El 67% del ajuste anunciado por el inefable Luis “Toto” Caputo el martes pasado lo pagarán las y los trabajadores activos, las y los jubilados y las pymes, resume un completo informe publicado esta semana por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que en sus veinte páginas desgrana una a una las medidas y las consecuencias del curioso “plan” de Javier Milei para “salir del estancamiento”.
El presidente, que llegó a la Casa Rosada prometiendo “ajustar a la casta política de mierda, chorra, parasitaria e inútil”, armó su primer bosquejo de programa económico generando una brutal transferencia de ingresos de los sectores más desprotegidos hacia los sectores más concentrados en donde habita lo que él llama “la casta”, con una devaluación de más de 118% en un día, quita de subsidios, suspensión de obra pública y recorte de trasferencias a provincias, lo que inevitablemente causará un mayor aumento de la pobreza y la indigencia, inclusive en sectores medios de la sociedad que lo votaron.
“Se hace difícil imaginar que no haya reclamos populares y, en este sentido y tal como anticipamos hace varios meses, un programa de estas características requiere indefectiblemente de un aparato represivo que condicione la protesta social y sindical”, advierte CEPA.
No son un punto menor las consecuencias del ajustazo. No por nada unas horas después de anunciar los recortes, el Gobierno nacional presentó el “protocolo antipiquetes” en la voz de otra inefable de la política, Patricia Bullrich. La amenaza de reprimir sin miramientos a los que osen salir a las calles a protestar eleva el alerta de posibles conflictos sociales en las calles en diciembre, enero y febrero. No se trata de alentar la conflictividad social sino de describir las consecuencias casi seguras de la sucesión de decisiones antipopulares que tomó el Gobierno de Milei en apenas cinco días.
Se viene el Caputazo
El discurso grabado del ministro de Economía, que se emitió el martes pasado más de dos horas después de lo previsto y que fue apenas la lectura de diez puntos con algunas dificultades de entonación, no puede ser catalogado de “programa económico” sino apenas de lineamientos duros para la política cambiaria, monetaria y fiscal.
Ni siquiera el reordenamiento ministerial anunciado puede ser considerado un ajuste para la casta. Representa apenas el 0,0014% del PBI, equivalente a un ahorro anual de $ 3.200 millones por la reducción de 8 ministerios, 50 secretarías y 42 subsecretarías.
Según el trabajo de CEPA, la política fiscal anunciada y la que no pero que quedó expresada en un cuadro divulgado por el Ministerio de Economía, será costeada por las y los trabajadores activos a través de distintas vías: desde la reversión de la eliminación del impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría; pasando por el recorte a las transferencias a las provincias, que afectaría partidas del Fondo Nacional de Incentivo Docente; hasta la suba desproporcionada de tarifas de servicios y de transporte, más la destrucción de puestos de trabajo por el fin de la obra pública, entre otros.
Los jubilados aportarán lo suyo en el “Caputazo”, a partir de la suspensión de la formula jubilatoria (debe pasar por el Congreso), o del recorte o congelamiento de los bonos que licuarían sus salarios. Mientras que las pymes, en tercer lugar, se verían afectadas por la suba del Impuesto PAIS a la importación de bienes, lo cual incrementará el costo de la importación de insumos a un dólar de $ 940.
Precios por el ascensor
Pero por si esto no fuera suficiente, el tándem Milei-Caputo preanuncian que la inflación no se detendrá y anticipan al menos 60% acumulado entre diciembre y enero. El dúo dinámico parece haber elegido echar a volar la inflación por unos meses, casi al borde de un híper, para luego vanagloriarse de la baja natural que habrá por el recorte natural de la demanda. ¿Qué quiere decir esto?: un encarecimiento brutal de los productos, sobre todo los alimenticios, impedirá a la gran mayoría de la población sostener el nivel de consumo. Entonces, los precios se acomodarán porque muy pocos podrán comprarlos.
Los adoradores de la ortodoxia económica ocultan que este tipo de situaciones impactará fuertemente en el nivel de actividad económica. “La moderación del ritmo inflacionario sólo tiene como ancla la paz de los cementerios”, resume con impactante dureza el informe de CEPA.
Los anuncios implican un claro shock sobre los ingresos de la gente. Pero en los diez puntos del Caputazo no hubo una sola referencia a la cuestión salarial del sector privado, agravado porque, además, se presume que a fin de mes caerá el programa “Compre sin IVA”, que actuó como un virtual aumento salarial y que algunos odiadores seriales denominaron “Plan Platita”.
El golpe final
Esta obra maestra del terror económico tendrá un capítulo central en los próximos días con la audiencia pública que se debería realizar esta misma semana, que permitiría avanzar con una quita de subsidios a los servicios públicos que se aplicarían desde febrero. De este modo, las facturas de luz y gas romperían la barrera del sonido y otros servicios básicos como el transporte público serían virtualmente imposible de costear por los usuarios.
Lo que viene es una tormenta perfecta. No hay manera de esquivarla y arrasará todo a su paso. No es un pronóstico, es la realidad. Lo único que no se sabe con certeza es si quienes fueron elegidos para pagar los costos del ajuste caminarán mansamente hacia el cadalso o empezarán a levantar la mano para recordarle a Milei que ellos nunca fueron, son ni serán la casta.#
El 67% del ajuste anunciado por el inefable Luis “Toto” Caputo el martes pasado lo pagarán las y los trabajadores activos, las y los jubilados y las pymes, resume un completo informe publicado esta semana por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que en sus veinte páginas desgrana una a una las medidas y las consecuencias del curioso “plan” de Javier Milei para “salir del estancamiento”.
El presidente, que llegó a la Casa Rosada prometiendo “ajustar a la casta política de mierda, chorra, parasitaria e inútil”, armó su primer bosquejo de programa económico generando una brutal transferencia de ingresos de los sectores más desprotegidos hacia los sectores más concentrados en donde habita lo que él llama “la casta”, con una devaluación de más de 118% en un día, quita de subsidios, suspensión de obra pública y recorte de trasferencias a provincias, lo que inevitablemente causará un mayor aumento de la pobreza y la indigencia, inclusive en sectores medios de la sociedad que lo votaron.
“Se hace difícil imaginar que no haya reclamos populares y, en este sentido y tal como anticipamos hace varios meses, un programa de estas características requiere indefectiblemente de un aparato represivo que condicione la protesta social y sindical”, advierte CEPA.
No son un punto menor las consecuencias del ajustazo. No por nada unas horas después de anunciar los recortes, el Gobierno nacional presentó el “protocolo antipiquetes” en la voz de otra inefable de la política, Patricia Bullrich. La amenaza de reprimir sin miramientos a los que osen salir a las calles a protestar eleva el alerta de posibles conflictos sociales en las calles en diciembre, enero y febrero. No se trata de alentar la conflictividad social sino de describir las consecuencias casi seguras de la sucesión de decisiones antipopulares que tomó el Gobierno de Milei en apenas cinco días.
Se viene el Caputazo
El discurso grabado del ministro de Economía, que se emitió el martes pasado más de dos horas después de lo previsto y que fue apenas la lectura de diez puntos con algunas dificultades de entonación, no puede ser catalogado de “programa económico” sino apenas de lineamientos duros para la política cambiaria, monetaria y fiscal.
Ni siquiera el reordenamiento ministerial anunciado puede ser considerado un ajuste para la casta. Representa apenas el 0,0014% del PBI, equivalente a un ahorro anual de $ 3.200 millones por la reducción de 8 ministerios, 50 secretarías y 42 subsecretarías.
Según el trabajo de CEPA, la política fiscal anunciada y la que no pero que quedó expresada en un cuadro divulgado por el Ministerio de Economía, será costeada por las y los trabajadores activos a través de distintas vías: desde la reversión de la eliminación del impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría; pasando por el recorte a las transferencias a las provincias, que afectaría partidas del Fondo Nacional de Incentivo Docente; hasta la suba desproporcionada de tarifas de servicios y de transporte, más la destrucción de puestos de trabajo por el fin de la obra pública, entre otros.
Los jubilados aportarán lo suyo en el “Caputazo”, a partir de la suspensión de la formula jubilatoria (debe pasar por el Congreso), o del recorte o congelamiento de los bonos que licuarían sus salarios. Mientras que las pymes, en tercer lugar, se verían afectadas por la suba del Impuesto PAIS a la importación de bienes, lo cual incrementará el costo de la importación de insumos a un dólar de $ 940.
Precios por el ascensor
Pero por si esto no fuera suficiente, el tándem Milei-Caputo preanuncian que la inflación no se detendrá y anticipan al menos 60% acumulado entre diciembre y enero. El dúo dinámico parece haber elegido echar a volar la inflación por unos meses, casi al borde de un híper, para luego vanagloriarse de la baja natural que habrá por el recorte natural de la demanda. ¿Qué quiere decir esto?: un encarecimiento brutal de los productos, sobre todo los alimenticios, impedirá a la gran mayoría de la población sostener el nivel de consumo. Entonces, los precios se acomodarán porque muy pocos podrán comprarlos.
Los adoradores de la ortodoxia económica ocultan que este tipo de situaciones impactará fuertemente en el nivel de actividad económica. “La moderación del ritmo inflacionario sólo tiene como ancla la paz de los cementerios”, resume con impactante dureza el informe de CEPA.
Los anuncios implican un claro shock sobre los ingresos de la gente. Pero en los diez puntos del Caputazo no hubo una sola referencia a la cuestión salarial del sector privado, agravado porque, además, se presume que a fin de mes caerá el programa “Compre sin IVA”, que actuó como un virtual aumento salarial y que algunos odiadores seriales denominaron “Plan Platita”.
El golpe final
Esta obra maestra del terror económico tendrá un capítulo central en los próximos días con la audiencia pública que se debería realizar esta misma semana, que permitiría avanzar con una quita de subsidios a los servicios públicos que se aplicarían desde febrero. De este modo, las facturas de luz y gas romperían la barrera del sonido y otros servicios básicos como el transporte público serían virtualmente imposible de costear por los usuarios.
Lo que viene es una tormenta perfecta. No hay manera de esquivarla y arrasará todo a su paso. No es un pronóstico, es la realidad. Lo único que no se sabe con certeza es si quienes fueron elegidos para pagar los costos del ajuste caminarán mansamente hacia el cadalso o empezarán a levantar la mano para recordarle a Milei que ellos nunca fueron, son ni serán la casta.#