Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
La historia del fútbol valletano está llena de momentos destacados. Capítulos escritos por grandes protagonistas que supieron representar a la Liga en particular y a Chubut en general con orgullo, entrega y talento, lo que permitió conseguir destacados éxitos deportivo, que, a excepción de la gesta de Independiente en 1972, quedaron -en varias ocasiones- en la puerta de la primera división del fútbol argentino.
Pero, en el año 1982, la selección de fútbol de la Liga del Valle fue la reina de la Patagonia y pasó a la historia. Venció a todos sus rivales de la región; de manera invicta y recién cayó en Cuartos de Final ante el representativo de Olavarría, un eufemismo de Loma Negra; un equipo profesional que para justificar sus gastos representó a su asociación, incluso con la misma camiseta que lo hacía en los Torneos Nacionales, allá, por la década del 80. Se trató de la denominada Copa Adrián Beccar Varela, un torneo que fue organizado hasta fines de la década del 80, al menos con la vieja estructura, y en el que participaban los principales equipos de las ligas locales por eliminación a doble KO.
La Copa Adrián Beccar Varela fue una de las competencias tradicionales que se disputaron en el fútbol argentino hasta la reestructuración impulsada por la AFA en 1986 y fue en 1982 que la Liga de Fútbol Valle del Chubut le otorga la conducción táctica a Pablo Collazo para amalgamar un equipo con lo mejor de cada club. Lo acompañaba, desde el otro lado de la línea de cal Carlos Trod, un profesor de educación física que además oficiaba de ayudante técnico. Ambos -Collazo y Trod- tenían la experiencia de haber dirigido, con éxito, varios equipos del balompié doméstico como Brown, Independiente o Racing para citar tres ejemplos.
Con el apoyo de la dirigencia y jugando de local en los dos campos de césped existentes en la zona como Huracán y Racing, el conjunto de camiseta roja y con la publicidad de Lotería del Chubut en su frente fue acumulando triunfos y buen juego para sorprender a propios y ajenos desde su inicio ante el seleccionado del Oeste chubutense (Esquel) y cerrar su formidable campaña ante el conjunto solventado por la poderosa empresa cementera Loma Negra de Olavarría a través del dinero de Amalia Lacroze de Fortabat, el coronel Luis Prémoli y Valentín Suárez, un histórico dirigente afista, de Banfield y que fuera el creador de los viejos Torneos Nacionales de Fútbol; también hasta la reestructuración de la casa madre de la calle Viamonte en 1986.
La trigésimo sexta edición del Beccar Varela se interrumpió en parte por la guerra de Malvinas; sin embargo luego de la caída de Puerto Argentino, todo siguió como si nada, como el mundial de España en donde el seleccionado de Menotti defendía su título obtenido cuatro años antes y quedara eliminado en la segunda fase por Italia.
Es así que el 21 de febrero de 1982 en el estadio municipal de Esquel Dante Brozzi, el elenco valletano comenzaba su periplo venciendo a su similar de la Comarca Andina por 2 a 1 con goles de Vigna y Hugo Género. Una semana más tarde y ya en Huracán de Trelew, dos goles del mismo Género (que sería el goleador del equipo), dos del Negro Cuevas, de Miguel González y Carlos Martinelli redondeaba una goleada de 6 a 0 y habilitar la serie ante Comodoro Rivadavia, el rival de toda la vida. El 7 de marzo y en Trelew, los dirigidos por Collazo le ganaron 2 a 1 con tantos de Miguel González y Hugo Género para lograr la llave una semana después en el Municipal de la urbe petrolera con un empate en uno gracias a un gol de Luis Ignacio “Pity” Murúa en el segundo tiempo.
No obstante el acceso a la tercera fase contra la Liga de Rio Gallegos, presumiblemente un rival más accesible; la realidad marcó lo opuesto y tras un empate en cero en Huracán el 21 de marzo se debió acudir a la serie de los penales en el YCF de la capital santacruceña para vencer. Luego de otra igualdad en blanco los tantos de Género, Ornazábal y Papaiani le permitió pasar. Su rival no había convertido ninguno: desvió dos y “el gato” Juan Bautista Orsi atajó uno.
Vino la denominada selección del Atlántico, que no era otra que la representación de San Antonio Oeste con “El ruso” Uicich al arco. En Rio Negro, el Valle le hizo precio y venció 2 a 0 con goles -cuando no- del “Loco” Vigna y Género. Ya en Racing definió la serie con un 4 a 0 letal con dos tantos de Martinelli y dos del “Chirola” Urrutia que venía pidiendo cancha.
Los domingos 30 de mayo y 6 de junio le llegó el turno al representante de Neuquén y los rojos ganaron tanto de local como visitante. Con tantos de Martinelli y dos de Vigna y otros tanto de Género se venció 1 a 0 y 4 a 2 respectivamente; logrando -hasta ese momento- una campaña excepcional. Invicto y con éxitos adentro y afuera se convirtió en el mejor conjunto de la región patagónica.
El sueño de alcanzar la gloria se frenó un día patrio. El 9 de julio, en la cancha de Racing, el plantel que lo conformaban Orsi, Feulliet, Figueroa, Ornazábal, Papaiani, Roldán, Vázquez, Luis Díaz, Giordanella, Martinelli, Fonseca, Vigna, Género, González, Cuevas, Murúa, Urrutia, Roqueblave, Vizcarra, Sotelo, Gómez, Sayhueque, Ottaviani y Jalil y bajo las atentas miradas de Collazo y Trod caía ante Loma Negra por 2 a 0. Husillos y Pellegrini ponían las cifras definitivas al marcador. Siete días después, el Valle perdía sin atenuantes en la provincia de Buenos Aires y ante el mismo rival por 6 a 0 con goles de Husillos en dos ocasiones, Sosa, Squeo, Mazo y Ottaviani en contra. En este último juego, Jaime Giordanella se lesiona tras un choque con D¨Angelo y termina en una clínica de Olavarria con yeso y 180 días de inactividad.
Luego de esa victoria, Loma Negra que en el lapso de su enfrentamiento con la Liga del Valle cambia de técnico (se va Rogelio Domínguez y Juan Eulogio Urrolabeitia), se consagra campeón ante la selección e Concepción de Uruguay y luego de ello participa del Torneo Nacional de Fútbol; incluso por ese entonces, vence a la selección e la Unión Soviética en un recordado partido amistoso con Orte, Gaitán, Magallanes, Husillos o Vázquez en un plantel plagado de jugadores de primera.
Fueron (y son) muchos los hombres en la misma anatomía que lograron -para algunos- una utopía y cuyo misterio roza en el olvido con una indiferencia injuriosa que nadie salva ni por cortesía. Pero, desde estas líneas evitaremos tamaña herejía porque como dice el poete “…el pasado no pasa nunca, si hay algo que no pasa es el pasado, el pasado está siempre, somos memoria de nosotros mismos y de los demás, en este sentido somos de papel, somos papel donde se escribe todo lo que sucede antes de nosotros, somos la memoria que tenemos. Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”. ES que alguna vez, la selección del Valle fue la reina de la Patagonia.
Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
La historia del fútbol valletano está llena de momentos destacados. Capítulos escritos por grandes protagonistas que supieron representar a la Liga en particular y a Chubut en general con orgullo, entrega y talento, lo que permitió conseguir destacados éxitos deportivo, que, a excepción de la gesta de Independiente en 1972, quedaron -en varias ocasiones- en la puerta de la primera división del fútbol argentino.
Pero, en el año 1982, la selección de fútbol de la Liga del Valle fue la reina de la Patagonia y pasó a la historia. Venció a todos sus rivales de la región; de manera invicta y recién cayó en Cuartos de Final ante el representativo de Olavarría, un eufemismo de Loma Negra; un equipo profesional que para justificar sus gastos representó a su asociación, incluso con la misma camiseta que lo hacía en los Torneos Nacionales, allá, por la década del 80. Se trató de la denominada Copa Adrián Beccar Varela, un torneo que fue organizado hasta fines de la década del 80, al menos con la vieja estructura, y en el que participaban los principales equipos de las ligas locales por eliminación a doble KO.
La Copa Adrián Beccar Varela fue una de las competencias tradicionales que se disputaron en el fútbol argentino hasta la reestructuración impulsada por la AFA en 1986 y fue en 1982 que la Liga de Fútbol Valle del Chubut le otorga la conducción táctica a Pablo Collazo para amalgamar un equipo con lo mejor de cada club. Lo acompañaba, desde el otro lado de la línea de cal Carlos Trod, un profesor de educación física que además oficiaba de ayudante técnico. Ambos -Collazo y Trod- tenían la experiencia de haber dirigido, con éxito, varios equipos del balompié doméstico como Brown, Independiente o Racing para citar tres ejemplos.
Con el apoyo de la dirigencia y jugando de local en los dos campos de césped existentes en la zona como Huracán y Racing, el conjunto de camiseta roja y con la publicidad de Lotería del Chubut en su frente fue acumulando triunfos y buen juego para sorprender a propios y ajenos desde su inicio ante el seleccionado del Oeste chubutense (Esquel) y cerrar su formidable campaña ante el conjunto solventado por la poderosa empresa cementera Loma Negra de Olavarría a través del dinero de Amalia Lacroze de Fortabat, el coronel Luis Prémoli y Valentín Suárez, un histórico dirigente afista, de Banfield y que fuera el creador de los viejos Torneos Nacionales de Fútbol; también hasta la reestructuración de la casa madre de la calle Viamonte en 1986.
La trigésimo sexta edición del Beccar Varela se interrumpió en parte por la guerra de Malvinas; sin embargo luego de la caída de Puerto Argentino, todo siguió como si nada, como el mundial de España en donde el seleccionado de Menotti defendía su título obtenido cuatro años antes y quedara eliminado en la segunda fase por Italia.
Es así que el 21 de febrero de 1982 en el estadio municipal de Esquel Dante Brozzi, el elenco valletano comenzaba su periplo venciendo a su similar de la Comarca Andina por 2 a 1 con goles de Vigna y Hugo Género. Una semana más tarde y ya en Huracán de Trelew, dos goles del mismo Género (que sería el goleador del equipo), dos del Negro Cuevas, de Miguel González y Carlos Martinelli redondeaba una goleada de 6 a 0 y habilitar la serie ante Comodoro Rivadavia, el rival de toda la vida. El 7 de marzo y en Trelew, los dirigidos por Collazo le ganaron 2 a 1 con tantos de Miguel González y Hugo Género para lograr la llave una semana después en el Municipal de la urbe petrolera con un empate en uno gracias a un gol de Luis Ignacio “Pity” Murúa en el segundo tiempo.
No obstante el acceso a la tercera fase contra la Liga de Rio Gallegos, presumiblemente un rival más accesible; la realidad marcó lo opuesto y tras un empate en cero en Huracán el 21 de marzo se debió acudir a la serie de los penales en el YCF de la capital santacruceña para vencer. Luego de otra igualdad en blanco los tantos de Género, Ornazábal y Papaiani le permitió pasar. Su rival no había convertido ninguno: desvió dos y “el gato” Juan Bautista Orsi atajó uno.
Vino la denominada selección del Atlántico, que no era otra que la representación de San Antonio Oeste con “El ruso” Uicich al arco. En Rio Negro, el Valle le hizo precio y venció 2 a 0 con goles -cuando no- del “Loco” Vigna y Género. Ya en Racing definió la serie con un 4 a 0 letal con dos tantos de Martinelli y dos del “Chirola” Urrutia que venía pidiendo cancha.
Los domingos 30 de mayo y 6 de junio le llegó el turno al representante de Neuquén y los rojos ganaron tanto de local como visitante. Con tantos de Martinelli y dos de Vigna y otros tanto de Género se venció 1 a 0 y 4 a 2 respectivamente; logrando -hasta ese momento- una campaña excepcional. Invicto y con éxitos adentro y afuera se convirtió en el mejor conjunto de la región patagónica.
El sueño de alcanzar la gloria se frenó un día patrio. El 9 de julio, en la cancha de Racing, el plantel que lo conformaban Orsi, Feulliet, Figueroa, Ornazábal, Papaiani, Roldán, Vázquez, Luis Díaz, Giordanella, Martinelli, Fonseca, Vigna, Género, González, Cuevas, Murúa, Urrutia, Roqueblave, Vizcarra, Sotelo, Gómez, Sayhueque, Ottaviani y Jalil y bajo las atentas miradas de Collazo y Trod caía ante Loma Negra por 2 a 0. Husillos y Pellegrini ponían las cifras definitivas al marcador. Siete días después, el Valle perdía sin atenuantes en la provincia de Buenos Aires y ante el mismo rival por 6 a 0 con goles de Husillos en dos ocasiones, Sosa, Squeo, Mazo y Ottaviani en contra. En este último juego, Jaime Giordanella se lesiona tras un choque con D¨Angelo y termina en una clínica de Olavarria con yeso y 180 días de inactividad.
Luego de esa victoria, Loma Negra que en el lapso de su enfrentamiento con la Liga del Valle cambia de técnico (se va Rogelio Domínguez y Juan Eulogio Urrolabeitia), se consagra campeón ante la selección e Concepción de Uruguay y luego de ello participa del Torneo Nacional de Fútbol; incluso por ese entonces, vence a la selección e la Unión Soviética en un recordado partido amistoso con Orte, Gaitán, Magallanes, Husillos o Vázquez en un plantel plagado de jugadores de primera.
Fueron (y son) muchos los hombres en la misma anatomía que lograron -para algunos- una utopía y cuyo misterio roza en el olvido con una indiferencia injuriosa que nadie salva ni por cortesía. Pero, desde estas líneas evitaremos tamaña herejía porque como dice el poete “…el pasado no pasa nunca, si hay algo que no pasa es el pasado, el pasado está siempre, somos memoria de nosotros mismos y de los demás, en este sentido somos de papel, somos papel donde se escribe todo lo que sucede antes de nosotros, somos la memoria que tenemos. Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”. ES que alguna vez, la selección del Valle fue la reina de la Patagonia.