Por Francisco Caputo
Germinal de Rawson disfruta de un dulce pasar futbolístico. El “Verde” capitalino derrotó a Huracán de Comodoro por 2-1, en la ida de las semifinales de la Patagonia del Regional. Uno de los motivos del feliz presente germinalista es Mario Martínez, el DT.
Los jugadores son la pieza clave de todo equipo, pero una buena conducción detrás de la línea de cal es vital.
Una muestra
Ejemplo: Martínez le dio la titularidad a Federico Cárcamo, jugador surgido del semillero del club, quien pagó la confianza con el primer gol. En el segundo tiempo, hizo ingresar a Edwin Santilli y Julián Beloqui, dos jóvenes del ámbito local. El primero asistió al segundo en la conquista del segundo tanto.
En estas decisiones, subyace un método y una visión del fútbol que Martínez da al equipo. Y el resultado es uno solo: ilusión. Es pertinente realizar el análisis con la historia en pleno desarrollo y no
con el diario del lunes. Con el diario del lunes, es fácil ser Gardel.
Estudio
Para empezar el análisis, Martínez es un DT estudioso en la cancha, en las prácticas y en su domicilio. Esto le permitió hacer ingresar a Miqueas Martínez (NdR: su hijo) y a Rubén “Tito” Ramírez, quienes armaron la jugada del único gol del clásico ante Racing Club en el Cayetano Castro, por la segunda fecha.
Los entrenamientos, como consecuencia del estudio, suelen ser intensos. Esto se vio en Racing de Trelew en 2017 y se observa ahora en El Fortín.
El estilo
Otra cuestión es el aprendizaje. Supo tener un estilo de juego ofensivo. Pero con el correr de los años, ha moldeado esa idea. Sus pasos en la “Academia”, Sol de Mayo y Cruz del Sur le han servido.
Martínez tiende al equilibro. Eso se vio por ejemplo en el Cayetano Castro, en la citada segunda fecha ante Racing Club.
Tras un sofocón inicial, Germinal neutralizó al dueño de casa y ganó en tiempo de descuento. Y en el Municipal de Comodoro el pasado domingo, algo de eso también ocurrió.
Si tiene que aplastar a un equipo inferior, Germinal lo hace. Quedó claro ante San Lorenzo de Puerto Deseado. Pero si hay que replegarse y jugar al repliegue, esto se concreta. El “Verde”, al fin y al cabo, no es un equipo que sufra muchos goles.
Cambios
Otro factor es que el DT no se casa con nadie y la armonía grupal no se rompe por esto. Es un lugar común, pero expresa a la perfección la idea. Ricardo Dichiara, delantero dirigido por Martínez en Racing en 2017, fue al banco en la revancha ante Deportivo Patagones.
Lo mismo puede decirse de Lucas Villalba, uno de los refuerzos foráneos del plantel, que empezó el cotejo ante Huracán en el banco de suplentes.
Estos son los pilares del método de Mario Martínez en Germinal de Rawson, un método que despierta la ilusión de una comunidad deseosa de triunfo.
Por Francisco Caputo
Germinal de Rawson disfruta de un dulce pasar futbolístico. El “Verde” capitalino derrotó a Huracán de Comodoro por 2-1, en la ida de las semifinales de la Patagonia del Regional. Uno de los motivos del feliz presente germinalista es Mario Martínez, el DT.
Los jugadores son la pieza clave de todo equipo, pero una buena conducción detrás de la línea de cal es vital.
Una muestra
Ejemplo: Martínez le dio la titularidad a Federico Cárcamo, jugador surgido del semillero del club, quien pagó la confianza con el primer gol. En el segundo tiempo, hizo ingresar a Edwin Santilli y Julián Beloqui, dos jóvenes del ámbito local. El primero asistió al segundo en la conquista del segundo tanto.
En estas decisiones, subyace un método y una visión del fútbol que Martínez da al equipo. Y el resultado es uno solo: ilusión. Es pertinente realizar el análisis con la historia en pleno desarrollo y no
con el diario del lunes. Con el diario del lunes, es fácil ser Gardel.
Estudio
Para empezar el análisis, Martínez es un DT estudioso en la cancha, en las prácticas y en su domicilio. Esto le permitió hacer ingresar a Miqueas Martínez (NdR: su hijo) y a Rubén “Tito” Ramírez, quienes armaron la jugada del único gol del clásico ante Racing Club en el Cayetano Castro, por la segunda fecha.
Los entrenamientos, como consecuencia del estudio, suelen ser intensos. Esto se vio en Racing de Trelew en 2017 y se observa ahora en El Fortín.
El estilo
Otra cuestión es el aprendizaje. Supo tener un estilo de juego ofensivo. Pero con el correr de los años, ha moldeado esa idea. Sus pasos en la “Academia”, Sol de Mayo y Cruz del Sur le han servido.
Martínez tiende al equilibro. Eso se vio por ejemplo en el Cayetano Castro, en la citada segunda fecha ante Racing Club.
Tras un sofocón inicial, Germinal neutralizó al dueño de casa y ganó en tiempo de descuento. Y en el Municipal de Comodoro el pasado domingo, algo de eso también ocurrió.
Si tiene que aplastar a un equipo inferior, Germinal lo hace. Quedó claro ante San Lorenzo de Puerto Deseado. Pero si hay que replegarse y jugar al repliegue, esto se concreta. El “Verde”, al fin y al cabo, no es un equipo que sufra muchos goles.
Cambios
Otro factor es que el DT no se casa con nadie y la armonía grupal no se rompe por esto. Es un lugar común, pero expresa a la perfección la idea. Ricardo Dichiara, delantero dirigido por Martínez en Racing en 2017, fue al banco en la revancha ante Deportivo Patagones.
Lo mismo puede decirse de Lucas Villalba, uno de los refuerzos foráneos del plantel, que empezó el cotejo ante Huracán en el banco de suplentes.
Estos son los pilares del método de Mario Martínez en Germinal de Rawson, un método que despierta la ilusión de una comunidad deseosa de triunfo.