Parto respetado: ¿de qué estamos hablando?

La columna de la Asociación de Mujeres Jueces del Chubut.

Nuevo paradigma. La ley pide respetar los derechos de la gestante.
05 JUN 2022 - 20:24 | Actualizado 05 JUN 2022 - 20:27

Por Analía Künzli / Abogada adjunta AFI Puerto Madryn

En dos oportunidades anteriores me referí a la violencia obstétrica, pero esta vez es necesario hacerlo desde el derecho que la violencia vulnera: el parto respetado.

Luego de transcurrida la Semana del Parto Respetado, muchos fueron los lemas que se pensaron para esta oportunidad: “Muchas formas de parir, los mismos derechos”; “El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación” o “El nacimiento es sagrado, no más violencia”.

En nuestra provincia coincidió con la adhesión a la Ley Nacional Nº 27.611 de “Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia”, también conocida como “Ley de los 1000 días”.

UNICEF informó que, además de defender los derechos de madres, niños y familias, el término “parto respetado” o “parto humanizado” promueve el respeto a las particularidades de cada familia -etnia, religión, nacionalidad- , acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas.

“Cuando hablamos de parto respetado nos referimos a que la mujer siga su propio pulso de parto evitando todo tipo de intervenciones innecesarias, así como a decidir la forma de controlar el dolor durante el parto”.

El parto respetado implica generar un espacio familiar donde la madre y el recién nacido sean los protagonistas y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.
En nuestro país está vigente desde 2015 la ley 25.929, la Ley de Parto Humanizado. Según el Ministerio de Salud de la Nación, garantiza el derecho a un parto normal, a que se respeten los tiempos de las personas gestantes, a la no discriminación, al respeto a la intimidad, a elegir al acompañante durante el trabajo de parto, el parto y el posparto, a que el bebé esté en su cuna al lado de la madre durante toda la internación (a menos que necesite cuidados especiales), a que la mujer y su familia reciban toda la información necesaria, en un lenguaje claro, sobre su estado y la evolución del parto y del bebé y a conocer los beneficios de amamantar y los cuidados que necesitan tanto el recién nacido como la madre en esta etapa de la vida.
El parto humanizado o parto respetado es una modalidad de atención del parto caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños en el momento del nacimiento. Considera los valores de la mujer, sus creencias, y sentimientos respetando su dignidad y autonomía durante el proceso de dar a luz. Este tipo de partos reduce los nacimientos sobremedicados, empoderando a las mujeres y los usos de prácticas de maternidad basados en la evidencia como estrategia para humanizar el parto.

Desde el punto de vista de la madre, un parto humanizado, sea por parto natural o incluso por cesárea en caso de una indicación médica justificada significa, sobre todo, una cosa: respeto hacia la mujer, su cuerpo, su intimidad, sus posibles miedos, su voluntad y necesidad de ser informada de los riesgos y beneficios, y sus deseos y expectativas para concluir el embarazo, es decir, hacerla protagonista de las decisiones acerca de su parto.

Por el contrario que una persona gestante no pueda entrar acompañada a la sala de partos. Que reciba cuestionamientos sobre lo mal que puja, o lo mucho que grita de dolor. Que pida anestesia y no se la den. Que pregunte qué le están inyectando y no le respondan. Que no pueda elegir ni tomar decisiones sobre el nacimiento de su hijo o hija son las situaciones que hacen a la violencia obstétrica cotidianas tanto en el ámbito público como en el privado y ante distintos tipos de partos y por ende al incumplimiento de la ley de parto respetado.

Una innovación es el “plan de parto”, un documento donde la mujer expresa sus preferencias, necesidades, deseos y expectativas sobre el proceso del parto y nacimiento. Incluye quiénes deben estar presentes, dónde debe ocurrir, cómo le gustaría que sea el ambiente, qué posición(es) prefiere, qué métodos de alivio del dolor desea usar (o no), qué quisiera que se haga o deje de hacer a su recién nacido (corte del cordón umbilical tardío, baño), etc. Este documento se entrega en varias copias al médico, la matrona o partera, las personas que van a estar presentes y/o el personal de turno. Se puede elaborar en cualquier momento de la gestación, aunque un buen momento son las semanas 28-32 y es esencialmente flexible.

Anotar en tu plan de parto tus preferencias y necesidades ayudará a la mujer gestante a sentir más control de su embarazo y a estar más tranquila antes, durante y después de tener a tu bebé, pues tendrá la certeza de que todo saldrá como lo deseaba y estará muy bien informada sobre cada procedimiento.

Como siempre sostengo, “la información es poder” y está en nosotras difundir nuestros derechos y ayudarnos a hacerlos respetar.#

Nuevo paradigma. La ley pide respetar los derechos de la gestante.
05 JUN 2022 - 20:24

Por Analía Künzli / Abogada adjunta AFI Puerto Madryn

En dos oportunidades anteriores me referí a la violencia obstétrica, pero esta vez es necesario hacerlo desde el derecho que la violencia vulnera: el parto respetado.

Luego de transcurrida la Semana del Parto Respetado, muchos fueron los lemas que se pensaron para esta oportunidad: “Muchas formas de parir, los mismos derechos”; “El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación” o “El nacimiento es sagrado, no más violencia”.

En nuestra provincia coincidió con la adhesión a la Ley Nacional Nº 27.611 de “Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia”, también conocida como “Ley de los 1000 días”.

UNICEF informó que, además de defender los derechos de madres, niños y familias, el término “parto respetado” o “parto humanizado” promueve el respeto a las particularidades de cada familia -etnia, religión, nacionalidad- , acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas.

“Cuando hablamos de parto respetado nos referimos a que la mujer siga su propio pulso de parto evitando todo tipo de intervenciones innecesarias, así como a decidir la forma de controlar el dolor durante el parto”.

El parto respetado implica generar un espacio familiar donde la madre y el recién nacido sean los protagonistas y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.
En nuestro país está vigente desde 2015 la ley 25.929, la Ley de Parto Humanizado. Según el Ministerio de Salud de la Nación, garantiza el derecho a un parto normal, a que se respeten los tiempos de las personas gestantes, a la no discriminación, al respeto a la intimidad, a elegir al acompañante durante el trabajo de parto, el parto y el posparto, a que el bebé esté en su cuna al lado de la madre durante toda la internación (a menos que necesite cuidados especiales), a que la mujer y su familia reciban toda la información necesaria, en un lenguaje claro, sobre su estado y la evolución del parto y del bebé y a conocer los beneficios de amamantar y los cuidados que necesitan tanto el recién nacido como la madre en esta etapa de la vida.
El parto humanizado o parto respetado es una modalidad de atención del parto caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños en el momento del nacimiento. Considera los valores de la mujer, sus creencias, y sentimientos respetando su dignidad y autonomía durante el proceso de dar a luz. Este tipo de partos reduce los nacimientos sobremedicados, empoderando a las mujeres y los usos de prácticas de maternidad basados en la evidencia como estrategia para humanizar el parto.

Desde el punto de vista de la madre, un parto humanizado, sea por parto natural o incluso por cesárea en caso de una indicación médica justificada significa, sobre todo, una cosa: respeto hacia la mujer, su cuerpo, su intimidad, sus posibles miedos, su voluntad y necesidad de ser informada de los riesgos y beneficios, y sus deseos y expectativas para concluir el embarazo, es decir, hacerla protagonista de las decisiones acerca de su parto.

Por el contrario que una persona gestante no pueda entrar acompañada a la sala de partos. Que reciba cuestionamientos sobre lo mal que puja, o lo mucho que grita de dolor. Que pida anestesia y no se la den. Que pregunte qué le están inyectando y no le respondan. Que no pueda elegir ni tomar decisiones sobre el nacimiento de su hijo o hija son las situaciones que hacen a la violencia obstétrica cotidianas tanto en el ámbito público como en el privado y ante distintos tipos de partos y por ende al incumplimiento de la ley de parto respetado.

Una innovación es el “plan de parto”, un documento donde la mujer expresa sus preferencias, necesidades, deseos y expectativas sobre el proceso del parto y nacimiento. Incluye quiénes deben estar presentes, dónde debe ocurrir, cómo le gustaría que sea el ambiente, qué posición(es) prefiere, qué métodos de alivio del dolor desea usar (o no), qué quisiera que se haga o deje de hacer a su recién nacido (corte del cordón umbilical tardío, baño), etc. Este documento se entrega en varias copias al médico, la matrona o partera, las personas que van a estar presentes y/o el personal de turno. Se puede elaborar en cualquier momento de la gestación, aunque un buen momento son las semanas 28-32 y es esencialmente flexible.

Anotar en tu plan de parto tus preferencias y necesidades ayudará a la mujer gestante a sentir más control de su embarazo y a estar más tranquila antes, durante y después de tener a tu bebé, pues tendrá la certeza de que todo saldrá como lo deseaba y estará muy bien informada sobre cada procedimiento.

Como siempre sostengo, “la información es poder” y está en nosotras difundir nuestros derechos y ayudarnos a hacerlos respetar.#


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