El miércoles 20 de agosto de 2008 fue el día con el que sueña todo atleta. Competir en un Juego Olímpico no está al alcance de muchos. <br /><br />Ese día, un hijo del barrio Etechepare de Trelew lo hizo posible. Este corredor de 800 metros, compartió recuerdos y carreras inmortales con los mejores del mundo en estadios e instalaciones de ensueño. <br /><br />A días de Londres 2012 y a cuatro años de Beijing, Leonardo Price evocó con Jornada aquella particular hazaña de representar a su país, a su provincia, a su ciudad, a su barrio. Y ve más allá.<br /><br />-¿Cómo es compartir un desayuno con Rafael Nadal en la Villa Olímpica?<br /><br />- Estaba desayunando con Juan Higuero, un atleta español de 1.500 metros, cuando lo veo al “Rafa” sentarse en nuestra mesa. Era amigo de él. No lo podía creer. Estar con dos grosos a nivel mundial comiendo. También estuve con Yelena Isinbayeva, que estaba de novia con un argentino. (N de R: Jorge Balliengo, lanzador de disco; ella, garrochita, ganadora en Atenas y Beijing, plusmarquista y considerada de las mejores de la historia). Y con el maratonista campeón olímpico Haile Gebrselassie, de Etiopía.<br /><br />-Pensar que esos momentos costaron mucho esfuerzo.<br /><br />-Sí. Todo había empezado mucho antes, con la marca en San Pablo en mayo de 2008. Cuando vi el reloj con el tiempo que me clasificaba, exploté en llanto. Se me cruzó toda mi vida deportiva en un minuto. Es muy difícil de explicar. Explotamos todos. Mi familia, mi equipo, las famillas Manquillán y Montoya. <br /><br />-Lo que habrá sido cuando desfilaste con la delegación argentina en la ceremonia de apertura de los Juegos en el Nido de Pájaro.<br /><br />- Esas dos, tres horas esperando para entrar se vivieron con alegría, con cantos, revoleando las banderas. Cada vez que cantábamos “Soy argentino es un sentimiento”, era inevitable ver lágrimas en los ojos de todos los compañeros. Tengo videos de todos esos momentos, y cuando los veo es inevitable que se quiebre la garganta. Valió la pena luchar tanto y llegar. <br /><br />-Y supongo que también competir. ¿Qué recordás de aquel 20 de agosto, cuando corriste tu serie?<br /><br />- Lo viví como una competencia más en ese momento. No quería que los nervios o la ansiedad me arruinaran algo especial. Yo sabía que había candidatos, que era difícil pasar de serie. Las tácticas de carreras eran muchas, sinceramente quizas viendo eso tendría que haber salido a correr yo y no quedarme tanto atrás o especular con el ritmo de los candidatos.<br /><br />-¿Te arrepentís de eso?<br /><br />- Al día de hoy no me arrepiento de haber vivido esa tactica de carrera. Si pensaba me iba a poner nervioso. Y no quería que nada arruinara ese momento. Traté de disfrutar al máximo y de vivir esos juegos como propios, si fueran MIS Juegos Olímpicos. Sentía como si estuviera en la final. La punta de la pirámide la tenía que disfrutar. No había espacio para nervios ni para ponerme a pensar.<br /><br />-Decís la punta de la pirámide. ¿Fue el momento más importante de tu vida ese minuto y pico?<br /><br />- Haber cruzado la meta fue el momento culminante. Olímpico voy a ser toda la vida. Me recibí de atleta. Corrí al cien por ciento. Me dio un poco de bronca por el resultado, pero cuando salía por el túnel me saqué los clavos y dije: “Soy olímpico”. Estaba muy orgulloso de haber llevado a mi país y a mi provincia a los Juegos.<br /><br />-¿Te da bronca no estar en Londres 2012?<br /><br />- No me da bronca no estar ahora. Quizás podía haber vuelto a ir. No me dieron las ganas de ponerme los clavos ni sufrir lo que había sufrido. No estaba dispuesto a volver a ponerme esa mochila. Tomé al atletismo algo más relajado y lo disfruté de otra manera.<br /><br />-Pero supongo que querrás volver a estar en un Juego.<br /><br />-Planifiqué llegar a los Juegos Olímpicos y llegué. Di al máximo lo que pude dar. Ahora, quiero llegar con un atleta y siendo entrenador. A mis 33 años, estoy dando pasos pequeños pero firmes, sembrando para cosechar.#
El miércoles 20 de agosto de 2008 fue el día con el que sueña todo atleta. Competir en un Juego Olímpico no está al alcance de muchos. <br /><br />Ese día, un hijo del barrio Etechepare de Trelew lo hizo posible. Este corredor de 800 metros, compartió recuerdos y carreras inmortales con los mejores del mundo en estadios e instalaciones de ensueño. <br /><br />A días de Londres 2012 y a cuatro años de Beijing, Leonardo Price evocó con Jornada aquella particular hazaña de representar a su país, a su provincia, a su ciudad, a su barrio. Y ve más allá.<br /><br />-¿Cómo es compartir un desayuno con Rafael Nadal en la Villa Olímpica?<br /><br />- Estaba desayunando con Juan Higuero, un atleta español de 1.500 metros, cuando lo veo al “Rafa” sentarse en nuestra mesa. Era amigo de él. No lo podía creer. Estar con dos grosos a nivel mundial comiendo. También estuve con Yelena Isinbayeva, que estaba de novia con un argentino. (N de R: Jorge Balliengo, lanzador de disco; ella, garrochita, ganadora en Atenas y Beijing, plusmarquista y considerada de las mejores de la historia). Y con el maratonista campeón olímpico Haile Gebrselassie, de Etiopía.<br /><br />-Pensar que esos momentos costaron mucho esfuerzo.<br /><br />-Sí. Todo había empezado mucho antes, con la marca en San Pablo en mayo de 2008. Cuando vi el reloj con el tiempo que me clasificaba, exploté en llanto. Se me cruzó toda mi vida deportiva en un minuto. Es muy difícil de explicar. Explotamos todos. Mi familia, mi equipo, las famillas Manquillán y Montoya. <br /><br />-Lo que habrá sido cuando desfilaste con la delegación argentina en la ceremonia de apertura de los Juegos en el Nido de Pájaro.<br /><br />- Esas dos, tres horas esperando para entrar se vivieron con alegría, con cantos, revoleando las banderas. Cada vez que cantábamos “Soy argentino es un sentimiento”, era inevitable ver lágrimas en los ojos de todos los compañeros. Tengo videos de todos esos momentos, y cuando los veo es inevitable que se quiebre la garganta. Valió la pena luchar tanto y llegar. <br /><br />-Y supongo que también competir. ¿Qué recordás de aquel 20 de agosto, cuando corriste tu serie?<br /><br />- Lo viví como una competencia más en ese momento. No quería que los nervios o la ansiedad me arruinaran algo especial. Yo sabía que había candidatos, que era difícil pasar de serie. Las tácticas de carreras eran muchas, sinceramente quizas viendo eso tendría que haber salido a correr yo y no quedarme tanto atrás o especular con el ritmo de los candidatos.<br /><br />-¿Te arrepentís de eso?<br /><br />- Al día de hoy no me arrepiento de haber vivido esa tactica de carrera. Si pensaba me iba a poner nervioso. Y no quería que nada arruinara ese momento. Traté de disfrutar al máximo y de vivir esos juegos como propios, si fueran MIS Juegos Olímpicos. Sentía como si estuviera en la final. La punta de la pirámide la tenía que disfrutar. No había espacio para nervios ni para ponerme a pensar.<br /><br />-Decís la punta de la pirámide. ¿Fue el momento más importante de tu vida ese minuto y pico?<br /><br />- Haber cruzado la meta fue el momento culminante. Olímpico voy a ser toda la vida. Me recibí de atleta. Corrí al cien por ciento. Me dio un poco de bronca por el resultado, pero cuando salía por el túnel me saqué los clavos y dije: “Soy olímpico”. Estaba muy orgulloso de haber llevado a mi país y a mi provincia a los Juegos.<br /><br />-¿Te da bronca no estar en Londres 2012?<br /><br />- No me da bronca no estar ahora. Quizás podía haber vuelto a ir. No me dieron las ganas de ponerme los clavos ni sufrir lo que había sufrido. No estaba dispuesto a volver a ponerme esa mochila. Tomé al atletismo algo más relajado y lo disfruté de otra manera.<br /><br />-Pero supongo que querrás volver a estar en un Juego.<br /><br />-Planifiqué llegar a los Juegos Olímpicos y llegué. Di al máximo lo que pude dar. Ahora, quiero llegar con un atleta y siendo entrenador. A mis 33 años, estoy dando pasos pequeños pero firmes, sembrando para cosechar.#