Doce familias por día van a buscar comida a un restaurante que la regala

Hace poco menos de un mes que llegaron a Trelew. Decidieron regalar la comida que no venden para ayudar a quienes más lo necesitan. La demanda de familias que no tienen para comer es cada vez más grande

13 MAY 2024 - 18:47 | Actualizado 13 MAY 2024 - 20:41

“La estamos pasando mal, no tenemos laburo y nos está costando comer”, escribe una familia a Rapivianda, un local de Rawson que se expandió a Trelew hace menos de un mes.

El restaurante funciona en un conocido pub del Pasaje Mendoza en el centro de la ciudad. La comida que sobra, en vez de tirarla, se la regalan a las familias que la necesitan.

Todos los días, al mediodía y a la noche, pasan entre 12 y 13 hombres y mujeres con tápers a buscar sus viandas para darle de comer a su familia.

La mayoría los contacta por Facebook: les avisan cuántos son, convienen un horario y van a buscar las porciones.

Hay papás que han llegado llorando porque les da vergüenza pedir comida”, cuenta José, uno de los responsables.

Los padres se acercan excusándose por no tener qué comer y rechazan el plato para ellos con tal de dárselo a sus hijos. “Hay papás que dicen dale a ellos yo me la aguanto”.

Las mujeres se ofrecen a “lavar los platos” o “barrer el piso” a cambio de un plato de comida. Ninguno quiere que le regalen nada.

Mucha gente se ha ofrecido a ayudarlos, pero ellos les aclaran que son un comercio y no una organización de beneficencia.

“Todavía no le dijimos a nadie que no, gracias a dios vendemos un montón: más de 120 viandas por día por turno. Preferimos ayudar antes que tirar la comida”, dice el responsable.


En Rawson hace un año que regalan viandas a la gente que más necesita. La demanda también es considerable en la capital: unas seis o siete familias por día se acercan a buscar sus porciones.

Cuando se mudaron a Trelew no se imaginaban que la demanda iba a explotar.

“Cuando recién empezamos pasaban tres personas, cada semana se suman más. Hoy fue una señora y me dice te lavo, te barro, lo quieren cambiar por trabajo”, comenta.

En pocotiempo en Trelew se han encontrado con situaciones que muestran lo desesperante que es la realidad.

José recuerda que hace poco llegaron dos nenes que no tenían diez años, les preguntó si tenían hambre y les respondieron que hacía más de dos días que solo tomaban té.

Otra vez, cuenta, “un chico me dice, ¿puedo repetir para mis hermanos que hace días que no comemos?

Una noche, un padre llegó caminando desde el barrio Planta de Gas para buscar un plato de comida para sus hijos.

La demanda de comida se vuelve más desesperante hacia los últimos días de cada mes.

Muchos trabajadores que viven de changas se quedan sin comer y no tienen más remedio que recurrir a la caridad.

En los niños y los jubilados la situación es aún más acuciante.

13 MAY 2024 - 18:47

“La estamos pasando mal, no tenemos laburo y nos está costando comer”, escribe una familia a Rapivianda, un local de Rawson que se expandió a Trelew hace menos de un mes.

El restaurante funciona en un conocido pub del Pasaje Mendoza en el centro de la ciudad. La comida que sobra, en vez de tirarla, se la regalan a las familias que la necesitan.

Todos los días, al mediodía y a la noche, pasan entre 12 y 13 hombres y mujeres con tápers a buscar sus viandas para darle de comer a su familia.

La mayoría los contacta por Facebook: les avisan cuántos son, convienen un horario y van a buscar las porciones.

Hay papás que han llegado llorando porque les da vergüenza pedir comida”, cuenta José, uno de los responsables.

Los padres se acercan excusándose por no tener qué comer y rechazan el plato para ellos con tal de dárselo a sus hijos. “Hay papás que dicen dale a ellos yo me la aguanto”.

Las mujeres se ofrecen a “lavar los platos” o “barrer el piso” a cambio de un plato de comida. Ninguno quiere que le regalen nada.

Mucha gente se ha ofrecido a ayudarlos, pero ellos les aclaran que son un comercio y no una organización de beneficencia.

“Todavía no le dijimos a nadie que no, gracias a dios vendemos un montón: más de 120 viandas por día por turno. Preferimos ayudar antes que tirar la comida”, dice el responsable.


En Rawson hace un año que regalan viandas a la gente que más necesita. La demanda también es considerable en la capital: unas seis o siete familias por día se acercan a buscar sus porciones.

Cuando se mudaron a Trelew no se imaginaban que la demanda iba a explotar.

“Cuando recién empezamos pasaban tres personas, cada semana se suman más. Hoy fue una señora y me dice te lavo, te barro, lo quieren cambiar por trabajo”, comenta.

En pocotiempo en Trelew se han encontrado con situaciones que muestran lo desesperante que es la realidad.

José recuerda que hace poco llegaron dos nenes que no tenían diez años, les preguntó si tenían hambre y les respondieron que hacía más de dos días que solo tomaban té.

Otra vez, cuenta, “un chico me dice, ¿puedo repetir para mis hermanos que hace días que no comemos?

Una noche, un padre llegó caminando desde el barrio Planta de Gas para buscar un plato de comida para sus hijos.

La demanda de comida se vuelve más desesperante hacia los últimos días de cada mes.

Muchos trabajadores que viven de changas se quedan sin comer y no tienen más remedio que recurrir a la caridad.

En los niños y los jubilados la situación es aún más acuciante.


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