El emocionante reencuentro del soldado y la enfermera de Comodoro que lo curó

Eduardo Aguirre es cordobés. Combatió en Malvinas y al final de la guerra fue atendido de sus heridas en Chubut por Gladys Godoy. Él le regaló su chaleco. Ella lo guardó cuatro décadas. Este jueves se reencontraron en el Aeropuerto de Comodoro. Y Jornada estuvo ahí para contar la historia.

Eduardo besa a Gladys. Se reencontraron después de 41 años. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)
01 JUN 2023 - 20:12 | Actualizado 01 JUN 2023 - 20:42

La historia es conmovedora. Una entre tantas que sacuden desde hace 41 años a los distintos protagonistas de la Guerra de Malvinas, pero conmovedora hasta el fin. Eduardo Aguirre es un excombatiente originario de Villa Huidobro, en Córdoba. Gladys Godoy vive en Comodoro, es enfermera y hace 41 años curó las heridas del joven soldado.

Como agradecimiento de aquel encuentro, el soldado Aguirre le regaló su chaleco a la enfermera Godoy, que por aquel entonces tenía apenas 22 años. Ella lo cuido cuando él estuvo internado en el Hospital Regional de Comodoro Rivadavia. Poco después, Eduardo volvió a su vida en el norte del país y ella Gladys trabajando en el Regional.

“Para Gladys, con cariño, Eduardo. 22/6/1982”, dice en la parte interior del chaleco. El soldado se lo dedicó a su curadora. La dedicatoria, en tinta azul, incluye el número 157 en negro (correspondería a un número de expediente médico). Fueron las dos únicas anotaciones en el chaleco que hace 41 años el combatiente Aguirre le obsequiara a la enfermera chubutense.

Chaleco y dedicatoria. “Para Gladys, con cariño, Eduardo. 22/6/1982”. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Durante todos estos años, el chaleco fue guardado como un recuerdo imborrable de aquel encuentro. La encargada de hacerlo fue Alcira, una de las hermanas de Gladys. La historia quedó todo este tiempo en la memoria de los protagonistas y de sus familiares, pero nunca más se vieron.

Pero un hecho cambió el recuerdo por acción: un nieto de Alcira llevó al Jardín de Infantes el chaleco para mostrarlo a sus compañeros. Fue en abril pasado, a 41 años de la Guerra de Malvinas. Recordar aquella historia volvió a poner contacto a Eduardo y Gladys, y este jueves, el joven que combatió en Malvinas pisó suelo comodorense y el primer abrazo, además de muchas lágrimas, fue para la enfermera que lo cuidó y cambió en parte su vida.

Gladys, Eduardo, Alcira y su pequeño nieto. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Tras aquella “salida” del chaleco a un Jardín de Infantes, las hermanas de Gladys buscaron al excombatiente a través de una página de Facebook con el siguiente texto: “Eduardo, la enfermera que te atendió y cuidó en junio del 82 te está buscando”, decía el posteo en Facebook. “Gladys no recuerda el apellido o la ciudad de origen de este soldado argentino, pero sí recuerda que tenía afectados los pies”, agregaba. A las pocas horas se pusieron en contacto.

El nieto de Alcira -hermana de la enfermera-, que sin querer reabrió la historia. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Aguirre recuerda que la enfermera no quería aceptar el regalo porque entendía que lo iba a necesitar. “Pero se lo di porque me atendió muy bien, fue la que se dedicó en persona a mí. El chaleco es de ella, me recuperé de las piernas, gracias a ella”, recuerda.

En declaraciones recientes a medios cordobeses, Aguirre contó que “al principio, Gladys no lo quería recibir porque decía que era mi abrigo y que me haría falta. Pero yo le di mi chaleco a ella porque fue la que más se destacó, porque realmente me atendió muy bien. En realidad, todos nos atendieron bien, tanto médicos como enfermeras, pero ella fue la que se dedicó a mi persona y se lo di, así como también obsequié dos rosarios a otras dos de sus compañeras”, contó el excombatiente.

El conscripto Aguirre en el año 1982.

Eduardo contó que cuando terminó la guerra él volvió de las Islas en el rompehielos ARA Almirante Irízar, que había sido convertido en hospital para el traslado de combatientes que requerían asistencia médica. “Yo tenía ‘pie de trinchera’ y principio de gangrena. Recuerdo que vinimos hasta Puerto Madryn, porque el barco no podía atracar en Comodoro Rivadavia, y de ahí sí nos llevaron en helicóptero al hospital. En mi caso, tenía infección en las piernas hasta las rodillas”, recuerda que actualmente reside en Brinkmann, una pequeña localidad ubicada en el noreste de Córdoba.

Gladys y Eduardo (centro) junto a veteranos de Comodoro. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Este jueves, cuando una de las puertas del Aeropuerto de Comodoro Rivadavia se abrieron para la salida de pasajeros, Eduardo fue recibido por Gladys, su familia y un grupo de veteranos comodorenses. Hubo lágrimas, mucha emoción, sonrisas, agradecimiento y un abrazo eterno entre el soldado y la enfermera.

Pasarán juntos unos días en la ciudad petrolera, recordando lo que los unió hace cuatro décadas. Y Eduardo tratará de que Gladys acepte quedarse para siempre con su chaleco: “Es de ella, se lo merece”.

Eduardo besa a Gladys. Se reencontraron después de 41 años. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)
01 JUN 2023 - 20:12

La historia es conmovedora. Una entre tantas que sacuden desde hace 41 años a los distintos protagonistas de la Guerra de Malvinas, pero conmovedora hasta el fin. Eduardo Aguirre es un excombatiente originario de Villa Huidobro, en Córdoba. Gladys Godoy vive en Comodoro, es enfermera y hace 41 años curó las heridas del joven soldado.

Como agradecimiento de aquel encuentro, el soldado Aguirre le regaló su chaleco a la enfermera Godoy, que por aquel entonces tenía apenas 22 años. Ella lo cuido cuando él estuvo internado en el Hospital Regional de Comodoro Rivadavia. Poco después, Eduardo volvió a su vida en el norte del país y ella Gladys trabajando en el Regional.

“Para Gladys, con cariño, Eduardo. 22/6/1982”, dice en la parte interior del chaleco. El soldado se lo dedicó a su curadora. La dedicatoria, en tinta azul, incluye el número 157 en negro (correspondería a un número de expediente médico). Fueron las dos únicas anotaciones en el chaleco que hace 41 años el combatiente Aguirre le obsequiara a la enfermera chubutense.

Chaleco y dedicatoria. “Para Gladys, con cariño, Eduardo. 22/6/1982”. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Durante todos estos años, el chaleco fue guardado como un recuerdo imborrable de aquel encuentro. La encargada de hacerlo fue Alcira, una de las hermanas de Gladys. La historia quedó todo este tiempo en la memoria de los protagonistas y de sus familiares, pero nunca más se vieron.

Pero un hecho cambió el recuerdo por acción: un nieto de Alcira llevó al Jardín de Infantes el chaleco para mostrarlo a sus compañeros. Fue en abril pasado, a 41 años de la Guerra de Malvinas. Recordar aquella historia volvió a poner contacto a Eduardo y Gladys, y este jueves, el joven que combatió en Malvinas pisó suelo comodorense y el primer abrazo, además de muchas lágrimas, fue para la enfermera que lo cuidó y cambió en parte su vida.

Gladys, Eduardo, Alcira y su pequeño nieto. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Tras aquella “salida” del chaleco a un Jardín de Infantes, las hermanas de Gladys buscaron al excombatiente a través de una página de Facebook con el siguiente texto: “Eduardo, la enfermera que te atendió y cuidó en junio del 82 te está buscando”, decía el posteo en Facebook. “Gladys no recuerda el apellido o la ciudad de origen de este soldado argentino, pero sí recuerda que tenía afectados los pies”, agregaba. A las pocas horas se pusieron en contacto.

El nieto de Alcira -hermana de la enfermera-, que sin querer reabrió la historia. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Aguirre recuerda que la enfermera no quería aceptar el regalo porque entendía que lo iba a necesitar. “Pero se lo di porque me atendió muy bien, fue la que se dedicó en persona a mí. El chaleco es de ella, me recuperé de las piernas, gracias a ella”, recuerda.

En declaraciones recientes a medios cordobeses, Aguirre contó que “al principio, Gladys no lo quería recibir porque decía que era mi abrigo y que me haría falta. Pero yo le di mi chaleco a ella porque fue la que más se destacó, porque realmente me atendió muy bien. En realidad, todos nos atendieron bien, tanto médicos como enfermeras, pero ella fue la que se dedicó a mi persona y se lo di, así como también obsequié dos rosarios a otras dos de sus compañeras”, contó el excombatiente.

El conscripto Aguirre en el año 1982.

Eduardo contó que cuando terminó la guerra él volvió de las Islas en el rompehielos ARA Almirante Irízar, que había sido convertido en hospital para el traslado de combatientes que requerían asistencia médica. “Yo tenía ‘pie de trinchera’ y principio de gangrena. Recuerdo que vinimos hasta Puerto Madryn, porque el barco no podía atracar en Comodoro Rivadavia, y de ahí sí nos llevaron en helicóptero al hospital. En mi caso, tenía infección en las piernas hasta las rodillas”, recuerda que actualmente reside en Brinkmann, una pequeña localidad ubicada en el noreste de Córdoba.

Gladys y Eduardo (centro) junto a veteranos de Comodoro. (Foto: Martín Levicoy / Jornada)

Este jueves, cuando una de las puertas del Aeropuerto de Comodoro Rivadavia se abrieron para la salida de pasajeros, Eduardo fue recibido por Gladys, su familia y un grupo de veteranos comodorenses. Hubo lágrimas, mucha emoción, sonrisas, agradecimiento y un abrazo eterno entre el soldado y la enfermera.

Pasarán juntos unos días en la ciudad petrolera, recordando lo que los unió hace cuatro décadas. Y Eduardo tratará de que Gladys acepte quedarse para siempre con su chaleco: “Es de ella, se lo merece”.


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