina, ve la peste, enfermedades terribles, pero una pandemia de un virus respiratorio desconocido fue un gran aprendizaje. Fue un año muy complejo, pero importante para crecer en lo profesional y personal, y entender muchas cosas que uno necesita un cachetazo para entender. Fue vivir lo que habíamos leído y ver que lo que está escrito en los libros es real.

-¿Tuvo síntomas de coronavirus alguna vez?

-El día que me anunciaron como ministro venía de Madryn y asistí a una persona en un vuelco. La pasó mal. Estuvo internado en Terapia en Buenos Aires, lo operaron, nos hicimos amigos. Me llama un día en pandemia y me invita a comer. Lo pensé pero uno tiene la carga de ser ejemplo. No fui. Al otro día me avisa que tenía 38.5° de fiebre y era positivo. Me cuidé mucho, me pasó cerca el virus. En el gabinete, pese a la exposición, no hubo tantos casos. No tuve ni un síntoma, sólo cansancio, pero no del virus. Al principio llegaba a la noche y me dolía un poco la garganta. Pero era la cabeza o el cansancio. Sólo quería sacarme los zapatos y tirarme en la cama. Pero no tuve fiebre en todo el año. En el gabinete los reto a todos para que se cuiden.

-Cuando el ministro Federico Massoni advirtió que habría muertos en Chubut, no lo debe haber sorprendido…

-No porque lo veníamos hablando. Reivindico su trabajo. Si no hubiéramos tenido una figura fuerte como él, todo hubiera sido más difícil. Pudo haber cometido errores como yo y muchos, pero estuvo siempre a disposición. Cuando dijo eso, era real, alguien lo tenía que decir y no era yo. Federico bancó siempre todas las decisiones, nos ayudó mucho. Hice amigos en el gabinete y si tengo que resaltar dos figuras son él y Pepe Grazzini. Andrés Meiszner también bancó mucho. Todos los días yo traía a las reuniones lo que pasaba en otros lugares, y realmente era preocupante. Federico dio el impacto en la gente. Sus formas pueden gustar o no pero son efectivas. El gobernador puso a disposición a todo el mundo. Eso no era algo que se veía mucho.

-Hubo mano dura para el control de la cuarentena y generó hábeas corpus, ¿era necesaria?

-Massoni tomó decisiones muy difíciles y se hizo cargo. Eso está muy bien. La Justicia se podría haber manejado de otra forma, sin tanto de lo mediático. Las discusiones se dan en otros lugares. Eso hizo perder mucho del respeto que se tenía a lo que se estaba llevando adelante. Correr actores de un lugar importante no está bueno. En ese momento fue un antes y un después. Fue muy difícil todo.

-Entonces no le parecía tan mal…

-Hubo cosas que no tenían que hacerse pero si uno ve todo el trabajo que se hizo, las cosas que se hicieron que no se tenían que hacer son el 1%. No tendrían que haber pasado ni una vez y lo entiendo, pero se le dio mucha más importancia a eso que a todo el trabajo del Ministerio de Seguridad y Policía, que está desde el primer día en la calle, enfermándose y no viendo a su familia. Porque algunos hacen mal las cosas no hay que estigmatizar a gente que se rompió el lomo laburando. Fue un momento complicado porque estaba volviendo mucha gente. La pandemia la vamos a evaluar fines del año que viene y decir qué hicimos bien y qué mal. Está mal evaluar sobre la marcha.

-No le gustó que se meta la justicia...

-Lo mediático, esas cosas tienen que ir por otro lugar. Las discusiones son hacia adentro y hacia afuera caminar juntos Gabinete, Justicia y Legislativo, si no llegamos con un mal mensaje a la sociedad. La gente común se confunde y fracasan las políticas.

-¿Le quedó alguna estrategia sin concretar?

-Me quedó como deuda que nos dedicamos de lleno a la pandemia y otras cosas importantes en Salud pasaron a otro nivel y eso no está bueno. Pero fue muy complejo porque no teníamos las suficientes personas para hacer todo lo que queríamos. Tener que cerrar centros de salud es malo porque limitás el acceso, se vacunó mucho menos gente que otros años, menos controles de embarazos y de enfermedades crónicas como diabéticos e hipertensos. Al poner toda la energía en un lugar, pasaron varios meses para redirigir. No es un error, pero viendo para atrás lo hubiéramos rediseñado de otra forma porque muchas personas necesitaban el sistema y no fue tan accesible como debería.

-¿Esperan la segunda ola en la provincia?

-Sí, seguramente, son muchos meses, la gente se cansó y lleva a relajarse demasiado con los cuidados básicos para evitar una segunda ola. Lamentablemente uno ve que no se cumplen. La vacuna no corta la pandemia, es una herramienta para contener. Me preocupa que se le perdió el miedo a la enfermedad y se vuelven a ver las estadísticas como números; se olvidan que los fallecidos son personas que dejaron mal a las familias, sin siquiera despedirse. Mucha gente la pasó muy mal en Terapia, las internaciones son extensas, quedan muchas secuelas. Perdemos el eje de que los números son personas. Eso predispone a una nueva ola seguramente.

-¿Será luego del verano?

-Me da bronca que vemos lo que pasa y no tomamos conciencia. Vamos una estación detrás de Europa, y lo que pasa allá es porque pasó el verano y empezó la segunda ola. Soy muy defensor de los medios provinciales, los nacionales mostraban que en Europa disfrutaban, hacían fiesta, vivían relajados y que eso lo teníamos que vivir acá. Fue el peor mensaje que podían mandar. La gente consume mucho esos medios y confunden; no tenía que pasar pero se vendía como la vuelta a la libertad y no está bueno. Ahora los medios nacionales no te dicen por qué está pasando esta segunda ola: es por lo que ellos informaban como algo fantástico. Vamos a insistir con la comunicación y las redes para fortalecer el cuidado, y que la indefectible segunda ola no tenga la intensidad que tiene en el Hemisferio Norte. Lo que pasó con algunos medios nacionales fue un error gravísimo, se politizó la pandemia. Los ministros de Salud hemos trabajado todos alineados, todas las semanas tenemos una reunión con Nación. Quedó claro en la carta que escribimos en apoyo al Ministerio, que firmaron distritos opositores. Si Salud pudo sacar el partidismo del medio, desde otros lugares también se tiene que lograr.

-¿Cómo define la relación con el sector comercial?

-Fue complejo porque quedé como el malo de la película muchas veces. Pero siempre fueron respetuosos. Incluso cuando se complicó se planteó el cierre pero no era necesario porque cumplen los protocolos. El problema que hay que disminuir es la gente que anda en la calle, no los comercios, que hay que darles la posibilidad.

-¿Y con el sector turístico?

-Realmente me pasó una situación muy desagradable. Personalizaron decisiones, fueron muy violentos y muy agresivos. Tuvimos muchas reuniones, por zoom y presenciales, y siempre di la cara como para que saquen solicitadas con información que no sé quién les había dado. Se demostró que era todo por cosas que suponían que iban a pasar. El plan del turismo se cumplió exactamente como se los anunciamos en un primer momento. Como Ministerio no merecíamos esa falta de respeto, agresividad y violencia. En mi vida pensé que iba a tener que opinar de pesca, petróleo, turismo, educación. Son decisiones difíciles pero siempre escuchando a todos. No es que me senté y dije “Esto no” porque se me ocurre. No me banco la falta de respeto, me pone una traba, me nubla y me hace ruido.

-¿Y con los gremios?

-Me senté a hablar millones de veces. El día que sentí que me faltaron el respeto, listo, pará viejo. También soy un trabajador de Salud. Con turismo ese día que se generó esa confusión tuve mensajes y llamados muy violentos. Se pasaron mi teléfono todos; yo estaba en la oficina de Grazzini y el teléfono me lo llenaron de insultos. No entendía nada. La solicitada que sacaron fue una vergüenza porque que alguien externo al sistema le pida la renuncia al ministro de Salud es una pavada total, una falta de respeto absoluta. Espero en algún momento sentarnos y pedirnos disculpas mutuamente. Fueron los prestadores privados los que se volvieron un poquito locos, fue totalmente injustificado. No volvimos a hablar, nunca me pidieron disculpas. Sé que la pasaron muy mal, como todos. Viven de eso y no dejo de sentir empatía, pero debe ser recíproca. No salimos a hacer una contra solicitada. La gente común se acuerda de esas cosas y pone en la balanza quién tenía razón: el Ministerio o los que porque se sentían perjudicados y querían que se vaya alguien que laburó 9 meses sin dormir. La sociedad es muy inteligente y sacará su conclusión cuando todo pase.

-¿Casi renuncia?

-No, sí estuve muy cansado y con situaciones que viví que me desbordaron por las formas. Me bloquearon la entrada al Ministerio y yo iba a entrar igual, no tengo miedo, son mis compañeros de laburo. Cuando deje este cargo voy a ir a trabajar a un Hospital. Los choferes y gente de mantenimiento me decían que no entre. Estaban agresivos y violentos. La segunda vez que bloquearon todo, un circo absoluto y fuera de lugar, lo denuncié. No me pueden negar el derecho de trabajar, yo no me iba a bancar que se queden un mes adentro. Fueron situaciones difíciles, pero ¿qué pasa si uno se va? Tenés que poner el cuero duro y seguir. Dejar el Ministerio en medio de una pandemia era una irresponsabilidad absoluta. El gobernador y el gabinete siempre me respaldaron. Pasé momentos difíciles…las veces que me habré ido del Ministerio llorando a mi casa por la bronca. Se está en deuda en muchas cosas, pero se hicieron muchísimas otras: regularizamos a la gente, recategorizamos, reconocimos títulos. Es justo el reclamo de los salarios pero no comparto las formas. Me dicen que no doy la cara, ¿alguna vez me vieron irme a las apuradas en un auto? Ando caminando todo el día, quizás me falta armar más circo e irme con los periodistas pero no va con mi personalidad. Yo voy a los hospitales, no voy a armar circo para crear conflicto, no va con mi forma de ser. Pero que digan que no doy la cara y que no recibo o que no hablo, eso sí no me lo banco. Es todo mentira. Cuando lanzamos el Detectar en Rawson me dijeron que no los recibía, ¿por qué mentís para afuera? Si estuve hablando con vos hace 10 minutos, ¿para qué hacés circo? Sirve laburar y discutir, no el circo.

-¿Llegó a las lágrimas?

-Sí. El peor momento fue el día que salí de Casa de Gobierno y me agarraron en la esquina. Fue feo porque me dio miedo, no eran todos trabajadores de Salud, había gente que me tocaba la espalda como apoyándome algo. Fue muy difícil, me insultaron, me siguieron a los gritos. Paré a explicar todo, me fui y me siguieron. Se metieron adentro del Ministerio, eran 20. Ese día me hizo quebrar un poco en lo personal. Sentí miedo. Mis compañeros me decían “¿Cómo andás caminando en la calle?” El día que no pueda caminar en la calle me tengo que ir.

-¿Pero renunció o no?

-No. Sí el día que asumí dejé mi renuncia a disposición, es lo que corresponde. Si algún día el gobernador necesita que dé un paso al costado no voy a poner traba porque no quiero que le vaya mal. Cada vez que fui a hablar por estas circunstancias, me dice “Flaquito, no pasa nada, seguí”.

-¿Lo sondearon para una candidatura?

-Nadie me habló. Soy un soldado, donde me necesiten voy a estar, pero no me parece el momento para hablarlo ni pensarlo. Está bueno que uno labure y se vea el trabajo. Me siento respetado por el arco político. Hubo discusiones, pero con todos los intendentes tengo trato cordial. Ya sé en cada Intendencia con quién tengo el diálogo más fluido para ir comunicando porque a los intendentes muchas veces no los puedo molestar. Pero entendieron el mensaje. La pandemia afectó más a las ciudades grandes. Muchas veces con intendentes de pequeñas localidades o comunas devuelvo las llamadas a la noche o fines de semana. Hay que tratar de estar presentes, una palabra de alguien que sepa les transmite tranquilidad para orientar decisiones. Con diputados y concejales también. Hoy hablar de una candidatura es muy temprano, hay muchas cosas que resolver en Salud, veremos el año que viene.

-Pero es un soldado…

-Siempre fue así. No empecé a hacer política hace mucho tiempo, fue en 2012 cuando la gente que armaba para Mario nos fue a visitar a El Maitén y empezamos a militar. Lo mío era más social, no tan político. Me tocó ser concejal y me llamó Ignacio “Turi” Hernández. Me necesitaba acá, dejé todo y me vine. Siempre que me sienta capacitado, no tengo problemas, voy a defender lo que deba defender.

-¿La curva en Comodoro Rivadavia fue el momento más duro?

-Fue complicado y el lugar más crítico y muy complejo porque es una ciudad muy grande y es el único lugar de Chubut donde el sistema de salud privado es muy fuerte. Nos costó mucho integrarlo en un primer momento y fue fundamental la intervención del intendente Juan Pablo Luque. Se trabajó muy fuerte, tuve mucha presencia con dueños de clínicas y hoy es la ciudad más ordenada en salud. Fue la primera que armó todo con la vacunación. En Puerto Madryn el sistema fue más organizado y estructurado, pasó algo complejo pero no tuvo la repercusión de Comodoro. En Trelew también, hubo un momento que los chicos del Hospital venían y se llevaban respiradores y camas pero se acomodó la situación. Vamos a ver cómo nos va ahora en la cordillera.

-¿Cuál es su autocrítica?

-Soy muy destructivo conmigo. Siempre tengo esa sensación de que no hago todo lo que tengo que hacer. Es mi personalidad, creo que puedo hacer más cosas, eso me critico. Tengo que desligarme un poco de la situación, abrir más el juego. Me puse demasiado peso sobre mí y no quiere exponer a mis compañeros, quiero cuidarlos y eso está mal porque son excelentes, pero tengo esa actitud sobreprotectora. Es un error que el responsable deba ser yo. Por más que delegue algo, si sale mal me hago cargo yo, para proteger. Tenía un cuaderno al lado de la mesita de luz, me dormía pensando y por ahí me despertaba con algo que se me ocurría, lo escribía y seguía durmiendo, pero me retaron en el Ministerio y lo guardé. Una locura.

-¿Qué hay que esperar en 2021?

-Va a ser muy complejo el primer trimestre porque van a aumentar los casos, y tenemos la vacunación, el Detectar y los hospitales que van a volver a tener pacientes. Con la vacunación bajarán los fallecidos y las formas graves del Covid, pero la enfermedad va a seguir estando. A fin de 2021 se puede tener la situación más controlada, pero será un año difícil de sostener en una sociedad que está cansada.


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