Freud y Jung, desde la cámara de Cronenberg

El filme "Un método peligroso", en el que David Cronenberg recrea con su estilo una historia protagonizada por el suizo Carl Gustav Jung y el austríaco Sigmund Freud, pilares de la revolución psicoanalítica del siglo XX, se estrena este jueves en las salas de la Argentina.

29 MAR 2012 - 17:58 | Actualizado

Escribe: Claudio D. Minghetti.<br /><br />El cineasta canadiense David Cronenberg tiene un par de amores a ultranza, a los vehículos y el placer mórbido por la velocidad, y a los médicos abocados a "meterse" en los misterios interiores, relacionados con cuerpos y mentes.<br /><br />Desde los tiempos de “Rabia” se lo conoce como el director “venéreo”, porque en sus películas hay algo de infeccioso en sus personajes, todos atrapados por alguna enfermedad del cuerpo o de la mente que los atormenta.<br /><br />Así ocurrió en “Amos de la mente”(“Scanners”), con “Pasión de amor”, “La mosca”, “M. Butterfly”, "Almuerzo desnudo", “Crash” y en “Un método peligroso”, donde su mirada está en las pulsiones primarias en el ser humano y la sexualidad.<br /><br />En el caso de la última, hasta ahora, de sus propuestas, Cronenberg contó con la colaboración de figuras como Viggo Mortensen, Keira Knightley, Michael Fassbender, Vincent Cassel, Sarah Gordon, Andre Hunicke y Mignon Remé.<br /><br />Una década antes de la Primera Guerra Mundial, en Zurich y Viena se vivían momentos de gran tensión y descubrimientos, los que tuvieron como personajes protagonicos a dos psiquiatras, Carl Jung y Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis.<br /><br />El nexo entre ambos, según relata Christopher Hampton (el mismo “Las relaciones peligrosas”) en el guión de “Un método peligroso”, fue Sabina Spieltrein, una joven paciente rusa y muy culta con un diagnóstico de histeria con accesos de violencia.<br /><br />Hampton había llevado al teatro esta historia en 2002, como “Cura con palabras”, en el National Theatre de Londres, con Ralph Fiennes como Jung, basada a su vez en la investigación de John Kerr “A Most Dangerous Method”, publicada en 1993.<br /><br />“El hecho de que los personajes fueran brillantes figuras reales, y que el triángulo formado por Freud, Jung y Sabina tuviera mucho que ver con el nacimiento del psicoanálisis me pareció irresistible”, declaró Hampton.<br /><br />En sus conversaciones con Jung, Sabina revela haber tenido una infancia de humillaciones y palizas propinadas por su padre autoritario, no obstante a partir de la intervención de Freud aparece el elemento sexual como causa de la disfunción.<br /><br />Freud y Jung traban amistad a través de un intercambio epistolar acerca de Sabina; uno ve en el otro a su heredero intelectual, y la paciente, una mujer brillante a pesar de su enfermedad, decide convertirse ella misma en psiquiatra.<br /><br />“Spieltrein fue una de las primeras psicoanalistas” recuerda Cronenberg, y agrega que “Una pionera en la psicología infantil, sin embargo casi ni se la menciona en la historia del psicoanálisis”, señaló.<br /><br />El film refiere a personajes verdaderos pero la trama, tal como es presentada, poco y nada tiene que ver con lo que realmente ocurrió entre ellos, menos todavía si se tiene como relato de referencia el auténtico diario de Sabina.<br /><br />“Era un extraño ‘menage a trois’, aunque entre Sabina y Freud no hubo ninguna relación sexual; había afecto en todos los vértices del triángulo, como la gran amistad que unía a Jung con Freud”, agrega el director.<br /><br />La película marca la tercera colaboración entre Viggo Mortensen, esta vez en el complejo papel de Freud, y Cronenberg, tras “Una historia de violencia” y “Promesas del Este”, y la segunda con Vincent Cassel.<br /><br />Uno de las locaciones principales fue el Lago de Constanza, al sur de Alemania, que simula ser el lago de Zúrich, algunas de las calles de Viena y la entrada y la escalera que llevan al consultorio y a la casa de Freud en la calle Bergasse 19.<br /><br />"Fue un lujo haber podido visitar Viena y poder filmar en la casa en la que Freud vivió desde 1891 y hasta 1938”, aseguró Cronenberg. “En ese lugar subió y bajó esas escaleras muchas veces; trabajar allí fue un gran placer”, aseguró.<br /><br />Cronenberg supera en originalidad a sus dos propuestas anteriores, y a pesar de la provocación que significa recurrir a Jung y Freud, y de la ya habitual frialdad de Mortensen, logra cierta intensidad en la historia sin caer en lo previsible.<br /><br />En buena medida el relato se sostiene, más allá de algunos recursos del guión, gracias a la sorprendente recreación que Knightley logra de Spieltrein, un tremendo esfuerzo por convencer con recursos genuinos, en una nueva demostración de su talento.<br /><br />"Cosmopolis", el último largometraje de Cronenberg, se anticipa como una mezcla de "Después de hora" con "Ojos bien cerrados": la odisea de un hombre de negocios que entre una oportuna inversión en plena crisis y el deseo de cortarse el pelo del otro lado de Manhattan, elige y parte en su limusina a través del caos urbano.<br /><br />Este año, Cronenberg dirigirá el piloto de la serie “Knifeman”, según la novela “The Knife Man: Blood, Body-snatching and the Birth of Modern Surgery”, de Wendy Moore, acerca de un cirujano del siglo XVIII, investigador poco ortodoxo pero visionario.<br /><br />Junto con Sam Raimi, Cronenberg piensa en producir y dirigir al menos el primer episodio de la serie con prácticas médicas arcaicas, sangre y ladrones de cadáveres, inspirado en el auténtico cirujano-anatomista escocés John Hunter (1728-1793).<br /><br />Según el mismo Cronenberg, la serie abordará “las pruebas y triunfos de un cirujano-anatomista autodidacta, un retrato psicológico y visceral de los extraordinarios límites a los que llegará para descubrir el secreto del cuerpo humano".

29 MAR 2012 - 17:58

Escribe: Claudio D. Minghetti.<br /><br />El cineasta canadiense David Cronenberg tiene un par de amores a ultranza, a los vehículos y el placer mórbido por la velocidad, y a los médicos abocados a "meterse" en los misterios interiores, relacionados con cuerpos y mentes.<br /><br />Desde los tiempos de “Rabia” se lo conoce como el director “venéreo”, porque en sus películas hay algo de infeccioso en sus personajes, todos atrapados por alguna enfermedad del cuerpo o de la mente que los atormenta.<br /><br />Así ocurrió en “Amos de la mente”(“Scanners”), con “Pasión de amor”, “La mosca”, “M. Butterfly”, "Almuerzo desnudo", “Crash” y en “Un método peligroso”, donde su mirada está en las pulsiones primarias en el ser humano y la sexualidad.<br /><br />En el caso de la última, hasta ahora, de sus propuestas, Cronenberg contó con la colaboración de figuras como Viggo Mortensen, Keira Knightley, Michael Fassbender, Vincent Cassel, Sarah Gordon, Andre Hunicke y Mignon Remé.<br /><br />Una década antes de la Primera Guerra Mundial, en Zurich y Viena se vivían momentos de gran tensión y descubrimientos, los que tuvieron como personajes protagonicos a dos psiquiatras, Carl Jung y Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis.<br /><br />El nexo entre ambos, según relata Christopher Hampton (el mismo “Las relaciones peligrosas”) en el guión de “Un método peligroso”, fue Sabina Spieltrein, una joven paciente rusa y muy culta con un diagnóstico de histeria con accesos de violencia.<br /><br />Hampton había llevado al teatro esta historia en 2002, como “Cura con palabras”, en el National Theatre de Londres, con Ralph Fiennes como Jung, basada a su vez en la investigación de John Kerr “A Most Dangerous Method”, publicada en 1993.<br /><br />“El hecho de que los personajes fueran brillantes figuras reales, y que el triángulo formado por Freud, Jung y Sabina tuviera mucho que ver con el nacimiento del psicoanálisis me pareció irresistible”, declaró Hampton.<br /><br />En sus conversaciones con Jung, Sabina revela haber tenido una infancia de humillaciones y palizas propinadas por su padre autoritario, no obstante a partir de la intervención de Freud aparece el elemento sexual como causa de la disfunción.<br /><br />Freud y Jung traban amistad a través de un intercambio epistolar acerca de Sabina; uno ve en el otro a su heredero intelectual, y la paciente, una mujer brillante a pesar de su enfermedad, decide convertirse ella misma en psiquiatra.<br /><br />“Spieltrein fue una de las primeras psicoanalistas” recuerda Cronenberg, y agrega que “Una pionera en la psicología infantil, sin embargo casi ni se la menciona en la historia del psicoanálisis”, señaló.<br /><br />El film refiere a personajes verdaderos pero la trama, tal como es presentada, poco y nada tiene que ver con lo que realmente ocurrió entre ellos, menos todavía si se tiene como relato de referencia el auténtico diario de Sabina.<br /><br />“Era un extraño ‘menage a trois’, aunque entre Sabina y Freud no hubo ninguna relación sexual; había afecto en todos los vértices del triángulo, como la gran amistad que unía a Jung con Freud”, agrega el director.<br /><br />La película marca la tercera colaboración entre Viggo Mortensen, esta vez en el complejo papel de Freud, y Cronenberg, tras “Una historia de violencia” y “Promesas del Este”, y la segunda con Vincent Cassel.<br /><br />Uno de las locaciones principales fue el Lago de Constanza, al sur de Alemania, que simula ser el lago de Zúrich, algunas de las calles de Viena y la entrada y la escalera que llevan al consultorio y a la casa de Freud en la calle Bergasse 19.<br /><br />"Fue un lujo haber podido visitar Viena y poder filmar en la casa en la que Freud vivió desde 1891 y hasta 1938”, aseguró Cronenberg. “En ese lugar subió y bajó esas escaleras muchas veces; trabajar allí fue un gran placer”, aseguró.<br /><br />Cronenberg supera en originalidad a sus dos propuestas anteriores, y a pesar de la provocación que significa recurrir a Jung y Freud, y de la ya habitual frialdad de Mortensen, logra cierta intensidad en la historia sin caer en lo previsible.<br /><br />En buena medida el relato se sostiene, más allá de algunos recursos del guión, gracias a la sorprendente recreación que Knightley logra de Spieltrein, un tremendo esfuerzo por convencer con recursos genuinos, en una nueva demostración de su talento.<br /><br />"Cosmopolis", el último largometraje de Cronenberg, se anticipa como una mezcla de "Después de hora" con "Ojos bien cerrados": la odisea de un hombre de negocios que entre una oportuna inversión en plena crisis y el deseo de cortarse el pelo del otro lado de Manhattan, elige y parte en su limusina a través del caos urbano.<br /><br />Este año, Cronenberg dirigirá el piloto de la serie “Knifeman”, según la novela “The Knife Man: Blood, Body-snatching and the Birth of Modern Surgery”, de Wendy Moore, acerca de un cirujano del siglo XVIII, investigador poco ortodoxo pero visionario.<br /><br />Junto con Sam Raimi, Cronenberg piensa en producir y dirigir al menos el primer episodio de la serie con prácticas médicas arcaicas, sangre y ladrones de cadáveres, inspirado en el auténtico cirujano-anatomista escocés John Hunter (1728-1793).<br /><br />Según el mismo Cronenberg, la serie abordará “las pruebas y triunfos de un cirujano-anatomista autodidacta, un retrato psicológico y visceral de los extraordinarios límites a los que llegará para descubrir el secreto del cuerpo humano".