Anuario 2020: “es esencial subsistir hasta que la vacuna nos ponga en la orilla de este naufragio”

Mariano Re, referente del sector en Chubut, dijo que la actividad turística tiene un impacto de $ 1.500.000.000 sólo en Puerto Madryn. La pérdida de esta renta se siente con fuerza: muchos empleos que se perdieron y empresas que se reconvirtieron a la fuerza. La única carta que queda es pasar el verano.

30 DIC 2020 - 18:43 | Actualizado

Puerto Madryn, conocida mundialmente por las ballenas y considerada Capital Nacional del Buceo, brilla por su atractivo turístico y es la puerta de entrada a la Península Valdés, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Precisamente el turismo fue una de las áreas más afectadas por la pandemia, que desestabilizó un pilar de la economía provincial y perjudicó a prestadores y trabajadores.

Mariano Re es vicepresidente del Ente Mixto de Turismo de Madryn y representante de la Cámara de Turismo para la Comarca Península Valdés y especialista en el sector hotelero y gastronómico. Representa a la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina en la filial local de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías, Bares y Afines. Es dueño del Hostel “La Tosca”, donde a veces trabaja como un empleado más.

Madryn recibe 200.000 turistas cada temporada, pero en 2020 los arribos bajaron a cero. “El sector turístico de Madryn está golpeado, mal herido, fuera de carrera”, dice. Señala que no había forma de anticipar un suceso así y que el remedio puede ser incluso peor que la enfermedad. “No hay previsión, fondo, anticíclico o planificación que pueda prever algo así. Esto se resuelve con ahorros o endeudamiento”.

El balance, sin embargo, lo mide con cierto optimismo. “Se lo ve ordenado. Estamos trabajando con todas las instituciones, entendiendo la situación y con las autoridades para revertir esta catástrofe económica y financiera en el sector con herramientas posibles a partir de los instrumentos del Banco del Chubut y Banco Nación, préstamos con períodos de gracia que nos permiten postergar los vencimientos de las obligaciones que no pudimos enfrentar este año”.

¿Se esperaba un daño de esta magnitud en lo laboral? “No se esperaba que la pandemia dificultara tanto las condiciones de trabajo; jamás habíamos tenido un evento de estas características. Fue nuevo para todos. Cuando empezó en marzo, teníamos la perspectiva de que en julio tendríamos que estar abriendo. En julio entendimos que no iba a ser posible. Con mucha suerte íbamos a llegar a tener un verano”.

En cuanto al análisis del día a día, sostiene: “La situación va cambiando, no se puede analizar un partido que no terminó. La pandemia sigue y tenemos que adaptarnos a una nueva realidad”.

Para una ciudad acostumbrada a los turistas de acento internacional, perder de pronto el ingreso de cruceros al Golfo Nuevo y la riqueza de los tours guiados significa mucho más que una debacle laboral: es un tema sensible para la cultura. “No haber tenido cruceros fue un golpe durísimo para el sector comercial y las agencias de viajes”, indica Re. Muchos desconocen el gran circuito turístico que trabaja fuera de los cordones urbanos y la cantidad de turistas extranjeros que circulan. Ese tesoro invisible se perdió. “Es importantísima la cantidad de cruceristas que disfrutan de los productos que tenemos. En marzo teníamos la oportunidad de trabajar con orcas, lobos, elefantes, paseos a Península Valdés, Punta Tombo. Fue el primer gran golpe que sufrió el sector”.

El 10% de los empleados dedicados al turismo perdió su trabajo. Son cifras reveladas por Re que se desprenden específicamente desde su área. “El sector hotelero y gastronómico cuenta con 1.500 empleados en la comarca Península Valdés, de los cuales 150 ya no tienen su fuente laboral”.

“La actividad turística tiene un impacto de $ 1.500.000.000 en Madryn”, precisa Re. La privación de estos dividendos es preocupante. “Esto es grave y ya se está sintiendo por el efecto multiplicador de esos ingresos genuinos a partir de la reinversión, que no va a ser posible en sectores como construcción, amueblamiento y servicios”. Las empresas que trabajan a costas del turismo también sufren el coletazo, desde una gomería que cambia los neumáticos de una combi, hasta una cerrajería que arregla las cerraduras de un hotel.

No se puede conjeturar cuánto demoraría una recuperación económica si la pandemia acabara hoy. “Para ver cómo termina el análisis tendríamos que hacerlo el 12 de marzo de 2021, con el resultado de cómo fue el verano”. La proyección depende del éxito de la temporada estival. No obstante, estima un largo período de recuperación: “Va a demorar entre uno y dos años recuperar los niveles históricos de ingresos”.

Re advierte que las empresas más afectadas son las pymes y emprendimientos recién inaugurados. “Las empresas nuevas vienen de una inversión inicial que los pone en un lugar de gran vulnerabilidad frente a un evento de estas características”, explica.

-¿Qué cosas pudieron hacerse mejor?

-Es muy difícil con el diario del lunes evaluar qué se debió hacer y qué no. Vimos cómo se manejó en otros lugares del mundo la apertura de rutas y la actividad turística. Tenemos esas experiencias y las recolectamos. El cierre de rutas, en el momento en que al interior no había llegado el virus, era entendible. Hoy no entenderíamos por qué podría abrirse en Buenos Aires con la aglomeración de gente que hay y no puede abrirse en el interior.

“En el semáforo de actividades, la hotelería está en el verde. Después de 8 meses cerrados, es esencial abrir las puertas y tener un verano que nos permita subsistir 2021 hasta que la vacuna nos ponga en la orilla de este naufragio”.

Quienes perdieron su trabajo o apenas lo conservaron debieron transformar su actividad. “Hay todo tipo de reconversiones”, dice Re. “Hay hoteles que transforman partes en oficinas de alquiler diario o mensual. Hay alojamientos chicos que pasaron de un alquiler diario a un alquiler bianual. Hay segmentos que aprovecharon su ubicación céntrica y zonas comunes de hoteles como recepción, que no podrán usarse en el marco de la nueva normalidad que propone el protocolo. Esos sitios son subalquilados para usufructuarlos con otro negocio”.

La apertura de la temporada y la habilitación del turismo comarcal, trajo un halo de esperanza. Pero Re es cauto: “Lamentablemente tengo que decir que es una incógnita”, dice. Finalmente, el 15 de diciembre se abrió el turismo nacional, lo cual reactivó servicios turísticos y devolvió libertad de ocio y esparcimiento. “Es dispar lo que está sucediendo en cada lugar del país y eso no ayuda a la previsibilidad que el huésped busca antes de tomar una decisión”, dice.

El verano llegó, y los turistas navegan en un mar de dudas. “Hay muy pocos llamados, pocas consultas. Estamos siendo anfitriones del previaje. Atendemos preguntas telefónicas, por email, Instagram y Facebook para despejar dudas sobre esas inconsistencias”.

Aunque los cruceros suponen un gran ingreso monetario, el 85% de los huéspedes llegan a Madryn en auto. Por eso insiste: “La apertura de las rutas resulta impostergable”.

En Chubut, el turismo representa el 7% del producto bruto provincial. “El impacto se está sintiendo. Nos tenemos que poner a trabajar de cara al futuro para recuperarnos lo antes posible, con reinversión y promoción. Tenemos maravillas irrepetibles, una fauna maravillosa, una montaña con servicios disponibles, productos de esquí y verano. En el lado atlántico somos el único destino de fauna amigable en el país. El turismo sigue siendo la gran oportunidad de generar puestos de trabajo genuinos que ayuden a morigerar la situación económica”.

Las más leídas

30 DIC 2020 - 18:43

Puerto Madryn, conocida mundialmente por las ballenas y considerada Capital Nacional del Buceo, brilla por su atractivo turístico y es la puerta de entrada a la Península Valdés, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Precisamente el turismo fue una de las áreas más afectadas por la pandemia, que desestabilizó un pilar de la economía provincial y perjudicó a prestadores y trabajadores.

Mariano Re es vicepresidente del Ente Mixto de Turismo de Madryn y representante de la Cámara de Turismo para la Comarca Península Valdés y especialista en el sector hotelero y gastronómico. Representa a la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina en la filial local de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías, Bares y Afines. Es dueño del Hostel “La Tosca”, donde a veces trabaja como un empleado más.

Madryn recibe 200.000 turistas cada temporada, pero en 2020 los arribos bajaron a cero. “El sector turístico de Madryn está golpeado, mal herido, fuera de carrera”, dice. Señala que no había forma de anticipar un suceso así y que el remedio puede ser incluso peor que la enfermedad. “No hay previsión, fondo, anticíclico o planificación que pueda prever algo así. Esto se resuelve con ahorros o endeudamiento”.

El balance, sin embargo, lo mide con cierto optimismo. “Se lo ve ordenado. Estamos trabajando con todas las instituciones, entendiendo la situación y con las autoridades para revertir esta catástrofe económica y financiera en el sector con herramientas posibles a partir de los instrumentos del Banco del Chubut y Banco Nación, préstamos con períodos de gracia que nos permiten postergar los vencimientos de las obligaciones que no pudimos enfrentar este año”.

¿Se esperaba un daño de esta magnitud en lo laboral? “No se esperaba que la pandemia dificultara tanto las condiciones de trabajo; jamás habíamos tenido un evento de estas características. Fue nuevo para todos. Cuando empezó en marzo, teníamos la perspectiva de que en julio tendríamos que estar abriendo. En julio entendimos que no iba a ser posible. Con mucha suerte íbamos a llegar a tener un verano”.

En cuanto al análisis del día a día, sostiene: “La situación va cambiando, no se puede analizar un partido que no terminó. La pandemia sigue y tenemos que adaptarnos a una nueva realidad”.

Para una ciudad acostumbrada a los turistas de acento internacional, perder de pronto el ingreso de cruceros al Golfo Nuevo y la riqueza de los tours guiados significa mucho más que una debacle laboral: es un tema sensible para la cultura. “No haber tenido cruceros fue un golpe durísimo para el sector comercial y las agencias de viajes”, indica Re. Muchos desconocen el gran circuito turístico que trabaja fuera de los cordones urbanos y la cantidad de turistas extranjeros que circulan. Ese tesoro invisible se perdió. “Es importantísima la cantidad de cruceristas que disfrutan de los productos que tenemos. En marzo teníamos la oportunidad de trabajar con orcas, lobos, elefantes, paseos a Península Valdés, Punta Tombo. Fue el primer gran golpe que sufrió el sector”.

El 10% de los empleados dedicados al turismo perdió su trabajo. Son cifras reveladas por Re que se desprenden específicamente desde su área. “El sector hotelero y gastronómico cuenta con 1.500 empleados en la comarca Península Valdés, de los cuales 150 ya no tienen su fuente laboral”.

“La actividad turística tiene un impacto de $ 1.500.000.000 en Madryn”, precisa Re. La privación de estos dividendos es preocupante. “Esto es grave y ya se está sintiendo por el efecto multiplicador de esos ingresos genuinos a partir de la reinversión, que no va a ser posible en sectores como construcción, amueblamiento y servicios”. Las empresas que trabajan a costas del turismo también sufren el coletazo, desde una gomería que cambia los neumáticos de una combi, hasta una cerrajería que arregla las cerraduras de un hotel.

No se puede conjeturar cuánto demoraría una recuperación económica si la pandemia acabara hoy. “Para ver cómo termina el análisis tendríamos que hacerlo el 12 de marzo de 2021, con el resultado de cómo fue el verano”. La proyección depende del éxito de la temporada estival. No obstante, estima un largo período de recuperación: “Va a demorar entre uno y dos años recuperar los niveles históricos de ingresos”.

Re advierte que las empresas más afectadas son las pymes y emprendimientos recién inaugurados. “Las empresas nuevas vienen de una inversión inicial que los pone en un lugar de gran vulnerabilidad frente a un evento de estas características”, explica.

-¿Qué cosas pudieron hacerse mejor?

-Es muy difícil con el diario del lunes evaluar qué se debió hacer y qué no. Vimos cómo se manejó en otros lugares del mundo la apertura de rutas y la actividad turística. Tenemos esas experiencias y las recolectamos. El cierre de rutas, en el momento en que al interior no había llegado el virus, era entendible. Hoy no entenderíamos por qué podría abrirse en Buenos Aires con la aglomeración de gente que hay y no puede abrirse en el interior.

“En el semáforo de actividades, la hotelería está en el verde. Después de 8 meses cerrados, es esencial abrir las puertas y tener un verano que nos permita subsistir 2021 hasta que la vacuna nos ponga en la orilla de este naufragio”.

Quienes perdieron su trabajo o apenas lo conservaron debieron transformar su actividad. “Hay todo tipo de reconversiones”, dice Re. “Hay hoteles que transforman partes en oficinas de alquiler diario o mensual. Hay alojamientos chicos que pasaron de un alquiler diario a un alquiler bianual. Hay segmentos que aprovecharon su ubicación céntrica y zonas comunes de hoteles como recepción, que no podrán usarse en el marco de la nueva normalidad que propone el protocolo. Esos sitios son subalquilados para usufructuarlos con otro negocio”.

La apertura de la temporada y la habilitación del turismo comarcal, trajo un halo de esperanza. Pero Re es cauto: “Lamentablemente tengo que decir que es una incógnita”, dice. Finalmente, el 15 de diciembre se abrió el turismo nacional, lo cual reactivó servicios turísticos y devolvió libertad de ocio y esparcimiento. “Es dispar lo que está sucediendo en cada lugar del país y eso no ayuda a la previsibilidad que el huésped busca antes de tomar una decisión”, dice.

El verano llegó, y los turistas navegan en un mar de dudas. “Hay muy pocos llamados, pocas consultas. Estamos siendo anfitriones del previaje. Atendemos preguntas telefónicas, por email, Instagram y Facebook para despejar dudas sobre esas inconsistencias”.

Aunque los cruceros suponen un gran ingreso monetario, el 85% de los huéspedes llegan a Madryn en auto. Por eso insiste: “La apertura de las rutas resulta impostergable”.

En Chubut, el turismo representa el 7% del producto bruto provincial. “El impacto se está sintiendo. Nos tenemos que poner a trabajar de cara al futuro para recuperarnos lo antes posible, con reinversión y promoción. Tenemos maravillas irrepetibles, una fauna maravillosa, una montaña con servicios disponibles, productos de esquí y verano. En el lado atlántico somos el único destino de fauna amigable en el país. El turismo sigue siendo la gran oportunidad de generar puestos de trabajo genuinos que ayuden a morigerar la situación económica”.


NOTICIAS RELACIONADAS