Ayer y hoy: Elba Selva

07 MAR 2024 - 18:35 | Actualizado 08 MAR 2024 - 0:05

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

Es zurda. Muy. Hasta para masticar, dicen. Ocultó su pasión después de su gesta durante 47 años. Hoy tiene 78. Se llama Elba Selva y un 21 de agosto de 1971 le metió cuatro goles a Inglaterra en un mundial de fútbol femenino que nadie le dio pelota y que se dio en México. Allí, donde el Diego se inmortalizó. Años más tarde. También frente a los británicos. Y en donde se demuestra que nada es casual.

Por ese entonces, a las mujeres no les correspondía del derecho natural de tener su lugar en el mundo del balompié, estigmatizadas en otros deportes, como si alguna disciplina tuviese género, llevando la estupidez humana demasiado lejos y haciendo perder a varias generaciones del juego que más amaban. Tanto ellas como sus compañeras la galguearon para disputar ese torneo.

No tenían ni DT ni cuerpo médico; incluso le faltaron botines para jugar; pero jugaron igual. Algunas cantaron en bares mexicanos para recaudar dinero y hablar con su familia. Ella también. Tenía un bebé de 2 años que quedó al cuidado de su pareja, que siempre la bancó. Como corresponde.

Cuando volvió. Ella y sus compañeras, no la fue a recibir nadie. Nada de nada. Nadita. No hubo ni bocinazos ni ovación. Sólo los suyos. Perdió su trabajo en una fábrica de medias. Por haber ido a representar al fútbol argentino. Y su historia quedó negada. Casi medio siglo después, Lucila Sandoval, arquera durante casi tres décadas y sus excompañeras la convencieron. Y volvió.

Muchos se preguntaron porque gritaban. Porque eran invisibles. Ya no. Espero.

Elba Selva. Pionera del fútbol nacional. Por sus goles y su pasión, se conmemora el día de la futbolista argentina. Como aquel 21 de agosto, cuando vacunó a Inglaterra y se le aflojaron las piernas cuando desde las tribunas asombrosas del Azteca escuchó el ¡Argentina! ¡Argentina!. Igualito que al Diego. Igualito que a un hombre. Igualito.

07 MAR 2024 - 18:35

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

Es zurda. Muy. Hasta para masticar, dicen. Ocultó su pasión después de su gesta durante 47 años. Hoy tiene 78. Se llama Elba Selva y un 21 de agosto de 1971 le metió cuatro goles a Inglaterra en un mundial de fútbol femenino que nadie le dio pelota y que se dio en México. Allí, donde el Diego se inmortalizó. Años más tarde. También frente a los británicos. Y en donde se demuestra que nada es casual.

Por ese entonces, a las mujeres no les correspondía del derecho natural de tener su lugar en el mundo del balompié, estigmatizadas en otros deportes, como si alguna disciplina tuviese género, llevando la estupidez humana demasiado lejos y haciendo perder a varias generaciones del juego que más amaban. Tanto ellas como sus compañeras la galguearon para disputar ese torneo.

No tenían ni DT ni cuerpo médico; incluso le faltaron botines para jugar; pero jugaron igual. Algunas cantaron en bares mexicanos para recaudar dinero y hablar con su familia. Ella también. Tenía un bebé de 2 años que quedó al cuidado de su pareja, que siempre la bancó. Como corresponde.

Cuando volvió. Ella y sus compañeras, no la fue a recibir nadie. Nada de nada. Nadita. No hubo ni bocinazos ni ovación. Sólo los suyos. Perdió su trabajo en una fábrica de medias. Por haber ido a representar al fútbol argentino. Y su historia quedó negada. Casi medio siglo después, Lucila Sandoval, arquera durante casi tres décadas y sus excompañeras la convencieron. Y volvió.

Muchos se preguntaron porque gritaban. Porque eran invisibles. Ya no. Espero.

Elba Selva. Pionera del fútbol nacional. Por sus goles y su pasión, se conmemora el día de la futbolista argentina. Como aquel 21 de agosto, cuando vacunó a Inglaterra y se le aflojaron las piernas cuando desde las tribunas asombrosas del Azteca escuchó el ¡Argentina! ¡Argentina!. Igualito que al Diego. Igualito que a un hombre. Igualito.