Mauricio, el venezolano que recorre el continente en bicicleta

La pasión por el fútbol y la Selección Argentina despertó su instinto de aventura, en 2014. Desde entonces, con espíritu viajero, transita las rutas de Sudamérica a bordo de su bici. Recorrió toda la Patagonia y lo sorprendió la pandemia en Península Valdés. Cuenta la vida del nómada.

22 JUL 2021 - 19:12 | Actualizado

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Llevaba una vida cómoda y discreta en Venezuela, pero una pasión superlativa lo motivó a romper la estructura cotidiana: el fútbol. En 2014, su fanatismo por Maradona y la Selección Argentina, sumado a la derrota en la final del Mundial de Brasil, lo incentivaron a proyectar un viaje a Rusia para ver el Mundial 2018. “Siempre he tenido un instinto explorador –dice–, así que antes de cruzar al otro continente decidí recorrer los países de Latinoamérica. Así empezó mi viaje”.

Desde entonces recorrió Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y actualmente está en Argentina. “Según la bitácora, iba a ser un recorrida circular para conectar toda la región. Proyecté un viaje de un año y medio, pero se alargó”. Su viaje fue mutando. Viajó tanto, que perdió la cuenta de los kilómetros. “He viajado en bicicleta, de mochilero, con camioneros, he compartido con otros viajeros. Siempre fui muy variante”.

Su transporte es la bicicleta. Quienes practican esta modalidad se hacen llamar “cicloviajeros”. Dice que la bicicleta le brinda independencia. “Con la bicicleta logré encontrar una velocidad humana posible para viajar. En moto o en auto te pierdes lugares y no sientes al cien por ciento la naturaleza. La bicicleta da la oportunidad de dar pausas al viaje”.

Viaja en una bicicleta de rodado 27,5. Sus bicis han ido y han venido, mutando como su viaje, cambiando en el camino. “Nunca tuve el apago al objeto. Es una movilidad sustentable, un medio de transporte revolucionario que contribuye a disminuir la huella de carbono. Es un estilo de vida”.

Nomadismo incansable

Su estilo de vida está definido desde su infancia. “Siempre tuve la suerte de moverme”, dice. En Venezuela, una crisis existencial lo motivó a dejar su trabajo y se dedicó a recorrer su país. Era mochilero y viajaba como podía. “Fui saliendo del rebaño, no seguí el estereotipo ni lo establecido de nacer, reproducirse y morir. Pensé que debía haber algo más”. Poco a poco se fue transformando es lo que es hoy en día: un nómada.

“Ser nómada te ofrece mucho y también pierdes mucho”, confiesa. “Quizás no pueda tener cosas o un lugar fijo. Mientras más me muevo, más descubro, más sumo conocimiento, pero tiene la complicación de que no te logras asentar”. Esta vida lo transformó como persona. “El ciclo de la vida es inevitable, solamente quiero disfrutar y compartir”.

Las crisis que han azotado Venezuela en los últimos años nada tienen que ver con su partida. Explica que “la realidad venezolana sólo es posible transmitirla desde adentro. La independencia y soberanía son líneas delicadas en un mundo donde existen Naciones capaces de asfixiar otras”.

Ama su país. Su viaje le da perspectiva, la posibilidad de analizar las cosas desde lejos. Trabaja en la elaboración de un proyecto de promoción turística del territorio venezolano. “Muchas personas podrán ver lo que los medios de comunicación no pueden mostrar por posturas ideológicas”.

Descubriendo Chubut

Ingresó a Argentina por Mendoza luego de recorrer el norte de Chile. Elogia el trato y cariño de los argentinos. Atravesó San Luis, Córdoba y llegó a Rosario. A medida que se fue adentrando en el sur profundo de la Patagonia, las distancias empezaron a dificultar su viaje. Quedó impresionado con el Glaciar Perito Moreno y la Cordillera. Se fascinó con Lago Puelo y el Parque Los Alerces.

Se encontraba en la Península Valdés cuando comenzó la pandemia. “Estuve con un habitante local de Punta Gales”, dice. “Me pude quedar cuando sacaron a todos los turistas de la Península Valdés. El aislamiento no me afectó mucho porque estaba en un lugar tranquilo y no me afectó el encierro”.

Cuando advirtió que la situación sanitaria no iba a cambiar pronto, pasó a Puerto Pirámides, luego se trasladó a Madryn y finalmente, cuando se habilitó la circulación entre provincias, volvió a la Cordillera cruzando la ruta 25. Dice que Chubut es la provincia que más recorrió. Aún encuentra trabas por la pandemia, pero mantiene una postura optimista: Con la pandemia había mucho miedo, mucha xenofobia, mucha desconfianza con el extranjero. Hacía falta un cambio en la sociedad, el mundo como estaba necesitaba un reseteo”.

Cada vez que viaja, encara la ruta con valentía. Su bicicleta tiene porta alforjas de hierro para llevar sus cosas. Su equipaje varía de acuerdo a la época del año y el clima. Carga alimentos, frutas y mucha agua. Lleva herramientas para la reparación, bolsa de dormir y una carpa, que arma a un costado de la ruta, allí donde lo sorprenda la noche.

Podés seguir de cerca su viaje a través de su Instagram: @eiaporelmundo

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22 JUL 2021 - 19:12

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Llevaba una vida cómoda y discreta en Venezuela, pero una pasión superlativa lo motivó a romper la estructura cotidiana: el fútbol. En 2014, su fanatismo por Maradona y la Selección Argentina, sumado a la derrota en la final del Mundial de Brasil, lo incentivaron a proyectar un viaje a Rusia para ver el Mundial 2018. “Siempre he tenido un instinto explorador –dice–, así que antes de cruzar al otro continente decidí recorrer los países de Latinoamérica. Así empezó mi viaje”.

Desde entonces recorrió Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y actualmente está en Argentina. “Según la bitácora, iba a ser un recorrida circular para conectar toda la región. Proyecté un viaje de un año y medio, pero se alargó”. Su viaje fue mutando. Viajó tanto, que perdió la cuenta de los kilómetros. “He viajado en bicicleta, de mochilero, con camioneros, he compartido con otros viajeros. Siempre fui muy variante”.

Su transporte es la bicicleta. Quienes practican esta modalidad se hacen llamar “cicloviajeros”. Dice que la bicicleta le brinda independencia. “Con la bicicleta logré encontrar una velocidad humana posible para viajar. En moto o en auto te pierdes lugares y no sientes al cien por ciento la naturaleza. La bicicleta da la oportunidad de dar pausas al viaje”.

Viaja en una bicicleta de rodado 27,5. Sus bicis han ido y han venido, mutando como su viaje, cambiando en el camino. “Nunca tuve el apago al objeto. Es una movilidad sustentable, un medio de transporte revolucionario que contribuye a disminuir la huella de carbono. Es un estilo de vida”.

Nomadismo incansable

Su estilo de vida está definido desde su infancia. “Siempre tuve la suerte de moverme”, dice. En Venezuela, una crisis existencial lo motivó a dejar su trabajo y se dedicó a recorrer su país. Era mochilero y viajaba como podía. “Fui saliendo del rebaño, no seguí el estereotipo ni lo establecido de nacer, reproducirse y morir. Pensé que debía haber algo más”. Poco a poco se fue transformando es lo que es hoy en día: un nómada.

“Ser nómada te ofrece mucho y también pierdes mucho”, confiesa. “Quizás no pueda tener cosas o un lugar fijo. Mientras más me muevo, más descubro, más sumo conocimiento, pero tiene la complicación de que no te logras asentar”. Esta vida lo transformó como persona. “El ciclo de la vida es inevitable, solamente quiero disfrutar y compartir”.

Las crisis que han azotado Venezuela en los últimos años nada tienen que ver con su partida. Explica que “la realidad venezolana sólo es posible transmitirla desde adentro. La independencia y soberanía son líneas delicadas en un mundo donde existen Naciones capaces de asfixiar otras”.

Ama su país. Su viaje le da perspectiva, la posibilidad de analizar las cosas desde lejos. Trabaja en la elaboración de un proyecto de promoción turística del territorio venezolano. “Muchas personas podrán ver lo que los medios de comunicación no pueden mostrar por posturas ideológicas”.

Descubriendo Chubut

Ingresó a Argentina por Mendoza luego de recorrer el norte de Chile. Elogia el trato y cariño de los argentinos. Atravesó San Luis, Córdoba y llegó a Rosario. A medida que se fue adentrando en el sur profundo de la Patagonia, las distancias empezaron a dificultar su viaje. Quedó impresionado con el Glaciar Perito Moreno y la Cordillera. Se fascinó con Lago Puelo y el Parque Los Alerces.

Se encontraba en la Península Valdés cuando comenzó la pandemia. “Estuve con un habitante local de Punta Gales”, dice. “Me pude quedar cuando sacaron a todos los turistas de la Península Valdés. El aislamiento no me afectó mucho porque estaba en un lugar tranquilo y no me afectó el encierro”.

Cuando advirtió que la situación sanitaria no iba a cambiar pronto, pasó a Puerto Pirámides, luego se trasladó a Madryn y finalmente, cuando se habilitó la circulación entre provincias, volvió a la Cordillera cruzando la ruta 25. Dice que Chubut es la provincia que más recorrió. Aún encuentra trabas por la pandemia, pero mantiene una postura optimista: Con la pandemia había mucho miedo, mucha xenofobia, mucha desconfianza con el extranjero. Hacía falta un cambio en la sociedad, el mundo como estaba necesitaba un reseteo”.

Cada vez que viaja, encara la ruta con valentía. Su bicicleta tiene porta alforjas de hierro para llevar sus cosas. Su equipaje varía de acuerdo a la época del año y el clima. Carga alimentos, frutas y mucha agua. Lleva herramientas para la reparación, bolsa de dormir y una carpa, que arma a un costado de la ruta, allí donde lo sorprenda la noche.

Podés seguir de cerca su viaje a través de su Instagram: @eiaporelmundo


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