Por Ismael Tebes
Los sabores que perduran, cercanos al afecto y al cariño son los que suelen quedarse para siempre. Desde un viejo manual de recetas, los ingredientes de siempre y manos que generacionalmente fueron cambiando para mejorar el producto final, siempre con un toque distintivo.
Noelia Ríos, nació y se crió en Caleta Córdova, respiró desde siempre el viento de la costa y el salitre; el sonido del agua golpeando las costas y hoy, esposa y madre de pescadores, asume la necesidad de defender las tradiciones del barrio a través de un producto insignia.
Su nombre ya trascendió a través de algunos programas gastronómicos que se realizaron en vivo desde Caleta Córdova e inclusive su receta de empanadas de centolla ya forma parte de un exclusivo catálogo especializado en la materia.
De hecho, “Santa empanada”, el libro de Pietro Sorba la incluye entre más de ciento sesenta variantes en el mundo según usos y costumbres en torno a la “embajadora del territorio” tal como se define a esta comida popular.
Sus empanadas son el menú inevitable en su local “Picoroco” en la Feria de Productos de Mar que funciona todos los días en el acceso al barrio, a pocos metros del muelle y en un espacio que parece tener su propia historia.
Por el esfuerzo con el que se conformó y por ser una visita obligada cada fin de semana para propios y viajeros. “Caleta Córdova es nuestra identidad y tenemos a la pesca como recurso, es nuestro potencial más grande. Representa para nosotros turismo y por ende, trabajo”.
Para llegar al mejor producto, el que despierte sensaciones y encienda paladares; se requiere de buena materia prima, de conocimiento y de manos predispuestas.
“Empecé en realidad por las empanadas de carne y pollo, las más comunes. Cuando era chica escuchaba siempre que hablaban de las empanadas de centolla pero no sabía lo que era hasta que fui grande. Empecé a hacerlas hace como quince años, desde que tenemos la feria”.
Y aclaró que la centolla, pescada por su marido, le da un valor agregado al producto. “Siempre estoy probando de hacer lo que más pueda en cuanto a platos”.
La centolla, una especie solicitada a nivel mundial y que habita ciertas costas de la región, representa un plato distintivo, una especie de “corazón” lleno de sabor.
“Sin dudas el producto fresco tiene un valor adicional. Cambia mucho el sabor de cuando no está fresca la centolla. Y a la vez, es un beneficio que yo pueda tenerla recién sacada del mar”, explicó.
“Siempre trato –cuenta Noelia- de enseñar a la familia o a quienes trabajan conmigo. A mi hija le salen igual o mejor que a mí y es la idea de que siempre quede en la familia. Lo ideal es que siempre se puede mejorar”.
Y desde una visión más formal de su trabajo reconoce que la tarea de un cocinero “siempre es innovar e ir probando nuevos sabores , uno siempre quiere y busca eso. Así salen las recetas propias”.
Noelia convive entre el impacto visual y gastronómico que representa hasta para los propios comodorenses, saborear un plato de rabas o langostinos a metros del mar o las empanadas que tienen casi, su propio sello. Y a la vez, desde una lucha de convicciones pretende que los pescadores artesanales, cuya familia integra, tengan el reconocimiento que merecen.
Es que las artes se transmitieron por generaciones, desde las familias del mar que se proveían de alimentos y que llegaron a abastecer a buena parte de la ciudad durante décadas. Ser pescador impone en Caleta Córdova, un respeto natural que no siempre se ve reflejado en otros ámbitos donde se debe lidiar por beneficios que no son económicos, sino adquiridos por legítimo derecho.
Noelia se convirtió en embajadora gastronómica de la Provincia al participar en el Campeonato Nacional de la Empanada en Capital Federal donde verdaderas especialistas compartieron parte de sus “secretos” en una competencia que resultó más un intercambio. “Fue una experiencia enriquecedora; compartirla con personas muy valiosas de distintas provincias me llenó de orgullo y satisfacción a pesar de no haber podido ganar”.
“Eso sí –lamentó- sentí que no tuve el suficiente apoyo. Me hice algunas remeras destacando que soy de Comodoro Rivadavia, Chubut, Patagonia aunque no tuve la posibilidad de llevar ningún otro elemento de difusión. Nadie me contactó de la Municipalidad; ni Turismo, ni Cultura, nadie se acercó”.
Noelia indicó que el torneo le significó un crecimiento desde lo personal y un valioso intercambio de saberes en el arte de la empanada en cualquiera de sus múltiples variantes. “Con cada compañero y compañera hablamos de sus tradiciones y secretos. Hemos compartido todo lo que sabemos y nos ayudamos un montón al punto de que entre nosotros no hubo competencia. Por el contrario siempre estuvimos pendientes de que todo le saliera bien a todos”.#
Por Ismael Tebes
Los sabores que perduran, cercanos al afecto y al cariño son los que suelen quedarse para siempre. Desde un viejo manual de recetas, los ingredientes de siempre y manos que generacionalmente fueron cambiando para mejorar el producto final, siempre con un toque distintivo.
Noelia Ríos, nació y se crió en Caleta Córdova, respiró desde siempre el viento de la costa y el salitre; el sonido del agua golpeando las costas y hoy, esposa y madre de pescadores, asume la necesidad de defender las tradiciones del barrio a través de un producto insignia.
Su nombre ya trascendió a través de algunos programas gastronómicos que se realizaron en vivo desde Caleta Córdova e inclusive su receta de empanadas de centolla ya forma parte de un exclusivo catálogo especializado en la materia.
De hecho, “Santa empanada”, el libro de Pietro Sorba la incluye entre más de ciento sesenta variantes en el mundo según usos y costumbres en torno a la “embajadora del territorio” tal como se define a esta comida popular.
Sus empanadas son el menú inevitable en su local “Picoroco” en la Feria de Productos de Mar que funciona todos los días en el acceso al barrio, a pocos metros del muelle y en un espacio que parece tener su propia historia.
Por el esfuerzo con el que se conformó y por ser una visita obligada cada fin de semana para propios y viajeros. “Caleta Córdova es nuestra identidad y tenemos a la pesca como recurso, es nuestro potencial más grande. Representa para nosotros turismo y por ende, trabajo”.
Para llegar al mejor producto, el que despierte sensaciones y encienda paladares; se requiere de buena materia prima, de conocimiento y de manos predispuestas.
“Empecé en realidad por las empanadas de carne y pollo, las más comunes. Cuando era chica escuchaba siempre que hablaban de las empanadas de centolla pero no sabía lo que era hasta que fui grande. Empecé a hacerlas hace como quince años, desde que tenemos la feria”.
Y aclaró que la centolla, pescada por su marido, le da un valor agregado al producto. “Siempre estoy probando de hacer lo que más pueda en cuanto a platos”.
La centolla, una especie solicitada a nivel mundial y que habita ciertas costas de la región, representa un plato distintivo, una especie de “corazón” lleno de sabor.
“Sin dudas el producto fresco tiene un valor adicional. Cambia mucho el sabor de cuando no está fresca la centolla. Y a la vez, es un beneficio que yo pueda tenerla recién sacada del mar”, explicó.
“Siempre trato –cuenta Noelia- de enseñar a la familia o a quienes trabajan conmigo. A mi hija le salen igual o mejor que a mí y es la idea de que siempre quede en la familia. Lo ideal es que siempre se puede mejorar”.
Y desde una visión más formal de su trabajo reconoce que la tarea de un cocinero “siempre es innovar e ir probando nuevos sabores , uno siempre quiere y busca eso. Así salen las recetas propias”.
Noelia convive entre el impacto visual y gastronómico que representa hasta para los propios comodorenses, saborear un plato de rabas o langostinos a metros del mar o las empanadas que tienen casi, su propio sello. Y a la vez, desde una lucha de convicciones pretende que los pescadores artesanales, cuya familia integra, tengan el reconocimiento que merecen.
Es que las artes se transmitieron por generaciones, desde las familias del mar que se proveían de alimentos y que llegaron a abastecer a buena parte de la ciudad durante décadas. Ser pescador impone en Caleta Córdova, un respeto natural que no siempre se ve reflejado en otros ámbitos donde se debe lidiar por beneficios que no son económicos, sino adquiridos por legítimo derecho.
Noelia se convirtió en embajadora gastronómica de la Provincia al participar en el Campeonato Nacional de la Empanada en Capital Federal donde verdaderas especialistas compartieron parte de sus “secretos” en una competencia que resultó más un intercambio. “Fue una experiencia enriquecedora; compartirla con personas muy valiosas de distintas provincias me llenó de orgullo y satisfacción a pesar de no haber podido ganar”.
“Eso sí –lamentó- sentí que no tuve el suficiente apoyo. Me hice algunas remeras destacando que soy de Comodoro Rivadavia, Chubut, Patagonia aunque no tuve la posibilidad de llevar ningún otro elemento de difusión. Nadie me contactó de la Municipalidad; ni Turismo, ni Cultura, nadie se acercó”.
Noelia indicó que el torneo le significó un crecimiento desde lo personal y un valioso intercambio de saberes en el arte de la empanada en cualquiera de sus múltiples variantes. “Con cada compañero y compañera hablamos de sus tradiciones y secretos. Hemos compartido todo lo que sabemos y nos ayudamos un montón al punto de que entre nosotros no hubo competencia. Por el contrario siempre estuvimos pendientes de que todo le saliera bien a todos”.#