No es un ataque real al arte contemporáneo, por supuesto; es una ironía, un juego, porque las aventuras de Rocambole, el héroe, siempre tenían algún título similar. Es una suave puñalada reflexiva acerca de qué es el arte contemporáneo”, explica Rocambole en diálogo con Télam.
“Digamos que el arte contemporáneo es una marca artística bastante indefinida, pero sumamente actual. Sin embargo, a partir de los dadaístas, una situación artística puede ser cualquier cosa”, señala el autor de las artes de tapa de todos los discos, afiches y entradas de una de las bandas de rock más importantes de la Argentina, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Para Rocambole “es muy difícil establecer qué es lo contemporáneo en el arte, cuál es la obra, quién es o no un artista de ese tipo, pero me parece que justamente esa posibilidad de apertura que tiene habla de que todo es arte. El humano es un ser artístico, por eso todo el mundo tiene derecho al arte, es para todos”.
“En otros tiempos -continúa-, para ser artista plástico había que seguir formas rigurosas relacionadas con la técnica, y el arte contemporáneo desató esos ritos que exigían una estilo o escuela determinada. Me parece fantástico que cualquiera pueda disfrutar de la creación artística”.
Siguiendo con la parodia, Rocambole sostiene que esta exposición es “una instalación de cuadros colgados en las paredes. La mayoría de producción actual y algunas son los que siempre expongo a modo de postura. Uno se llama “Que podría ser peor”, que habla de situaciones de injusticia y terror que no dejan de existir, es parte de la lírica ricotera”.
“La muestra es muy heterogénea -explica-, nunca me atrapó eso de hacer ciclos o series; son cuadros bastante diferentes entre sí. A lo mejor una mirada externa los pueda catalogar, pero para mí son cosas diferentes, reflexiones visuales acerca de situaciones que siempre me importan: temas generales de la tragedia humana”.
- ¿Seguís trabajando en el arte de tapa de discos musicales?
- A fin de mes sale el último disco de Skay Beilinson (guitarrista y fundador de los Redondos), que le hice toda la gráfica interna y el envase. Siempre trato de buscar nuevas propuestas, pero en el fondo trabado de la misma manera: compenetrándome con lo que será el disco, la poética, la lírica, los climas y al final sale algo conceptual.
- ¿Cómo fue el proceso creativo de Luzbelito (1996), uno de los discos más emblemáticos de los Redondos?
- Ese fue el primero de los discos en el cual apretamos a fondo el acelerador de la producción gráfica, despegamos del tradicional envase de plástico, renovamos el criterio del formato, pensando en que sea un objeto que el consumidor pueda apropiarse, que lo pueda retener, atesorar. Fue todo un desafío.
- ¿Y cómo fue la experiencia de hacer el arte de tapa para un disco de Frank Zappa, uno de los más grandes músicos del último siglo?
- Fue una idea de Alfredo Rosso, un decano de los críticos de rock, que era muy fanático y había pensado una compilación de temas que, se imaginaba, Zappa hubiera tocado para la radio. Alucinaba eso y entonces viajó a California para ponerse en contacto con la familia de Zappa, que son los que tienen sus derechos discográficos, y los convenció de hacer esa edición.
Ellos le plantearon que Zappa siempre se había preocupado mucho por el arte de tapa de sus discos, entonces Alfredo les habló de mí, les mostró mi trabajo, y así salió en 1997 “Zappa en la radio”.
No es un ataque real al arte contemporáneo, por supuesto; es una ironía, un juego, porque las aventuras de Rocambole, el héroe, siempre tenían algún título similar. Es una suave puñalada reflexiva acerca de qué es el arte contemporáneo”, explica Rocambole en diálogo con Télam.
“Digamos que el arte contemporáneo es una marca artística bastante indefinida, pero sumamente actual. Sin embargo, a partir de los dadaístas, una situación artística puede ser cualquier cosa”, señala el autor de las artes de tapa de todos los discos, afiches y entradas de una de las bandas de rock más importantes de la Argentina, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Para Rocambole “es muy difícil establecer qué es lo contemporáneo en el arte, cuál es la obra, quién es o no un artista de ese tipo, pero me parece que justamente esa posibilidad de apertura que tiene habla de que todo es arte. El humano es un ser artístico, por eso todo el mundo tiene derecho al arte, es para todos”.
“En otros tiempos -continúa-, para ser artista plástico había que seguir formas rigurosas relacionadas con la técnica, y el arte contemporáneo desató esos ritos que exigían una estilo o escuela determinada. Me parece fantástico que cualquiera pueda disfrutar de la creación artística”.
Siguiendo con la parodia, Rocambole sostiene que esta exposición es “una instalación de cuadros colgados en las paredes. La mayoría de producción actual y algunas son los que siempre expongo a modo de postura. Uno se llama “Que podría ser peor”, que habla de situaciones de injusticia y terror que no dejan de existir, es parte de la lírica ricotera”.
“La muestra es muy heterogénea -explica-, nunca me atrapó eso de hacer ciclos o series; son cuadros bastante diferentes entre sí. A lo mejor una mirada externa los pueda catalogar, pero para mí son cosas diferentes, reflexiones visuales acerca de situaciones que siempre me importan: temas generales de la tragedia humana”.
- ¿Seguís trabajando en el arte de tapa de discos musicales?
- A fin de mes sale el último disco de Skay Beilinson (guitarrista y fundador de los Redondos), que le hice toda la gráfica interna y el envase. Siempre trato de buscar nuevas propuestas, pero en el fondo trabado de la misma manera: compenetrándome con lo que será el disco, la poética, la lírica, los climas y al final sale algo conceptual.
- ¿Cómo fue el proceso creativo de Luzbelito (1996), uno de los discos más emblemáticos de los Redondos?
- Ese fue el primero de los discos en el cual apretamos a fondo el acelerador de la producción gráfica, despegamos del tradicional envase de plástico, renovamos el criterio del formato, pensando en que sea un objeto que el consumidor pueda apropiarse, que lo pueda retener, atesorar. Fue todo un desafío.
- ¿Y cómo fue la experiencia de hacer el arte de tapa para un disco de Frank Zappa, uno de los más grandes músicos del último siglo?
- Fue una idea de Alfredo Rosso, un decano de los críticos de rock, que era muy fanático y había pensado una compilación de temas que, se imaginaba, Zappa hubiera tocado para la radio. Alucinaba eso y entonces viajó a California para ponerse en contacto con la familia de Zappa, que son los que tienen sus derechos discográficos, y los convenció de hacer esa edición.
Ellos le plantearon que Zappa siempre se había preocupado mucho por el arte de tapa de sus discos, entonces Alfredo les habló de mí, les mostró mi trabajo, y así salió en 1997 “Zappa en la radio”.