Raúl “Pelado” Montesino, seguro que no olvidará cómo luchar

El ex campeón argentino y sudamericano gallo, ahora entrenador, reveló en diálogo con Tiempo Deportivo que hace poco le diagnosticaron alzheimer, como consecuencia de haber contraído paludismo en 2020, junto con su hijo, cuando viajaron a Nigeria para una pelea internacional. Ambos estuvieron al borde de la muerte. “Yo igual la sigo luchando”, dijo como síntesis de una profunda charla.

23 SEP 2023 - 9:42 | Actualizado 23 SEP 2023 - 20:24

LA NOTA COMPLETA ACÁ.

Raúl Javier Montesino, 58 años, entrenador de boxeo, personaje popular en el ambiente. Campeón argentino gallo en el ‘ 93, después sudamericano. Sabe de las mieles del triunfo, de quienes te soban la espalda y después te dejan en el desierto, y por supuesto de la cruda realidad, la que vivió de chico, la que experimentó cuando el salteño Pastor “Vaca” Maurín le partió el maxilar en pedazos y lo retiró del profesionalismo, y hace apenas un par de años, cuando contrajo malaria con su hijo Matías en Nigeria y ambos estuvieron al borde de la muerte.

Lleva más de 20 años en la Escuela Municipal de Boxeo: “dejé de boxear y arranqué como ayudante de Chiqui (Félix Chiquichano), creo que son los dos maestros con el viejo Osvaldo Hughes”, consideró el “Pelado” en el inicio de la charla con Sandro Giménez en la 91.5.

“Trelew ha sido el semillero del boxeo argentino, en la selección no solamente hablamos de Omar Narváez, sus hermanos, Horacio Chicagual, Walter, Lucas y Soledad Matthysse, Claudia López. En un momento teníamos cuatro campeones del mundo, y ni hablar de las dos chances mundialistas de Mingo Malvares en una época donde había que llegar ahí”, valoró.

“El boxeo ha cambiado, pero para bien también. Hoy es más deporte, se hacen más chicos. Yo me acuerdo que cuando empecé, fui un miércoles al gimnasio a ver cómo era y el viernes estaba haciendo la primera pelea. Hoy en cambio tenemos chicos de 12, 14 años que los preparamos todo un año, dos años, antes de debutar, con otro plan de entrenamiento y de alimentación”, comparó.

El análisis se focalizó en la credibilidad que ha perdido el boxeo mundial: “si no tenés promotor, estás perdido. Para los chicos que recién empiezan, que te roben una pelea es todo un bajón”.

“Los campeones no pelean entre sí para definir quién es el mejor, en la Argentina pasa lo mismo. La misma Federación se puso hacer boxeo, cuando en realidad debieran fiscalizar y organizar los campeonatos argentinos”, criticó.

“Nosotros tenemos que hacer un montón de papeles para ser promotores, y no hay casi ninguno, hoy lo tenemos solamente a Eric Verdeau. Hoy para hacer un festival tenés que pagar todo, si bien tenemos la logística del gimnasio gratis”, lamentó.

“Hay que pagar viajes, bolsas, alojamientos, comida. Y los privados ayudan, pero siempre nos pasa algo. La vez pasada un boxeador se quedó cuatro días en el hotel y cuando fuimos a ver lo que debíamos eran 150 mil pesos, más que la bolsa que le pagamos de 100 mil”, citó como ejempló.

“Hace 30 años fui campeón argentino gallo en el Municipal, fue un 7 de agosto. No me acuerdo mucho de la pelea. No soñaba ser campeón, sí boxear bien. Yo tenía un amigo íntimo que boxeaba y que me llevó al gimnasio con la intención de pegarme una paliza. Yo ni sabía que era un sparring.Fuimos, me saqué la camisa, nos pusimos los guantes y el que le pegó una paliza fui yo. Había dos entrenadores y me dijeron que tenía condiciones, me llevaron al gimnasio con Chiqui y el viernes ya estaba boxeando. A mí gustaba pelear en la calle, pero no tenía idea de boxear. Gané el primer round, pero en el segundo y tercero me morí, no sabía nada. Me agarré una locura y no quería pelear más”, resumió sobre sus inicios y su consagración.

“Pero después empecé a entrenar en serio, tuve la revancha con el que me había ganado y fui al Argentino amateur, donde terminé tercero. En ese entonces estaban en el gimnasio el Beto Guzmán, Mario Matthysse, el Chueco Sallago, el Pato Agüero, César Cerviño, había muchísimos boxeadores, señores boxeadores”, evocó Montesino.

“Yo era chiquito Cuando salió campeón argentino Mingo Malvares hicimos una caravana del aeropuerto viejo al LU20, me llamaba todo la atención, pero hoy soy uno de los más viejos, me siento de los más queridos dentro del ambiente”, dijo con nostalgia.

“En ese momento ser campeón argentino era otra cosa, hoy el título está tirado a menos. Ni hablar que te fabrican dos o tres peleas y sos campeón mundial. En cambio Mingo tuve que hacer 77 peleas para tener la chance de pelear por un título del mundo. Hoy con 15 seguro que tenés la chance. No creo que ni siquiera Omar haya llegado a 70 peleas”, dimensionó.

“Hoy si tenés la suerte que te maneje un promotor seguro que vas a pelear por un título. Yo me manejé solo porque cuando empecé en el profesionalismo los dos promotores en boga se estaban retirando con el Chueco Sallago, porque en aquel momento se retiró el Chueco y se terminó el boxeo en Trelew”, expuso.

Y llegó el recordatorio para un ídolo del pueblo que falleció hace pocos días: “Sallago era una persona buena, humilde, callada, no era de hacer bromas, todos los boxeadores somos jodones, pero él era otro tipo de persona; más solitario, más concentrado. No era su amigo, pero empezamos a tener relación cuando yo dejé el boxeo y ahí él se apegó mucho a mí”, vindicó.

“Yo vivía en barrio Oeste y me iba a comprar al negocio de Sallago para ver si me conocía, qué opinaba de mí como boxeador. Me dolió mucho su partida, porque nos habíamos hecho muy cercanos. Campeón podía ser cualquiera, pero personas como el Chueco se encuentran pocas”, sentenció el hincha de Boca.

“El año pasado le habíamos hecho un homenaje, pero también a Rafael Apertiles, Huinca Méndez, igual que a Chiqui, pero siempre le hago un homenaje porque es como mi papá, empecé con él a los 16 años, es la persona que prácticamente me crió. Hoy tengo 58 años y sigo trabajando con él”, también destacó sobre su padre boxístico, Félix Chiquichano.

Su hijo Matías, de 25 años, era uno de los grandes proyectos, hasta que un viaje a Nigeria y un contagio de malaria (paludismo) dejó a ambos al borde la muerte, en otro de los capítulos durísimos en la historia de la familia Montesino.

“Está medio parado, en stand by, después de lo que nos pasó hizo dos peleas, ganó una y perdió otra, en realidad lo robaron”, aseveró.

“Estuve con el 80 por ciento del cuerpo muerto y la enfermedad me dejó secuelas en la cabeza, eme olvido las cosas y hace poco me declararon alzheimer, pero la sigo luchando”, reveló con crudeza en el tramo final de la extensa charla.

“Tengo que trabajar y además hago lo que me gusta, sacar a los chicos de la calle, tenemos 150 pibes, yo soy la cabeza, pero somos cuatro entrenadores, además de Chiqui que va a tomar mates y a criticarnos lo que hacemos”, agregó con humor.

“Podemos seguir haciendo campeones como Narváez y Matthysse, pero hoy nos falta gente que arriesgue su dinero. Y cuando vas afuera te sacan el mayor porcentaje lo que te llevan”, remarcó en el final.

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23 SEP 2023 - 9:42

LA NOTA COMPLETA ACÁ.

Raúl Javier Montesino, 58 años, entrenador de boxeo, personaje popular en el ambiente. Campeón argentino gallo en el ‘ 93, después sudamericano. Sabe de las mieles del triunfo, de quienes te soban la espalda y después te dejan en el desierto, y por supuesto de la cruda realidad, la que vivió de chico, la que experimentó cuando el salteño Pastor “Vaca” Maurín le partió el maxilar en pedazos y lo retiró del profesionalismo, y hace apenas un par de años, cuando contrajo malaria con su hijo Matías en Nigeria y ambos estuvieron al borde de la muerte.

Lleva más de 20 años en la Escuela Municipal de Boxeo: “dejé de boxear y arranqué como ayudante de Chiqui (Félix Chiquichano), creo que son los dos maestros con el viejo Osvaldo Hughes”, consideró el “Pelado” en el inicio de la charla con Sandro Giménez en la 91.5.

“Trelew ha sido el semillero del boxeo argentino, en la selección no solamente hablamos de Omar Narváez, sus hermanos, Horacio Chicagual, Walter, Lucas y Soledad Matthysse, Claudia López. En un momento teníamos cuatro campeones del mundo, y ni hablar de las dos chances mundialistas de Mingo Malvares en una época donde había que llegar ahí”, valoró.

“El boxeo ha cambiado, pero para bien también. Hoy es más deporte, se hacen más chicos. Yo me acuerdo que cuando empecé, fui un miércoles al gimnasio a ver cómo era y el viernes estaba haciendo la primera pelea. Hoy en cambio tenemos chicos de 12, 14 años que los preparamos todo un año, dos años, antes de debutar, con otro plan de entrenamiento y de alimentación”, comparó.

El análisis se focalizó en la credibilidad que ha perdido el boxeo mundial: “si no tenés promotor, estás perdido. Para los chicos que recién empiezan, que te roben una pelea es todo un bajón”.

“Los campeones no pelean entre sí para definir quién es el mejor, en la Argentina pasa lo mismo. La misma Federación se puso hacer boxeo, cuando en realidad debieran fiscalizar y organizar los campeonatos argentinos”, criticó.

“Nosotros tenemos que hacer un montón de papeles para ser promotores, y no hay casi ninguno, hoy lo tenemos solamente a Eric Verdeau. Hoy para hacer un festival tenés que pagar todo, si bien tenemos la logística del gimnasio gratis”, lamentó.

“Hay que pagar viajes, bolsas, alojamientos, comida. Y los privados ayudan, pero siempre nos pasa algo. La vez pasada un boxeador se quedó cuatro días en el hotel y cuando fuimos a ver lo que debíamos eran 150 mil pesos, más que la bolsa que le pagamos de 100 mil”, citó como ejempló.

“Hace 30 años fui campeón argentino gallo en el Municipal, fue un 7 de agosto. No me acuerdo mucho de la pelea. No soñaba ser campeón, sí boxear bien. Yo tenía un amigo íntimo que boxeaba y que me llevó al gimnasio con la intención de pegarme una paliza. Yo ni sabía que era un sparring.Fuimos, me saqué la camisa, nos pusimos los guantes y el que le pegó una paliza fui yo. Había dos entrenadores y me dijeron que tenía condiciones, me llevaron al gimnasio con Chiqui y el viernes ya estaba boxeando. A mí gustaba pelear en la calle, pero no tenía idea de boxear. Gané el primer round, pero en el segundo y tercero me morí, no sabía nada. Me agarré una locura y no quería pelear más”, resumió sobre sus inicios y su consagración.

“Pero después empecé a entrenar en serio, tuve la revancha con el que me había ganado y fui al Argentino amateur, donde terminé tercero. En ese entonces estaban en el gimnasio el Beto Guzmán, Mario Matthysse, el Chueco Sallago, el Pato Agüero, César Cerviño, había muchísimos boxeadores, señores boxeadores”, evocó Montesino.

“Yo era chiquito Cuando salió campeón argentino Mingo Malvares hicimos una caravana del aeropuerto viejo al LU20, me llamaba todo la atención, pero hoy soy uno de los más viejos, me siento de los más queridos dentro del ambiente”, dijo con nostalgia.

“En ese momento ser campeón argentino era otra cosa, hoy el título está tirado a menos. Ni hablar que te fabrican dos o tres peleas y sos campeón mundial. En cambio Mingo tuve que hacer 77 peleas para tener la chance de pelear por un título del mundo. Hoy con 15 seguro que tenés la chance. No creo que ni siquiera Omar haya llegado a 70 peleas”, dimensionó.

“Hoy si tenés la suerte que te maneje un promotor seguro que vas a pelear por un título. Yo me manejé solo porque cuando empecé en el profesionalismo los dos promotores en boga se estaban retirando con el Chueco Sallago, porque en aquel momento se retiró el Chueco y se terminó el boxeo en Trelew”, expuso.

Y llegó el recordatorio para un ídolo del pueblo que falleció hace pocos días: “Sallago era una persona buena, humilde, callada, no era de hacer bromas, todos los boxeadores somos jodones, pero él era otro tipo de persona; más solitario, más concentrado. No era su amigo, pero empezamos a tener relación cuando yo dejé el boxeo y ahí él se apegó mucho a mí”, vindicó.

“Yo vivía en barrio Oeste y me iba a comprar al negocio de Sallago para ver si me conocía, qué opinaba de mí como boxeador. Me dolió mucho su partida, porque nos habíamos hecho muy cercanos. Campeón podía ser cualquiera, pero personas como el Chueco se encuentran pocas”, sentenció el hincha de Boca.

“El año pasado le habíamos hecho un homenaje, pero también a Rafael Apertiles, Huinca Méndez, igual que a Chiqui, pero siempre le hago un homenaje porque es como mi papá, empecé con él a los 16 años, es la persona que prácticamente me crió. Hoy tengo 58 años y sigo trabajando con él”, también destacó sobre su padre boxístico, Félix Chiquichano.

Su hijo Matías, de 25 años, era uno de los grandes proyectos, hasta que un viaje a Nigeria y un contagio de malaria (paludismo) dejó a ambos al borde la muerte, en otro de los capítulos durísimos en la historia de la familia Montesino.

“Está medio parado, en stand by, después de lo que nos pasó hizo dos peleas, ganó una y perdió otra, en realidad lo robaron”, aseveró.

“Estuve con el 80 por ciento del cuerpo muerto y la enfermedad me dejó secuelas en la cabeza, eme olvido las cosas y hace poco me declararon alzheimer, pero la sigo luchando”, reveló con crudeza en el tramo final de la extensa charla.

“Tengo que trabajar y además hago lo que me gusta, sacar a los chicos de la calle, tenemos 150 pibes, yo soy la cabeza, pero somos cuatro entrenadores, además de Chiqui que va a tomar mates y a criticarnos lo que hacemos”, agregó con humor.

“Podemos seguir haciendo campeones como Narváez y Matthysse, pero hoy nos falta gente que arriesgue su dinero. Y cuando vas afuera te sacan el mayor porcentaje lo que te llevan”, remarcó en el final.