Por Ismael Tebes
La madurez adquirida en estos meses lo llevó a tomar decisiones, de vida y de boxeo. Walter Ezequiel Matthysse decidió replantear su carrera; silenciarse y buscar el oxígeno que necesitaba, lejos del sur. Aunque sea por un tiempo.
En Córdoba, en medio del silencio, esquivando flashes y encontrándose con sí mismo, con la fe y la compañía renovada de su flamante esposa, “El Niño Terrible” ya no es tan niño y tampoco prefiere apropiarse de aquel adjetivo intimidante. Bajó muchos cambios en una desaceleración forzada, aunque su “reconversión” tiene un punto de partida: mañana cuando vuelva a subirse al ring del Club de Ajedrez, el mismo del que no pudo bajarse por voluntad propia, el 28 de noviembre cuando perdió inesperada y duramente ante Franco Morello. “Hay que ver el lado bueno de las cosas. Todo pasa por algo, hasta lo malo. Las cosas se tienen que acomodar. Decidí no rendirme y mirar adelante. Sigo confiando en mí y me tengo mucha fe”.
Ezequiel eligió aprender del traspié, alimentarse con la imagen que nadie hubiera querido volver a ver y “limpiarse” el alma de guerrero con el único sustento posible: el amor de la familia. “Lo quiero seguir intentando porque no voy a quedarme con la duda. Es el sueño que tengo de chico, lo quiero intentar y sé que si hago las cosas bien, me va a ir bien”, dice desde su casa en Córdoba, después de otro largo día de entrenamiento.
Aclaró que la Docta es una escala transitoria y que seguirá llevando los colores del Chubut en cada lugar. “Vine a un campamento para prepararme, estar más cerca del norte y poder concentrarme para hacer varias peleas por acá”.
“Fue –reconoce Mathysse hijo- un proceso duro. Tenía pensada otra cosa para mi carrera; ocurrió un descuido, una mano que me agarró justo. Fue un error, no estaba pícaro. Acá me trajeron para agarrar eso”.
Destaca el nivel de guanteo en su nueva escudería y anticipó una nueva versión boxística, más integral y no tan enfocada a lo destructivo. “Verán al verdadero Ezequiel, el que boxeo y no se deja pegar. Ni yo sé qué hice en la última. Fue una mala noche. Suena a excusa pero esa semana estaba con la cabeza a full; concentrado en otra cosa y eso me jugó en contra”.
Ezequiel asume que “Dios acomoda todo” que las decisiones le permitirán potenciar sus virtudes. “Todo sirve y no me volverá a pasar nunca más”, propone. “Cambié muchas cosas. Estoy donde tengo que estar y todo pasó por algo. Podría haberla ganado a la pelea porque tuve las oportunidades pero hubiera seguido con ese estilo. Peleando así me hubieran noqueado ahí o después. Es mejor que pase ahora y no cuando pelee por un título. Ni siquiera me sentí yo cuando debuté, simplemente porque metí una mano y noquee”.
Resguardó sus sensaciones en el ambiente más íntimo. Prefirió silenciar las redes sociales, una falsa pantalla de la realidad a veces cuando las cosas no salen. “Desaparecí un poco; solamente yo y familia pasamos este proceso. Costó aceptarlo como un error”.
Morello, su verdugo, podría aparecer en su horizonte como una revancha. “Había llegado nocaut a su rincón y él mismo decidió salir a cruzarse; hizo lo suyo, fue pícaro y me descuidé. Justo me entró un cabezazo; quise correrlo y aprovechó para meter la mano. Ví esa pelea un par de veces para acostumbrarme y para ver los errores pero hace un mes que no la vi más. En la última que hizo él (Morello) y fue su cuarta pelea, perdió por puntos. Me hubiera gustado la revancha con él siendo invicto para sacárselo y ganarle bien. Esa noche fue una mano de suerte”, cerró invitando a que los chubutenses, amantes del boxeo y fanáticos del clan más boxeador de la Patagonia se siente frente al televisor para ver al Heredero de nuevo levantando los brazos.
“Chúcaro” a la balanza
Hoy será el momento del pesaje para el madrynense Jonathan Wilson Sánchez, quien peleará en la misma velada con un doble propósito en La Calera frente a Alejandro Silva. Primero irá por el título argentino que arriesgará el “Cuervo” y además buscará la final del torneo “Miguel Angel Castellini” reservado para los mejores superwelters del país.
Además combatirán Diego Ramírez-Maico Sommariva (Eliminatoria superwelter); Williams Herrera vs. Victoriano Santillán (welters 8 rounds); Rubén Neri Muñóz-Joel Viñale (ligeros, 6); León Gavilán-Norberto Oyola (superwelters 4) y Ezequiel Matthysse ante rival a designar (super medianos, 4 rounds).
Por Ismael Tebes
La madurez adquirida en estos meses lo llevó a tomar decisiones, de vida y de boxeo. Walter Ezequiel Matthysse decidió replantear su carrera; silenciarse y buscar el oxígeno que necesitaba, lejos del sur. Aunque sea por un tiempo.
En Córdoba, en medio del silencio, esquivando flashes y encontrándose con sí mismo, con la fe y la compañía renovada de su flamante esposa, “El Niño Terrible” ya no es tan niño y tampoco prefiere apropiarse de aquel adjetivo intimidante. Bajó muchos cambios en una desaceleración forzada, aunque su “reconversión” tiene un punto de partida: mañana cuando vuelva a subirse al ring del Club de Ajedrez, el mismo del que no pudo bajarse por voluntad propia, el 28 de noviembre cuando perdió inesperada y duramente ante Franco Morello. “Hay que ver el lado bueno de las cosas. Todo pasa por algo, hasta lo malo. Las cosas se tienen que acomodar. Decidí no rendirme y mirar adelante. Sigo confiando en mí y me tengo mucha fe”.
Ezequiel eligió aprender del traspié, alimentarse con la imagen que nadie hubiera querido volver a ver y “limpiarse” el alma de guerrero con el único sustento posible: el amor de la familia. “Lo quiero seguir intentando porque no voy a quedarme con la duda. Es el sueño que tengo de chico, lo quiero intentar y sé que si hago las cosas bien, me va a ir bien”, dice desde su casa en Córdoba, después de otro largo día de entrenamiento.
Aclaró que la Docta es una escala transitoria y que seguirá llevando los colores del Chubut en cada lugar. “Vine a un campamento para prepararme, estar más cerca del norte y poder concentrarme para hacer varias peleas por acá”.
“Fue –reconoce Mathysse hijo- un proceso duro. Tenía pensada otra cosa para mi carrera; ocurrió un descuido, una mano que me agarró justo. Fue un error, no estaba pícaro. Acá me trajeron para agarrar eso”.
Destaca el nivel de guanteo en su nueva escudería y anticipó una nueva versión boxística, más integral y no tan enfocada a lo destructivo. “Verán al verdadero Ezequiel, el que boxeo y no se deja pegar. Ni yo sé qué hice en la última. Fue una mala noche. Suena a excusa pero esa semana estaba con la cabeza a full; concentrado en otra cosa y eso me jugó en contra”.
Ezequiel asume que “Dios acomoda todo” que las decisiones le permitirán potenciar sus virtudes. “Todo sirve y no me volverá a pasar nunca más”, propone. “Cambié muchas cosas. Estoy donde tengo que estar y todo pasó por algo. Podría haberla ganado a la pelea porque tuve las oportunidades pero hubiera seguido con ese estilo. Peleando así me hubieran noqueado ahí o después. Es mejor que pase ahora y no cuando pelee por un título. Ni siquiera me sentí yo cuando debuté, simplemente porque metí una mano y noquee”.
Resguardó sus sensaciones en el ambiente más íntimo. Prefirió silenciar las redes sociales, una falsa pantalla de la realidad a veces cuando las cosas no salen. “Desaparecí un poco; solamente yo y familia pasamos este proceso. Costó aceptarlo como un error”.
Morello, su verdugo, podría aparecer en su horizonte como una revancha. “Había llegado nocaut a su rincón y él mismo decidió salir a cruzarse; hizo lo suyo, fue pícaro y me descuidé. Justo me entró un cabezazo; quise correrlo y aprovechó para meter la mano. Ví esa pelea un par de veces para acostumbrarme y para ver los errores pero hace un mes que no la vi más. En la última que hizo él (Morello) y fue su cuarta pelea, perdió por puntos. Me hubiera gustado la revancha con él siendo invicto para sacárselo y ganarle bien. Esa noche fue una mano de suerte”, cerró invitando a que los chubutenses, amantes del boxeo y fanáticos del clan más boxeador de la Patagonia se siente frente al televisor para ver al Heredero de nuevo levantando los brazos.
“Chúcaro” a la balanza
Hoy será el momento del pesaje para el madrynense Jonathan Wilson Sánchez, quien peleará en la misma velada con un doble propósito en La Calera frente a Alejandro Silva. Primero irá por el título argentino que arriesgará el “Cuervo” y además buscará la final del torneo “Miguel Angel Castellini” reservado para los mejores superwelters del país.
Además combatirán Diego Ramírez-Maico Sommariva (Eliminatoria superwelter); Williams Herrera vs. Victoriano Santillán (welters 8 rounds); Rubén Neri Muñóz-Joel Viñale (ligeros, 6); León Gavilán-Norberto Oyola (superwelters 4) y Ezequiel Matthysse ante rival a designar (super medianos, 4 rounds).