Por Carlos Guajardo *
En uno de sus libros más celebrados, el poeta Pablo Neruda evoca la esperanza liberadora y postula una poesía al servicio del pueblo. Se trata de “Canto General”, una obra majestuosa atravesada por el compromiso del poeta en la búsqueda de un mundo mejor. Tal vez, la misma intención de Juan Cugura y de toda una generación que quería, con las pocas armas con las que contaba, cambiar el mundo.
En ese libro hay un poema. Se denomina “La tierra se llama Juan”. Es casi seguro que Neruda no conoció a Juan Cugura pero también es casi seguro que los dos perseguían los mismos ideales.
“Detrás de los libertadores estaba Juan, trabajando, pescando y combatiendo, en su trabajo de carpintería o en su mina mojada. Sus manos han arado la tierra y han medido los caminos”.
Y sigue Neruda: “Sus huesos están en todas partes. Pero vive, regresó de la tierra. Ha nacido de nuevo como una planta eterna. Lo ataron y ahora es decidido soldado. Lo hirieron y mantiene su salud de manzana. Le cortaron las manos y hoy golpea con ellas. Lo enterraron y viene cantando con nosotros. Juan, es tuya la tierra y el camino. La tierra es tuya, pueblo, la verdad ha nacido con tu sangre”.
Todas las cosas unían a aquel poeta chileno con los ideales de un chico que debió dejar su querido Rawson para vivir en un mundo clandestino hasta ser atravesado por las balas de una deleznable dictadura.
Él murió pero no murieron los ideales de sus hermanos, de su familia que dieron otra lucha: la de buscarlo y con eso, buscar la verdad.. Que aunque tarde siempre llega. Las ganas de tener a Juan alli, cerca, vivo, se vio en las lágrimas de Marina, de “Chupete”, de toda su familia, de sus compañeros de la lucha eterna. Ellos cerraron un capítulo. Nada más que eso. Porque seguirán escribiendo la historia. Ayer, en el cementerio de Rawson hubo gente que lloraba, que apretaba las manos, que se aferraba a sus propios recuerdos.
Juan Cugura descansa en paz, en su tierra. Neruda escribió un poema inmortal. Tal vez sin saber que desde ayer y más que nunca en un pueblo llamado Rawson, hay un hombre que llegó para un descanso eterno. Y entonces es real: desde ayer y para siempre, la tierra se llama Juan.#
° Periodista. Exeditor general de Jornada, amigo de la familia
Por Carlos Guajardo *
En uno de sus libros más celebrados, el poeta Pablo Neruda evoca la esperanza liberadora y postula una poesía al servicio del pueblo. Se trata de “Canto General”, una obra majestuosa atravesada por el compromiso del poeta en la búsqueda de un mundo mejor. Tal vez, la misma intención de Juan Cugura y de toda una generación que quería, con las pocas armas con las que contaba, cambiar el mundo.
En ese libro hay un poema. Se denomina “La tierra se llama Juan”. Es casi seguro que Neruda no conoció a Juan Cugura pero también es casi seguro que los dos perseguían los mismos ideales.
“Detrás de los libertadores estaba Juan, trabajando, pescando y combatiendo, en su trabajo de carpintería o en su mina mojada. Sus manos han arado la tierra y han medido los caminos”.
Y sigue Neruda: “Sus huesos están en todas partes. Pero vive, regresó de la tierra. Ha nacido de nuevo como una planta eterna. Lo ataron y ahora es decidido soldado. Lo hirieron y mantiene su salud de manzana. Le cortaron las manos y hoy golpea con ellas. Lo enterraron y viene cantando con nosotros. Juan, es tuya la tierra y el camino. La tierra es tuya, pueblo, la verdad ha nacido con tu sangre”.
Todas las cosas unían a aquel poeta chileno con los ideales de un chico que debió dejar su querido Rawson para vivir en un mundo clandestino hasta ser atravesado por las balas de una deleznable dictadura.
Él murió pero no murieron los ideales de sus hermanos, de su familia que dieron otra lucha: la de buscarlo y con eso, buscar la verdad.. Que aunque tarde siempre llega. Las ganas de tener a Juan alli, cerca, vivo, se vio en las lágrimas de Marina, de “Chupete”, de toda su familia, de sus compañeros de la lucha eterna. Ellos cerraron un capítulo. Nada más que eso. Porque seguirán escribiendo la historia. Ayer, en el cementerio de Rawson hubo gente que lloraba, que apretaba las manos, que se aferraba a sus propios recuerdos.
Juan Cugura descansa en paz, en su tierra. Neruda escribió un poema inmortal. Tal vez sin saber que desde ayer y más que nunca en un pueblo llamado Rawson, hay un hombre que llegó para un descanso eterno. Y entonces es real: desde ayer y para siempre, la tierra se llama Juan.#
° Periodista. Exeditor general de Jornada, amigo de la familia