Historias de hombres y de mujeres que hicieron camino al andar dentro de un servicio clave

En el Día del Trabajador de la Electricidad, varios protagonistas patagónicos dan testimonio de sus labores para sostener un servicio vital para la vida en comunidad. Luciana Almonacid, primera empleada trans en Distrigas, y Andrea Chacón, de Servicoop, dos relatos para entender el detrás del esfuerzo diario.

Progreso. En Puerto Madryn, Andrea Chacón se esforzó ante la adversidad para ocupar un rol clave.
12 JUL 2023 - 20:20 | Actualizado 12 JUL 2023 - 20:25

Fue un cambio rotundo en mi vida”. Lo dijo Luciana Almonacid, primera empleada trans en la empresa Distrigas y afiliada en Río Gallegos al Sindicato de Luz y Fuerza. Admitió que su ingreso al trabajo contable-administrativo significó “una reparación histórica” atenta a toda la historia de malos tratos y discriminación del colectivo LGBTQ+.
Con emoción en su voz y toda la energía puesta en su trabajo, recordó el día en que la llamaron y le confirmaron que la empresa había decidido incorporar el cupo laboral trans. Comenzó sus primeros pasos con el miedo y la incertidumbre lógica de un emprendimiento nuevo sin agresiones ni discriminación. “Sé que lo sería en cualquier persona trans. Tenemos expectativas de vida muy bajas. Tener trabajo es una reparación histórica”, deslizó.

Ingresar a trabajar más que un empleo fue una “reinserción laboral” porque “siempre estuvimos excluidas de todo. Marginadas en la sociedad. Desde mi punto de vista tuve todos los miedos. Es muy natural para el colectivo, que nos traten mal. Se justificaba que entre con miedo. Era un nuevo ámbito, relacionarme con compañeros/as y no estaba lista” afirmó con una sonrisa. “Es el cambio social que estamos viviendo y nos tenemos que aggiornar”.

Sensibilización

Trabaja en el área contable. “No entendía muchas cosas, me capacité mucho. Tenemos buena relación con las compañeras. Tuvimos charlas sobre sensibilización y violencia laboral. De trabajar en ambientes libres de violencia. Desde ahí, tenemos una buena relación. No obstante, todavía hace falta mucho porque siempre está ese comentario machista”, deslizó.

Relató que su situación personal fue muy positiva. “Compañeros y compañeras me recibieron muy bien. Estoy encargada de registrar y trasladar los expedientes para certificaciones y tuve un período de adaptación. No me puedo quejar. No tuve una mala respuesta jamás, siempre muy atentos todos conmigo”.

No sólo es la primera mujer trans en ocupar el cupo laboral en la empresa y ser afiliada a Luz y Fuerza, sino que en todo Santa Cruz lideró la ocupación de ese espacio por el que tanto bregaron decenas de generaciones.

Reconocimiento. Luciana Almonacid, otro ejemplo de trabajo y de vida.

“Había empezado a trabajar otra chica trans en Recursos Humanos pero no está más. Venimos luchando hace muchos años por una ley y trabajos dignos. Estas oportunidades son únicas. Están cambiando vidas y lo mejor que puede pasarte es capacitarte. No sólo estamos para ejercer prostitución y ser esteticistas. No tengo nada contra ellas pero siempre estamos metidas en esos ámbitos. En estas oportunidades podés demostrar que tenés capacidad y se termina la estigmatización”, reveló.

Luciana emitió un mensaje a la sociedad. “Todavía hay una mirada resistente. También somos capaces para que nos tomen en cargos de administración, mesa de entradas. Para todo tipo de trabajo. Mostrar la capacidad de una persona es fundamental. Podemos hacer cualquier trabajo. Queremos capacitarnos, tener empleo y que para ello no se tenga en cuenta la condición de género”.

Andrea, una pionera

Andrea Chacón tiene 34 años. De chica, siempre acompañó a su padre en las tareas de mantenimiento de su casa. Observaba con atención e iba despertando la curiosidad por conocer ese mundo. El 28 de septiembre del 2012 ingresó a Servicoop para tareas en la biblioteca. Entre historias y narraciones Andrea seguía cultivando su pasión: estar en la calle trabajando en pos de la comunidad.

“Ingresé sabiendo que quería estar en la calle; en el servicio eléctrico”, recuerda. Ese deseo “lo planteé en la entrevista inicial”. Su meta era clara y a la vez representaba un desafío y un cambio radical puertas adentro de la cooperativa. “En la calle no había otra mujer. Había una sola, técnica, pero en el área administrativa”.

La tenacidad fue su motor. Con los meses “se dio la posibilidad de hacer un curso para habilitar a los que trabajan con líneas de baja tensión; por una ordenanza que así lo requería”, comentó.

Calificada

Con esa puerta que aparecía redobló las fuerzas para alcanzar su objetivo. La misión no era sencilla y había obstáculos. Debió atravesar varias barreras para poder inscribirse. Obtuvo en sus parciales calificaciones muy buenas, lo que la motivó aún más.

“Actualmente formo parte del sector de Instalaciones de Potencia, que depende de la Gerencia de Energía. Trabajamos con las diferentes tensiones: Baja y Media Tensión” manifiesta orgullosa ante la consulta de este diario.

Con su atuendo laboral, Andrea recordó que “cuando ingresé al sector, hace 7 años, estaba integrado sólo por compañeros y con el pasar de los años eso fue cambiando. Hoy formamos parte del grupo 2 mujeres, primero fue mí turno y luego se sumó al equipo Cristina; una técnica electromecánica egresada de la Escuela Politécnica”.
Pionera en sumarse al trabajo en el área de energía, hoy convive con trabajos con tensión. “No tengo miedo, sí mucho respeto y conciencia por el trabajo que se hace; cualquier error nos puede costar la vida. Siempre les digo a mis compañeros que debemos tomarnos todo el tiempo necesario para efectuar los controles antes de cada tarea y tener en cuenta todos los recaudos”.

Desafíos diarios

La trabajadora de la Gerencia de Energía realza la decisión tomada hace once años cuando ingresó Servicoop. “Lo que más me gusta de mí trabajo es que todos los días implican un nuevo desafío; no hay un día igual al otro”.

Andrea realza que “una nunca sabe con qué te vas a encontrar, puede ser desde un cable flojo en un relé hasta un tendido nuevo de media tensión. Esa complejidad lo hace apasionante”.

Pasión y profesionalidad simbolizan a esta trabajadora de Servicoop que participa de la tarea de acompañar el desarrollo de Puerto Madryn. “El Sector de Potencia, dentro de la Cooperativa, creció junto con la comunidad y tendrá que seguir creciendo y eso requiere que nos capacitamos constantemente en la aplicación de nuevas tecnologías. Aspiro a seguir capacitándome, aportando mi granito de arena al área y al equipo de trabajo”, concluye Andrea, una mujer que superó barreras y abrió puertas en el área de Energía para todas quienes tienen el mismo sueño.

Progreso. En Puerto Madryn, Andrea Chacón se esforzó ante la adversidad para ocupar un rol clave.
12 JUL 2023 - 20:20

Fue un cambio rotundo en mi vida”. Lo dijo Luciana Almonacid, primera empleada trans en la empresa Distrigas y afiliada en Río Gallegos al Sindicato de Luz y Fuerza. Admitió que su ingreso al trabajo contable-administrativo significó “una reparación histórica” atenta a toda la historia de malos tratos y discriminación del colectivo LGBTQ+.
Con emoción en su voz y toda la energía puesta en su trabajo, recordó el día en que la llamaron y le confirmaron que la empresa había decidido incorporar el cupo laboral trans. Comenzó sus primeros pasos con el miedo y la incertidumbre lógica de un emprendimiento nuevo sin agresiones ni discriminación. “Sé que lo sería en cualquier persona trans. Tenemos expectativas de vida muy bajas. Tener trabajo es una reparación histórica”, deslizó.

Ingresar a trabajar más que un empleo fue una “reinserción laboral” porque “siempre estuvimos excluidas de todo. Marginadas en la sociedad. Desde mi punto de vista tuve todos los miedos. Es muy natural para el colectivo, que nos traten mal. Se justificaba que entre con miedo. Era un nuevo ámbito, relacionarme con compañeros/as y no estaba lista” afirmó con una sonrisa. “Es el cambio social que estamos viviendo y nos tenemos que aggiornar”.

Sensibilización

Trabaja en el área contable. “No entendía muchas cosas, me capacité mucho. Tenemos buena relación con las compañeras. Tuvimos charlas sobre sensibilización y violencia laboral. De trabajar en ambientes libres de violencia. Desde ahí, tenemos una buena relación. No obstante, todavía hace falta mucho porque siempre está ese comentario machista”, deslizó.

Relató que su situación personal fue muy positiva. “Compañeros y compañeras me recibieron muy bien. Estoy encargada de registrar y trasladar los expedientes para certificaciones y tuve un período de adaptación. No me puedo quejar. No tuve una mala respuesta jamás, siempre muy atentos todos conmigo”.

No sólo es la primera mujer trans en ocupar el cupo laboral en la empresa y ser afiliada a Luz y Fuerza, sino que en todo Santa Cruz lideró la ocupación de ese espacio por el que tanto bregaron decenas de generaciones.

Reconocimiento. Luciana Almonacid, otro ejemplo de trabajo y de vida.

“Había empezado a trabajar otra chica trans en Recursos Humanos pero no está más. Venimos luchando hace muchos años por una ley y trabajos dignos. Estas oportunidades son únicas. Están cambiando vidas y lo mejor que puede pasarte es capacitarte. No sólo estamos para ejercer prostitución y ser esteticistas. No tengo nada contra ellas pero siempre estamos metidas en esos ámbitos. En estas oportunidades podés demostrar que tenés capacidad y se termina la estigmatización”, reveló.

Luciana emitió un mensaje a la sociedad. “Todavía hay una mirada resistente. También somos capaces para que nos tomen en cargos de administración, mesa de entradas. Para todo tipo de trabajo. Mostrar la capacidad de una persona es fundamental. Podemos hacer cualquier trabajo. Queremos capacitarnos, tener empleo y que para ello no se tenga en cuenta la condición de género”.

Andrea, una pionera

Andrea Chacón tiene 34 años. De chica, siempre acompañó a su padre en las tareas de mantenimiento de su casa. Observaba con atención e iba despertando la curiosidad por conocer ese mundo. El 28 de septiembre del 2012 ingresó a Servicoop para tareas en la biblioteca. Entre historias y narraciones Andrea seguía cultivando su pasión: estar en la calle trabajando en pos de la comunidad.

“Ingresé sabiendo que quería estar en la calle; en el servicio eléctrico”, recuerda. Ese deseo “lo planteé en la entrevista inicial”. Su meta era clara y a la vez representaba un desafío y un cambio radical puertas adentro de la cooperativa. “En la calle no había otra mujer. Había una sola, técnica, pero en el área administrativa”.

La tenacidad fue su motor. Con los meses “se dio la posibilidad de hacer un curso para habilitar a los que trabajan con líneas de baja tensión; por una ordenanza que así lo requería”, comentó.

Calificada

Con esa puerta que aparecía redobló las fuerzas para alcanzar su objetivo. La misión no era sencilla y había obstáculos. Debió atravesar varias barreras para poder inscribirse. Obtuvo en sus parciales calificaciones muy buenas, lo que la motivó aún más.

“Actualmente formo parte del sector de Instalaciones de Potencia, que depende de la Gerencia de Energía. Trabajamos con las diferentes tensiones: Baja y Media Tensión” manifiesta orgullosa ante la consulta de este diario.

Con su atuendo laboral, Andrea recordó que “cuando ingresé al sector, hace 7 años, estaba integrado sólo por compañeros y con el pasar de los años eso fue cambiando. Hoy formamos parte del grupo 2 mujeres, primero fue mí turno y luego se sumó al equipo Cristina; una técnica electromecánica egresada de la Escuela Politécnica”.
Pionera en sumarse al trabajo en el área de energía, hoy convive con trabajos con tensión. “No tengo miedo, sí mucho respeto y conciencia por el trabajo que se hace; cualquier error nos puede costar la vida. Siempre les digo a mis compañeros que debemos tomarnos todo el tiempo necesario para efectuar los controles antes de cada tarea y tener en cuenta todos los recaudos”.

Desafíos diarios

La trabajadora de la Gerencia de Energía realza la decisión tomada hace once años cuando ingresó Servicoop. “Lo que más me gusta de mí trabajo es que todos los días implican un nuevo desafío; no hay un día igual al otro”.

Andrea realza que “una nunca sabe con qué te vas a encontrar, puede ser desde un cable flojo en un relé hasta un tendido nuevo de media tensión. Esa complejidad lo hace apasionante”.

Pasión y profesionalidad simbolizan a esta trabajadora de Servicoop que participa de la tarea de acompañar el desarrollo de Puerto Madryn. “El Sector de Potencia, dentro de la Cooperativa, creció junto con la comunidad y tendrá que seguir creciendo y eso requiere que nos capacitamos constantemente en la aplicación de nuevas tecnologías. Aspiro a seguir capacitándome, aportando mi granito de arena al área y al equipo de trabajo”, concluye Andrea, una mujer que superó barreras y abrió puertas en el área de Energía para todas quienes tienen el mismo sueño.