“Por protección, cuando hago mi trabajo no digo que soy un chico trans"

El joven, tiene 20 años. Visibilizó en una entrevista la realidad de los jóvenes del colectivo LGBTQ+ respecto a las oportunidades de inclusión laboral y la situación social. Habló de su vida, su historia, los temores y alentó a quienes atraviesan por un mal momento a que “busquen compañía porque atravesar situaciones solos es muy difícil”.

27 ABR 2024 - 12:25 | Actualizado 27 ABR 2024 - 13:24

La vida de Yahan no fue fácil pero si hay algo que le sobra es fortaleza y optimismo. Tiene 20 años y es un chico trans. Su testimonio da cuenta de la situación de vulnerabilidad que atraviesan muchas personas de su edad, pero en particular quienes son parte del colectivo LGBTQ+. La inserción en el mercado laboral de jóvenes es cada vez más difícil y él, prefirió resguardar en la entrevista su imagen porque si bien hoy él mismo impulsó su fuente laboral “cuando hago mi trabajo no digo que soy trans como una protección porque si lo digo, no me tratan igual”, se sinceró.

Yahan accedió a la entrevista a Jornada junto a su novia; predispuesto, con el máximo propósito de visibilizar el escenario actual, en el que la falta de contención para personas del colectivo, el difícil acceso a trabajos (incluso mediante el cupo trans en el Estado) y los malos tratos sólo por autopercibirse con un género distinto al de nacimiento, son moneda corriente.

Relató su historia de vida. “Me fui de mi casa a los 18 años por tener problemas familiares. Me fui a vivir con mi novia. Vendemos panes en forma ambulante. Cuando hago mi trabajo no digo que soy trans como una protección. Si saben que sos un chico, te tratan como un chico cualquiera. Si se enteran que sos trans te tratan muy diferente y eso se asocia a los malos tratos que aún nos da la sociedad”, refirió.
Quiso ser más específico y aclaró que “no me oculto pero tampoco ando gritando que soy trans. No sé como va a reaccionar la gente. En lo laboral, por ahora estoy con la venta en las calles. La gente no sabe que soy trans, que pertenezco al colectivo LGBTQ+, solo ven gente común que vende. Pero admito que creo que por ahí, puedo tener algún que otro problema”, reveló.

Respecto a los inconvenientes que se le presentan, reveló que su físico no le permite realizar algunas tareas como trabajos de carga porque “me ven la contextura física muy chica pero con el resto de trabajos no tengo problemas”, aseguró.
Contó además que fueron muchos los lugares en los que presentó currículums. “Ahí, tampoco digo que soy trans. No te piden que especifiques el género, cuanto mucho el DNI pero el resto no hace falta”, indicó como una señal positiva dentro del panorama desolador.

Habló de sus expectativas a futuro y señaló que “quisiera tener un trabajo mejor. Me he presentado en concursos por el cupo trans. Hice el recorrido básico por el Poder Judicial, tuve dos entrevistas con psicólogas y otros profesionales. Estoy también anotado en la Oficina de Empleo de Trelew donde tampoco te preguntan el género, solamente vas y hacés los cursos. Si no me aceptan en uno a lo mejor puedo quedar en el otro”, expresó con evidente optimismo.
En torno a su experiencia laboral contó que trabajó cuidando niños, casas, limpiando patios, atención al público y ahora vende panes.
Yahan habló de la realidad del colectivo LGBTQ+. “En una oportunidad un chico trans consiguió trabajo en una farmacia y a una señora lo insultó porque era afeminado por cómo se expresaba. Eso fue muy chocante. Hoy en día se ve más gente diversa, con su forma de vestir sin ser como la sociedad “dice” que tiene que ser”, describió.

Admitió el joven que existe una clara diferencia en la sociedad entre las mujeres y los hombres trans respecto a las posibilidades de inclusión e inserción laboral. “A los chicos trans se los tiende a dejar de lado: sos hombre, bancatelá. En cambio las mujeres es distinto. Físicamente se nota más quizá en ellas. Sus tratamientos hormonales son muy diferentes: tienen muy poco cambio de voz y depende la genética. Con las mujeres la gente es más chocante y son siempre a las que más atacan. A las mujeres las asocian con la noche pero creo que las sufren más son ellas”, reveló.
Otra de las cuestiones que preocupan en el escenario actual son las niñeces y adolescencias trans. “A mi me tocó en la escuela hablar sobre la temática de género. Pero se nos separó (hombres y mujeres) y yo quedé en el medio. Soy consciente que tengo vagina y no es tan necesario que me expliquen determinadas cosas de reproducción sexual de un género que no me identifica. A lo mejor en el día de mañana tengo un hijo pero no se debería separar así. A todo esto, me dijeron que no sabían donde podía ir yo porque se referían a mí como lesbiana, pero yo ya era un chico trans. Mi única salvación era irme; no defendí mis derechos”, afirmó con evidente desaliento.

¿Sentiste discriminación?. “Si. En mi caso en ese momento era irme de la escuela. Ya las niñas y niños de ahora no sé qué van a hacer. No sé si van a no querer terminar sus estudios por simplemente ser maltratados; por escuchar comentarios fuera de lugar. En la educación, se perjudica muchas personas”, indicó.
El joven, más allá de su historia personal y lo vivido en carne propia, dejó un mensaje para todas aquellas personas que estén atravesando la etapa más difícil de sus vidas, como puede ser el enfrentar un cambio de género y los tantos casos de desacuerdos familiares. “Yo diría que busquen compañía porque uno solo no puede. No hay psicólogos para personas trans y para el colectivo LGBTQ+. No hay profesionales específicos. A mí, cuando me hormonizaron no me derivaron a ningún psicólogo. Igual, yo fui porque arrastraba un pasado que me pesaba. Me gustaría que haya personal especializado. Es más, en una entrevista en el Poder judicial una psicóloga me dijo que ella quería estudiar a personas trans, cosa que acá no hay. Pasamos de ser mujeres a ser hombres. De ser hombres a ser mujeres, es muy diferente. No es hacerse un cambio de look, es otra cosa y es muy necesaria la contención”, indicó.

Para finalizar aclaró que “el género no es un muro en la vida, a veces nosotros mismos nos los ponemos. Uno tiene que ir y hacer las cosas que se propone. Hoy (por ejemplo) nosotros tenemos que pagar el alquiler y el género no tiene nada que ver, tenemos que tener la plata y el trabajo”, concluyó.

27 ABR 2024 - 12:25

La vida de Yahan no fue fácil pero si hay algo que le sobra es fortaleza y optimismo. Tiene 20 años y es un chico trans. Su testimonio da cuenta de la situación de vulnerabilidad que atraviesan muchas personas de su edad, pero en particular quienes son parte del colectivo LGBTQ+. La inserción en el mercado laboral de jóvenes es cada vez más difícil y él, prefirió resguardar en la entrevista su imagen porque si bien hoy él mismo impulsó su fuente laboral “cuando hago mi trabajo no digo que soy trans como una protección porque si lo digo, no me tratan igual”, se sinceró.

Yahan accedió a la entrevista a Jornada junto a su novia; predispuesto, con el máximo propósito de visibilizar el escenario actual, en el que la falta de contención para personas del colectivo, el difícil acceso a trabajos (incluso mediante el cupo trans en el Estado) y los malos tratos sólo por autopercibirse con un género distinto al de nacimiento, son moneda corriente.

Relató su historia de vida. “Me fui de mi casa a los 18 años por tener problemas familiares. Me fui a vivir con mi novia. Vendemos panes en forma ambulante. Cuando hago mi trabajo no digo que soy trans como una protección. Si saben que sos un chico, te tratan como un chico cualquiera. Si se enteran que sos trans te tratan muy diferente y eso se asocia a los malos tratos que aún nos da la sociedad”, refirió.
Quiso ser más específico y aclaró que “no me oculto pero tampoco ando gritando que soy trans. No sé como va a reaccionar la gente. En lo laboral, por ahora estoy con la venta en las calles. La gente no sabe que soy trans, que pertenezco al colectivo LGBTQ+, solo ven gente común que vende. Pero admito que creo que por ahí, puedo tener algún que otro problema”, reveló.

Respecto a los inconvenientes que se le presentan, reveló que su físico no le permite realizar algunas tareas como trabajos de carga porque “me ven la contextura física muy chica pero con el resto de trabajos no tengo problemas”, aseguró.
Contó además que fueron muchos los lugares en los que presentó currículums. “Ahí, tampoco digo que soy trans. No te piden que especifiques el género, cuanto mucho el DNI pero el resto no hace falta”, indicó como una señal positiva dentro del panorama desolador.

Habló de sus expectativas a futuro y señaló que “quisiera tener un trabajo mejor. Me he presentado en concursos por el cupo trans. Hice el recorrido básico por el Poder Judicial, tuve dos entrevistas con psicólogas y otros profesionales. Estoy también anotado en la Oficina de Empleo de Trelew donde tampoco te preguntan el género, solamente vas y hacés los cursos. Si no me aceptan en uno a lo mejor puedo quedar en el otro”, expresó con evidente optimismo.
En torno a su experiencia laboral contó que trabajó cuidando niños, casas, limpiando patios, atención al público y ahora vende panes.
Yahan habló de la realidad del colectivo LGBTQ+. “En una oportunidad un chico trans consiguió trabajo en una farmacia y a una señora lo insultó porque era afeminado por cómo se expresaba. Eso fue muy chocante. Hoy en día se ve más gente diversa, con su forma de vestir sin ser como la sociedad “dice” que tiene que ser”, describió.

Admitió el joven que existe una clara diferencia en la sociedad entre las mujeres y los hombres trans respecto a las posibilidades de inclusión e inserción laboral. “A los chicos trans se los tiende a dejar de lado: sos hombre, bancatelá. En cambio las mujeres es distinto. Físicamente se nota más quizá en ellas. Sus tratamientos hormonales son muy diferentes: tienen muy poco cambio de voz y depende la genética. Con las mujeres la gente es más chocante y son siempre a las que más atacan. A las mujeres las asocian con la noche pero creo que las sufren más son ellas”, reveló.
Otra de las cuestiones que preocupan en el escenario actual son las niñeces y adolescencias trans. “A mi me tocó en la escuela hablar sobre la temática de género. Pero se nos separó (hombres y mujeres) y yo quedé en el medio. Soy consciente que tengo vagina y no es tan necesario que me expliquen determinadas cosas de reproducción sexual de un género que no me identifica. A lo mejor en el día de mañana tengo un hijo pero no se debería separar así. A todo esto, me dijeron que no sabían donde podía ir yo porque se referían a mí como lesbiana, pero yo ya era un chico trans. Mi única salvación era irme; no defendí mis derechos”, afirmó con evidente desaliento.

¿Sentiste discriminación?. “Si. En mi caso en ese momento era irme de la escuela. Ya las niñas y niños de ahora no sé qué van a hacer. No sé si van a no querer terminar sus estudios por simplemente ser maltratados; por escuchar comentarios fuera de lugar. En la educación, se perjudica muchas personas”, indicó.
El joven, más allá de su historia personal y lo vivido en carne propia, dejó un mensaje para todas aquellas personas que estén atravesando la etapa más difícil de sus vidas, como puede ser el enfrentar un cambio de género y los tantos casos de desacuerdos familiares. “Yo diría que busquen compañía porque uno solo no puede. No hay psicólogos para personas trans y para el colectivo LGBTQ+. No hay profesionales específicos. A mí, cuando me hormonizaron no me derivaron a ningún psicólogo. Igual, yo fui porque arrastraba un pasado que me pesaba. Me gustaría que haya personal especializado. Es más, en una entrevista en el Poder judicial una psicóloga me dijo que ella quería estudiar a personas trans, cosa que acá no hay. Pasamos de ser mujeres a ser hombres. De ser hombres a ser mujeres, es muy diferente. No es hacerse un cambio de look, es otra cosa y es muy necesaria la contención”, indicó.

Para finalizar aclaró que “el género no es un muro en la vida, a veces nosotros mismos nos los ponemos. Uno tiene que ir y hacer las cosas que se propone. Hoy (por ejemplo) nosotros tenemos que pagar el alquiler y el género no tiene nada que ver, tenemos que tener la plata y el trabajo”, concluyó.


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