Por Ismael Tebes
REDACCIÓN JORNADA
itebes@grupojornada.com
En Twiter: @IsmaTebes
A Daniel Solís lo inspiran no solamente una tradición familiar ligada al campo sino el orgullo de ser un promotor de “su” lugar a través de su actividad. En la lejanía de Aldea Las Pampas y desde el establecimiento “Las Margaritas” se convirtió en el primer productor argentino en desarrollar un embrión de la raza Texel, su bandera, traído desde el Reino Unido.
“Trabajo con la raza hace treinta años y ahora pudimos acceder a genética de otro calibre ya que trajimos semen congelado del Reino Unido y de Escocia”. Indicó que la raza es relativamente nueva, apta por sus características para la producción de carne. “Los primeros ejemplares llegaron al país hace cuarenta y ocho años. Sus cualidades son producir carne en mucho volumen, con una velocidad de crecimiento significativa por lo que en muy poco tiempo, se logran corderos de mucho peso y con menos grasa que las restantes razas como el merino y el corriedale que tienen como propósito, producir lana”, explicó Solís a Jornada.
En cuanto a la adaptación de la raza al clima y el entorno de los campos patagónicos destacó: “Es una raza muy versátil que tiene una capacidad de adaptación muy grande ya que habita todas las regiones de Argentina. Es originaria de una isla de Holanda pero fue desarrollando distintos biotipos en otros países de Europa como Francia; Alemania, Inglaterra y Escocia. Es una raza muy rústica, que tiene mucha voracidad en la búsqueda de comida y con un vigor muy importante. La raza se adaptó perfectamente a las condiciones climáticas de la región”.
Solís dijo haber conocido a la raza Texel en su experiencia como alumno de la Escuela Agraria de Sarmiento. Y explicó que desde la compra de su primer ejemplar, se logró absorber al resto de las majadas y que el desafío de la mejora genética se logró sortear a partir de la llegada de material desde Australia y Nueva Zelanda. “La barrera sanitaria del río Colorado, impide ingresar animales en pie de otras partes del país por lo que el desarrollo se determina a través de la inseminación artificial, con semen congelado o transferencia de embriones”.
Desde “Las Margaritas” la venta de animales ha trascendido la región y ha llegado a Tierra del Fuego como punto extremo. “Hace unos meses vendimos una majada de veinte hembras y dos reproductores. También nos abocamos a la venta de reproductores con pedigreé para mejoramiento de majadas en Mendoza y en Buenos Aires. La expectativa es que se pueda vender animales de elite que son los que tienen más alto valor. Queremos promocionar la raza Texel para el uso de los sistemas de cruzamiento dado que imprime una velocidad de crecimiento mayor y una mejora de las reses. La idea es que la raza se expanda cada vez más sobre todo en los productores chicos ya que los sistemas laneros vienen complicados por los valores de la lana”.
Resaltó el plus de la producción ganadera del interior provincial; el desafío de apostar desde establecimientos chicos, de corte familiar y con la dinámica de un emprendimiento familiar. “El desarrollo genético estuvo pensado así por una cuestión de que no se puede producir extensivamente la ganadería ovina por no contar con la superficie para hacerlo. Había que ir por la genética, teniendo una selección de animales no en grandes cantidades para poder criar”.
“Soy el único productor particular con selección genética y pedigreé aunque también lo trabaja el INTA Esquel. La raza ha dominado las majadas de la región y mi objetivo es hacer genética y producir corderos para consumo. Somos tres los socios de la Asociación Argentina de Criadores de Texel”. Reconoció el interés de cabañas de Uruguay como un potencial mercado a futuro y también desde Brasil surgió interés en adquirir embriones. “Creería que en los próximos años va a ser una buena opción”, planteó Solís, un productor que dice llevar el sello de Aldea Las Pampas y que invierte en función de una industria cada vez más ligada al laboratorio.
Por Ismael Tebes
REDACCIÓN JORNADA
itebes@grupojornada.com
En Twiter: @IsmaTebes
A Daniel Solís lo inspiran no solamente una tradición familiar ligada al campo sino el orgullo de ser un promotor de “su” lugar a través de su actividad. En la lejanía de Aldea Las Pampas y desde el establecimiento “Las Margaritas” se convirtió en el primer productor argentino en desarrollar un embrión de la raza Texel, su bandera, traído desde el Reino Unido.
“Trabajo con la raza hace treinta años y ahora pudimos acceder a genética de otro calibre ya que trajimos semen congelado del Reino Unido y de Escocia”. Indicó que la raza es relativamente nueva, apta por sus características para la producción de carne. “Los primeros ejemplares llegaron al país hace cuarenta y ocho años. Sus cualidades son producir carne en mucho volumen, con una velocidad de crecimiento significativa por lo que en muy poco tiempo, se logran corderos de mucho peso y con menos grasa que las restantes razas como el merino y el corriedale que tienen como propósito, producir lana”, explicó Solís a Jornada.
En cuanto a la adaptación de la raza al clima y el entorno de los campos patagónicos destacó: “Es una raza muy versátil que tiene una capacidad de adaptación muy grande ya que habita todas las regiones de Argentina. Es originaria de una isla de Holanda pero fue desarrollando distintos biotipos en otros países de Europa como Francia; Alemania, Inglaterra y Escocia. Es una raza muy rústica, que tiene mucha voracidad en la búsqueda de comida y con un vigor muy importante. La raza se adaptó perfectamente a las condiciones climáticas de la región”.
Solís dijo haber conocido a la raza Texel en su experiencia como alumno de la Escuela Agraria de Sarmiento. Y explicó que desde la compra de su primer ejemplar, se logró absorber al resto de las majadas y que el desafío de la mejora genética se logró sortear a partir de la llegada de material desde Australia y Nueva Zelanda. “La barrera sanitaria del río Colorado, impide ingresar animales en pie de otras partes del país por lo que el desarrollo se determina a través de la inseminación artificial, con semen congelado o transferencia de embriones”.
Desde “Las Margaritas” la venta de animales ha trascendido la región y ha llegado a Tierra del Fuego como punto extremo. “Hace unos meses vendimos una majada de veinte hembras y dos reproductores. También nos abocamos a la venta de reproductores con pedigreé para mejoramiento de majadas en Mendoza y en Buenos Aires. La expectativa es que se pueda vender animales de elite que son los que tienen más alto valor. Queremos promocionar la raza Texel para el uso de los sistemas de cruzamiento dado que imprime una velocidad de crecimiento mayor y una mejora de las reses. La idea es que la raza se expanda cada vez más sobre todo en los productores chicos ya que los sistemas laneros vienen complicados por los valores de la lana”.
Resaltó el plus de la producción ganadera del interior provincial; el desafío de apostar desde establecimientos chicos, de corte familiar y con la dinámica de un emprendimiento familiar. “El desarrollo genético estuvo pensado así por una cuestión de que no se puede producir extensivamente la ganadería ovina por no contar con la superficie para hacerlo. Había que ir por la genética, teniendo una selección de animales no en grandes cantidades para poder criar”.
“Soy el único productor particular con selección genética y pedigreé aunque también lo trabaja el INTA Esquel. La raza ha dominado las majadas de la región y mi objetivo es hacer genética y producir corderos para consumo. Somos tres los socios de la Asociación Argentina de Criadores de Texel”. Reconoció el interés de cabañas de Uruguay como un potencial mercado a futuro y también desde Brasil surgió interés en adquirir embriones. “Creería que en los próximos años va a ser una buena opción”, planteó Solís, un productor que dice llevar el sello de Aldea Las Pampas y que invierte en función de una industria cada vez más ligada al laboratorio.