Por Martín Tacón / Redacción Jornada
Un equipo de paleontólogos del Museo Egidio Feruglio viajó la semana pasada a un yacimiento fosilífero de 62 millones de años en el sur de Chubut y halló al menos dos nuevas especies de tortugas acuáticas de agua dulce que habitaron esta región. ¿Qué nos dicen estos hallazgos sobre la historia de nuestra tierra y qué secretos yacen ocultos bajo el suelo de la Patagonia?
La paleontóloga Juliana Sterli es investigadora del CONICET-MEF y estudia la evolución de las tortugas en la Patagonia y otras regiones. En 2002 hizo su primer viaje como estudiante en campañas lideradas por otros paleontólogos del MEF. Ahora, más de 20 años después y con una extensa carrera, organiza sus propias expediciones.
¿Por qué es interesante esta edad? Hace 66 millones de años, ocurrió el gran evento que derivó en la extinción de los dinosaurios no avianos. “Estudiar lo que pasó en ese tiempo es importante para ver cómo se recuperó la fauna que no se extinguió en el Cretácico-Paleógeno”.
La tortuga es un grupo que se originó hace 210 millones de años y ha sobrevivido a distintas extinciones masivas. “Si comparamos la diversidad y abundancia de especies antes y después de la extinción, podemos ver que cuánto fueron afectadas”, señala Sterli.
En esta formación fosilífera se conocen seis especies de tortugas en dos grupos: un grupo de tortugas acuáticas de agua dulce, similares a las que se observan hoy en día en la región mesopotámica, con caparazones entre 25 y 30 cm y otras más grandes de hasta 80 y 90 cm; y un grupo de tortugas continentales que se encuentra extinto actualmente.
Esto evidencia que la Patagonia fue un ambiente más cálido y húmedo. “Si uno piensa dónde viven los caimanes y las tortugas en la actualidad, nos tenemos que remontar a lugares como la Mesopotamia o el Paraguay y sur de Brasil. La humedad es importante para los reptiles por su reproducción. Como no pueden regular la temperatura corporal como nosotros los mamíferos, necesitan una temperatura adecuada para sus actividades metabólicas”.
Hay evidencia de un cambio climático a escala global que provocó el descenso de la temperatura. “Hace millones de años en Patagonia, cuando se elevó la Cordillera de los Andes, la región se volvió árida y se fue convirtiendo en lo que conocemos hoy”, describe Juliana.
Los equipos lo conforman entre 4 a 8 personas y necesitan vehículos 4x4 para acceder a los yacimientos. Sin señal de celular, en medio del campo y alejados de los caminos, acampan durante varios días en el yacimiento. Llevan equipos para cocinar, masa y cincel, piquetas, pegamento y materiales para extracción de fósiles.
La Argentina está mapeada geológicamente y se conoce qué tipo de roca hay en cada lugar, su edad y su potencial contenido paleontológico. La búsqueda de fósiles se realiza prospectando el lugar: caminan observando el piso hasta que encuentran algo que llama su atención. A veces están sueltos y se levantan fácilmente. Otras veces hay que escarbar para sacarlos. En esos casos, se protege el fósil con tela arpillera y yeso, creando un “bochón”.
Nuevas especies
Se cree que entre el material recolectado hay al menos 2 especies nuevas de tortugas. Los fósiles permanecen en el MEF, donde se guardan bajo estrictas condiciones de temperatura y humedad. Cuando están preparados, se estudian: se sacan fotografías, se hacen escaneos de superficie y describen sus características, se determina cómo era el caparazón (formado por pequeñas placas de hueso) y se trata de averiguar su relación con otras especies. Finalmente, el resultado es enviado para su publicación en revistas científicas.
Chubut posee uno de los registros paleontológicos más importantes de Argentina. La Patagonia, como región, se encuentra entre los 15 más ricos del mundo. Cerro Cóndor contiene fósiles de vertebrados del Jurásico Temprano, hace 178 millones de años. Al sur de Los Altares, en tiempos del Cretácico, vivió el Patagotitan mayorum, el dinosaurio más gran del mundo. Bajada del Diablo posee restos de dinosaurios terópodos, como los carnotaurus y los saurópodos. Bryn Gwyn es famoso por su parque paleontológico y un terreno que evidencia la transgresión marina ocurrida hace 14 millones de años. Estos y otros secretos salen a la luz año tras año y nos cuentan cada vez más sobre la tierra donde vivimos.
Por Martín Tacón / Redacción Jornada
Un equipo de paleontólogos del Museo Egidio Feruglio viajó la semana pasada a un yacimiento fosilífero de 62 millones de años en el sur de Chubut y halló al menos dos nuevas especies de tortugas acuáticas de agua dulce que habitaron esta región. ¿Qué nos dicen estos hallazgos sobre la historia de nuestra tierra y qué secretos yacen ocultos bajo el suelo de la Patagonia?
La paleontóloga Juliana Sterli es investigadora del CONICET-MEF y estudia la evolución de las tortugas en la Patagonia y otras regiones. En 2002 hizo su primer viaje como estudiante en campañas lideradas por otros paleontólogos del MEF. Ahora, más de 20 años después y con una extensa carrera, organiza sus propias expediciones.
¿Por qué es interesante esta edad? Hace 66 millones de años, ocurrió el gran evento que derivó en la extinción de los dinosaurios no avianos. “Estudiar lo que pasó en ese tiempo es importante para ver cómo se recuperó la fauna que no se extinguió en el Cretácico-Paleógeno”.
La tortuga es un grupo que se originó hace 210 millones de años y ha sobrevivido a distintas extinciones masivas. “Si comparamos la diversidad y abundancia de especies antes y después de la extinción, podemos ver que cuánto fueron afectadas”, señala Sterli.
En esta formación fosilífera se conocen seis especies de tortugas en dos grupos: un grupo de tortugas acuáticas de agua dulce, similares a las que se observan hoy en día en la región mesopotámica, con caparazones entre 25 y 30 cm y otras más grandes de hasta 80 y 90 cm; y un grupo de tortugas continentales que se encuentra extinto actualmente.
Esto evidencia que la Patagonia fue un ambiente más cálido y húmedo. “Si uno piensa dónde viven los caimanes y las tortugas en la actualidad, nos tenemos que remontar a lugares como la Mesopotamia o el Paraguay y sur de Brasil. La humedad es importante para los reptiles por su reproducción. Como no pueden regular la temperatura corporal como nosotros los mamíferos, necesitan una temperatura adecuada para sus actividades metabólicas”.
Hay evidencia de un cambio climático a escala global que provocó el descenso de la temperatura. “Hace millones de años en Patagonia, cuando se elevó la Cordillera de los Andes, la región se volvió árida y se fue convirtiendo en lo que conocemos hoy”, describe Juliana.
Los equipos lo conforman entre 4 a 8 personas y necesitan vehículos 4x4 para acceder a los yacimientos. Sin señal de celular, en medio del campo y alejados de los caminos, acampan durante varios días en el yacimiento. Llevan equipos para cocinar, masa y cincel, piquetas, pegamento y materiales para extracción de fósiles.
La Argentina está mapeada geológicamente y se conoce qué tipo de roca hay en cada lugar, su edad y su potencial contenido paleontológico. La búsqueda de fósiles se realiza prospectando el lugar: caminan observando el piso hasta que encuentran algo que llama su atención. A veces están sueltos y se levantan fácilmente. Otras veces hay que escarbar para sacarlos. En esos casos, se protege el fósil con tela arpillera y yeso, creando un “bochón”.
Nuevas especies
Se cree que entre el material recolectado hay al menos 2 especies nuevas de tortugas. Los fósiles permanecen en el MEF, donde se guardan bajo estrictas condiciones de temperatura y humedad. Cuando están preparados, se estudian: se sacan fotografías, se hacen escaneos de superficie y describen sus características, se determina cómo era el caparazón (formado por pequeñas placas de hueso) y se trata de averiguar su relación con otras especies. Finalmente, el resultado es enviado para su publicación en revistas científicas.
Chubut posee uno de los registros paleontológicos más importantes de Argentina. La Patagonia, como región, se encuentra entre los 15 más ricos del mundo. Cerro Cóndor contiene fósiles de vertebrados del Jurásico Temprano, hace 178 millones de años. Al sur de Los Altares, en tiempos del Cretácico, vivió el Patagotitan mayorum, el dinosaurio más gran del mundo. Bajada del Diablo posee restos de dinosaurios terópodos, como los carnotaurus y los saurópodos. Bryn Gwyn es famoso por su parque paleontológico y un terreno que evidencia la transgresión marina ocurrida hace 14 millones de años. Estos y otros secretos salen a la luz año tras año y nos cuentan cada vez más sobre la tierra donde vivimos.