Por Diego Crova
En un soleado miércoles, un vecino de Madryn, que disfrutaba de la playa, hizo visera con su mano para ver mejor la figura que emergía del horizonte, en dirección al mar. El velero Europa se fue acercando, cansino, hasta recalar en la ciudad chubutense. Con 56 metros de eslora, lo que en perspectiva parecía un pequeño juguete, se fue agigantando hasta abrazar el muelle Luis Piedra Buena.
El velero es un verdadero museo naval en movimiento. Navega en forma ininterrumpida desde 1994, durante 11 meses al año, y ya dio más de 12 vueltas al mundo. Es utilizado, no solo para viajes recreativos, sino también como buque de entrenamiento para particulares, amantes de la navegación a vela tradicional.
En este derrotero, el Europa salió de Santa Cruz de Tenerife, en las Islas Canarias y, luego de 46 días de navegación, recaló en Madryn. Trajo consigo un total de 45 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes, y permanecerá en la ciudad hasta el domingo; momento en el que partirá rumbo a Ushuaia, sin escalas.
Un velero distinto
El Europa realiza cruceros en todo el mundo y tiene una particularidad: acepta tripulación que paga su viaje con trabajo a bordo, a modo de aprendices. Los mismos deben realizar guardias y tienen asignada una actividad especifica. En esta oportunidad, trajo personas de Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Francia, Dinamarca, Canadá y España.
Un viaje sin sobresaltos
Los 46 días que la tripulación del Europa estuvo en altamar fueron de puro disfrute, según lo manifestó el propio capitán de la nave. “No hubo novedades, estamos contentos y con ganas de bajar a tierra a disfrutar de la ciudad”.
Tras haber llegado por vía marítima, los tripulantes debieron permanecer a bordo hasta que agentes de migración le den ingreso al país. Entraron como pasajeros, al igual que lo hace un turista que viene por tierra, y pueden quedarse en la ciudad o volver al buque.
Por Diego Crova
En un soleado miércoles, un vecino de Madryn, que disfrutaba de la playa, hizo visera con su mano para ver mejor la figura que emergía del horizonte, en dirección al mar. El velero Europa se fue acercando, cansino, hasta recalar en la ciudad chubutense. Con 56 metros de eslora, lo que en perspectiva parecía un pequeño juguete, se fue agigantando hasta abrazar el muelle Luis Piedra Buena.
El velero es un verdadero museo naval en movimiento. Navega en forma ininterrumpida desde 1994, durante 11 meses al año, y ya dio más de 12 vueltas al mundo. Es utilizado, no solo para viajes recreativos, sino también como buque de entrenamiento para particulares, amantes de la navegación a vela tradicional.
En este derrotero, el Europa salió de Santa Cruz de Tenerife, en las Islas Canarias y, luego de 46 días de navegación, recaló en Madryn. Trajo consigo un total de 45 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes, y permanecerá en la ciudad hasta el domingo; momento en el que partirá rumbo a Ushuaia, sin escalas.
Un velero distinto
El Europa realiza cruceros en todo el mundo y tiene una particularidad: acepta tripulación que paga su viaje con trabajo a bordo, a modo de aprendices. Los mismos deben realizar guardias y tienen asignada una actividad especifica. En esta oportunidad, trajo personas de Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Francia, Dinamarca, Canadá y España.
Un viaje sin sobresaltos
Los 46 días que la tripulación del Europa estuvo en altamar fueron de puro disfrute, según lo manifestó el propio capitán de la nave. “No hubo novedades, estamos contentos y con ganas de bajar a tierra a disfrutar de la ciudad”.
Tras haber llegado por vía marítima, los tripulantes debieron permanecer a bordo hasta que agentes de migración le den ingreso al país. Entraron como pasajeros, al igual que lo hace un turista que viene por tierra, y pueden quedarse en la ciudad o volver al buque.