El exsenador Mario Cimadevilla, referente del radicalismo chubutense, pidió formalmente al presidente del Comité Nacional, Gerardo Morales, que el partido defina su apoyo a uno de los dos proyectos que se enfrentan en el balotaje del 19 de noviembre, y se inclinó por el de Sergio Massa, de Unión por la Patria, la que consideró "más afín al ideario de la UCR".
En una dura carta, Cimadevilla marca profundas diferencias con el proyecto de la candidata presidencial del PRO, Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, que en las elecciones de este domingo quedó afuera de la disputa por la presidencia, que ahora se definirá entre Sergio Massa y Javier Milei.
El radical chubutense, que dejó para “otra discusión” las razones del fracaso del Juntos por el Cambio en las presidenciales, objetó que la propuesta de Bullrich “políticamente se centró en el odio y la vocación de exterminio de una corriente partidaria del frente oficialista”.
En el plano económico, continúa Cimadevilla, la candidata presidencial de Juntos “se pronunció por un “plan de estabilización fiscal”, nunca bien ni claramente explicitado, que conllevaba un “ajuste” que se materializaba en la quita de subsidios de todo tipo, con el consiguiente aumento de tarifas de servicios esenciales (electricidad, gas, etc.), sin análisis alguno sobre los verdaderos “costos” de esos servicios (situación que sólo beneficiaría a una nueva oligarquía nacional nacida al amparo de las privatizaciones de Menem -apoyada por algunos de nuestros socios-, la “oligarquía de los concesionarios”, dejando a la ciudadanía toda a merced de la ruindad y la avaricia de estos nuevos actores económicos, que tornaría mucho más difícil -la ya difícil- situación económica de la mayoría de la población.
En cuanto la seguridad, cuestionó a Bullrich, el plan estuvo “fundamentalmente centrado en la represión, con proyectos ciertamente peyorativos (como la construcción de un penal de máxima seguridad al que se adjudicaría el nombre de una ex presidente de la Nación, actual vice presidente en funciones) o directamente desopilantes, que no superarían el más tibio test de control de constitucionalidad (como la grabación de las conversaciones entre imputados y abogados defensores); plan que obviaba la indagación sobre las causas que generan la inseguridad”.
En esta línea, Cimadevilla no pasó por alto el “indiscutible predominio del PRO” por sobre los socios de la UCR y la Coalición Cívica en la conformación de la propuesta electoral que en las urnas quedó relegada a un tercer lugar sin chances.
“Tampoco puede soslayarse que, tanto la propuesta electoral como la candidata llamada a personificarla, reconocen su génesis en el indiscutible predominio que uno de los socios fundadores del frente electoral “Juntos por el Cambio”, el PRO, siempre tuvo sobre los dos restantes, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica".
"Es más, la candidatura presidencial se dirimió en internas cainitas del principal integrante del frente, generosamente financiadas con recursos públicos y privados no siempre totalmente transparentados, aportados por ese socio preeminente”, expresa Cimadevilla.
APOYO A MASSA
En un escenario de polarización entrew Sergio Massa y Javier Milei, rumbo al balotaje del 19 de noviembre, Cimadevilla sostuvo que “no se puede -ni se debe- asumir una posición vacilante o irresoluta, en función de los proyectos que se someten a la consideración y elección de la ciudadanía”.
El radical planteó que la propuesta de Milei es “encarnada por fundamentalistas del mercado que desprecian la necesaria función reguladora del Estado, aborrecen la educación y la salud públicas, rechazan la soberanía monetaria, cuestionan el necesario apoyo estatal a la investigación técnica, científica y cultural”.
“Tampoco resulta ocioso señalar -por preocupante- el sesgo marcadamente intolerante y autoritario del discurso de sus principales candidatos, más proclives a la denostación que al diálogo imprescindible para alcanzar consensos, los que serán fundamentales -entre todas las fuerzas políticas- para superar la difícil situación económica, social y de seguridad en la que se encuentra la Nación”, agrega el radical.
De este modo, Cimadevilla, en la vereda de enfrente de Milei, no dudó que el radicalismo debería apoya el proyecto de Sergio Massa. “La otra -que se impuso numéricamente en la elección general- está constituida por un frente electoral que tiene por columna vertebral al Partido Justicialista, con sus distintas vertientes (corrientes partidarias, sindicales y sociales); partido político con el que históricamente la Unión Cívica Radical se ha enfrentado, sosteniendo posiciones irreductibles que nos sumieron en confrontaciones salvajes, afortunadamente morigeradas desde hace más de cincuenta años con el abrazo, de sus entonces grandes líderes, Perón-Balbín y la convocatoria a la unidad nacional efectuada por el último líder radical, el doctor Raúl Alfonsín, para “recuperar la democracia”.
"Esta propuesta -en estas circunstancias- ofrece al electorado un proyecto de gobierno y de país más afín -si se quiere- al tradicional ideario de la Unión Cívica Radical; por cuanto sostiene la defensa de la educación pública (sin dejar de reconocer que han incurrido, en algunas circunstancias, en el adoctrinamiento y en la partidización de la educación y del accionar sindical), la salud pública, el apoyo estatal a la investigación científica y técnica, la soberanía monetaria, la defensa de la producción y de la industria nacional y la necesaria ayuda estatal en auxilio de aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad social, entre otros aspectos", expuso el exsenador.
"Ese proyecto, según ha explicitado quien ha sido llamado a encarnarlo -el candidato presidencial-, reconoce la necesidad de formular una convocatoria a todas las fuerzas políticas en busca de escenarios que permitan superar la crisis que afecta a la Nación; convocatoria que sólo será posible si se está realmente dispuesto a aceptar -además de la bienintencionada crítica- la necesidad de efectuar serias y profundas correcciones a muchas de las políticas públicas seguidas por el gobierno actual -señalamientos éstos ya efectuados por varios de los históricos y tradicionales correligionarios", expuso el radical.
Por último, Cimadevilla sostiene que “la Unión Cívica Radical tiene, en varias provincias, dirigentes radicales con trayectoria y experiencia política que han logrado ya posicionarse en la titularidad de los ejecutivos provinciales (Gustavo Valdés en la provincia de Corrientes, Maximiliano Pullaro en la provincia de Santa Fe; Carlos Sadir en la provincia de Jujuy; Leandro Zdero en la provincia de Chaco, Alfredo Cornejo en la provincia de Mendoza); a ello hay que sumar cientos de intendentes distribuidos en todas las provincias; senadores y diputados nacionales y legisladores provinciales. Esto significa que nuestro centenario partido -aun sin liderazgo- tiene capacidad concreta para hacer oír su voz, priorizando los supremos intereses nacionales sobre las “conveniencias” o “sistema de intereses” partidarios, frentistas o personales".
El exsenador Mario Cimadevilla, referente del radicalismo chubutense, pidió formalmente al presidente del Comité Nacional, Gerardo Morales, que el partido defina su apoyo a uno de los dos proyectos que se enfrentan en el balotaje del 19 de noviembre, y se inclinó por el de Sergio Massa, de Unión por la Patria, la que consideró "más afín al ideario de la UCR".
En una dura carta, Cimadevilla marca profundas diferencias con el proyecto de la candidata presidencial del PRO, Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, que en las elecciones de este domingo quedó afuera de la disputa por la presidencia, que ahora se definirá entre Sergio Massa y Javier Milei.
El radical chubutense, que dejó para “otra discusión” las razones del fracaso del Juntos por el Cambio en las presidenciales, objetó que la propuesta de Bullrich “políticamente se centró en el odio y la vocación de exterminio de una corriente partidaria del frente oficialista”.
En el plano económico, continúa Cimadevilla, la candidata presidencial de Juntos “se pronunció por un “plan de estabilización fiscal”, nunca bien ni claramente explicitado, que conllevaba un “ajuste” que se materializaba en la quita de subsidios de todo tipo, con el consiguiente aumento de tarifas de servicios esenciales (electricidad, gas, etc.), sin análisis alguno sobre los verdaderos “costos” de esos servicios (situación que sólo beneficiaría a una nueva oligarquía nacional nacida al amparo de las privatizaciones de Menem -apoyada por algunos de nuestros socios-, la “oligarquía de los concesionarios”, dejando a la ciudadanía toda a merced de la ruindad y la avaricia de estos nuevos actores económicos, que tornaría mucho más difícil -la ya difícil- situación económica de la mayoría de la población.
En cuanto la seguridad, cuestionó a Bullrich, el plan estuvo “fundamentalmente centrado en la represión, con proyectos ciertamente peyorativos (como la construcción de un penal de máxima seguridad al que se adjudicaría el nombre de una ex presidente de la Nación, actual vice presidente en funciones) o directamente desopilantes, que no superarían el más tibio test de control de constitucionalidad (como la grabación de las conversaciones entre imputados y abogados defensores); plan que obviaba la indagación sobre las causas que generan la inseguridad”.
En esta línea, Cimadevilla no pasó por alto el “indiscutible predominio del PRO” por sobre los socios de la UCR y la Coalición Cívica en la conformación de la propuesta electoral que en las urnas quedó relegada a un tercer lugar sin chances.
“Tampoco puede soslayarse que, tanto la propuesta electoral como la candidata llamada a personificarla, reconocen su génesis en el indiscutible predominio que uno de los socios fundadores del frente electoral “Juntos por el Cambio”, el PRO, siempre tuvo sobre los dos restantes, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica".
"Es más, la candidatura presidencial se dirimió en internas cainitas del principal integrante del frente, generosamente financiadas con recursos públicos y privados no siempre totalmente transparentados, aportados por ese socio preeminente”, expresa Cimadevilla.
APOYO A MASSA
En un escenario de polarización entrew Sergio Massa y Javier Milei, rumbo al balotaje del 19 de noviembre, Cimadevilla sostuvo que “no se puede -ni se debe- asumir una posición vacilante o irresoluta, en función de los proyectos que se someten a la consideración y elección de la ciudadanía”.
El radical planteó que la propuesta de Milei es “encarnada por fundamentalistas del mercado que desprecian la necesaria función reguladora del Estado, aborrecen la educación y la salud públicas, rechazan la soberanía monetaria, cuestionan el necesario apoyo estatal a la investigación técnica, científica y cultural”.
“Tampoco resulta ocioso señalar -por preocupante- el sesgo marcadamente intolerante y autoritario del discurso de sus principales candidatos, más proclives a la denostación que al diálogo imprescindible para alcanzar consensos, los que serán fundamentales -entre todas las fuerzas políticas- para superar la difícil situación económica, social y de seguridad en la que se encuentra la Nación”, agrega el radical.
De este modo, Cimadevilla, en la vereda de enfrente de Milei, no dudó que el radicalismo debería apoya el proyecto de Sergio Massa. “La otra -que se impuso numéricamente en la elección general- está constituida por un frente electoral que tiene por columna vertebral al Partido Justicialista, con sus distintas vertientes (corrientes partidarias, sindicales y sociales); partido político con el que históricamente la Unión Cívica Radical se ha enfrentado, sosteniendo posiciones irreductibles que nos sumieron en confrontaciones salvajes, afortunadamente morigeradas desde hace más de cincuenta años con el abrazo, de sus entonces grandes líderes, Perón-Balbín y la convocatoria a la unidad nacional efectuada por el último líder radical, el doctor Raúl Alfonsín, para “recuperar la democracia”.
"Esta propuesta -en estas circunstancias- ofrece al electorado un proyecto de gobierno y de país más afín -si se quiere- al tradicional ideario de la Unión Cívica Radical; por cuanto sostiene la defensa de la educación pública (sin dejar de reconocer que han incurrido, en algunas circunstancias, en el adoctrinamiento y en la partidización de la educación y del accionar sindical), la salud pública, el apoyo estatal a la investigación científica y técnica, la soberanía monetaria, la defensa de la producción y de la industria nacional y la necesaria ayuda estatal en auxilio de aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad social, entre otros aspectos", expuso el exsenador.
"Ese proyecto, según ha explicitado quien ha sido llamado a encarnarlo -el candidato presidencial-, reconoce la necesidad de formular una convocatoria a todas las fuerzas políticas en busca de escenarios que permitan superar la crisis que afecta a la Nación; convocatoria que sólo será posible si se está realmente dispuesto a aceptar -además de la bienintencionada crítica- la necesidad de efectuar serias y profundas correcciones a muchas de las políticas públicas seguidas por el gobierno actual -señalamientos éstos ya efectuados por varios de los históricos y tradicionales correligionarios", expuso el radical.
Por último, Cimadevilla sostiene que “la Unión Cívica Radical tiene, en varias provincias, dirigentes radicales con trayectoria y experiencia política que han logrado ya posicionarse en la titularidad de los ejecutivos provinciales (Gustavo Valdés en la provincia de Corrientes, Maximiliano Pullaro en la provincia de Santa Fe; Carlos Sadir en la provincia de Jujuy; Leandro Zdero en la provincia de Chaco, Alfredo Cornejo en la provincia de Mendoza); a ello hay que sumar cientos de intendentes distribuidos en todas las provincias; senadores y diputados nacionales y legisladores provinciales. Esto significa que nuestro centenario partido -aun sin liderazgo- tiene capacidad concreta para hacer oír su voz, priorizando los supremos intereses nacionales sobre las “conveniencias” o “sistema de intereses” partidarios, frentistas o personales".