El ingeniero Oscar Frey quedó al mando de la primera Comisión Directiva, acompañado de Jorge Thomas como secretario y Feliz Roglio como tesorero.
A partir de allí prosiguió un camino de crecimiento y expansión. Décadas después las canchas se cemento se erigían en pleno centro, sobre la calle Belgrano.
Antes de mitad de siglo, en la década del ’60, emergió un jugador extraordinario como Eduardo “Tato” Soriano y casi en simultáneo Oscar “Tatín” López Salaberry.
Pero fue en 1981 fue el “Mono” Agustín Garizzio el que escribió lo que tal vez haya sido la página más gloriosa, al ganar el Orange Bowl para juveniles en Estados Unidos.
Junto con Garizzio también surgieron otros de nivel internacional como el “Gato” Gastón García Alonso y el todavía contemporáneo Fernando “Nono” Nogueira.
Pero un poco más atrás hubo otras raquetas distintivas como las de Laly Maza, Jaime Albistro, Mario y Freddy Angulo, Tito Baulde, Jorge Real, Pablo Castán y Daniel Gahona.
Anabel Platt sin dudas fue una de las mejores exponentes femeninas, pero más atrás no pasó desapercibida Lorena Leeming y pasado el 2000 hubo una aparición tampoco imperceptible como la de Maite Díaz Suquia.
En ese tiempo también se destacaban Aldo Babino, Santiago Perino y más adelante surgieron Esteban “Pelusa” Díaz, Brian Howells, Francisco “Osito” Figueroa (uno de los campeones más jóvenes del club), Matías Hernández y Bruno Stretti, entre otros, hasta llegar a la consagración de otro talento “Made In TTC”, Estanislao Lassaga, hijo del presidente actual.
Antes de que llegará el 2000 la conducción de Rafael “Falo” Fernández y el respaldo de una comisión especial que lideraba también Luis Arancón logró inaugurar la primera cancha cubierta, con la presencia rutilante de una leyenda argentina como José Luis “Batata” Clerc.
Sin embargo, ya estaba en los planes la adquisición de un nuevo predio, el actual de la calle Fuerte Viejo, inaugurado en 2015 con nueve canchas, cuatro cubiertas y cinco al aire libre, bajo la presidencia de Jorge “Pechocho” Real, el que convenció al resto que el club debía salirse del centro para crecer, una decisión para nada sencilla.
Pero como la masa societaria siguió creciendo y la eficiente gestión privado, más el respaldo estatal, permitió que la gestión que asumió Rodrigo Lassaga inaugurara tres canchas y además adquiriera el predio del frente para seguir con el plan expansivo.
La Escuela de Tenis también es un aspecto distintivo de la centenaria institución: todavía en la década del ’90 volvió para poner su impronta Richard Pellegatta y un par de años después se sumó el coordinador actual, un joven Martín Cora, y transcurrida su etapa como jugador se acopló otro formador como Aldo Babino.
Dentro de la gama de cientos y cientos de nombres que pudieron haber quedado en el tintero nadie podría olvidar a un “historiador” como el relojero Arvon Davies y dos secretarios de lujo, como Raquel y Héctor Nogueira.
La Fiesta del Centenario se realizará el próximo sábado 15 de este mes, en el marco del exitoso Torneo "Bandidos de la Patagonia".
El ingeniero Oscar Frey quedó al mando de la primera Comisión Directiva, acompañado de Jorge Thomas como secretario y Feliz Roglio como tesorero.
A partir de allí prosiguió un camino de crecimiento y expansión. Décadas después las canchas se cemento se erigían en pleno centro, sobre la calle Belgrano.
Antes de mitad de siglo, en la década del ’60, emergió un jugador extraordinario como Eduardo “Tato” Soriano y casi en simultáneo Oscar “Tatín” López Salaberry.
Pero fue en 1981 fue el “Mono” Agustín Garizzio el que escribió lo que tal vez haya sido la página más gloriosa, al ganar el Orange Bowl para juveniles en Estados Unidos.
Junto con Garizzio también surgieron otros de nivel internacional como el “Gato” Gastón García Alonso y el todavía contemporáneo Fernando “Nono” Nogueira.
Pero un poco más atrás hubo otras raquetas distintivas como las de Laly Maza, Jaime Albistro, Mario y Freddy Angulo, Tito Baulde, Jorge Real, Pablo Castán y Daniel Gahona.
Anabel Platt sin dudas fue una de las mejores exponentes femeninas, pero más atrás no pasó desapercibida Lorena Leeming y pasado el 2000 hubo una aparición tampoco imperceptible como la de Maite Díaz Suquia.
En ese tiempo también se destacaban Aldo Babino, Santiago Perino y más adelante surgieron Esteban “Pelusa” Díaz, Brian Howells, Francisco “Osito” Figueroa (uno de los campeones más jóvenes del club), Matías Hernández y Bruno Stretti, entre otros, hasta llegar a la consagración de otro talento “Made In TTC”, Estanislao Lassaga, hijo del presidente actual.
Antes de que llegará el 2000 la conducción de Rafael “Falo” Fernández y el respaldo de una comisión especial que lideraba también Luis Arancón logró inaugurar la primera cancha cubierta, con la presencia rutilante de una leyenda argentina como José Luis “Batata” Clerc.
Sin embargo, ya estaba en los planes la adquisición de un nuevo predio, el actual de la calle Fuerte Viejo, inaugurado en 2015 con nueve canchas, cuatro cubiertas y cinco al aire libre, bajo la presidencia de Jorge “Pechocho” Real, el que convenció al resto que el club debía salirse del centro para crecer, una decisión para nada sencilla.
Pero como la masa societaria siguió creciendo y la eficiente gestión privado, más el respaldo estatal, permitió que la gestión que asumió Rodrigo Lassaga inaugurara tres canchas y además adquiriera el predio del frente para seguir con el plan expansivo.
La Escuela de Tenis también es un aspecto distintivo de la centenaria institución: todavía en la década del ’90 volvió para poner su impronta Richard Pellegatta y un par de años después se sumó el coordinador actual, un joven Martín Cora, y transcurrida su etapa como jugador se acopló otro formador como Aldo Babino.
Dentro de la gama de cientos y cientos de nombres que pudieron haber quedado en el tintero nadie podría olvidar a un “historiador” como el relojero Arvon Davies y dos secretarios de lujo, como Raquel y Héctor Nogueira.
La Fiesta del Centenario se realizará el próximo sábado 15 de este mes, en el marco del exitoso Torneo "Bandidos de la Patagonia".