Nicolás Kasanzew, el periodista que contó Malvinas desde adentro

El corresponsal de origen austríaco también es un símbolo de la Guerra. Recuerda el conflicto por las islas del Atlántico Sur con nitidez. Y recuerda a Galtieri: "Fue un mal conductor en la guerra. Sin embargo, nadie habla de eso, sino del supuesto alcoholismo. Era un tipo desmañado, tosco, pero no alcohólico."

01 ABR 2023 - 19:26 | Actualizado 01 ABR 2023 - 19:45

Por Santiago Altuna / Especial para Jornada
Fotos: Gentileza Fernando Rivarola

Pensar en Nicolás Kasanzew es pensar en Malvinas. Es pensar en la gesta, en el heroísmo de tantos soldados que hace más de cuatro décadas fueron a dar la vida por su Patria.

Nicolás no fue a combatir a la guerra, fue a relatar lo que sucedió durante esos setenta y cuatro días en las islas. Luego del único conflicto bélico del que participó la Argentina en el siglo XX, al corresponsal de guerra le tocó volver y contar en primera persona lo que había vivido en el territorio usurpado por los ingleses.

Al regresar, fue censurado, algo que él recuerda y lamenta profundamente. Es la crónica de un joven aventurado que se adentró de lleno en un hecho histórico que marcó a fuego a toda una sociedad.

¿Quién es Nicolás Kasanzew? Esta es quizá una muy buena respuesta para ese interrogante.
Este artículo es pasado y presente. La entrevista sucedió en mayo del 2019, en una visita de Kasanzew a la ciudad de Comodoro Rivadavia, la primera que hizo como expositor de su obra en la ciudad petrolera, un hecho histórico, si se quiere. Esta crónica muestra una visión amplia sobre él con el objeto de que el lector entienda su trabajo en la Guerra de Malvinas. Además, se destaca el costado íntimo y personal del entrevistado.

“Yo vengo de una estirpe de militares rusos, de quinientos años o más. Mis abuelos eran oficiales del ejército del Zar. Después de la revolución, pelearon contra los comunistas en la guerra civil, que duró tres años en Rusia. Se tuvieron que exiliar porque fueron derrotados los llamados ejércitos blancos y se fueron con las armas en la mano, dispuestos a tratar de volver para librar a Rusia del comunismo. Después de la Segunda Guerra Mundial, de casualidad, yo nací en Austria, en un campo de exprisioneros. Ahí se conocieron mi papá y mi mamá. Me trajeron a la Argentina cuando yo tenía cinco meses”, relata.

Esto fue lo primero que recordó el entrevistado, detalles sobre su origen, sobre su niñez. A continuación, habló sobre sus padres, quienes lo trajeron a la Argentina con apenas cinco meses de vida. “Mi padre había sido oficial, una profesión que en la Argentina no le servía, obviamente. Entonces montó una pequeña empresa de pintura. Y mi madre era ama de casa”, contó el cronista de guerra.

Originalmente, Nicolás quiso ser militar, pero luego se enteró de que una ley le iba a impedir llegar a ese objetivo. Su meta era ingresar a la Escuela Naval Militar, pero no lo logró.

El siguiente párrafo cuenta el origen del Nicolás Kasanzew periodista. “Siempre escribí, desde chico, siempre fue algo que me gustó. Escribía en un periódico ruso, porque yo dominaba el idioma. Hasta 1978 trabajé como “freelancer”. Lo que ganaba no me alcanzaba para vivir, tenía que hacer otros trabajos. Pude empezar a vivir del periodismo recién cuando ingresé a trabajar en la televisión”, contó.

La gesta de Malvinas: Una sorpresa poco esperada

“Lo de Malvinas me sorprendió. Yo no tenía la menor idea de lo que estaba pasando. Días antes me había llamado mi productor, un hombre con el que yo había tenido desavenencias. Yo me había ido del Canal 7 al 11 a trabajar. Me llama y me quiere recontratar. Acepté volver sin sospechar nada y el 2 de abril me despierta Víctor Sueiro, un periodista reconocido de la época, amigo mío, y me dice que habíamos recuperado Malvinas. Ese día yo tenía que ir a grabar mi promo de reingreso al noticiero, y cuando llego con traje y corbata para grabar le pregunto al productor a quién habían mandado a las islas, y me contesta que a nadie. “¿Cómo que no mandaste a nadie?”, le digo. Y ahí les dije que me mandaran a mí. Llegué a Comodoro el 2 de abril, pero no dejaron cruzar a los periodistas ese día, así que me fui el 3. Ese día fuimos en un avión chárter, hicimos algunas notas y nos devolvieron otra vez a Comodoro. El día 4, fuimos a Malvinas solamente yo y otro periodista que se llamaba Daniel Mendoza. Después, en abril, yo entraba y salía, porque no se podía transmitir desde Malvinas. Venía a Comodoro, transmitía y me volvía. Hasta que el 23 de abril decidí no salir más, por miedo a que se cerrara el bloqueo y yo no pudiera volver”.

Desde ese entonces, Kasanzew no volvió a salir de las islas sino hasta el fin del conflicto bélico. Durante los primeros días, realizó entrevistas a los kelpers, que lo trataban “con odio, como a todos los argentinos”.

-¿Vos te sentís argentino, no austríaco?

Por supuesto. No tengo nada que ver con Austria. Nací ahí de casualidad. Soy de cultura rusa, porque he sido educado en la cultura rusa, pero soy argentino.

Nicolás había llegado a las islas en compañía de su camarógrafo Alfredo Lamela. No tenían posibilidad de editar. Grababan con una videocasetera y una cámara de película de dieciséis milímetros. Cuando se cerró el bloqueo, Kasanzew no salió más de las islas. Mandaba todo el material con los aviones Hércules que burlaban el bloqueo o con los Fokker de la Armada que también lo burlaban.

1 de mayo de 1982: el verdadero inicio de la guerra

- ¿Dónde estabas el 1° de mayo de 1982?

Venía preguntándole al jefe de la base aérea, el comodoro (Héctor) Destri cuándo iban a atacar los ingleses. El 30 de abril me dice “mañana atacan”, y yo le dije que me quería quedar en el aeropuerto. Me dijo que me iban a acovachar con los artilleros, pero que tenía que pedirle permiso al General Menéndez. Le pedí permiso y me dijo que no, como todo lo que le pedía. Me desperté el 1° de mayo a las 4:45 de la madrugada con el primer ataque de los ingleses a la Base Aérea Malvinas. Encontré a alguien que me llevó al aeropuerto. Llegamos y encontré al soldado Héctor Bordón, tendido en el piso con una pelota que tenía los colores de Boca Juniors que habíamos usado para jugar un picado de fútbol el día anterior.

- ¿Cómo transcurrió la guerra desde el 1 de mayo en adelante?

Con los permanentes bombardeos de la aviación inglesa de día y los barcos de noche. Todos los días, era algo permanente. Recibíamos noticias de los ataques de nuestros pilotos a la flota, algo que nos llenaba de orgullo, porque la verdad es que era algo asombroso lo que estaban logrando. En ese momento, el mundo entero quedó pasmado de asombro ante la audacia de nuestros pilotos.

Un periodista en una guerra

- ¿Sentiste que tu vida corrió peligro mientras estuviste en las islas?

Todos los días. Cuando vos sos periodista en una guerra y hay alerta roja, cuando vienen los aviones a bombardear, todos se meten en los pozos de zorro para protegerse. Si vos te metés en un pozo de zorro no podés ver nada. Nosotros salíamos en vez de meternos en esos momentos. Era nuestra profesión, estábamos ahí para cubrir la guerra. La adrenalina es tal que en lo único en que pensás es en hacer tu trabajo lo mejor posible. Como corresponsal de guerra, a mí me apasionaba mi trabajo.

Kasanzew fue el único periodista argentino que cubrió la Guerra de Malvinas de principio a fin. Es recordado por muchos como “la cara de Malvinas”. Fue el único que contó la verdad de lo que pasó en las islas. Al regresar de la guerra, Nicolás se dio cuenta de que gran parte del material que había grabado para ATC había sido destruido. Mucho peor fue lo que pasó con sus notas para la revista “Siete Días”. Todos sus artículos tenían introducciones triunfalistas, que claramente él no había escrito. Además, siete rollos con fotos del periodista fueron destruidos, algo que le sirvió de lección, para luego resguardar el resto de su material fotográfico, material que luego el cronista de guerra usó en su libro

“La pasión según Malvinas”

Nicolás recuerda vívidamente lo que sucedió con esos primeros siete rollos de fotos: “Esos rollos los mandé al continente, con una carta en donde yo pedía que Inteligencia apartara aquellas fotos que pudieran poner en peligro nuestras posiciones, pero que las demás se las entregaran a mi familia. No sólo no las entregaron, sino que amenazaron a mi familia y aparentemente destruyeron las fotos, ni siquiera las vendieron, hubieran aflorado en algún lado si así hubiera sido. Esos siete rollos tenían más de trescientas fotos, y se perdieron todas. A partir de ese momento, empecé a sacar fotos de contrabando, y con esas fotos de contrabando, veinticinco años después de la guerra, hice un libro, “La pasión según Malvinas”, que son mis fotos de la guerra con textos breves, episodios de la Guerra de Malvinas”.

-Cuando volviste de la guerra, fuiste "prohibido", entre comillas.

No fui prohibido entre comillas, fui prohibido literalmente. Los militares me prohibieron entrevistar a los soldados que volvían de Malvinas, me sacaron del noticiero y me hicieron una operación de inteligencia para desprestigiarme. Después, el gobierno de (Raúl) Alfonsín, directamente me prohibió. Y cuando yo fui prohibido, me comuniqué con el secretario de Cultura, que es el que había bajado la orden, Carlos Gorostiza. Él me dijo que yo no tenía derecho a trabajar por haber sido la cara de Malvinas, y cuando yo pregunté quién había dado la orden, me respondió “qué importa si fue (Antonio) Tróccoli o Alfonsín”. Años más tarde, en una entrevista, Eduardo Eurnekián, que me había dado trabajo por un tiempo en Cablevisión, contó que cuando él me contrató, Alfonsín se comunicó con él y le recriminó haberme contratado. Nunca me crucé con Alfonsín, pero era tanto el odio que tenía a todo lo que tuviera ver con Malvinas, que estaba empeñado en que yo no pudiera mantener a mi familia.

-¿Qué hiciste después de que te prohibieron en el país?

Aguanté bastante, hasta 1990, yo no me quería ir. Pero cuando me llegó la tercera oferta de la televisión hispanoparlante de Estados Unidos, me fui. Un hombre puede vivir sin cualquier cosa, menos sin trabajo. De 1982 a 1990 trabajé en distintos lugares donde temporalmente me dieron trabajo. No era exactamente lo mío, trabajé como corresponsal de una radio, también en Ámbito Financiero en una sección de Economía. Ante las dificultades que tenía para trabajar, decidí irme. Trabajé en la CNN, en la NBC y en Telemundo. Hubiera preferido hacer mi carrera en mi país, pero no se pudo. Estuve desde 1990 a 1995 en Estados Unidos, después volví a Argentina hasta 1999, y después volví a Estados Unidos hasta el 2014. Volví en noviembre de ese año.

Hoy, Nicolás está jubilado y sigue siendo, a sus 74 años, uno de los grandes referentes que tiene la gesta de Malvinas. Kasanzew está a la altura de esos mismos soldados con los que convivió en las islas en 1982, porque en todo momento puso lo mejor de sí para llevar a cabo su tarea, informar con veracidad a la comunidad y, sobre todo, demostró un patriotismo pocas veces visto en la historia argentina, porque fue el único periodista que estuvo en el conflicto de principio a fin.

Kasanzew no necesita que los años pasen para ser reconocido, él ya goza de ese reconocimiento que una gran parte de la sociedad argentina le brinda. El tiempo es uno de los mejores jueces que hay en la vida, siempre pone todo en su lugar, como a Nicolás, que lo colocó en donde siempre tuvo que haber estado.#

El significado de la causa Malvinas para el argentino y el proceso de “desmalvinización”

En el segundo y último tramo de la entrevista, Kasanzew ahondó en otros dos temas de suma importancia que giran en torno a la gesta de Malvinas. Por un lado, el significado que le otorga el argentino a la causa, y por otra parte, el llamado proceso de “desmalvinización”, una serie de artimañas con las que se buscó olvidar la historia de la guerra, el heroísmo y el patriotismo de los combatientes, y sobre todo, lo que realmente significó el haber ido a pelear de igual a igual con una de las grandes potencias armamentísticas de todo el mundo.

- ¿Qué significa Malvinas para el argentino?

Es la única causa nacional con la que están de acuerdo el noventa y nueve por ciento de los habitantes, estuvieron y seguirán estando de acuerdo. Con Malvinas no hay grieta.

- Sin embargo, la causa tiene sus detractores.

Sí, los tiene. Malvinas es algo que intentaron ensuciar a lo largo de los últimos años, pero no pudieron destruir la causa. Si hacés una encuesta, la gran mayoría de los argentinos te va a decir que son nuestras y que hay que recuperarlas.

- ¿Pensás que hoy Argentina tiene que optar por las vías diplomáticas?

Las vías diplomáticas no sirven de nada si el país está de rodillas, porque nadie te escucha. Federico el Grande de Prusia decía que una diplomacia sin un ejército fuerte atrás es como una orquesta sin instrumentos. Los diplomáticos son escuchados cuando dicen ‘mirá lo que tengo atrás’. Nosotros no tenemos nada atrás, estamos de rodillas. El mundo es el mundo de los más fuertes. Fue, es y lo seguirá siendo.

-¿Por qué hablamos de “desmalvinización”?

El proceso de “desmalvinización” empezó un día después de la caída de Puerto Argentino. Los militares quisieron tapar las miserias de la guerra, mientras que los gobiernos civiles posteriores quisieron tapar la grandeza de Malvinas. El resultado de esos dos ocultamientos es que, hoy por hoy, hay muchos argentinos que no saben lo que sucedió en las islas Malvinas en 1982. Se empezó a “desmalvinizar” cuando sacaron a Galtieri del poder. El hombre fuerte del grupo de Generales que lo sacó, Cristino Nicolaides, un bruto de marca mayor, prácticamente decretó que Malvinas no había existido. Para él había que tapar la guerra. Por eso a los soldados los escondieron y los mandaron a sus casas entre gallos y medianoche. No les dieron ningún tipo de apoyo, hubo abandono del Estado por espacio de nueve años, un abandono absoluto. Es algo triste lo que pasó con nuestros soldados. Se sabe que cualquier persona que va a una guerra, tiene en mayor o menor grado síndrome de estrés postraumático y es imprescindible darle ayuda y contención apenas vuelve de la guerra, y a ellos no se les dio nada de eso. La “desmalvinización” es algo que sigue, que continúa hoy en día. Fue muy intensa bajo el resto del gobierno militar y también durante la presidencia de Alfonsín. Después se fue mitigando un poco, pero hasta el día de hoy sigue.

El exitismo del argentino

Tal y como explicó el experimentado corresponsal de guerra, luego de la Guerra de Malvinas, dio inicio el proceso de “desmalvinización”. Ahora bien, algo que llamó la atención (y mucho), fue el hecho de que, gran parte de la sociedad ignoró todo lo que había sucedido en las islas durante esos setenta y cuatro días de arduo combate. Fue la misma sociedad que había estado el 10 de abril de 1982 en la Plaza de Mayo, reaccionando de manera enardecida y eufórica a aquella frase que quedó en la historia argentina, que fue pronunciada por el General Leopoldo Fortunato Galtieri: “¡Si quieren venir, que vengan! ¡Les presentaremos batalla!”.

- ¿Por qué la sociedad contribuyó a la “desmalvinización”, si fue, justamente, la sociedad la que estaba enardecida en la Plaza de Mayo diciendo que íbamos a ganar la guerra?

Por varios factores, uno de los cuales, sino el principal, es el obsceno exitismo de los argentinos. Como perdimos, yo no tengo nada que ver, siempre somos así. Si Messi pierde el campeonato mundial, no importa que sea subcampeón, es el enemigo público número uno. Si perdimos, todo está mal. Somos obscenamente exitistas. Nos olvidamos, por ejemplo, de que San Martín instituyó una condecoración para los derrotados en Chancay. Esa condecoración decía “gloria a los derrotados en Chancay”. Porque eso es lo que realmente importa, no ganar o perder. Ese es un factor que contribuyó a la “desmalvinización”. Otro factor, además del exitismo, es que la propaganda triunfalista era, aparentemente, yo no estaba en el continente, algo tan terrible, que era como que estábamos por entrar en Londres y de pronto nos rendimos. Por eso la gente se sintió muy frustrada, muy engañada. A eso hay que sumar que los militares del proceso taparon todo, con lo cual no resaltaron el heroísmo de nuestros combatientes, y después ese heroísmo se siguió tapando, entonces, ¿de qué se iban a enorgullecer los argentinos? La impresión que se creó de nuestro país es que nos llenaron la cara de dedos y que bien merecido lo teníamos, cuando no fue para nada así. Le peleamos de igual a igual a una de las grandes potencias del mundo, que estuvo apoyada prácticamente por el resto del mundo, y estuvieron a punto de recular.

-¿Galtieri fue un mal conductor?

Galtieri fue un mal conductor en la guerra. Sin embargo, nadie habla de eso, sino que hablan del supuesto alcoholismo, que aparentemente no está. Era un tipo desmañado, tosco, pero no alcohólico. El argumento del alcoholismo es el argumento más impactante para que Malvinas no sea una gesta, porque la ridiculiza. Si fuimos a Malvinas por un General borracho, ¿dónde está lo heroico? Eso se hace a propósito. Es una banalidad, porque no importa finalmente si tomaba alcohol o no, lo único que importa es si era buen conductor, y no lo era, pero de eso no se lo acusa. Es un crimen decirle a un soldado que pasó hambre, frío, miedo, que vio caer a sus camaradas, que fue a la guerra por un General borracho. Es mandarlo al suicidio.


Un mensaje para los patagónicos

Para dar cierre a la extensa entrevista, Nicolás Kasanzew brindó una última reflexión en torno a la causa Malvinas y dejó un mensaje para los patagónicos: “De Comodoro Rivadavia al sur es donde realmente se vivió con intensidad la guerra y donde recibieron como se debía a los soldados que volvían, no pasó así en el resto del país, lamentablemente. La gente de la Patagonia tiene una sensibilidad especial con Malvinas, y eso es algo muy valorable. La reflexión que quiero que los argentinos hagan, en lo posible, es que no seamos ciegos, tengamos conciencia histórica. Malvinas fue una gran gesta que con el transcurso de los años, va a estar a la par de la gesta de los Andes. Aprovechemos a los protagonistas de la guerra, porque todavía están vivos, como hubiéramos aprovechado a los protagonistas de la guerra de la independencia si una máquina del tiempo nos llevara a 1815 y pudiéramoshablar con los granaderos de San Martín, o con San Martín mismo”, concluyó el histórico corresponsal de guerra.

01 ABR 2023 - 19:26

Por Santiago Altuna / Especial para Jornada
Fotos: Gentileza Fernando Rivarola

Pensar en Nicolás Kasanzew es pensar en Malvinas. Es pensar en la gesta, en el heroísmo de tantos soldados que hace más de cuatro décadas fueron a dar la vida por su Patria.

Nicolás no fue a combatir a la guerra, fue a relatar lo que sucedió durante esos setenta y cuatro días en las islas. Luego del único conflicto bélico del que participó la Argentina en el siglo XX, al corresponsal de guerra le tocó volver y contar en primera persona lo que había vivido en el territorio usurpado por los ingleses.

Al regresar, fue censurado, algo que él recuerda y lamenta profundamente. Es la crónica de un joven aventurado que se adentró de lleno en un hecho histórico que marcó a fuego a toda una sociedad.

¿Quién es Nicolás Kasanzew? Esta es quizá una muy buena respuesta para ese interrogante.
Este artículo es pasado y presente. La entrevista sucedió en mayo del 2019, en una visita de Kasanzew a la ciudad de Comodoro Rivadavia, la primera que hizo como expositor de su obra en la ciudad petrolera, un hecho histórico, si se quiere. Esta crónica muestra una visión amplia sobre él con el objeto de que el lector entienda su trabajo en la Guerra de Malvinas. Además, se destaca el costado íntimo y personal del entrevistado.

“Yo vengo de una estirpe de militares rusos, de quinientos años o más. Mis abuelos eran oficiales del ejército del Zar. Después de la revolución, pelearon contra los comunistas en la guerra civil, que duró tres años en Rusia. Se tuvieron que exiliar porque fueron derrotados los llamados ejércitos blancos y se fueron con las armas en la mano, dispuestos a tratar de volver para librar a Rusia del comunismo. Después de la Segunda Guerra Mundial, de casualidad, yo nací en Austria, en un campo de exprisioneros. Ahí se conocieron mi papá y mi mamá. Me trajeron a la Argentina cuando yo tenía cinco meses”, relata.

Esto fue lo primero que recordó el entrevistado, detalles sobre su origen, sobre su niñez. A continuación, habló sobre sus padres, quienes lo trajeron a la Argentina con apenas cinco meses de vida. “Mi padre había sido oficial, una profesión que en la Argentina no le servía, obviamente. Entonces montó una pequeña empresa de pintura. Y mi madre era ama de casa”, contó el cronista de guerra.

Originalmente, Nicolás quiso ser militar, pero luego se enteró de que una ley le iba a impedir llegar a ese objetivo. Su meta era ingresar a la Escuela Naval Militar, pero no lo logró.

El siguiente párrafo cuenta el origen del Nicolás Kasanzew periodista. “Siempre escribí, desde chico, siempre fue algo que me gustó. Escribía en un periódico ruso, porque yo dominaba el idioma. Hasta 1978 trabajé como “freelancer”. Lo que ganaba no me alcanzaba para vivir, tenía que hacer otros trabajos. Pude empezar a vivir del periodismo recién cuando ingresé a trabajar en la televisión”, contó.

La gesta de Malvinas: Una sorpresa poco esperada

“Lo de Malvinas me sorprendió. Yo no tenía la menor idea de lo que estaba pasando. Días antes me había llamado mi productor, un hombre con el que yo había tenido desavenencias. Yo me había ido del Canal 7 al 11 a trabajar. Me llama y me quiere recontratar. Acepté volver sin sospechar nada y el 2 de abril me despierta Víctor Sueiro, un periodista reconocido de la época, amigo mío, y me dice que habíamos recuperado Malvinas. Ese día yo tenía que ir a grabar mi promo de reingreso al noticiero, y cuando llego con traje y corbata para grabar le pregunto al productor a quién habían mandado a las islas, y me contesta que a nadie. “¿Cómo que no mandaste a nadie?”, le digo. Y ahí les dije que me mandaran a mí. Llegué a Comodoro el 2 de abril, pero no dejaron cruzar a los periodistas ese día, así que me fui el 3. Ese día fuimos en un avión chárter, hicimos algunas notas y nos devolvieron otra vez a Comodoro. El día 4, fuimos a Malvinas solamente yo y otro periodista que se llamaba Daniel Mendoza. Después, en abril, yo entraba y salía, porque no se podía transmitir desde Malvinas. Venía a Comodoro, transmitía y me volvía. Hasta que el 23 de abril decidí no salir más, por miedo a que se cerrara el bloqueo y yo no pudiera volver”.

Desde ese entonces, Kasanzew no volvió a salir de las islas sino hasta el fin del conflicto bélico. Durante los primeros días, realizó entrevistas a los kelpers, que lo trataban “con odio, como a todos los argentinos”.

-¿Vos te sentís argentino, no austríaco?

Por supuesto. No tengo nada que ver con Austria. Nací ahí de casualidad. Soy de cultura rusa, porque he sido educado en la cultura rusa, pero soy argentino.

Nicolás había llegado a las islas en compañía de su camarógrafo Alfredo Lamela. No tenían posibilidad de editar. Grababan con una videocasetera y una cámara de película de dieciséis milímetros. Cuando se cerró el bloqueo, Kasanzew no salió más de las islas. Mandaba todo el material con los aviones Hércules que burlaban el bloqueo o con los Fokker de la Armada que también lo burlaban.

1 de mayo de 1982: el verdadero inicio de la guerra

- ¿Dónde estabas el 1° de mayo de 1982?

Venía preguntándole al jefe de la base aérea, el comodoro (Héctor) Destri cuándo iban a atacar los ingleses. El 30 de abril me dice “mañana atacan”, y yo le dije que me quería quedar en el aeropuerto. Me dijo que me iban a acovachar con los artilleros, pero que tenía que pedirle permiso al General Menéndez. Le pedí permiso y me dijo que no, como todo lo que le pedía. Me desperté el 1° de mayo a las 4:45 de la madrugada con el primer ataque de los ingleses a la Base Aérea Malvinas. Encontré a alguien que me llevó al aeropuerto. Llegamos y encontré al soldado Héctor Bordón, tendido en el piso con una pelota que tenía los colores de Boca Juniors que habíamos usado para jugar un picado de fútbol el día anterior.

- ¿Cómo transcurrió la guerra desde el 1 de mayo en adelante?

Con los permanentes bombardeos de la aviación inglesa de día y los barcos de noche. Todos los días, era algo permanente. Recibíamos noticias de los ataques de nuestros pilotos a la flota, algo que nos llenaba de orgullo, porque la verdad es que era algo asombroso lo que estaban logrando. En ese momento, el mundo entero quedó pasmado de asombro ante la audacia de nuestros pilotos.

Un periodista en una guerra

- ¿Sentiste que tu vida corrió peligro mientras estuviste en las islas?

Todos los días. Cuando vos sos periodista en una guerra y hay alerta roja, cuando vienen los aviones a bombardear, todos se meten en los pozos de zorro para protegerse. Si vos te metés en un pozo de zorro no podés ver nada. Nosotros salíamos en vez de meternos en esos momentos. Era nuestra profesión, estábamos ahí para cubrir la guerra. La adrenalina es tal que en lo único en que pensás es en hacer tu trabajo lo mejor posible. Como corresponsal de guerra, a mí me apasionaba mi trabajo.

Kasanzew fue el único periodista argentino que cubrió la Guerra de Malvinas de principio a fin. Es recordado por muchos como “la cara de Malvinas”. Fue el único que contó la verdad de lo que pasó en las islas. Al regresar de la guerra, Nicolás se dio cuenta de que gran parte del material que había grabado para ATC había sido destruido. Mucho peor fue lo que pasó con sus notas para la revista “Siete Días”. Todos sus artículos tenían introducciones triunfalistas, que claramente él no había escrito. Además, siete rollos con fotos del periodista fueron destruidos, algo que le sirvió de lección, para luego resguardar el resto de su material fotográfico, material que luego el cronista de guerra usó en su libro

“La pasión según Malvinas”

Nicolás recuerda vívidamente lo que sucedió con esos primeros siete rollos de fotos: “Esos rollos los mandé al continente, con una carta en donde yo pedía que Inteligencia apartara aquellas fotos que pudieran poner en peligro nuestras posiciones, pero que las demás se las entregaran a mi familia. No sólo no las entregaron, sino que amenazaron a mi familia y aparentemente destruyeron las fotos, ni siquiera las vendieron, hubieran aflorado en algún lado si así hubiera sido. Esos siete rollos tenían más de trescientas fotos, y se perdieron todas. A partir de ese momento, empecé a sacar fotos de contrabando, y con esas fotos de contrabando, veinticinco años después de la guerra, hice un libro, “La pasión según Malvinas”, que son mis fotos de la guerra con textos breves, episodios de la Guerra de Malvinas”.

-Cuando volviste de la guerra, fuiste "prohibido", entre comillas.

No fui prohibido entre comillas, fui prohibido literalmente. Los militares me prohibieron entrevistar a los soldados que volvían de Malvinas, me sacaron del noticiero y me hicieron una operación de inteligencia para desprestigiarme. Después, el gobierno de (Raúl) Alfonsín, directamente me prohibió. Y cuando yo fui prohibido, me comuniqué con el secretario de Cultura, que es el que había bajado la orden, Carlos Gorostiza. Él me dijo que yo no tenía derecho a trabajar por haber sido la cara de Malvinas, y cuando yo pregunté quién había dado la orden, me respondió “qué importa si fue (Antonio) Tróccoli o Alfonsín”. Años más tarde, en una entrevista, Eduardo Eurnekián, que me había dado trabajo por un tiempo en Cablevisión, contó que cuando él me contrató, Alfonsín se comunicó con él y le recriminó haberme contratado. Nunca me crucé con Alfonsín, pero era tanto el odio que tenía a todo lo que tuviera ver con Malvinas, que estaba empeñado en que yo no pudiera mantener a mi familia.

-¿Qué hiciste después de que te prohibieron en el país?

Aguanté bastante, hasta 1990, yo no me quería ir. Pero cuando me llegó la tercera oferta de la televisión hispanoparlante de Estados Unidos, me fui. Un hombre puede vivir sin cualquier cosa, menos sin trabajo. De 1982 a 1990 trabajé en distintos lugares donde temporalmente me dieron trabajo. No era exactamente lo mío, trabajé como corresponsal de una radio, también en Ámbito Financiero en una sección de Economía. Ante las dificultades que tenía para trabajar, decidí irme. Trabajé en la CNN, en la NBC y en Telemundo. Hubiera preferido hacer mi carrera en mi país, pero no se pudo. Estuve desde 1990 a 1995 en Estados Unidos, después volví a Argentina hasta 1999, y después volví a Estados Unidos hasta el 2014. Volví en noviembre de ese año.

Hoy, Nicolás está jubilado y sigue siendo, a sus 74 años, uno de los grandes referentes que tiene la gesta de Malvinas. Kasanzew está a la altura de esos mismos soldados con los que convivió en las islas en 1982, porque en todo momento puso lo mejor de sí para llevar a cabo su tarea, informar con veracidad a la comunidad y, sobre todo, demostró un patriotismo pocas veces visto en la historia argentina, porque fue el único periodista que estuvo en el conflicto de principio a fin.

Kasanzew no necesita que los años pasen para ser reconocido, él ya goza de ese reconocimiento que una gran parte de la sociedad argentina le brinda. El tiempo es uno de los mejores jueces que hay en la vida, siempre pone todo en su lugar, como a Nicolás, que lo colocó en donde siempre tuvo que haber estado.#

El significado de la causa Malvinas para el argentino y el proceso de “desmalvinización”

En el segundo y último tramo de la entrevista, Kasanzew ahondó en otros dos temas de suma importancia que giran en torno a la gesta de Malvinas. Por un lado, el significado que le otorga el argentino a la causa, y por otra parte, el llamado proceso de “desmalvinización”, una serie de artimañas con las que se buscó olvidar la historia de la guerra, el heroísmo y el patriotismo de los combatientes, y sobre todo, lo que realmente significó el haber ido a pelear de igual a igual con una de las grandes potencias armamentísticas de todo el mundo.

- ¿Qué significa Malvinas para el argentino?

Es la única causa nacional con la que están de acuerdo el noventa y nueve por ciento de los habitantes, estuvieron y seguirán estando de acuerdo. Con Malvinas no hay grieta.

- Sin embargo, la causa tiene sus detractores.

Sí, los tiene. Malvinas es algo que intentaron ensuciar a lo largo de los últimos años, pero no pudieron destruir la causa. Si hacés una encuesta, la gran mayoría de los argentinos te va a decir que son nuestras y que hay que recuperarlas.

- ¿Pensás que hoy Argentina tiene que optar por las vías diplomáticas?

Las vías diplomáticas no sirven de nada si el país está de rodillas, porque nadie te escucha. Federico el Grande de Prusia decía que una diplomacia sin un ejército fuerte atrás es como una orquesta sin instrumentos. Los diplomáticos son escuchados cuando dicen ‘mirá lo que tengo atrás’. Nosotros no tenemos nada atrás, estamos de rodillas. El mundo es el mundo de los más fuertes. Fue, es y lo seguirá siendo.

-¿Por qué hablamos de “desmalvinización”?

El proceso de “desmalvinización” empezó un día después de la caída de Puerto Argentino. Los militares quisieron tapar las miserias de la guerra, mientras que los gobiernos civiles posteriores quisieron tapar la grandeza de Malvinas. El resultado de esos dos ocultamientos es que, hoy por hoy, hay muchos argentinos que no saben lo que sucedió en las islas Malvinas en 1982. Se empezó a “desmalvinizar” cuando sacaron a Galtieri del poder. El hombre fuerte del grupo de Generales que lo sacó, Cristino Nicolaides, un bruto de marca mayor, prácticamente decretó que Malvinas no había existido. Para él había que tapar la guerra. Por eso a los soldados los escondieron y los mandaron a sus casas entre gallos y medianoche. No les dieron ningún tipo de apoyo, hubo abandono del Estado por espacio de nueve años, un abandono absoluto. Es algo triste lo que pasó con nuestros soldados. Se sabe que cualquier persona que va a una guerra, tiene en mayor o menor grado síndrome de estrés postraumático y es imprescindible darle ayuda y contención apenas vuelve de la guerra, y a ellos no se les dio nada de eso. La “desmalvinización” es algo que sigue, que continúa hoy en día. Fue muy intensa bajo el resto del gobierno militar y también durante la presidencia de Alfonsín. Después se fue mitigando un poco, pero hasta el día de hoy sigue.

El exitismo del argentino

Tal y como explicó el experimentado corresponsal de guerra, luego de la Guerra de Malvinas, dio inicio el proceso de “desmalvinización”. Ahora bien, algo que llamó la atención (y mucho), fue el hecho de que, gran parte de la sociedad ignoró todo lo que había sucedido en las islas durante esos setenta y cuatro días de arduo combate. Fue la misma sociedad que había estado el 10 de abril de 1982 en la Plaza de Mayo, reaccionando de manera enardecida y eufórica a aquella frase que quedó en la historia argentina, que fue pronunciada por el General Leopoldo Fortunato Galtieri: “¡Si quieren venir, que vengan! ¡Les presentaremos batalla!”.

- ¿Por qué la sociedad contribuyó a la “desmalvinización”, si fue, justamente, la sociedad la que estaba enardecida en la Plaza de Mayo diciendo que íbamos a ganar la guerra?

Por varios factores, uno de los cuales, sino el principal, es el obsceno exitismo de los argentinos. Como perdimos, yo no tengo nada que ver, siempre somos así. Si Messi pierde el campeonato mundial, no importa que sea subcampeón, es el enemigo público número uno. Si perdimos, todo está mal. Somos obscenamente exitistas. Nos olvidamos, por ejemplo, de que San Martín instituyó una condecoración para los derrotados en Chancay. Esa condecoración decía “gloria a los derrotados en Chancay”. Porque eso es lo que realmente importa, no ganar o perder. Ese es un factor que contribuyó a la “desmalvinización”. Otro factor, además del exitismo, es que la propaganda triunfalista era, aparentemente, yo no estaba en el continente, algo tan terrible, que era como que estábamos por entrar en Londres y de pronto nos rendimos. Por eso la gente se sintió muy frustrada, muy engañada. A eso hay que sumar que los militares del proceso taparon todo, con lo cual no resaltaron el heroísmo de nuestros combatientes, y después ese heroísmo se siguió tapando, entonces, ¿de qué se iban a enorgullecer los argentinos? La impresión que se creó de nuestro país es que nos llenaron la cara de dedos y que bien merecido lo teníamos, cuando no fue para nada así. Le peleamos de igual a igual a una de las grandes potencias del mundo, que estuvo apoyada prácticamente por el resto del mundo, y estuvieron a punto de recular.

-¿Galtieri fue un mal conductor?

Galtieri fue un mal conductor en la guerra. Sin embargo, nadie habla de eso, sino que hablan del supuesto alcoholismo, que aparentemente no está. Era un tipo desmañado, tosco, pero no alcohólico. El argumento del alcoholismo es el argumento más impactante para que Malvinas no sea una gesta, porque la ridiculiza. Si fuimos a Malvinas por un General borracho, ¿dónde está lo heroico? Eso se hace a propósito. Es una banalidad, porque no importa finalmente si tomaba alcohol o no, lo único que importa es si era buen conductor, y no lo era, pero de eso no se lo acusa. Es un crimen decirle a un soldado que pasó hambre, frío, miedo, que vio caer a sus camaradas, que fue a la guerra por un General borracho. Es mandarlo al suicidio.


Un mensaje para los patagónicos

Para dar cierre a la extensa entrevista, Nicolás Kasanzew brindó una última reflexión en torno a la causa Malvinas y dejó un mensaje para los patagónicos: “De Comodoro Rivadavia al sur es donde realmente se vivió con intensidad la guerra y donde recibieron como se debía a los soldados que volvían, no pasó así en el resto del país, lamentablemente. La gente de la Patagonia tiene una sensibilidad especial con Malvinas, y eso es algo muy valorable. La reflexión que quiero que los argentinos hagan, en lo posible, es que no seamos ciegos, tengamos conciencia histórica. Malvinas fue una gran gesta que con el transcurso de los años, va a estar a la par de la gesta de los Andes. Aprovechemos a los protagonistas de la guerra, porque todavía están vivos, como hubiéramos aprovechado a los protagonistas de la guerra de la independencia si una máquina del tiempo nos llevara a 1815 y pudiéramoshablar con los granaderos de San Martín, o con San Martín mismo”, concluyó el histórico corresponsal de guerra.


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