“Las cosas se hacen y basta”

La vida secreta de Gino Bartali, el campeón del Tour de Francia que salvó a 800 judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

10 OCT 2024 - 14:36 | Actualizado 10 OCT 2024 - 16:47

Por: Juan Miguel Bigrevich
Edición: Marcelo Maidana
Podcast: Luciano De Maio

Hace 24 años, moría en Florencia Guido Bartali; uno de los más célebres ciclistas italianos de todos los tiempos con dos Tour de Francia y tres Giros de Italia ganados. Casi nada. Fue un símbolo propagandístico de la Italia fascista de Mussolini y un ídolo total en la península, cuyas victorias calmaron tensiones post 45. Cuando falleció tenía 85 años. Y se llevó un gran secreto a la tumba el que se develó tres años después.

Por años, durante la segunda guerra mundial, sus piernas, su mente y su corazón, salvaron la vida de 800 judíos italianos. Con la excusa de entrenar día a día. Bartali recorría 400 kilómetros entre la Toscana y Asís, llevando –en el tubo de su bicicleta- fotografías y documentos falsos para aquellos que estaban condenados a un campo de exterminio.

Miembro clave de una red clandestina y aprovechando su condición de ídolo nacional por sus victorias deportivas, el tipo recorría su camino firmando autógrafos y saludando a los soldados que lo ovacionaban a su paso. Se comió el garrón de ser considerado un hombre del régimen y nunca delató a la resistencia ni se ufanó de lo que hacía.

“Yo no soy ningún héroe.Sólo un ciclista”, repetía. Cuando en el 2003, unas libretas clandestinas mostraron la gesta de Bartali y se hizo público, una frase de él tomó sentido: “En la vida, las cosas se hacen y basta”. Guido Bartali, un fuera de serie. Aunque era sólo un ciclista.

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10 OCT 2024 - 14:36

Por: Juan Miguel Bigrevich
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Hace 24 años, moría en Florencia Guido Bartali; uno de los más célebres ciclistas italianos de todos los tiempos con dos Tour de Francia y tres Giros de Italia ganados. Casi nada. Fue un símbolo propagandístico de la Italia fascista de Mussolini y un ídolo total en la península, cuyas victorias calmaron tensiones post 45. Cuando falleció tenía 85 años. Y se llevó un gran secreto a la tumba el que se develó tres años después.

Por años, durante la segunda guerra mundial, sus piernas, su mente y su corazón, salvaron la vida de 800 judíos italianos. Con la excusa de entrenar día a día. Bartali recorría 400 kilómetros entre la Toscana y Asís, llevando –en el tubo de su bicicleta- fotografías y documentos falsos para aquellos que estaban condenados a un campo de exterminio.

Miembro clave de una red clandestina y aprovechando su condición de ídolo nacional por sus victorias deportivas, el tipo recorría su camino firmando autógrafos y saludando a los soldados que lo ovacionaban a su paso. Se comió el garrón de ser considerado un hombre del régimen y nunca delató a la resistencia ni se ufanó de lo que hacía.

“Yo no soy ningún héroe.Sólo un ciclista”, repetía. Cuando en el 2003, unas libretas clandestinas mostraron la gesta de Bartali y se hizo público, una frase de él tomó sentido: “En la vida, las cosas se hacen y basta”. Guido Bartali, un fuera de serie. Aunque era sólo un ciclista.