Perdió el piercing que tenía en la nariz y se lo encontraron en un pulmón

Con la amenaza del coronavirus todavía fresca en nuestra mente, cualquier tos o problema respiratorio hoy amerita realizar un viaje al hospital. Así lo hizo el protagonista de esta extraña historia médica, quien se acercó a su centro de salud más cercano bajo la sospecha de una neumonía y se encontró con un tesoro que pensó había perdido.

19 SEP 2022 - 19:57 | Actualizado 19 SEP 2022 - 20:02

Joey Lykins, un estadounidense adicto a los piercings de 35 años, sorprendió a los médicos de guardia que descubrieron la razón detrás de su repentino problema respiratorio:encastrado en su pulmón izquierdo, encontraron el piercing nasal que perdió hace cinco años.

"El médico dijo que había ganado el ’mejor caso de la noche’", contó Lykins a Kennedy News sobre la insólita experiencia que llamó la atención de los medios estadounidenses y llegó a la prensa internacional. "Nunca había oído que esto sucediera antes".


El viaje respiratorio de Lykins comenzó hace cinco años, después de que el nativo de Cincinnati, que cuenta con 12 perforaciones a lo largo de su cuerpo, se despertara un día sin su aro nasal."Me desperté y mi perforación del tabique ya no estaba, y no pude encontrarla en ningún lado", describió. "Pensé que tal vez me lo había tragado. Miré por todas partes. Volteé la cama. Hice todo".

Después de no poder encontrar la herradura de metal que faltaba, Lykins finalmente se dio por vencido y reemplazó el adorno nasal con uno nuevo. El jardinero de vocación se olvidó de su accesorio perdido, dejando pasar cinco años sin darle importancia. Esto fue hasta pocas semanas atrás, cuando se despertó a las 2:30 am "tosiendo muy fuerte".

"Estaba tosiendo tan fuerte que me empezaba a doler la espalda", describió al medio local."Sentí que algo estaba bloqueando mis vías respiratorias y pensé que estaba enfermo". Inicialmente pensando que tenía "neumonía" u otra afección respiratoria, Lykins se presentó en el hospital de Ohio para que lo examinaran.

Los resultados lo dejaron sin aliento: las radiografías posteriores revelaron que el anillo estaba inexplicablemente alojado en el lóbulo superior de su pulmón izquierdo. "El médico entró y me mostró la imagen de rayos X y dijo: ’¿Esto te parece familiar?’", recordó con asombro. "Yo estaba como, ’¡Tienes que estar bromeando! He estado buscando eso’", agregó.

Lykins cree que el anillo se le cayó de la nariz mientras dormía y luego viajó por su tráquea y terminó en su pulmón. Sin embargo, encontró su aflicción particularmente difícil de comprender, ya que su anillo pulmonar accidental realmente no le causó ningún problema hasta hace poco. "He tosido, pero nunca pensé demasiado en eso", explicó Lykins, y agregó que estaba contento de que no le perforó el pulmón.


"No sé si podría haber causado daños, pero estaba envuelto en tejido cicatricial, por lo que no parecía que se fuera a ir a ninguna parte", dijo. No obstante, el paciente fue remitido a un especialista tres días después para cirugía. Se sometió a una broncoscopia, en la que los médicos le pasaron un tubo delgado por la garganta hasta los pulmones para poder recuperar su tesoro enterrado.

"Me pusieron a dormir, me metieron una cámara en la tráquea con una pequeña pinza, lo agarraron, lo sacaron y me lo devolvieron", describió Lykins, quien comprensiblemente decidió no volver a ponérsela en la nariz."Lo guardé como recuerdo", declaró. "No lo volveré a usar".

19 SEP 2022 - 19:57

Joey Lykins, un estadounidense adicto a los piercings de 35 años, sorprendió a los médicos de guardia que descubrieron la razón detrás de su repentino problema respiratorio:encastrado en su pulmón izquierdo, encontraron el piercing nasal que perdió hace cinco años.

"El médico dijo que había ganado el ’mejor caso de la noche’", contó Lykins a Kennedy News sobre la insólita experiencia que llamó la atención de los medios estadounidenses y llegó a la prensa internacional. "Nunca había oído que esto sucediera antes".


El viaje respiratorio de Lykins comenzó hace cinco años, después de que el nativo de Cincinnati, que cuenta con 12 perforaciones a lo largo de su cuerpo, se despertara un día sin su aro nasal."Me desperté y mi perforación del tabique ya no estaba, y no pude encontrarla en ningún lado", describió. "Pensé que tal vez me lo había tragado. Miré por todas partes. Volteé la cama. Hice todo".

Después de no poder encontrar la herradura de metal que faltaba, Lykins finalmente se dio por vencido y reemplazó el adorno nasal con uno nuevo. El jardinero de vocación se olvidó de su accesorio perdido, dejando pasar cinco años sin darle importancia. Esto fue hasta pocas semanas atrás, cuando se despertó a las 2:30 am "tosiendo muy fuerte".

"Estaba tosiendo tan fuerte que me empezaba a doler la espalda", describió al medio local."Sentí que algo estaba bloqueando mis vías respiratorias y pensé que estaba enfermo". Inicialmente pensando que tenía "neumonía" u otra afección respiratoria, Lykins se presentó en el hospital de Ohio para que lo examinaran.

Los resultados lo dejaron sin aliento: las radiografías posteriores revelaron que el anillo estaba inexplicablemente alojado en el lóbulo superior de su pulmón izquierdo. "El médico entró y me mostró la imagen de rayos X y dijo: ’¿Esto te parece familiar?’", recordó con asombro. "Yo estaba como, ’¡Tienes que estar bromeando! He estado buscando eso’", agregó.

Lykins cree que el anillo se le cayó de la nariz mientras dormía y luego viajó por su tráquea y terminó en su pulmón. Sin embargo, encontró su aflicción particularmente difícil de comprender, ya que su anillo pulmonar accidental realmente no le causó ningún problema hasta hace poco. "He tosido, pero nunca pensé demasiado en eso", explicó Lykins, y agregó que estaba contento de que no le perforó el pulmón.


"No sé si podría haber causado daños, pero estaba envuelto en tejido cicatricial, por lo que no parecía que se fuera a ir a ninguna parte", dijo. No obstante, el paciente fue remitido a un especialista tres días después para cirugía. Se sometió a una broncoscopia, en la que los médicos le pasaron un tubo delgado por la garganta hasta los pulmones para poder recuperar su tesoro enterrado.

"Me pusieron a dormir, me metieron una cámara en la tráquea con una pequeña pinza, lo agarraron, lo sacaron y me lo devolvieron", describió Lykins, quien comprensiblemente decidió no volver a ponérsela en la nariz."Lo guardé como recuerdo", declaró. "No lo volveré a usar".


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