La historia de la mujer que vio al abusador de sus hijas tomando sol en un patio tras ser condenado

Lo dieron 10 años de cárcel por violar a dos hijastras. Y tiene un proceso pendiente. Pero lo trasladaron a un sitio para presos que están por salir en libertad. Y se mostró “recostado” a pocos metros de vereda. Todos los detalles de la viviencia sucedida en la ria de Gallegos.

06 FEB 2021 - 20:51 | Actualizado

Por Carlos Guajardo /Especial para Jornada

Nunca pensó que tan pronto lo iba a encontrar de nuevo. Pero sucedió. Y Miriam aún no puede reponerse. Ocurrió el fin de semana pasado. La mujer iba con tres de sus hijas a un lugar de recreo. Cuando de pronto vio que su ex pareja, condenado a 10 años por haber abusado de dos de sus hijastras y con un proceso por el mismo delito contra su hija biológica estaba tranquilamente tomando solo en un patio. “No sabía qué hacer, nos agarró un ataque de histeria. Una de mis hijas quería tirarse del auto”, contó la mujer.

Lo cierto es que Cristian Acosta de 40 años, condenado por abuso y con otro proceso en marcha por el mismo tema (el juicio se hará a partir de marzo) se encontraba en un lugar destinado a presos en condiciones de salir muy pronto en libertad y de buena conducta. Es lo que se llama el “pre egreso”. El sujeto fue trasladado allí porque supuestamente tenía síntomas de Covid. Pero tan mal no estaba: ese fin de semana se acercó a la reja (de baja altura) que da a la vereda y junto a otro preso se recostaron a tomar sol. “Tiene que estar preso en un lugar más seguro. No puede ser que alguien condenado a 10 años por abusar de sus hijastras y con otro proceso en marcha por hacer lo mismo con su hija biológica se encuentre en un lugar como si hubiera estado comiendo un asado con amigos”, agregó Miriam en diálogo con Jornada. Y agregó otros datos: Acosta está preso desde hace solo 10 meses. Y el proceso por el cual lo condenaron a 10 años duró 9.

“No sabía que hacer, me temblaban las piernas. Tuve pánico, miedo”. Miriam se quebró cuando contó lo que vivió con tres de sus hijas. Iba a pasar un rato a la ría de Río Gallegos cuando vio que en un patio quien había abusado de su hija biológica y dos hijastras estaba cómodamente tomando sol en un patio cercano a la vereda de la que lo separaba una pequeña reja.

“Estábamos paseando con mi hija que tiene 15 años. Y que fue abusada por él cuando tenía 13. También iban otras dos hijas mías de10 y 11 años. Íbamos al estuario de Río Gallegos, porque además otra de mis hijas que fue abusada por él vive a 6 cuadras de ahí. Nunca imaginamos que iba a estar ahí, como quien se come un asado con los amigos un domingo a la tarde”.

El sujeto estaba acompañado por otro. Aparentemente tomando sol. Y custodiado por dos policías. A pocos metros, la vereda. Muy concurrida porque la gente recurre a un descanso a la ría, uno de los lugares elegidos por los habitantes de la capital de Santa Cruz sobre todo los fines de semana cuando hay buen clima. “Cuando lo vimos me empezaron a temblar las piernas. A una de mis hijas le agarró un ataque de histeria, comenzó a gritar y se quería bajar del auto. En realidad no puedo explicar en palabras la horrible sensación de ese momento. Ver a nuestro abusador y agresor tranquilamente como si estuviera en el patio de su casa cuando debería estar en una celda. Fue impotencia y miedo. Porque le seguimos teniendo pánico”.

Le contó que ambos trabajaban en el mismo sector de la municipalidad de Río Gallegos en el sector de Bromatología. “Mientras él estaba siendo procesado yo tuve que trabajar 6 años en el mismo lugar que él”.

Volviendo al día en que lo vio, dijo que “lo único que atiné fue a sacarle una foto. Estaba paralizada. Mis hijas gritaban y lloraban. Pero pasaron los días y esto se convirtió en una nueva tortura. Mis hijas no quieren salir a la calle. Viven con ataque de pánico. Y mi otra hija que vive a seis cuadras de ese lugar decidió mudarse”.

También habló la abogada de Miriam, la doctora Jovita Vivar quien dijo que “hemos pedido que inmediatamente sea trasladado a una cárcel provincial. O a un calabozo de una comisaría. Pero acá (en Río Gallegos) tenemos el problema de la hacinación en las cárceles. Y eso es como un pretexto para mandar a los presos a cualquier lado. O como en este caso a un lugar donde residen quienes están a punto de salir en libertad. Pero vamos a insistir hasta que lo logremos”, expresó la profesional. “Yo recuerdo todo lo que este hombre nos hizo. Todo.¿Saben lo que es ir a abrazar a mi hija cuando está llorando y que me diga “salí de acá gordo asqueroso”, le tengo que decir que soy yo porque cree que es este sujeto que le arruinó la vida para siempre”, recordó Miriam. “Yo solo quiero que lo lleven a un lugar donde haya al menos, un paredón alto. Él ahora está con vista a la calle y quiero recordarle a la justicia que es un abusador. Y que por esa vereda pasan mujeres”. Miriam dijo que está decidida a “irse de la provincia” pero que lo hará “después que termine el juicio de la hija que tuvimos juntos y de la que también abusó”. Aseguró que “la decisión no será fácil pero será la única manera de poder olvidar tan siquiera algo de todo el horror que vivimos”.

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06 FEB 2021 - 20:51

Por Carlos Guajardo /Especial para Jornada

Nunca pensó que tan pronto lo iba a encontrar de nuevo. Pero sucedió. Y Miriam aún no puede reponerse. Ocurrió el fin de semana pasado. La mujer iba con tres de sus hijas a un lugar de recreo. Cuando de pronto vio que su ex pareja, condenado a 10 años por haber abusado de dos de sus hijastras y con un proceso por el mismo delito contra su hija biológica estaba tranquilamente tomando solo en un patio. “No sabía qué hacer, nos agarró un ataque de histeria. Una de mis hijas quería tirarse del auto”, contó la mujer.

Lo cierto es que Cristian Acosta de 40 años, condenado por abuso y con otro proceso en marcha por el mismo tema (el juicio se hará a partir de marzo) se encontraba en un lugar destinado a presos en condiciones de salir muy pronto en libertad y de buena conducta. Es lo que se llama el “pre egreso”. El sujeto fue trasladado allí porque supuestamente tenía síntomas de Covid. Pero tan mal no estaba: ese fin de semana se acercó a la reja (de baja altura) que da a la vereda y junto a otro preso se recostaron a tomar sol. “Tiene que estar preso en un lugar más seguro. No puede ser que alguien condenado a 10 años por abusar de sus hijastras y con otro proceso en marcha por hacer lo mismo con su hija biológica se encuentre en un lugar como si hubiera estado comiendo un asado con amigos”, agregó Miriam en diálogo con Jornada. Y agregó otros datos: Acosta está preso desde hace solo 10 meses. Y el proceso por el cual lo condenaron a 10 años duró 9.

“No sabía que hacer, me temblaban las piernas. Tuve pánico, miedo”. Miriam se quebró cuando contó lo que vivió con tres de sus hijas. Iba a pasar un rato a la ría de Río Gallegos cuando vio que en un patio quien había abusado de su hija biológica y dos hijastras estaba cómodamente tomando sol en un patio cercano a la vereda de la que lo separaba una pequeña reja.

“Estábamos paseando con mi hija que tiene 15 años. Y que fue abusada por él cuando tenía 13. También iban otras dos hijas mías de10 y 11 años. Íbamos al estuario de Río Gallegos, porque además otra de mis hijas que fue abusada por él vive a 6 cuadras de ahí. Nunca imaginamos que iba a estar ahí, como quien se come un asado con los amigos un domingo a la tarde”.

El sujeto estaba acompañado por otro. Aparentemente tomando sol. Y custodiado por dos policías. A pocos metros, la vereda. Muy concurrida porque la gente recurre a un descanso a la ría, uno de los lugares elegidos por los habitantes de la capital de Santa Cruz sobre todo los fines de semana cuando hay buen clima. “Cuando lo vimos me empezaron a temblar las piernas. A una de mis hijas le agarró un ataque de histeria, comenzó a gritar y se quería bajar del auto. En realidad no puedo explicar en palabras la horrible sensación de ese momento. Ver a nuestro abusador y agresor tranquilamente como si estuviera en el patio de su casa cuando debería estar en una celda. Fue impotencia y miedo. Porque le seguimos teniendo pánico”.

Le contó que ambos trabajaban en el mismo sector de la municipalidad de Río Gallegos en el sector de Bromatología. “Mientras él estaba siendo procesado yo tuve que trabajar 6 años en el mismo lugar que él”.

Volviendo al día en que lo vio, dijo que “lo único que atiné fue a sacarle una foto. Estaba paralizada. Mis hijas gritaban y lloraban. Pero pasaron los días y esto se convirtió en una nueva tortura. Mis hijas no quieren salir a la calle. Viven con ataque de pánico. Y mi otra hija que vive a seis cuadras de ese lugar decidió mudarse”.

También habló la abogada de Miriam, la doctora Jovita Vivar quien dijo que “hemos pedido que inmediatamente sea trasladado a una cárcel provincial. O a un calabozo de una comisaría. Pero acá (en Río Gallegos) tenemos el problema de la hacinación en las cárceles. Y eso es como un pretexto para mandar a los presos a cualquier lado. O como en este caso a un lugar donde residen quienes están a punto de salir en libertad. Pero vamos a insistir hasta que lo logremos”, expresó la profesional. “Yo recuerdo todo lo que este hombre nos hizo. Todo.¿Saben lo que es ir a abrazar a mi hija cuando está llorando y que me diga “salí de acá gordo asqueroso”, le tengo que decir que soy yo porque cree que es este sujeto que le arruinó la vida para siempre”, recordó Miriam. “Yo solo quiero que lo lleven a un lugar donde haya al menos, un paredón alto. Él ahora está con vista a la calle y quiero recordarle a la justicia que es un abusador. Y que por esa vereda pasan mujeres”. Miriam dijo que está decidida a “irse de la provincia” pero que lo hará “después que termine el juicio de la hija que tuvimos juntos y de la que también abusó”. Aseguró que “la decisión no será fácil pero será la única manera de poder olvidar tan siquiera algo de todo el horror que vivimos”.


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