"Al comienzo de la pandemia se pensaba que el mayor riesgo de contagio de coronavirus radicaba en las gotículas expelidas al estornudar y toser. Estas gotículas son relativamente grandes y pesadas cayendo a poca distancia debido a la gravedad. Actualmente, se sabe que las responsables del contagio son las microgotas presentes en los aerosoles que se forman tan sólo por respirar o hablar o cantar", señalaron las y los investigadores Roberto Candal, Silvia Goyanes, Griselda Polla y Ana María Llois.
Y continuaron: "Estos aerosoles se mantienen en suspensión en el aire en un ambiente cerrado, por tiempos muy prolongados (del orden de horas), pudiéndose desplazar muchos metros".
Candal, Goyanes, Polla y Llois recordaron que el desarrollo de los barbijos que hoy se comercializan bajo el nombre de Atom Protect fue realizado "al comienzo de la pandemia y en tiempo récord, en un esfuerzo mancomunado entre Estado y empresa, empleando telas disponibles masivamente en un contexto local e internacional de carencia de telas no tejidas que son las que usan para producir insumos médicos".
En ese contexto, el grupo de investigación estudió la respuesta de los barbijos frente a un aerosol acuoso de solución salina, para simular aerosoles reales que podrían contener virus y otros agentes patógenos.
"Los ensayos se realizaron a velocidades de impacto representativas de una respiración intensa (10 cm/s). En estas condiciones se obtuvo una capacidad filtrante de alrededor de un 70 por ciento, aún para gotas de tamaño de menos de 1 micrón, o sea mil veces más chico que 1 milímetro. Este rango crítico muchas veces no se satisface en barbijos de tipo quirúrgico de tela no tejida", explicaron.
Los investigadores destacaron además que "un aspecto a tener en cuenta es que los barbijos sociales y quirúrgicos después un tiempo de uso acumulan bacterias, virus y hongos, provenientes del medioambiente o de la propia exhalación respiratoria del usuario. Y en este sentido la ventaja del producto que desarrollamos es la eliminación casi instantánea de esos agentes patógenos".
Finalmente, recordaron que los "los barbijos Atom Protect no son de uso médico" y que "las telas tejidas empleadas en su fabricación no satisfacen los requisitos que requiere la noma para ser considerado de tipo N95".
"Esto no significa que los productos desarrollados (bactericidas y antivirales) no puedan ser usados en telas no tejidas o en una combinación de telas no tejidas y telas tejidas, que satisfagan la barrera física necesaria para ser consideradas de tipo N95 o superior", concluyeron.
"Al comienzo de la pandemia se pensaba que el mayor riesgo de contagio de coronavirus radicaba en las gotículas expelidas al estornudar y toser. Estas gotículas son relativamente grandes y pesadas cayendo a poca distancia debido a la gravedad. Actualmente, se sabe que las responsables del contagio son las microgotas presentes en los aerosoles que se forman tan sólo por respirar o hablar o cantar", señalaron las y los investigadores Roberto Candal, Silvia Goyanes, Griselda Polla y Ana María Llois.
Y continuaron: "Estos aerosoles se mantienen en suspensión en el aire en un ambiente cerrado, por tiempos muy prolongados (del orden de horas), pudiéndose desplazar muchos metros".
Candal, Goyanes, Polla y Llois recordaron que el desarrollo de los barbijos que hoy se comercializan bajo el nombre de Atom Protect fue realizado "al comienzo de la pandemia y en tiempo récord, en un esfuerzo mancomunado entre Estado y empresa, empleando telas disponibles masivamente en un contexto local e internacional de carencia de telas no tejidas que son las que usan para producir insumos médicos".
En ese contexto, el grupo de investigación estudió la respuesta de los barbijos frente a un aerosol acuoso de solución salina, para simular aerosoles reales que podrían contener virus y otros agentes patógenos.
"Los ensayos se realizaron a velocidades de impacto representativas de una respiración intensa (10 cm/s). En estas condiciones se obtuvo una capacidad filtrante de alrededor de un 70 por ciento, aún para gotas de tamaño de menos de 1 micrón, o sea mil veces más chico que 1 milímetro. Este rango crítico muchas veces no se satisface en barbijos de tipo quirúrgico de tela no tejida", explicaron.
Los investigadores destacaron además que "un aspecto a tener en cuenta es que los barbijos sociales y quirúrgicos después un tiempo de uso acumulan bacterias, virus y hongos, provenientes del medioambiente o de la propia exhalación respiratoria del usuario. Y en este sentido la ventaja del producto que desarrollamos es la eliminación casi instantánea de esos agentes patógenos".
Finalmente, recordaron que los "los barbijos Atom Protect no son de uso médico" y que "las telas tejidas empleadas en su fabricación no satisfacen los requisitos que requiere la noma para ser considerado de tipo N95".
"Esto no significa que los productos desarrollados (bactericidas y antivirales) no puedan ser usados en telas no tejidas o en una combinación de telas no tejidas y telas tejidas, que satisfagan la barrera física necesaria para ser consideradas de tipo N95 o superior", concluyeron.