El Bolsón: Guillermo Mezler, el padre de los primeros vinos “nacidos y criados” en Cerro Amigo

En el corredor andino y meseta que incluye a las provincias del Chubut y Río Negro, hay unas 40 viñas en producción, que producen unas 50.000 botellas anuales. Los elaboradores artesanales apuntan principalmente al mercado turístico.

29 SEP 2022 - 17:04 | Actualizado 29 SEP 2022 - 17:10

Según recordó Mezler, su experiencia con la vitivinicultura comenzó “en el año 2018, cuando me contacté con el enólogo Darío González Maldonado, quien trabaja desde hace dos décadas en la zona y estaba promoviendo la posibilidad de iniciarse con pequeños viñedos y sumarse a producciones locales”.

“En mi caso, tenía un terreno sin otro destino que cortar el pasto, ya que ni siquiera daba para armar una cancha de fútbol porque está en pendiente. Entonces, me asesoró para comenzar con la actividad. En 2019, junto con otros emprendedores compramos las plantas a un vivero de Mendoza y arrancamos con las vides”, graficó.

Agregó que “plantamos las variedades sauvignon blanc y chardonnay, que se adaptaron muy bien al ambiente andino; además de pinot noir, aunque en el cerro Amigo (en las estribaciones del cerro Piltriquitrón) tiene algunas restricciones en cuanto a la exposición al sol”.

Siempre con el acompañamiento de Darío González, “en este momento estamos gestionando el armado de un grupo dentro del programa Cambio Rural, que nos está asesorando junto con el Inta. Somos 12 productores en distintas etapas del proceso y también avanzamos con la propuesta de fortalecer el proyecto de contar en el corto plazo con una bodega propia”, resaltó.

Valoró enseguida que “este año pude hacer mi primera vendimia, con su correspondiente vinificación, aún cuando los pájaros se comieron casi la mitad de las uvas (se ríe), a futuro será otra tarea para pensar”.

Dicha elaboración “se hizo en la bodega de la familia Ayestarán, en El Hoyo, donde salió un blend de uvas blancas. Vinos jóvenes que se consumen durante el mismo año de producción y solo requieren de un añejamiento de unos seis meses. En realidad, tienen que ver con la nueva gama que se está buscando dentro de los vinos frutados y agradables al paladar, para consumo diario”.

En coincidencia, señaló que en la Comarca Andina “hay varios establecimientos de mayor envergadura que también ofrecen ese servicio. A cambio, se quedan con un porcentaje de la fruta aportada y entregan el vino terminado con botella y corcho”.

Acerca del destino de sus vinos, el “Gringo” Mezler -quien es un reconocido ingeniero del Servicio Forestal Andino de Río Negro-, adelantó que “en la medida en que nos podamos sumar a una estrategia más operativa y asociativa entre los pequeños productores, podremos llegar a colocar dicha elaboración en el mercado local y como oferta turística”.
Con todo, resaltó la idea “de aprovechar espacios disponibles de tierras con una inversión no muy grande, más algo de tiempo, para diversificar la producción de cada chacra”. Desde su óptica, “es cuestión de animarse aún cuando tenemos algunas limitaciones climáticas, ya que son periodos muy cortos de crecimiento. Ello obliga a elegir adecuadamente la variedad de cepas de mejor rendimiento y adaptación a cada lugar”.

Potencial

Actualmente, en el corredor andino y meseta que incluye a las provincias del Chubut y Río Negro, hay unas 40 viñas en producción, que producen unas 50.000 botellas anuales.

El enólogo Darío González es el director técnico de buena parte de los emprendimientos desarrollados en la última década, con la premisa de que “surjan pequeñas bodegas artesanales orientadas a que muchas familias puedan fabricar su propio vino y diversifiquen su economía, principalmente con el turismo”.

Explicó que “las estrategias aplicadas en la zona facilitan que al tercer año las plantas ya están produciendo los primeros racimos. Si se siembran 200 plantas, se obtendrán 200 botellas”, aseguró.

De igual modo, ponderó las condiciones ambientales de la región “con veranos frescos y otoños secos y de gran amplitud térmica que favorecen para que los vinos desarrollen muy buena acidez natural y gran complejidad aromática (chardonnay, sauvignon blanc y pinot noir). Tanto los espumantes como los tintos evolucionan muy bien en botella, tornándose delicados, suaves, agradables y redondos, lejos de ser vinos tánicos, pesados y grotescos”, acotó.

Sumó que en la Comarca Andina “tenemos la certeza de elaborar vinos de muy alta calidad. Los pioneros establecidos en Paso del Sapo, El Hoyo y Villa Turismo ya están siendo reconocidos en los lugares más exigentes, como los restaurantes de Puerto Madero, en Buenos Aires, con alto valor agregado en origen”.

A modo de ejemplo, valoró las medallas obtenidas por “Oriundo”, un tinto merlot de la vendimia 2017, elaborado en El Hoyo por la familia Ayestarán” y la visita de Tim Atkin, “uno de los master wine e influencers más relevante del mundo, quien degustó nuestros vinos y quedó encantado". A su criterio, `"darán sorpresas en el futuro inmediato”.

29 SEP 2022 - 17:04

Según recordó Mezler, su experiencia con la vitivinicultura comenzó “en el año 2018, cuando me contacté con el enólogo Darío González Maldonado, quien trabaja desde hace dos décadas en la zona y estaba promoviendo la posibilidad de iniciarse con pequeños viñedos y sumarse a producciones locales”.

“En mi caso, tenía un terreno sin otro destino que cortar el pasto, ya que ni siquiera daba para armar una cancha de fútbol porque está en pendiente. Entonces, me asesoró para comenzar con la actividad. En 2019, junto con otros emprendedores compramos las plantas a un vivero de Mendoza y arrancamos con las vides”, graficó.

Agregó que “plantamos las variedades sauvignon blanc y chardonnay, que se adaptaron muy bien al ambiente andino; además de pinot noir, aunque en el cerro Amigo (en las estribaciones del cerro Piltriquitrón) tiene algunas restricciones en cuanto a la exposición al sol”.

Siempre con el acompañamiento de Darío González, “en este momento estamos gestionando el armado de un grupo dentro del programa Cambio Rural, que nos está asesorando junto con el Inta. Somos 12 productores en distintas etapas del proceso y también avanzamos con la propuesta de fortalecer el proyecto de contar en el corto plazo con una bodega propia”, resaltó.

Valoró enseguida que “este año pude hacer mi primera vendimia, con su correspondiente vinificación, aún cuando los pájaros se comieron casi la mitad de las uvas (se ríe), a futuro será otra tarea para pensar”.

Dicha elaboración “se hizo en la bodega de la familia Ayestarán, en El Hoyo, donde salió un blend de uvas blancas. Vinos jóvenes que se consumen durante el mismo año de producción y solo requieren de un añejamiento de unos seis meses. En realidad, tienen que ver con la nueva gama que se está buscando dentro de los vinos frutados y agradables al paladar, para consumo diario”.

En coincidencia, señaló que en la Comarca Andina “hay varios establecimientos de mayor envergadura que también ofrecen ese servicio. A cambio, se quedan con un porcentaje de la fruta aportada y entregan el vino terminado con botella y corcho”.

Acerca del destino de sus vinos, el “Gringo” Mezler -quien es un reconocido ingeniero del Servicio Forestal Andino de Río Negro-, adelantó que “en la medida en que nos podamos sumar a una estrategia más operativa y asociativa entre los pequeños productores, podremos llegar a colocar dicha elaboración en el mercado local y como oferta turística”.
Con todo, resaltó la idea “de aprovechar espacios disponibles de tierras con una inversión no muy grande, más algo de tiempo, para diversificar la producción de cada chacra”. Desde su óptica, “es cuestión de animarse aún cuando tenemos algunas limitaciones climáticas, ya que son periodos muy cortos de crecimiento. Ello obliga a elegir adecuadamente la variedad de cepas de mejor rendimiento y adaptación a cada lugar”.

Potencial

Actualmente, en el corredor andino y meseta que incluye a las provincias del Chubut y Río Negro, hay unas 40 viñas en producción, que producen unas 50.000 botellas anuales.

El enólogo Darío González es el director técnico de buena parte de los emprendimientos desarrollados en la última década, con la premisa de que “surjan pequeñas bodegas artesanales orientadas a que muchas familias puedan fabricar su propio vino y diversifiquen su economía, principalmente con el turismo”.

Explicó que “las estrategias aplicadas en la zona facilitan que al tercer año las plantas ya están produciendo los primeros racimos. Si se siembran 200 plantas, se obtendrán 200 botellas”, aseguró.

De igual modo, ponderó las condiciones ambientales de la región “con veranos frescos y otoños secos y de gran amplitud térmica que favorecen para que los vinos desarrollen muy buena acidez natural y gran complejidad aromática (chardonnay, sauvignon blanc y pinot noir). Tanto los espumantes como los tintos evolucionan muy bien en botella, tornándose delicados, suaves, agradables y redondos, lejos de ser vinos tánicos, pesados y grotescos”, acotó.

Sumó que en la Comarca Andina “tenemos la certeza de elaborar vinos de muy alta calidad. Los pioneros establecidos en Paso del Sapo, El Hoyo y Villa Turismo ya están siendo reconocidos en los lugares más exigentes, como los restaurantes de Puerto Madero, en Buenos Aires, con alto valor agregado en origen”.

A modo de ejemplo, valoró las medallas obtenidas por “Oriundo”, un tinto merlot de la vendimia 2017, elaborado en El Hoyo por la familia Ayestarán” y la visita de Tim Atkin, “uno de los master wine e influencers más relevante del mundo, quien degustó nuestros vinos y quedó encantado". A su criterio, `"darán sorpresas en el futuro inmediato”.


NOTICIAS RELACIONADAS