Joey Lykins, un estadounidense adicto a los piercings de 35 años, sorprendió a los médicos de guardia que descubrieron la razón detrás de su repentino problema respiratorio:encastrado en su pulmón izquierdo, encontraron el piercing nasal que perdió hace cinco años.
"El médico dijo que había ganado el ’mejor caso de la noche’", contó Lykins a Kennedy News sobre la insólita experiencia que llamó la atención de los medios estadounidenses y llegó a la prensa internacional. "Nunca había oído que esto sucediera antes".
Después de no poder encontrar la herradura de metal que faltaba, Lykins finalmente se dio por vencido y reemplazó el adorno nasal con uno nuevo. El jardinero de vocación se olvidó de su accesorio perdido, dejando pasar cinco años sin darle importancia. Esto fue hasta pocas semanas atrás, cuando se despertó a las 2:30 am "tosiendo muy fuerte".
"Estaba tosiendo tan fuerte que me empezaba a doler la espalda", describió al medio local."Sentí que algo estaba bloqueando mis vías respiratorias y pensé que estaba enfermo". Inicialmente pensando que tenía "neumonía" u otra afección respiratoria, Lykins se presentó en el hospital de Ohio para que lo examinaran.
Los resultados lo dejaron sin aliento: las radiografías posteriores revelaron que el anillo estaba inexplicablemente alojado en el lóbulo superior de su pulmón izquierdo. "El médico entró y me mostró la imagen de rayos X y dijo: ’¿Esto te parece familiar?’", recordó con asombro. "Yo estaba como, ’¡Tienes que estar bromeando! He estado buscando eso’", agregó.
Lykins cree que el anillo se le cayó de la nariz mientras dormía y luego viajó por su tráquea y terminó en su pulmón. Sin embargo, encontró su aflicción particularmente difícil de comprender, ya que su anillo pulmonar accidental realmente no le causó ningún problema hasta hace poco. "He tosido, pero nunca pensé demasiado en eso", explicó Lykins, y agregó que estaba contento de que no le perforó el pulmón.
"Me pusieron a dormir, me metieron una cámara en la tráquea con una pequeña pinza, lo agarraron, lo sacaron y me lo devolvieron", describió Lykins, quien comprensiblemente decidió no volver a ponérsela en la nariz."Lo guardé como recuerdo", declaró. "No lo volveré a usar".
Joey Lykins, un estadounidense adicto a los piercings de 35 años, sorprendió a los médicos de guardia que descubrieron la razón detrás de su repentino problema respiratorio:encastrado en su pulmón izquierdo, encontraron el piercing nasal que perdió hace cinco años.
"El médico dijo que había ganado el ’mejor caso de la noche’", contó Lykins a Kennedy News sobre la insólita experiencia que llamó la atención de los medios estadounidenses y llegó a la prensa internacional. "Nunca había oído que esto sucediera antes".
Después de no poder encontrar la herradura de metal que faltaba, Lykins finalmente se dio por vencido y reemplazó el adorno nasal con uno nuevo. El jardinero de vocación se olvidó de su accesorio perdido, dejando pasar cinco años sin darle importancia. Esto fue hasta pocas semanas atrás, cuando se despertó a las 2:30 am "tosiendo muy fuerte".
"Estaba tosiendo tan fuerte que me empezaba a doler la espalda", describió al medio local."Sentí que algo estaba bloqueando mis vías respiratorias y pensé que estaba enfermo". Inicialmente pensando que tenía "neumonía" u otra afección respiratoria, Lykins se presentó en el hospital de Ohio para que lo examinaran.
Los resultados lo dejaron sin aliento: las radiografías posteriores revelaron que el anillo estaba inexplicablemente alojado en el lóbulo superior de su pulmón izquierdo. "El médico entró y me mostró la imagen de rayos X y dijo: ’¿Esto te parece familiar?’", recordó con asombro. "Yo estaba como, ’¡Tienes que estar bromeando! He estado buscando eso’", agregó.
Lykins cree que el anillo se le cayó de la nariz mientras dormía y luego viajó por su tráquea y terminó en su pulmón. Sin embargo, encontró su aflicción particularmente difícil de comprender, ya que su anillo pulmonar accidental realmente no le causó ningún problema hasta hace poco. "He tosido, pero nunca pensé demasiado en eso", explicó Lykins, y agregó que estaba contento de que no le perforó el pulmón.
"Me pusieron a dormir, me metieron una cámara en la tráquea con una pequeña pinza, lo agarraron, lo sacaron y me lo devolvieron", describió Lykins, quien comprensiblemente decidió no volver a ponérsela en la nariz."Lo guardé como recuerdo", declaró. "No lo volveré a usar".