Es trelewense y fundó un laboratorio que producirá fármacos contra el cáncer

Junto a tres científicos dirige una planta pionera en Argentina y Latinoamérica en la fabricación de anticuerpos monoclonales.

17 JUN 2012 - 21:48 | Actualizado

Lucas Filgueira Risso nació en Trelew hace 36 años. En 1993 dejó la ciudad decidido a estudiar bioquímica en la Universidad de Buenos Aires; hoy el chubutense es uno de los cuatro fundadores de un laboratorio que producirá medicamentos de última generación para el tratamiento de distintos tipos de cáncer, lo que representa un hito en la industria farmacéutica argentina y latinoamericana.

A través de la empresa PharmADN, creada en agosto de 2008, Filgueira Risso y sus tres socios producirán anticuerpos monoclonales para el tratamiento de cánceres de mama, pulmón, colon, riñón y cerebro, de ciertas leucemias, y de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea. El objetivo del laboratorio es abastecer el mercado interno y exportar a los 25 países con los cuales ya firmó convenio.

Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmune para defenderse de sustancias extrañas, como virus o bacterias. A diferencia de los policlonales que fabrica el organismo, los monoclonales son idénticos porque son producidos por un solo tipo de célula, y por eso se usan como una terapia dirigida contra un determinado “blanco”, que en proyecto de PharmADN son algunos tipos cánceres y de enfermedades autoinmunes.

Según diversas estimaciones el tratamiento con anticuerpos monoclonales para un solo paciente cuesta alrededor de 50.000 dólares por año; la producción nacional podría bajar entre un 20 y un 30 por ciento ese valor.

Los desafíos

“Es un orgullo producir medicamentos que hasta ahora se traían del exterior”, asegura Lucas Filgueira Risso en una charla telefónica con Jornada. “El argentino César Milstein, ganador del Premio Nobel en 1984, es el padre de los monoclonales y ahora nosotros continuamos con ese trabajo”, explica.

El chubutense admite que siempre sintió inclinación por las ciencias naturales y que todavía recuerda a su profesora de biología del Colegio Padre Juan Muzio, en donde cursó la primaria y la secundaria. Sin embargo su contacto con la biotecnología -que hoy es su especialidad-, llegó en los últimos años de la carrera de bioquímica, en la cátedra de genética forense. Y continuó especializándose en una rama que no tiene más de 25 años de desarrollo. “Yo nunca hice análisis clínicos”, admite a modo de ejemplo.

Ya como egresado de la UBA y a partir de una beca mixta del Conicet, el profesional trabajó en la empresa PC-Gen, en donde conoció a Mauricio Siegelchifer, Esteban Corley y Analía Pesce, con quienes años después fundaría PharmADN. “Son tres personas pioneras en biotecnología en el país, con experiencia y trayectoria”, resumió. “Así que es un orgullo que me hayan invitado a participar del proyecto”, aseguró.

“Me gustó la idea”, fundamenta el investigador sobre la decisión de renunciar a su puesto y abocarse a PharmADN: “Lo tentador era formar el laboratorio desde cero y el desarrollo es algo que siempre me estimuló. Además yo ya había trabajado con los tres y tuvimos una muy buena experiencia”, recordó.

La propuesta de PharmADN –que actualmente pertenece al Grupo Insud- llegó a principios de 2008. “Ellos necesitaban apoyo para tomar un mayor impulso y yo aporté el trabajo diario y el montaje del laboratorio”, contó Filgueira Risso. La planta ubicada en Munro, de 1.400 m2, “cuenta con tecnología de punta así que podemos garantizar la máxima calidad de los productos”, describió el bioquímico, y agregó que de 35 personas que integran la planta, dos tercios son profesionales egresados de universidades públicas.

Después de una primera iniciativa exitosa PharmADN se embarcó en la producción de anticuerpos monoclonales, cuyo proyecto lleva cuatro años de desarrollo. La obra y el equipamiento para ponerse en marcha demandaron una inversión de 15 millones de dólares, proyecto que contó con el apoyo del Fondo Sectorial de Biotecnología del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

Actualmente la empresa se prepara para producir el primer lote, que pondrá a prueba el sistema.

Ampliar el acceso

Filgueira Risso recorre diariamente la media hora de viaje desde su casa hasta Munro, y cuando es necesario también va los fines de semana. Como gerente de planta trabaja entre las 9 y las 18. Tuvo a su cargo “llevar adelante la obra, supervisar, ver si había problemas de diseño, tratar con los proveedores. Y cuando comience la fabricación mi responsabilidad será producir lo que nos demanda el mercado”, definió.

El profesional combina esa rutina laboral con su familia, integrada por su esposa y dos mellizas de un año y cinco meses. “En esta etapa la tarea es bastante demandante”, admite. “Pero por ahora mi trabajo es diverso”, describe. “La mayoría son actividades en grupo, en reuniones, pero algunas son más solitarias como contestar mails. Paso mucho tiempo con el celular e internet porque hay cosas que se solucionan a través de esos medios. Por ahora es menos en el laboratorio y más en el escritorio”, menciona.

“Este proyecto tiene una importancia a nivel social”, expresa el gerente. “Nuestra intención es permitir un mayor acceso a estos productos”, agrega. Un dato de la realidad lo confirma: actualmente todos los anticuerpos monoclonales que se usan en el país se importan, y los costos quedan a cargo de las obras sociales.

También asegura que esta iniciativa “rompe con la creencia de que el que hacía investigación básica no podía ir a la industria y viceversa. En Argentina hay mucha gente que sabe y por eso tenemos convenios con distintas universidades”.#

17 JUN 2012 - 21:48

Lucas Filgueira Risso nació en Trelew hace 36 años. En 1993 dejó la ciudad decidido a estudiar bioquímica en la Universidad de Buenos Aires; hoy el chubutense es uno de los cuatro fundadores de un laboratorio que producirá medicamentos de última generación para el tratamiento de distintos tipos de cáncer, lo que representa un hito en la industria farmacéutica argentina y latinoamericana.

A través de la empresa PharmADN, creada en agosto de 2008, Filgueira Risso y sus tres socios producirán anticuerpos monoclonales para el tratamiento de cánceres de mama, pulmón, colon, riñón y cerebro, de ciertas leucemias, y de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea. El objetivo del laboratorio es abastecer el mercado interno y exportar a los 25 países con los cuales ya firmó convenio.

Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmune para defenderse de sustancias extrañas, como virus o bacterias. A diferencia de los policlonales que fabrica el organismo, los monoclonales son idénticos porque son producidos por un solo tipo de célula, y por eso se usan como una terapia dirigida contra un determinado “blanco”, que en proyecto de PharmADN son algunos tipos cánceres y de enfermedades autoinmunes.

Según diversas estimaciones el tratamiento con anticuerpos monoclonales para un solo paciente cuesta alrededor de 50.000 dólares por año; la producción nacional podría bajar entre un 20 y un 30 por ciento ese valor.

Los desafíos

“Es un orgullo producir medicamentos que hasta ahora se traían del exterior”, asegura Lucas Filgueira Risso en una charla telefónica con Jornada. “El argentino César Milstein, ganador del Premio Nobel en 1984, es el padre de los monoclonales y ahora nosotros continuamos con ese trabajo”, explica.

El chubutense admite que siempre sintió inclinación por las ciencias naturales y que todavía recuerda a su profesora de biología del Colegio Padre Juan Muzio, en donde cursó la primaria y la secundaria. Sin embargo su contacto con la biotecnología -que hoy es su especialidad-, llegó en los últimos años de la carrera de bioquímica, en la cátedra de genética forense. Y continuó especializándose en una rama que no tiene más de 25 años de desarrollo. “Yo nunca hice análisis clínicos”, admite a modo de ejemplo.

Ya como egresado de la UBA y a partir de una beca mixta del Conicet, el profesional trabajó en la empresa PC-Gen, en donde conoció a Mauricio Siegelchifer, Esteban Corley y Analía Pesce, con quienes años después fundaría PharmADN. “Son tres personas pioneras en biotecnología en el país, con experiencia y trayectoria”, resumió. “Así que es un orgullo que me hayan invitado a participar del proyecto”, aseguró.

“Me gustó la idea”, fundamenta el investigador sobre la decisión de renunciar a su puesto y abocarse a PharmADN: “Lo tentador era formar el laboratorio desde cero y el desarrollo es algo que siempre me estimuló. Además yo ya había trabajado con los tres y tuvimos una muy buena experiencia”, recordó.

La propuesta de PharmADN –que actualmente pertenece al Grupo Insud- llegó a principios de 2008. “Ellos necesitaban apoyo para tomar un mayor impulso y yo aporté el trabajo diario y el montaje del laboratorio”, contó Filgueira Risso. La planta ubicada en Munro, de 1.400 m2, “cuenta con tecnología de punta así que podemos garantizar la máxima calidad de los productos”, describió el bioquímico, y agregó que de 35 personas que integran la planta, dos tercios son profesionales egresados de universidades públicas.

Después de una primera iniciativa exitosa PharmADN se embarcó en la producción de anticuerpos monoclonales, cuyo proyecto lleva cuatro años de desarrollo. La obra y el equipamiento para ponerse en marcha demandaron una inversión de 15 millones de dólares, proyecto que contó con el apoyo del Fondo Sectorial de Biotecnología del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

Actualmente la empresa se prepara para producir el primer lote, que pondrá a prueba el sistema.

Ampliar el acceso

Filgueira Risso recorre diariamente la media hora de viaje desde su casa hasta Munro, y cuando es necesario también va los fines de semana. Como gerente de planta trabaja entre las 9 y las 18. Tuvo a su cargo “llevar adelante la obra, supervisar, ver si había problemas de diseño, tratar con los proveedores. Y cuando comience la fabricación mi responsabilidad será producir lo que nos demanda el mercado”, definió.

El profesional combina esa rutina laboral con su familia, integrada por su esposa y dos mellizas de un año y cinco meses. “En esta etapa la tarea es bastante demandante”, admite. “Pero por ahora mi trabajo es diverso”, describe. “La mayoría son actividades en grupo, en reuniones, pero algunas son más solitarias como contestar mails. Paso mucho tiempo con el celular e internet porque hay cosas que se solucionan a través de esos medios. Por ahora es menos en el laboratorio y más en el escritorio”, menciona.

“Este proyecto tiene una importancia a nivel social”, expresa el gerente. “Nuestra intención es permitir un mayor acceso a estos productos”, agrega. Un dato de la realidad lo confirma: actualmente todos los anticuerpos monoclonales que se usan en el país se importan, y los costos quedan a cargo de las obras sociales.

También asegura que esta iniciativa “rompe con la creencia de que el que hacía investigación básica no podía ir a la industria y viceversa. En Argentina hay mucha gente que sabe y por eso tenemos convenios con distintas universidades”.#