Willy Crook y otro triunfo de la maestría y el buen gusto

Acompañado por la banda Puelches, el guitarrista, saxofonista y cantante cumplió todas las expectativas. El Árbol estuvo a sala llena y Crook hizo gala de su excelso talento tocando y cantando algunos de sus éxitos, como también piezas clásicas del repertorio de música soul, funk y jazz.

23 ABR 2013 - 21:51 | Actualizado

Por Pedro Méndez

La excepción a la regla es algo que acompaña a Willy Crook desde siempre. Su excepcional sentido del buen gusto para elegir desde las notas a tocar, ya sea en el saxo, la guitarra o la voz, hasta la elección de las canciones, lo hace admirable para los oídos atentos, tanto como para la comunidad musical que en un gran número se hizo presente en la Asociación Cultural El Árbol el lunes por la noche.

Pasadas las 22 hs. comenzó la acción. Unos pocos minutos le tomó a Tomy Stancatti en teclados, Gustavo Giannini en bajo, Pablo de la Fuente en saxo y Juli Cabaza en batería para entrar en confianza y entonces la audiencia aceptó con urgencia a la generosa banda llamada Puelches.

Con un gesto técnico y escénico excepcional, hicieron que de la nada, desde el murmullo mismo de la sala, surgiera una melodía que fue creciendo hasta alcanzar el volumen con que se desarrollaría la velada a lo largo de la noche.

Luego de un comienzo algo desprolijo, con Willy enchufando su guitarra y buscando el tono apropiado mientras toqueteaba su pedalera, la música comenzó a fluir.

Aún allí hubo una situación que hace a Willy Crook admirable. Ver cómo, con aparente facilidad resolvió situaciones que a muchos músicos consagrados los pondría histéricos y desagradables. Él desenredó cables, se agachó, movió perillas y se colocó el cinto de la guitarra, mientras guiñaba un ojo seductor y dialogaba con la audiencia.

Una vez que empezó a tocar, cerca de la 22.30 horas Willy Crook fue el monstruo que toca sin telón.

Canciones invitadas

Desde la aparición desde el incómodo acceso al escenario que tiene El Árbol, Willy tuvo un absoluto dominio de la escena. “Vamos a tener muchas canciones invitadas”, dijo como para romper el hielo de la expectativa. “En otros lugares se le llama plagio, acá le decimos homenaje”, bromeó Willy.

En la primera parte, tocó varios temas de su tercer disco llamado Eco (1998). En es gran disco recordado por que participaron 24 prestigiosos músicos y pasea por estilos como el funk, rock, bossa nova y reggae.

Muchos músicos, fotógrafos y artistas plásticos de la ciudad coincidieron en el auditorio. Es que Willy Crook es un referente para varias ramas del arte urbano pero, principalmente para los músicos que están interesados en ser algo más que bandas de covers o que logran superar la etapa de explotar los hits de cada temporada.

A medida que transcurría la noche, ésta se hizo larga por la “parada de 15 minutos en Choele Choel”, según bromeó Willy Crook, parafraseando a los conductores de micro que van de la Patagonia a Buenos Aires y tienen esa parada como parte del viaje.

Algunos temas que se oyeron en la noche del lunes en la sala de El Árbol fueron: H-funk, Back to life, Best Dress, Himno de mi corazón, Zurita 4º bajo, what´s going on, entre otros.

La base que aportaron Gustavo Giannini en bajo y Juli Cabaza en batería supera cualquier prueba de sutileza técnica y buen gusto con 10 +. Pablo de la Fuente en saxo sumó su sentido melódico respetando las formas “crookeanas” y estructura de los temas. Pero sin dudas que el gran destacado de la noche, si es que se puede destacar a uno más que a otros entre semejante calidad de músicos, ese debe ser Tomy Stancatti en teclados. El chico no sólo fue fabuloso arriba del escenario y sentado en su teclado. “Es aterrador” según definición de Willy Crook en un momento de la noche, después de uno de las brillantes intervenciones de Stancatti.

Un gran elogio debió ser para La Vecina Jazz, que tocó antes que el número principal, ya que Willly les dedicó un tema.

Julián Meza al piano, Matías Chan en batería, el Sergio “Chino” Furque en bajo y Daiana Evans fueron los que abrieron la noche con su propuesta cargada de virtuosismo.

El cierre del show pasadas la 01 del martes, fue a todo jazz. Willy aprovechó la ocasión para tocar el saxo y de esa manera completó las expectativas que tenía el público que lo despidió con un cerrado aplauso.

Si no hubo pedido de más fue porque la noche se hizo demasiado larga para un lunes. Quedó para la próxima ese pedido de más. Dios mediante, Willy Crook volverá a tocar otra vez en Trelew. Entonces el soul tendrá su venganza para completar lo que en esta ocasión fue un nuevo y amplio triunfo de la maestría y el buen gusto.

23 ABR 2013 - 21:51

Por Pedro Méndez

La excepción a la regla es algo que acompaña a Willy Crook desde siempre. Su excepcional sentido del buen gusto para elegir desde las notas a tocar, ya sea en el saxo, la guitarra o la voz, hasta la elección de las canciones, lo hace admirable para los oídos atentos, tanto como para la comunidad musical que en un gran número se hizo presente en la Asociación Cultural El Árbol el lunes por la noche.

Pasadas las 22 hs. comenzó la acción. Unos pocos minutos le tomó a Tomy Stancatti en teclados, Gustavo Giannini en bajo, Pablo de la Fuente en saxo y Juli Cabaza en batería para entrar en confianza y entonces la audiencia aceptó con urgencia a la generosa banda llamada Puelches.

Con un gesto técnico y escénico excepcional, hicieron que de la nada, desde el murmullo mismo de la sala, surgiera una melodía que fue creciendo hasta alcanzar el volumen con que se desarrollaría la velada a lo largo de la noche.

Luego de un comienzo algo desprolijo, con Willy enchufando su guitarra y buscando el tono apropiado mientras toqueteaba su pedalera, la música comenzó a fluir.

Aún allí hubo una situación que hace a Willy Crook admirable. Ver cómo, con aparente facilidad resolvió situaciones que a muchos músicos consagrados los pondría histéricos y desagradables. Él desenredó cables, se agachó, movió perillas y se colocó el cinto de la guitarra, mientras guiñaba un ojo seductor y dialogaba con la audiencia.

Una vez que empezó a tocar, cerca de la 22.30 horas Willy Crook fue el monstruo que toca sin telón.

Canciones invitadas

Desde la aparición desde el incómodo acceso al escenario que tiene El Árbol, Willy tuvo un absoluto dominio de la escena. “Vamos a tener muchas canciones invitadas”, dijo como para romper el hielo de la expectativa. “En otros lugares se le llama plagio, acá le decimos homenaje”, bromeó Willy.

En la primera parte, tocó varios temas de su tercer disco llamado Eco (1998). En es gran disco recordado por que participaron 24 prestigiosos músicos y pasea por estilos como el funk, rock, bossa nova y reggae.

Muchos músicos, fotógrafos y artistas plásticos de la ciudad coincidieron en el auditorio. Es que Willy Crook es un referente para varias ramas del arte urbano pero, principalmente para los músicos que están interesados en ser algo más que bandas de covers o que logran superar la etapa de explotar los hits de cada temporada.

A medida que transcurría la noche, ésta se hizo larga por la “parada de 15 minutos en Choele Choel”, según bromeó Willy Crook, parafraseando a los conductores de micro que van de la Patagonia a Buenos Aires y tienen esa parada como parte del viaje.

Algunos temas que se oyeron en la noche del lunes en la sala de El Árbol fueron: H-funk, Back to life, Best Dress, Himno de mi corazón, Zurita 4º bajo, what´s going on, entre otros.

La base que aportaron Gustavo Giannini en bajo y Juli Cabaza en batería supera cualquier prueba de sutileza técnica y buen gusto con 10 +. Pablo de la Fuente en saxo sumó su sentido melódico respetando las formas “crookeanas” y estructura de los temas. Pero sin dudas que el gran destacado de la noche, si es que se puede destacar a uno más que a otros entre semejante calidad de músicos, ese debe ser Tomy Stancatti en teclados. El chico no sólo fue fabuloso arriba del escenario y sentado en su teclado. “Es aterrador” según definición de Willy Crook en un momento de la noche, después de uno de las brillantes intervenciones de Stancatti.

Un gran elogio debió ser para La Vecina Jazz, que tocó antes que el número principal, ya que Willly les dedicó un tema.

Julián Meza al piano, Matías Chan en batería, el Sergio “Chino” Furque en bajo y Daiana Evans fueron los que abrieron la noche con su propuesta cargada de virtuosismo.

El cierre del show pasadas la 01 del martes, fue a todo jazz. Willy aprovechó la ocasión para tocar el saxo y de esa manera completó las expectativas que tenía el público que lo despidió con un cerrado aplauso.

Si no hubo pedido de más fue porque la noche se hizo demasiado larga para un lunes. Quedó para la próxima ese pedido de más. Dios mediante, Willy Crook volverá a tocar otra vez en Trelew. Entonces el soul tendrá su venganza para completar lo que en esta ocasión fue un nuevo y amplio triunfo de la maestría y el buen gusto.